viernes, 17 de marzo de 2017

Pablo Viñas: "Nuestra lucha empalma con la rebelión más general contra el ajuste"

Entrevista al secretario general de la comisión interna de AGR-Clarín, a dos meses de la ocupación de la planta.

La lucha de AGR-Clarín cumple ya dos meses de sostenida ocupación de la planta y su energía impulsa las tendencias más profundas al desarrollo del paro general contra el ajuste.
Los obreros enfrentan el lock out y los despidos con sus propias fuerzas, la organización de sus compañeras y familiares, el acompañamiento de las organizaciones que rodean la toma y la inteligencia clasista colectiva. Prensa Obrera conversó con Pablo Viñas, secretario general de su comisión interna.
-Son ya dos meses de ocupación, es una lucha muy larga. ¿Cómo caracterizás la situación?
-La patronal y el gobierno tuvieron varias tácticas para enfrentar el conflicto. En las primeras 48 horas, reprimieron mientras nosotros estábamos reunidos en el Ministerio de Trabajo. Luego supimos que no había ninguna orden judicial para llevar adelante esta represión y que fue una orden directa de Patricia Bullrich, que quería intimidar con gases y balas de goma a nuestras familias. En un primer momento, no dejaban que nos pasen cigarrillos siquiera. Nos querían desgastar. Pero no es la primera vez: los trabajadores de AGR hemos dado peleas de largo aliento. Tuvimos un quite de colaboración de 50 días, no hacíamos horas extras o colaboraciones. Teníamos asambleas escalonadas de una hora, de dos horas, de tres y hasta cuatro horas por turno. La patronal nada. A veces, una patronal frente a un conflicto trata de mostrar que no afecta, pero no es así. Nosotros discutimos que nuestro sacrificio tiene para ellos un alto costo, así que lo encaramos de diferente manera. Para Clarín tiene un costo político y económico tremendo y también para el gobierno nacional que lo sostiene. Apostamos a que se rompa esa asociación por el costo que tiene para el gobierno, ya que empalma con una situación hacia el paro general. De hecho, esta lucha ayudó a instalar esta idea. La movilización del 7 de marzo de los sectores industriales salió después de la reunión que tuvimos con el consejo directivo de la CGT.
-¿Cómo fue su participación en esa movilización?
-Tuvimos el orgullo de encabezar la columna que tenía una posición independiente, obrera, clasista. La bandera que la encabezaba decía “Basta de ajuste, paro general ya” y fuimos con una posición propia: paritarias libres, defensa de los puestos de trabajo, los convenios colectivos, la organización gremial, contra el ajuste y sin plantear subsidios a los empresarios. Clarín es la principal muestra de que esa no debe ser nuestra política: es mayorita-riamente nacional y está recontra subsidiada desde las exenciones impositivas, los semisubsidios como la pauta oficial, las licitaciones del Estado como la guía telefónica, los manuales subsidiados por el Estado o la evaluación docente. A pesar de todo esto, Clarín despide. Por eso necesitamos una política de unidad de los trabajadores para enfrentar el ajuste de la Unión Industrial Argentina y el gobierno. En la movilización del 7 hubo una rebelión de las bases que reclamaron un paro general. Es un cambio que le da muchas perspectivas a nuestro conflicto, que se empieza a entrelazar con la lucha de los docentes, con las mujeres y con los obreros industriales que reclaman un plan de lucha. Nosotros cerramos el acto de la columna independiente planteando que el paro no debía ser a fin de año ni fin de mes, sino que debía ser ya y activo para derrotar el ajuste.
-¿A qué se refiere la denuncia por amenazas de desalojo recibidas?
-Cuando nuestro conflicto empieza a empalmar con esta rebelión más general contra el ajuste, llega un audio a la redacción de la Prensa Obrera en el que nos enteramos que se están preparando barras bravas en combinación con Gendarmería para un desalojo. Vemos que empezaron con una salida represiva y fracasaron, apostaron al desgaste y fracasaron, y por eso están buscando una línea de provocación que empezó con las infamias que pretendieron mostrar a los trabajadores como rompemáquinas, lo cual hemos desmentido mostrando las instalaciones en perfecto estado a la población, a la prensa, a organismos de derechos humanos y diputados. Ahora nos enteramos de esto, que repudiamos y planteamos reforzar el acampe en la puerta. Hacemos responsables al gobierno de Macri y Patricia Bullrich por cualquier situación represiva policial o parapolicial que ejecuten contra AGR.
-Después de estos meses de lucha, ¿se pueden calcular los daños económicos que sufre Clarín?
-Son cientos de millones de pesos a esta altura. La tirada del domingo de Clarín es de 500 mil ejemplares. Están resignando la ganancia e imprimen en Chile la revista Viva, tienen que pagar el traslado, el seguro de transporte. La idea de que Clarín es invencible no es así. Y la situación política empalma con una situación más general de luchas.
-Realizaron grandes acciones de lucha y seguirán más, ¿cómo explicás su método?
-Todas estas acciones no podrían darse si no hubiera un acompañamiento enorme. Ese acompañamiento se da por cómo encaja en la situación más general. Este es un conflicto obrero que enfrenta el ajuste frente a la pasividad de las direcciones sindicales y se convirtió en una expresión de una lucha contra el mismo. Todo esto permitió la masividad de las acciones, junto al acompañamiento de las organizaciones obreras. Tenemos una experiencia en la fábrica de años de enfrentamiento con Clarín que ayuda en la orientación del conflicto. La dureza del grupo Clarín les jugaba en contra porque terminábamos haciendo más músculo en la lucha. De ahí la importancia de la asamblea y de la dirección de la asamblea, que siempre tuvo una política independiente del gobierno y de las patronales, y que le da un norte al conflicto.
-¿Qué rol juega el sindicato gráfico?
-Al iniciarse el conflicto llamó a un paro de 24 horas, que fue histórico porque hacía 30 años que no convocaba ninguna medida de esa naturaleza. Fuimos críticos de cómo lo implementó, porque fue con permanencia en los lugares de trabajo y eso facilita que las patronales puedan generar una presión para que el paro no se desenvuelva. Más allá de estos límites, el paro permitió que hiciéramos piquetes y asambleas. Arcángel Maggio paró por primera vez en su historia. En dos talleres de Pompeya, se hicieron asambleas y luego se paró. El gremio no garantizó en algunos lugares, pero hubo asambleas por una o dos horas. En otros casos, el paro fue por doce horas. También realizamos una movilización a Plaza de Mayo, donde entregamos una carta dirigida a Macri de manera conjunta. Pero tenemos un debate con el gremio. En la misma movilización a Plaza de Mayo terminaron haciendo un acto de la Corriente Federal cuyo eje era: “Volveremos’. Y el problema es que estamos con un ajuste ahora, no podemos esperar a las elecciones para enfrentarlo. Y por otro lado, quienes ellos quieran que vuelvan están acompañando el ajuste. El gran límite es su subordinación a una política de la patronal. Con sus límites, ha tenido esta intervención determinada también por la enorme lucha de AGR. Un problema es que en su dirección participan miembros de Clarín Zepita, donde se imprime el diario y lo carnerearon. Esa comisión interna participa de la comisión directiva. Como primer vocal aparece el delegado de Clarín Zepita. Es un límite que tiene la intervención del sindicato. Valoramos las movilizaciones, el plenario de delegados, el paro y vamos a seguir apostando a actuar conjuntamente.
-El espíritu se mantiene alto. ¿Hubo un aprendizaje político en esta lucha?
-Estamos todos haciendo una gran experiencia. Acompañamos mucho la lucha de Poligráfica del Plata. Tenían un gran problema: la gráfica había sido sostenida por la pauta oficial, pero luego no tenían trabajo. Hubiera correspondido que no cerrara y que los millones que había ganado Szpolski sostuvieran el trabajo de la fábrica. El caso nuestro es diferente. Las máquinas están, el trabajo está, los obreros estamos. El reclamo tiene una perspectiva. Los compañeros dicen: “Estamos haciendo historia’. Entonces, la perspectiva y la magnitud del conflicto, el acompañamiento de las familias, el rol de los compañeros que no están en la fábrica y el apoyo de las organizaciones y la militancia le dan un carácter que da mucha fuerza. La organización de la Comisión de Mujeres y Familiares es fundamental para sostener el conflicto.
-También sostienen la toma con actividades cotidianas tanto deportivas como culturales o de recreación...
-Tenemos un sistema de guardias, tenemos que cubrir adentro distintos puestos, también algunos techos. La empresa está bajo nuestra custodia y hay maquinarias. Hemos hecho campeonatos de fútbol. Tenemos compañeros que en determinado horario trotan y hacen un recorrido por las rotativas como para mantenerse en forma. Un compañero hace jiu jitsu y entrena a otros compañeros. Otro hace kickboxing. Incluso tenemos un peluquero. Podría parecer superficial, pero tiene importancia mantener el estado físico, estar prolijos, mantenernos bien y no convertirnos en unos ermitaños sin salud. El abogado de Clarín decía que esto era un descontrol, que comíamos pizza y jugábamos al básquet. Pero el estado de las máquinas es impecable. No voy a desmentir que jugamos al básquet y que hemos comido pizza. Pero eso es un signo de salud y no de descontrol. Estamos en buen estado para mantenernos en la lucha.
-Hubo nacimientos, ¿no?
-Desde que se inició esta lucha nacieron dos hijas de dos compañeros que, hay que destacarlo, estaban en la toma. Es muy fuerte estar en una toma mientras faltan días para el nacimiento de los bebés. Han nacido dos compañeritas para nuestra familia gráfica.

Juan Manuel Cicala

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