viernes, 31 de mayo de 2019

La “peronización” del Cordobazo, el anticordobazo



Cuando el 29 de mayo de 1969 los trabajadores cordobeses marchaban desde las fábricas y lugares de trabajo por las calles de Córdoba hacia el centro de la ciudad, enfrentándose y derrotando a los piquetes policiales, lo hacían al grito de “luche, luche y no deje de luchar por un gobierno obrero, obrero y popular” y establecían el que fue el rasgo distintivo y relevante de esta huelga que hirió de muerte a la dictadura de Onganía provocando una situación revolucionaria.
Que los trabajadores salieran a la lucha y se enfrentarán a la represión no era una novedad en la historia de la clase obrera argentina, que incluso lo hicieran sobrepasando a sus direcciones sindicales y rompiendo la parálisis de las mismas e incluso como respuesta al colaboracionismo de estas con el gobierno, tampoco fue nuevo. Lo que sí fue novedoso es que la consigna cantada tenía una clara delimitación de clase y de asociación con los planteos y el programa del socialismo revolucionario rompiendo con la identificación de los trabajadores con el nacionalismo burgués. Para hacerlo más claro aún, el 29 de mayo de 1969 en Córdoba no se reclamó por el fin de la proscripción del peronismo y del propio Perón y la exigencia de que este vuelva, sino por un gobierno de los obreros.
El peronismo no estaba a la cabeza de este levantamiento obrero y popular, ni en Córdoba ni en los que se produjeron en el resto del país. La burocracia sindical, identificada con el peronismo, había llevado a la derrota todas las luchas que se desenvolvieron para enfrentar los ataques a los derechos y conquistas laborales, a las condiciones de vida del conjunto de la población, resultado además de un parate de la economía, de la inflación, del alza desmesurada de impuestos, todo ello apoyado con una fuerte represión. La burocracia peronista había concurrido a la asunción de Onganía luego del derrocamiento de Illia, y lo hizo con la venia del propio Perón que dio su cuota de apoyo al golpe llamando a “desensillar hasta que aclare”, es decir, a hacer una tregua mientras Onganía entraba a las universidades con los “bastones largos”, y avanzaba sobre los trabajadores. El peronismo se encontraba desarticulado entre el colaboracionismo directo y la parálisis a la cual lo llevaba Perón. Los dirigentes sindicales que participaron del Cordobazo y del paro nacional del 30 convocado por ambas CGTs lo hicieron a la rastra de la iniciativa obrera que le quería poner fin a las derrotas y defender así que la crisis capitalista que sacudía a la Argentina y al mundo, no recayera sobre sus espaldas. Y esto fue corroborado por los hechos posteriores, no solo por la nacionalización de los “azos” sino fundamentalmente por el proceso de expulsión de la burocracia de las comisiones internas y de los gremios, como fue el SitraC-SitraM y luego el propio Smata Córdoba ganado por la lista Marrón dirigida por René Salamanca, para señalar los casos más emblemáticos. Perón y el peronismo, en el gobierno desde 1973, buscó bloquear este proceso: el pacto social, la ley de asociaciones profesionales e incluso la represión fueron las principales herramientas usadas pero fue finalmente el golpe genocida del 76 el que vino a poner fin al período abierto con el Cordobazo con la aniquilación física de 30.000 luchadores.
Es decir, que el “luche por un gobierno obrero y popular” implicaba una “desperonización” de la clase obrera que abría un rumbo propio y potenciaba aun más el derrumbe de la dictadura y del régimen de conjunto.
El Cordobazo planteó al conjunto de la clase capitalista la necesidad de operar un cambio de frente y poner en marcha un operativo de restauración de la autoridad del Estado, es decir, el “anticordobazo”. En un marco de divisiones y enfrentamiento como resultado de la propia crisis económica la burguesía debía encontrar la salida para retomar el control de la situación e imponerles a los trabajadores el costo de su crisis. Esta fue la esencia del “Gran Acuerdo Nacional” (GAN) de Lanusse, pero para llevar adelante este operativo, sacar a los trabajadores de las calles y de los sindicatos e internas, se necesitaba autoridad política que nadie tenía, a excepción del proscripto Perón, el mismo al que las masas cordobesas no había acudido para irrumpir ese 29 de mayo.

“Luche por un gobierno obrero”

La transformación de las consignas (del “luche por un gobierno obrero” al “luche y vuelve”) dependió de varios factores. El primero de qué comprensión tenían los trabajadores y fundamentalmente el activismo de cuál era el programa y los medios que aseguraran la dominación del proletariado, es decir, su propio gobierno. Y como señalaba Política Obrera N° 61: “Acorde con esto, aún es muy confuso, su pensamiento acerca de la necesidad de construir un partido proletario socialista”.
La penetración de las corrientes socialistas revolucionarias, de aquellas que se reivindicaban del marxismo y levantaban la dictadura del proletariado como estrategia, en el seno de la vanguardia era muy escasa.
Nuestra organización (Política Obrera) debutó caracterizando que Perón no iba a retornar al país en 1964 (algo a lo que apostaba el conjunto de la izquierda) porque la burguesía no lo requería y que sí iba a hacerlo cuando la clase a la que respondía, la clase capitalista, lo necesitara. Es decir, que pudo prever que la ausencia de corrientes revolucionarias desarrolladas abría la posibilidad de peronizar la situación. Así lo decía el artículo citado de Política Obrera: “El movimiento de mayo se presenta entonces carente de programa y liderazgo revolucionario. Es sobre esta carencia sobre la que especulan las variantes izquierdistas del peronismo y de los grupos pequeñoburgueses que todos los días dedican una parte de su tiempo a ´peronizarse. Es sobre esta carencia, también, sobre la que especula el Partido Comunista”. Política Obrera era una organización muy reciente y pequeña aún, que había desenvuelto una política de “proletarización” que la había llevado a penetrar físicamente en las fábricas. Pero este proceso era aún incipiente.
El proceso de peronización tampoco era sencillo y estaba destinado fundamentalmente a sumar a aquellos que al calor de la lucha fueron ganando posiciones, es decir, que debía desarrollarse una “colonización” política de los mismos.
Una definición de cómo se irían parando estas fuerzas se vivió en el Congreso de agosto de 1971, convocado por las direcciones de Sitrac y Sitram para constituir una tendencia nacional clasista. En el congreso “se hizo presente la casi totalidad de las internas, cuerpos de delegados, ´provisorias´ y agrupaciones que estaban protagonizando una verdadera revolución dentro y fuera de los sindicatos” (PO 9-6-16).Y la declaración de convocatoria decía entre otras importantes definiciones que “Es una importante tarea de las organizaciones sindicales clasistas y revolucionarias luchar por la independencia gremial y contra cualquier injerencia estatal y patronal en los sindicatos, bregando por la derogación del actual régimen legal de asociaciones profesionales (ley 14.455 y decretos reglamentarios) y de toda legislación que interfiera y anule el derecho de huelga y acción gremial directa (leyes de conciliación y arbitraje…)” y que “los sindicatos y la CGT deben ser los organismos de la unidad proletaria en torno a sus intereses de clase” .
Evidentemente un rumbo clasista para intervenir y sostener la acción obrera, a la hora de definirse y votar “las agrupaciones Vanguardia Obrera Mecánica, Vanguardia Metalúrgica y Trinchera Textil, agrupaciones orientadas por el PO, votaron su apoyo a la declaración presentada por las direcciones clasistas, como fundamento a la constitución de una tendencia clasista nacional. No lo hicieron los sectores peronistas asistentes al Congreso -Peronismo de Base-, no podría haberlo hecho la JP o el PC que, junto a los gremios independientes orientados por Tosco, no fueron y lo sabotearon. Tampoco las agrupaciones maoístas (VC y PCR), que retiraron su apoyo al documento de base, o el PRT-EC que planteó no ponerlo a la firma. Una política que los colocaba como rehenes de la izquierda peronista, una conducta que se repetiría en el plenario de Villa Constitución de abril del ’74. La conducta del PRT La Verdad (Moreno) esta relatado en su historia oficial: ´la tendencia del Banco Nación (orientada por el PRT-LV, coincidiendo con Sitrac-Sitram supeditó la discusión política a la coordinación de medidas de organización y trabajo, para evitar la ruptura del plenario´. Es decir, tampoco la hizo suya… ¿Quiénes la votaron? Los representantes del PO” (ídem).

“Luche y vuelve”

El nacimiento de Montoneros, un grupo de jóvenes provenientes en su mayoría de Tacuara, fue el secuestro de Aramburu (el general que dio el golpe contra Perón en el 55, cabeza de la Fusiladora) un año después del Cordobazo, que fue fusilado por la represión contra la resistencia peronista y por la desaparición del cadáver de Eva Perón. Se dio así el primer paso en colocar los símbolos que permitieran recrear la “identidad peronista” de los trabajadores, que no había estado presente en el Cordobazo.
La “identidad peronista” fue colocada como la marca indeleble que no se podía violar para someterse a una salida dirigida por el propio Perón. Un caso paradigmático fue el de la FAR, integrada por ex izquierdistas que se autocriticaron de no haber comprendido a Perón y su vigencia en las masas para pasar a formar parte del peronismo junto a Montoneros.
El grueso de las corrientes actuantes al calor del proceso abierto por el Cordobazo fue de alguna manera asimilada al operativo de abandono de la consigna del gobierno obrero y a ser parte de un operativo de salida a la crisis que finalmente desembocaría en la convocatoria a elecciones en marzo de 1973. Cerrar la situación revolucionaria abierta por el Cordobazo llevando a los trabajadores a validar a un gobierno de la clase capitalista.
El 11 de marzo de 1973 en las elecciones convocadas por Lanusse triunfa la fórmula Cámpora-Solano Lima, puesta por Perón ante las chicanas con que Lanusse trabó su candidatura. Cámpora ganó apoyado por la izquierda peronista, por Montoneros, las FAR, etc. que desenvolvió una campaña con el luche y vuelve. La izquierda peronista creció enormemente al calor de esta campaña, incluso con el guiño del propio Perón que alababa las “formaciones especiales”, a la vez que entre sus íntimos adelantaba la necesidad de un “somatén” (lo que luego fue la Triple A) y durante los 45 días que duró el gobierno de Cámpora relegó del escenario a la derecha y a la burocracia sindical. El triunfo de Cámpora fue saludado por toda la izquierda, a excepción del PO, como un triunfo popular, cuando era la cabeza de playa para el desembarco de la derecha liderada por el propio Perón, que rápidamente ocuparon ministerios claves, y organizaron el enfrentamiento físico con la vanguardia que los echaba de los sindicatos y de las fábricas. La orden de largada fue el ataque a la multitudinaria movilización que había marchado a Ezeiza a recibir a Perón el 20 de junio provocando una verdadera masacre.

Anticordobazo

No faltó mucho para comprobar el verdadero papel que Perón venía a jugar que era enterrar al Cordobazo, y liquidar la situación abierta por éste. Cuando el gobierno de Cámpora no había cumplido un mes Perón retorna a la Argentina y a la masacre de Ezeiza le siguió el desplazamiento de Cámpora del gobierno, la entrega de este a Lastiri, yerno de López Rega y la llegada de Perón al gobierno.
Cámpora y Perón pusieron en pie el pacto social con la CGT y la CGE, el mismo que CFK reivindicó en su discurso en la Rural para sostener su planteo de un “Contrato Ciudadano”. Con el pacto social se suspendieron las paritarias, se congelaron los salarios (a la baja) y los precios (al alza). Junto al pacto social se aprobó la ley de asociaciones profesionales que reforzaba a la burocracia sindical.
Para imponer ese pacto, que hacía agua por todos lados, con desabastecimiento y luchas obreras, la represión empezó a cobrar forma y fuerza. En Córdoba en febrero del 74 por inspiración del propio Perón se da un golpe contra el gobernador, ligado a la izquierda peronista. Y comienza un operativo selectivo, primero, de represión contra el activismo, sería el debut de la Triple A que en pocos meses se extiende a todo el territorio del país.
Todo ello era el anticordobazo en marcha. Sin embargo las corrientes que se identificaban con el Cordobazo profundizaron su sometimiento a la orientación establecida por la clase capitalista.
El Partido Comunista que en marzo del 73 había conformado la Alianza Popular Revolucionaria que llevaba como candidatos a Oscar Alende, proveniente del frondicismo, y Horacio Sueldo, un sector de izquierda de la Democracia Cristiana; en octubre de ese año vota a la fórmula Perón-Perón militando previamente contra el intento de forjar una fórmula obrera que se opusiera al propio Perón encabezada por Agustín Tosco y Jaime. El propio Tosco desechó aceptar la candidatura que hubiera opuesto en los hechos al Cordobazo contra el Anticordobazo. Esta orientación política Tosco la sostuvo en el plenario de Villa Constitución del 74 donde se opuso a la constitución de una coordinadora nacional en defensa de los sindicatos, comisiones internas y activistas antiburocráticos y clasistas, así como la convocatoria a un 1° de Mayo independiente de Perón. Tosco privilegió un frente que incluyera a la izquierda peronista que le había dado la espalda al plenario antiburocrático nacional convocado por las internas recuperadas de Acindar, Metcon y Marathon. Esto cuando ya se había producido el Navarrazo . El ERP que había saludado el triunfo de Cámpora conformó el FAS (Frente de Antiimperialista y por el Socialismo) con un programa de colaboración de clase, un “frente patriótico y democrático”, como una “rama política” de su acción guerrillera.
El morenismo que había armado al PST con un sector de la socialdemocracia (Coral) si bien mantuvo su independencia en el terreno electoral cuando comenzó el avance represivo integró el Grupo de los 8, una entente con los partidos patronales (UCR, PRC, PSP, PI, UDELPA, PDP).
Es decir, las tendencias a la colaboración de clases en oposición al planteo del Cordobazo se fueron acentuando a pesar de la evidencia del operativo en marcha.

Conclusión

Finalmente, el peronismo se reveló como incapaz de ponerle punto final a la situación abierta por el Cordobazo. El Villazo, la huelga general de 45 días en junio-julio del 75 contra el Rodrigazo y en defensa de las paritarias, son dos expresiones de que la clase obrera no había perdido su capacidad de intervención. La burguesía, que había acordado en apelar al propio Perón para cerrar el ciclo abierto en mayo del 69, comenzó a preparar una masacre contra el movimiento obrero y popular apelando a la intervención de las fuerzas armadas, es decir, el golpe genocida del 76. Truncando así la evolución del movimiento obrero y la superación del propio peronismo.
Es por ello que la vigencia del Cordobazo está planteada por sus métodos (el del paro activo, el de la asamblea de fábrica, el de la lucha contra la burocracia, el de la unidad obrero estudiantil, etc.) pero fundamentalmente por sus objetivos.
Hoy el kirchnerismo viene a plantearles a los trabajadores que la salida al gobierno de Macri es el pacto social del 73 y pagarle al FMI, la historia ha sido elocuente a dónde nos llevan. Sobre ese balance sostenemos nuestra lucha por el gobierno de los trabajadores, por la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera que la conduzca a la victoria.

Eduardo Salas

El movimiento estudiantil y el Cordobazo



El movimiento estudiantil jugó un papel fundamental en el Cordobazo así como en los distintos levantamientos obreros y populares que recorrieron nuestro país durante los años ’60 y ’70. La totalidad de los historiadores coincide en caracterizar este período como el de una franca “radicalización” de la juventud, fenómeno que es una marca de la época a nivel mundial. Los jóvenes cordobeses que coparon las calles en mayo del ’69 siguieron el ejemplo de los estudiantes parisinos, que un año antes habían protagonizado su propio mayo, desafiando desde las barricadas la represión de De Gaulle y despertando una huelga general en Francia que hizo tambalear al mundo capitalista de posguerra. Ese mismo año, del otro lado del muro, los jóvenes checos se sublevaron contra los tanques rusos, poniendo en jaque a la burocracia estalinista y a su maquinaria de poder. En Asia, la ofensiva vietnamita haría retroceder al imperialismo yanqui, combinada con una fuerte agitación juvenil al interior de los Estados Unidos. La irrupción estudiantil cruzó todos los regímenes y continentes, desde Japón a México, y es en ese escenario que tuvo su origen una corriente socialista y revolucionaria en la Argentina: la Tendencia Estudiantil Revolucionaria Socialista -TERS- (1967) y luego la Unión de Juventudes por el Socialismo -UJS- (1972).

Antes

Los inicios de esta fase de radicalización juvenil se remontan a una década atrás. El proceso de movilización de 1958, conocido como la “laica o libre”, representó un antes y un después en las organizaciones estudiantiles, convirtiéndose en la lucha educativa más masiva de la historia argentina. La FUA y la FUBA movilizaron 300 mil personas frente al Congreso de la Nación. Fue el fin de una etapa oscura, derechista, en que las banderas del reformismo del ’18 se malversaron en el apoyo a gobiernos militares y gorilas –de Uriburu a Aramburu y Rojas. El reformismo estudiantil -UCR, PS, PC- chocó de frente contra su propio gobierno, el de Frondizi, que se propuso reglamentar el artículo 28 de la ley del ministro de la “Libertadora”, Dell'Oro Maini, por el cual se les daba a las universidades privadas la posibilidad de emitir títulos habilitantes. La capitulación de las diferentes formaciones nacionalistas burguesas ante esta orientación privatista emanada de los organismos financieros internacionales sería la tónica que marcaría los subsiguientes 60 años de educación argentina, sin excepciones.
La Revolución Cubana es el otro gran antecedente de peso para explicar la participación juvenil en el Cordobazo. Su impacto político fue directo. Bajo el lema “en Cuba los barbudos, en Argentina los bigotudos”, Alfredo Palacios fue electo como senador por la Ciudad de Buenos Aires. En la izquierda, provocó un verdadero cataclismo acompañado por la crisis chino-rusa. La “revolución por etapas” del estalinismo se hace añicos y florecen las críticas a Moscú. El PC pierde buena parte de sus cuadros universitarios en manos de una fracción que luego evolucionaría al maoísmo y pasaría a dirigir la FUA. Es el momento de las llamadas “nuevas izquierdas”. En este contexto se da el surgimiento de Política Obrera, que nace en 1964 demarcada del nacionalismo, el estalinismo y el foquismo. En 1959, el movimiento estudiantil dice presente en la lucha obrera del frigorífico Lisandro de la Torre. Lo que algunos denominan la “partidización” del estudiantado fue el rediseño político del movimiento frente al agotamiento de la experiencia reformista y este marcado giro a la izquierda.

Durante

El golpe de Onganía fue un intento de cortar este proceso de radicalización por una vía represiva. El 29 de julio de 1966, al mes de asumir, suprimió por decreto los organismos de cogobierno y obligó a los rectores y decanos a transformarse en interventores sometidos al Ministerio de Educación. La resistencia de estudiantes y docentes, que tomaron algunas facultades, daría lugar a la llamada “Noche de los Bastones Largos”, cuando la guardia de Infantería irrumpió en Exactas, Arquitectura y Filosofía y Letras de la UBA y encarceló a 400 personas. En Córdoba, el integralismo social-cristiano -que inicialmente había apoyado el golpe- y el reformismo comienzan una huelga en repudio a las nuevas autoridades. El 12 de septiembre de 1966 es asesinado a quemarropa el estudiante Santiago Pampillón, también obrero de Ika-Renault y militante de Franja Morada. En respuesta los estudiantes ocuparon el barrio Clínicas, recibiendo el apoyo de numerosos sectores del movimiento obrero. El “Plan Taquini”, diseñado en 1968 -recientemente homenajeado en su 50° aniversario por el ministro Finocchiaro y una Franja Morada macrista que poco y nada tiene que ver con la agrupación de Pampillón- se propuso crear nuevas universidades regionales con el objetivo de evitar las grandes aglomeraciones en las casas de estudio, consideradas un “foco rojo”. Así, entre 1971 y 1973 la represión al movimiento estudiantil-docente estuvo acompañada por la creación de catorce universidades nuevas.
El Cordobazo fue el punto más alto de una tendencia nacional. La movilización estudiantil había tenido un salto en las luchas de Corrientes y Rosario. En la Universidad del Nordeste, la privatización del comedor había aumentado el valor de la comida en más de un 600%. El 15 de mayo de 1969 más de 4000 personas se movilizaron en Corrientes reclamando la baja de los precios. La policía respondió con una violenta represión en la que es asesinado el estudiante Juan José Cabral. Dos días más tarde, la rebelión estudiantil se trasladó a las calles de Rosario, donde la policía mató de un tiro en la cabeza a otro estudiante: Adolfo Bello. A pesar de las amenazas de represión, 4000 personas marcharon en repudio. La policía disparó sobre ellas y un estudiante secundario, Norberto Blanco, de 15 años, cayó muerto. El 29 de mayo, un día antes del paro convocado por la burocracia vandorista de la CGT, obreros y estudiantes ganaron las calles de Córdoba y expulsaron a la policía de la ciudad. Política Obrera interviene con una amplia agitación entre los obreros automotrices y la TERS se hace fuerte entre los estudiantes secundarios. El proto-foquismo de la época no apareció y el morenismo, que había perdido su regional a manos de la fracción de Santucho[1], careció de expresión política en esas jornadas.

Después

El Cordobazo puso en retirada a la dictadura de Onganía y su política represiva. Los estudiantes reconquistaron la legalidad de sus organizaciones, dando lugar a una etapa de reconstrucción de los centros y federaciones. A partir de 1970 se dieron grandes luchas por la eliminación de los exámenes de ingreso y por la separación de los interventores designados por los militares y de las camarillas profesorales ligadas a ellos. El movimiento secundario organiza coordinadoras y movilizaciones contra la imposición de una reforma reaccionaria. En la universidad, se destaca la experiencia del cuerpo de delegados de Filosofía y Letras, donde miles de estudiantes enfrentaron los ingresos restrictivos y el intento de desmembrar la facultad, separando a las carreras de Sociología y Psicología. En Córdoba, la FUC arma cursos preparativos para los exámenes de ingreso en la sede de Luz y Fuerza. Un movimiento de masas de miles de secundarios se organiza en cuerpos de delegados y franjas masivas toman la línea del boicot al examen (impulsada centralmente por la TERS) e imponen el ingreso de casi todo el estudiantado luego de varias represiones. A fines de ese año, el PC decide romper la FUA, que entonces estaba en manos del FAUDI (PCR), es decir, de la que hasta hace poco era su propia juventud. La división de la FUA era parte de una política internacional de la burocracia de la URSS, que pretendía controlar la radicalización juvenil que a partir del ’68 se había instalado en todo el mundo (una radicalización que incluirá también a Bolivia, donde la Asamblea Popular de 1971 vota colocar a la universidad bajo la dirección de la COB, la central obrera).
La burguesía responde al Cordobazo con un operativo de “institucionalización”. Balbín y Perón acuerdan poner en pie “La Hora del Pueblo”, una coalición de los principales partidos patronales, seguidos por el PC, para desviar el clima de efervescencia popular hacia una salida político-electoral. Las corrientes maoístas y guevaristas -FAUDI (PCR), TUPAC (VC), TAREA (PRT)- se ahogaron en una política petardista, que renunciaba a la organización de las masas en pos de acciones violentas de aparato. Su consigna “ni golpe ni elección, revolución” no conducía a ningún plan serio de combate contra la dictadura y dejaba inerme al movimiento frente al plan que tenía como eje recrear las ilusiones en Perón. FAUDI termina entregando la FUA a Franja Morada y abandona la “revolución” para apoyar a... ¡López Rega! En contraposición, la TERS logra un importante desarrollo resultado de su actividad de masas en la universidad. Pasa de tener un delegado a la FUA por el CEFyL de la UBA (Roberto Gramar) a establecer un bloque que consagrará un miembro en la Junta Ejecutiva (Pablo Rieznik). Sobre esta base, en 1972 un congreso de más de mil jóvenes decide fundar la UJS.
El operativo retorno logra imponerse y hacia 1973 la JUP experimenta un crecimiento meteórico en la universidad. Su “primavera”, sin embargo, es efímera. El ministro Taiana pone en caja a los llamados “decanos montoneros”, restaura la ley universitaria de Onganía y termina dejando su lugar a Ivanissevich. Militantes como Ortega Peña caen víctimas de la Triple A y la dirección de la JP se bate en retirada, abandonando las posiciones conquistadas en el movimiento estudiantil para pasar a la clandestinidad y el guerrillerismo. En la UBA, el auto-declarado fascista Ottalagano -quien aún conserva su cuadro en el Consejo Superior por tratarse de un rector de un “período democrático”- cesanteó a 10 mil docentes y nombró a 2 mil “celadores” (policías de civil) que persiguieron y entregaron a los activistas.

Balance y vigencia

Miguel Talento, en ese entonces presidente de la FUBA (rebautizada como “FULNBA” por la JP), afirma que el proceso de radicalización juvenil tuvo en la lucha armada a su mayor hito. Sin embargo, entre radicalización y foquismo no hay una línea recta. El militarismo fue una vía de escape ante los sucesivos desplantes de Perón, para una JP que no quiso ni pudo romper con él. La “juventud maravillosa” se opuso a la organización política independiente de los trabajadores y la juventud, que era la tarea que había dejado planteada el Cordobazo, y buscó abortar ese proceso que estaba en marcha optando por una salida que la llevaría a su auto-destrucción. El pasaje de la JP al foquismo no implicó una ruptura con la burguesía, sino el intento de forzarla a un compromiso al que ésta ya no estaba dispuesta. Los hitos hay que buscarlos en otro lado: la unidad obrero-estudiantil de Córdoba, en el congreso de Sitrac-Sitram, en el plenario clasista de Villa Constitución y en las coordinadoras inter-fabriles que voltearon con dos meses de huelga a Rodrigo-López Rega, cuya evolución vino a cortar el golpe del ‘76.
En 2006 un dirigente del Sitrac cordobés, Gregorio Flores (hoy fallecido), decía en sus Lecciones de batalla que “las condiciones para llevar adelante aquellos sueños de las décadas del ‘60 y ‘70 nos brindan posibilidades mucho mejores que en el pasado”. Entre diversos factores, el “Goyo” menciona la evolución de la crisis mundial del capitalismo, la crisis del peronismo como dique de contención de las masas y que “hoy, a diferencia de los años setenta, en todos los movimientos masivos de lucha están a la cabeza las mujeres y esto no es un dato menor, sino un salto cualitativo”. El presente verde de la juventud argentina da cuenta de que estas conclusiones son mil veces más actuales que cuando fueron escritas, hace trece años. El desafío de los revolucionarios es elaborar una política para llevar a las nuevas generaciones a la victoria, superando los nuevos-viejos bloqueos que la burguesía interpone en su camino.

Julián Asiner
Prensa Obrera

[1] En 1965 Palabra Obrera, la organización de ese entonces de Nahuel Moreno, fundó junto con el Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP), dirigida por Mario Roberto Santucho, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Nahuel Moreno incidió en el vuelco de Santucho hacia el foco armado pero, ante el llamado de este a organizar la lucha armada, Moreno respondió con un texto que planteaba que el método no se correspondía con la situación de la Argentina. Ello derivó en la escisión en 1967/1968 entre PRT-El Combatiente (Santucho), de orientación foquista, y el PRT-La Verdad, dirigido por Moreno. (Véase: Rath, Christian; “1955/1969: Las crisis políticas y la izquierda”; En Defensa del Marxismo #49, Rumbos, Buenos Aires, marzo 2017).

"No existe la libertad si los pibes tienen hambre"

Acto a 50 años del Cordobazo // Fernando Ramal

Acto a 50 años del Cordobazo // Alejandro Crespo

jueves, 30 de mayo de 2019

Acto a 50 años del Cordobazo // Nestor Pitrola

"No hay salida si no se rompe con el FMI" // Romina Del Pla en C5N

El paro y después



Patricia Bullrich declaró estar “harta de los paros y piquetes”, pero el paro demostró que la clase obrera y amplias capas populares están hartas de ella, de Macri y de las consecuencias del régimen del FMI. Fue el mayor paro durante el gobierno de Macri, cuando falta poco para que expire su mandato. A 50 años, el Cordobazo mostró su vigencia histórica en dos sentidos contradictorios: que la clase obrera argentina tiene su enorme potencial entero a pesar de los golpes que está recibiendo y que su gran obstáculo es la burocracia sindical y el nacionalismo burgués, tan colaboracionistas como los participacionistas de aquella época. Por su lado, Macri, los gobernadores, la burguesía en su conjunto, han mostrado, en otra tentativa capitalista fracasada, que son una clase que agotó su capacidad de sacar al país del agravamiento de su dependencia semicolonial y de una espiral de miseria social.
La huelga de 24 horas fue unánime en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán y también desde Santa Cruz hasta Salta y Jujuy. Resulta interesante que el gobernador Juan Manzur en Tucumán informó que no descontará el día a los administrativos y el gobernador Gerardo Morales en Jujuy lo contrario, que descontará rigurosamente. Pero en ambas provincias el paro estatal fue fuertísimo.
En la industria el paro fue macizo. En los bancos y servicios también. Sólo se mostraron fisuras en enclaves donde la flexibilización laboral y la desarticulación sindical ha dado tal dominio a la patronal que prima el terror al despido, por caso ciertos supermercados, centros gastronómicos, en varios ingenios azucareros o en Arsat. Pero, por otro lado, pequeños comercios cerraron sus puertas por miles en todo el país; por protesta o porque no venderían nada, da igual. El paro aeronáutico fue total, las low cost pudieron volar parcialmente debido al paro de dos horas por turno de los controladores aéreos -cumplido a rajatablas por los trabajadores- por su carácter de “servicio esencial” semimilitarizado que proviene de la época del kirchnerismo y que respeta la burocracia sindical de esa actividad.
El “muro” de Bullrich emplazado en el Puente Pueyrredón, usado en el G20, pasible de ser electrificado mediante generador incorporado, y el impresionante operativo conjunto de tropas que terminó hiriendo a Mary Medina, del Polo Obrero, sólo retrató un régimen en ruinas, que apela al resorte último del Estado: el aparato represivo. Es la “herencia” que le preparan a los Berni que puedan asumir ante los inevitables tiempos tormentosos que vendrán antes o después de octubre.

La burocracia

La foto patética de Héctor Daer, Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez y Carlos Acuña, pidiendo soluciones urgentes al gobierno del FMI, no pudo ocultar que la estrategia es que éste será el último paro ante Macri, a quien le sacaron las papas del fuego durante todo el mandato. La queja de Daer por la “salud” en particular, indica que el mensaje cifrado es “larguen algo de los fondos de las obras sociales”, ilegalmente retenidos. Por lo demás, a negociar algún puestito en las listas del PJ, porque las de Macri son un quemo.
Hugo Moyano, el sindicalista que hizo campaña con Macri, pero generosamente aceptado por el kirchnerismo, hizo conferencia de prensa aparte, pero no tuvo un discurso distinto. Un ala y otra confluyen en la mesa del PJ para apoyar a la fórmula Fernández-Fernández. Roberto Baradel, desde un acto muy modesto en Córdoba, no desentonó con el resto de la burocracia sindical. “Con este paro, la gente va tomando conciencia”, “tendríamos que unirnos todos como en el Cordobazo”. Resulta de un cinismo impresionante. Tal vez ocurra que cuando “se unan todos” pase efectivamente como en el Cordobazo, que obreros y estudiantes pasen por arriba de él y de toda la burocracia sindical que le firma las paritarias a la baja, sin lucha alguna, al Macri final. Al que está golpeado, debilitado, repudiado y colgando del hilo de un Fondo Monetario que corre el peligro de hundirse junto con él.

Los piquetes y el Plenario Sindical Combativo

Las “ollas para visibilizar el hambre” del Fresimona del moyano-kirchnerismo, junto al trío San Cayetano, fueron una orientación funcional al paro matero. También consistente con el llamado a la “unidad nacional” del Vaticano para “cuidar a Macri” de manera que termine el mandato aunque cierre diez fábricas por día, nos castigue a tarifazos y reviente la Anses. Pero no se hicieron o no tuvieron relevancia alguna. Incluso la izquierda que se adaptó a ellas quedó en ridículo, como ocurrió con cierto sector en la zona norte.
En cambio, una potente voz del paro fueron los piquetes del Plenario Sindical Combativo, el Polo Obrero y la izquierda. Y luego, el acto central en el Obelisco (ver páginas centrales). Un papel parecido jugó este sector en distintas localidades del país, como en el acto de la Plaza Independencia en Tucumán, donde Ariel Osatinsky, secretario general de Adiunt y candidato a gobernador del FIT por el PO, cerró un acto de frente único. Lo mismo hicieron Raquel Blas, secretaria general de la CTA en Mendoza y Alejandro López, secretario general de ceramistas en Neuquén, ambos oradores en importantes actos obreros de esas provincias.
Desde el Puente Pueyrredón, un piquete de más de mil compañeras y compañeros, desde la primera hora se plantó frente a las tropas y desarrolló una jornada combativa explicando y explicando nuestra posición en favor de un paro activo nacional de 36 horas con abandono de tareas, como fue hace medio siglo el Cordobazo. Lo propio hicimos en La Noria, la Panamericana o la Autopista del Oeste, donde confluyeron delegaciones obreras con piqueteros y militantes de izquierda: el Sutna, AGD, Ademys, metrodelegados, la seccional Oeste del Sarmiento, los Suteba combativos, internas gráficas, plásticas, choferes de la 60, Expreso Lomas y otras líneas, internas de ATE, el infaltable Polo Obrero, centros de estudiantes y militantes de la izquierda.
Señalamos que el desarrollo del paro muestra que es posible el paro activo, que es el camino que muestran las grandes luchas de la etapa, evocando la movilización masiva de cien mil mujeres por el aborto legal un día antes. Explicamos a los cuatro vientos que una jornada como ésta podría movilizar a millones de trabajadores desde sus lugares de trabajo, lo que sería el réquiem de Macri y abriría una situación donde los trabajadores tomen la iniciativa política para derrotar a un régimen en crisis.
Desde las reuniones preparatorias y la conferencia de prensa previa, el Plenario Sindical Combativo mostró su sentido y vigencia, al ser la única voz opuesta a la de las distintas alas de la burocracia sindical y postulando al clasismo como dirección alternativa de la clase obrera, como lo resaltaron Alejandro Crespo, Ileana Celotto y otros compañeros oradores. Ellos marcaron también una perspectiva política y programática al llamar a la vanguardia obrera y a los trabajadores a apoyarse en el Frente de Izquierda, que es la única fuerza política que plantea la ruptura con el FMI y una salida de los trabajadores para que la crisis la paguen los capitalistas.

El FIT

El paro no tendrá continuidad. Pero colocó a la clase obrera marcando presencia. Una bocanada de aire cuando el escenario político es anestésico, plagado por la politiquería de las combinaciones y crisis de los partidos que se preparan para administrar la quiebra argentina y pasarle la factura a la clase obrera. La convención radical votó, con más número que en 2015, seguir en Cambiemos, aunque explote el desplome de Macri para pedir puestitos. Pero el rumbo adoptado es de la clase capitalista. El de los diez puntos que ninguna fuerza política firma, pero que tampoco enfrentan, porque toda la burguesía los apoya.
Ya está claro que la defección de Cristina está en línea con la homilía del Tedeum que bajó del Vaticano el día de la patria. La “unidad nacional” para garantizar la gobernabilidad de un ajuste fondomonetarista que fracasará una y otra vez y llevará a convulsiones sociales inevitables. Esa es la función del contrato social que impulsan los Fernández-Fernández: maniatar a los sindicatos como hace cincuenta años, cuando vino Perón a enfrentar el proceso revolucionario abierto por el Cordobazo. Aprendieron la lección y nosotros tenemos que llevar a la clase obrera y los explotados la lección del Cordobazo: romper con el nacionalismo de conciliación de clases, luchar por el gobierno obrero y popular.
Lo que hoy significa confrontar con el recambio del pejotismo ante el derrumbe de Macri. Combinando cada día la acción de lucha y la disputa electoral en la perspectiva de la independencia política de los trabajadores, con la fórmula Del Caño-Del Plá a la cabeza.
Llamamos al resto de la izquierda a una lista común para trazar una línea divisoria nítidamente marcada entre los partidos de la burguesía y nosotros. Más que nunca por un Congreso de toda la izquierda, que inicie una gran campaña política para que la crisis la paguen los capitalistas. Por una salida de los trabajadores y la izquierda.

Néstor Pitrola

¿Lo peor ya pasó? Un interrogante actual y que se proyecta más allá de las elecciones presidenciales

El gobierno intenta hacer propaganda sobre una mejora en perspectiva de la economía y, sin embargo, los datos estadísticos del propio oficialismo devuelven otra realidad, la que sigue definida por la recesión y la inflación, más allá de las obras de infraestructura inauguradas, especialmente en la ciudad capital de la Argentina. Un gran interrogante es como afecta esta situación en la disputa del consenso electoral, incluso luego de la renovación presidencial, especialmente con los condicionantes de política económica futura, gane quien gane las elecciones presidenciales en octubre próximo.
La recesión continúa y el INDEC lo señala en los últimos datos oficiales, a marzo del 2019, que la actividad económica cayó un -6,77% respecto de marzo del 2018, e incluso, se revirtió el signo alentador que propagandeaba el gobierno, cuando señalaba que mes a mes, la actividad venía creciendo, poco, pero creciendo. Sobre esa base sostenían que lo peor ya pasó. En efecto, en diciembre del 2018 la actividad económica había crecido respecto del mes anterior un 0,4%, en enero del 2019, un 0,5%, en febrero de este año otro 0,1%, y ahora en marzo, la reversión es de -1,3%, desarmando el discurso alentador del oficialismo y confirmando una tendencia recesiva que complica la situación económica del 2019. Es más, la caída acumulada en un año es del -5,7%. [1]
En el informe del INDEC se comprueba que es el sector de la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca el único que manifiesta crecimiento con un 10,8% en marzo. Mientras, en el otro extremo, figuran en baja el comercio minorista y mayorista con un -14,6%, principalmente explicando por el deterioro de la capacidad de consumo popular. También en fuerte retroceso está el sector de la industria manufacturera con un -13,2%. En este caso resuena el incremento de cierres de empresas y los despidos de personal, tanto como el cierre de negocios por la baja del consumo.
Los datos recesivos explican al mismo tiempo el superávit externo de 1.131 millones de dólares para abril del 2019, como consecuencia de 5.305 millones de dólares de exportaciones y 4.174 millones de dólares de importaciones, los que sumados alcanzan 9.479 millones de dólares de intercambio comercial de la Argentina, una evolución negativa del -16,2% respecto a abril del 2018. [2] Hay decrecimiento del comercio exterior, desmintiendo la propaganda oficial de una mayor inserción del país en el mundo. El dato real es la baja de insumos importados, imprescindibles para un sector industrial dependiente de bienes de capital e intermedios. La suba del dólar por devaluaciones sucesivas disminuye la capacidad de compra de la dependiente industria local e impacta en la recesión, al tiempo que incrementa el peso de la deuda sobre el conjunto del PBI, los bienes y servicios finales producidos en un ejercicio.

El FMI y la realidad condicionan el presente y el futuro

Constituye una preocupación la coyuntura recesiva, agravada con la inflación de precios, cuya tendencia alarma para el conjunto del 2019, con un registro similar al del 2019. Repetir un valor entre 40 y 50% para el presente año agravará el presente y el futuro cercano de la mayoría de la sociedad empobrecida y de menores ingresos, más del 60% de la población, incluida la discriminación de género al interior de la referencia. La cuestión se agudiza por el condicionante estructural que la situación supone hacia adelante, sea repetición del gobierno Macri para un nuevo periodo, o cualquiera que lo suceda con el FMI exigiendo se cumpla el ajuste y la regresiva reforma laboral, previsional y tributaria.
Por eso interesa profundizar en el estado de la conciencia social sobre el momento económico y político. Es una cuestión a dilucidar en los discursos y propuestas electorales. ¿Qué imaginan que ocurre en el pensar y sentir de la sociedad desde el oficialismo y las oposiciones? ¿Alcanza para el oficialismo con profundizar un sentimiento crítico al gobierno kirchnerista por 12 años entre 2003 y 2015, especialmente en materia de corrupción? ¿Resulta suficiente la comparación de la situación económica en el tiempo de los gobiernos K contra la pérdida de derechos e ingresos en estos años bajo gobierno Macri, tal como sostiene el kirchnerismo? ¿Existe lugar para un camino del medio entre un gobierno Macri y otro Kirchnerista? ¿Hay posibilidad para una propuesta de izquierda explícita, más allá de las hegemónicas?
Esta última pregunta supone también discutir que se considera una propuesta de izquierda en la coyuntura actual. Es una premisa que proponen algunos diagnósticos para toda la región, destacando el avance de la ofensiva de las derechas y la política intervencionista de EEUU en la región, especialmente sobre Venezuela y Cuba.
Me toca compartir ámbitos de militancia y de relaciones personales, asociadas a un abanico de ideas a la izquierda del arco político, e incluso críticos al orden capitalista. En esos espacios, estos interrogantes son parte del debate regular y las respuestas y enfoques ensayados en los debates son diversos, lo que dificulta la síntesis necesaria de amplios espacios de confluencia ideológica por transformar la realidad.
Están quienes sostienen que la izquierda se define la unidad de quien resulte más efectivo en culminar con el ciclo de gobierno Macri, algo aún dificultado por la irresuelta interna del peronismo, que involucra al “peronismo federal” y a la alianza entre el PJ y Unidad Ciudadana, la que arrastra un colectivo de partidos políticos con diversa tradición en la izquierda y el centro (categorías difusas pero generalizadas en la prensa). Otros sostienen un camino más vinculado a la experiencia de la izquierda partidaria, que encuentra en el FIT al principal polo de atracción electoral, al mismo tiempo que sostienen los límites de una estrategia que no involucra una unidad más amplia con sectores muy diversos de la acumulación política de la izquierda, en el ámbito social, cultural y político. Coexisten con esas posiciones las propuestas abstencionistas e incluso los que imaginan la potencialidad de una articulación política y social que acumule para el futuro.
Claro que todavía falta tiempo, escaso, por cierto, para la materialización de alianzas electorales y la confirmación de candidaturas, todo lo que ocurrirá en menos de un mes. Ello incluye la alquimia de “colectoras electorales”, corte de boletas mediante en las elecciones provinciales, válido muy especialmente para la elección en la Provincia de Buenos Aires, un tema que está pendiente de resolverse.
En este corto lapso se dirimen posicionamientos políticos diversos que contribuirán a esclarecer muchas de las dudas actuales y encaminarán colectivos sociales en uno u otro sentido.
Será un tiempo de discusión sobre propuestas programáticas relativas al corto y mediano plazo, como que hacer con el condicionante del acuerdo con el FMI, siendo muy pocos los que pretenden confrontarlo y muchos los que piensan renegociar sin afectar el contenido regresivo de sus términos. En el mismo sentido se puede pensar en la continuidad o no de un modelo productivo sustentado en el agro-negocio; en la energía basada en las promesas relativas a los hidrocarburos no convencionales surgidas de la explotación del yacimiento Vaca Muerta; la industria de armaduría y la continuidad de los mecanismos especulativos que definen el fuerte endeudamiento y la dependencia de los fondos externos, sean inversiones productivas o financieras.

Articulación popular

Más allá del debate programático, la discusión involucra las mejores o peores condiciones que se generan en la construcción de alternativa. Por un lado, la continuidad de un gobierno que manifiesta que un consenso electoral confirmará el rumbo de estos 4 años y se acelerarán los mecanismos e instrumentos para su concreción. La contracara es la posibilidad de construir consensos para discutir alternativa a futuro bajo un gobierno que suponga la derrota electoral del gobierno Macri.
Todo lo cual se procesa en un marco de descontento que se expande socialmente y un conflicto social que no termina de explotar, aun cuando está el llamado a Paro Nacional para el próximo 29/5. Una fecha simbólica, a medio siglo del Cordobazo, emblemática lucha histórica que expresó una acumulación de unidad obrero estudiantil, por ende, de sectores de ingresos relativamente elevados; a contramano de una penuria social que suponen los alicaídos ingresos actuales de trabajadoras, trabajadores y sectores medios.
Resulta prematuro anticipar el final de estos debates en la coyuntura, aunque puede ser estimulante que se generen espacios de contención de diferentes posicionamientos político electorales, ejercidos en unidad de acción en el conflicto social, pensando en el proceso político posterior a la asunción a fines del 2019 de un nuevo gobierno en la Argentina.

Julio C. Gambina

Notas:

[1] INDEC. Estimador mensual de actividad económica. Marzo de 2019, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/emae_05_1946015599C0.pdf (consultada el 27/05/2019)
[2] INDEC. Intercambio comercial argentino. Cifras estimadas de abril de 2019, en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_05_191E0031A3A3.pdf (consultada el 27/05/2019)

miércoles, 29 de mayo de 2019

Con Fidel o sin Fidel, el objetivo: matar por hambre al pueblo cubano

"Cuando la clase obrera se moviliza no la paran con gas pimienta" // Pitrola y Belliboni en C5N

El Cordobazo y los usos de la imagen



La representación del Cordobazo en el cine argentino fue diversa, las mismas secuencias se utilizaron para trasmitir distintos sentidos políticos. La experiencia del Cine de la Base.

La representación del Cordobazo en el cine argentino ha recorrido distintos caminos. Desde las películas contemporáneas a los hechos como Argentina, mayo de 1969: Los caminos de la liberación, del Grupo Realizadores de Mayo, y Ya es tiempo de violencia, de Enrique Juárez, hasta una gran cantidad de variados documentales producidos en los últimos años, se han sucedido múltiples representaciones en donde el registro documental es lo preponderante.
Un hecho destacable es la recuperación permanente de material de archivo que permitió multiplicar los puntos de vista. Así en los últimos años programas como "Crónicas de archivo" de canal Encuentro han permitido conocer de una forma más amplia las imágenes y sonidos de la época. Este rescate de material documental es parte del archivo de Canal 10 de Córdoba que resguarda la UNC y al que acuden decenas de documentalistas en la actualidad. Imágenes inéditas del clasismo cordobés como las utilizadas en los documentales Memoria para reincidentes y Preguntas a un obrero que lee, fueron también encontradas en este archivo.
Comparadas con las condiciones actuales de registro digital y reproducción casi instantánea a través de las redes, el registro, copiado y difusión en la época tuvo múltiples limitaciones. En ese sentido es interesante analizar un hecho que destacan Mariano Mestman y Fernando Peña en su exhaustivo trabajo "Una imagen recurrente. la representación del Cordobazo en el cine argentino de intervención política", en esta investigación se descubre como un mismo fragmento de imágenes es utilizado en la mayoría de las producciones de cine político de los años ´70.
"... la mayoría de las películas militantes argentinas realizadas en los años sucesivos incorporaron imágenes de este suceso. Aunque éstas variaron de película en película, hay una secuencia emblemática recurrente: la que muestra a los manifestantes arrojando piedras a la policía montada que se frena en su avance, da media vuelta y se retira a todo galope. Se trata de un fragmento (cuya composición no es exactamente igual en todas las películas) que busca simbolizar el sentido principal atribuido al suceso desde el cine militante; esto es, el avance de las fuerzas populares frente al régimen, atravesado por un registro épico en la mayoría de los casos."
Es interesante detenerse en cómo se utilizaron las mismas imágenes para trasmitir diferentes análisis y propuestas políticas. Los principales colectivos de cine político Cine Liberación, de tendencia peronista, y Cine de la base, de izquierda clasista ligado al PRT, incorporaron fragmentos a sus producciones para trasmitir distintos sentidos.
El colectivo Cine Liberación impulsado por Pino Solanas y Octavio Getino incorporó referencias al Cordobazo en Perón, actualización política y doctrinaria para la toma del poder, 1971-2, El camino hacia la muerte del viejo Reales, de Gerardo Vallejo, 1971, Operación masacre, de Jorge Cedrón 1972, y en la nueva versión de 1973 de La hora de los hornos, en donde se cambió el final de esta película producida en 1968, y entre imágenes de Perón e Isabelita, la masacre de Trelew y la asunción de Cámpora, también se sumó al Cordobazo. Para este grupo la incorporación de las imágenes del Cordobazo tuvo el objetivo de ubicar estos hechos como parte de una historia peronista.
Como plantean Mestman y Peña en el trabajo citado "En general podría identificarse por un lado una tendencia en los grupos de orientación peronista (sea los más vinculados a su ala izquierda o los más alineados con la política del propio Perón) a ubicar el "Cordobazo" como un momento más (aún cuando destacado) de las luchas de la Resistencia posteriores a 1955, e incluso en algún caso como punto de llegada más alto y que abriría esa nueva etapa (con la caída del régimen militar de Onganía) en la que Perón (y/o el peronismo) ocuparía un lugar protagónico. Por otro lado, una tendencia en los grupos de la izquierda marxista a ubicar el "Cordobazo" como punto de inflexión en el sentido de la aparición de una alternativa revolucionaria independiente de viejos liderazgos políticos o sindicales."
El colectivo impulsado por Raymundo Gleyzer, Cine de la Base, incorpora imágenes documentales y referencias al Cordobazo en el film Los Traidores, 1973 y en distintos cortometrajes como los comunicados que filman para el PRT-ERP, 1972, o Me matan si no trabajo y si trabajo me matan, 1974.
El caso del film Los Traidores, otorga al Cordobazo y la influencia de éste en el surgimiento de las corrientes clasistas, un lugar de mucha importancia. Raymundo Gleyzer y Alvaro Melián, principales responsables del film plantean "Estábamos contando toda esta historia desde un eje, que era la construcción de la burocracia sindical, y también desde la aparición de esta zona de conciencia dentro del movimiento obrero, que era el clasismo. En ese momento, el clasismo estaba representado básicamente por la experiencia cordobesa, sobre todo a partir de SITRAC-SITRAM y del Viborazo. Pero no tenía presencia en Buenos Aires: aquí las fábricas grandes en esos años eran del peronismo de base -en el mejor de los casos- y si no, estaban en manos de la burocracia".
Durante la película se encuentran varias referencias a "los movimientos de Córdoba". Lo más destacado es la escena estilo video-clip que integra las imágenes del "fragmento clásico" con el tema La marcha de la bronca de Pedro y Pablo. Juana Sapire, sonidista del grupo y compañera de Raymundo, rescata esta experiencia "Raymundo Gleyzer trabajó con Alvaro Melián, codo a codo, todo el tiempo en el guión de Los Traidores y ellos armaron eso...esa imagen de la mujer arrastrando las cadenas, y los milicos retrocediendo, esa imagen vale oro, porque esa imagen te dice todo. La fuerza del pueblo, y los milicos retroceden cuando venimos de a muchos. Si sos una viejita, un chiquito ahí te pegan, si venimos todos juntos retroceden, reculan los desgraciados. Entonces esa imagen, eso es lo maravilloso del cine, fue usada en muchas películas por eso, porque es una imagen que por sí sola te dice todo. La marcha de la bronca, Raymundo la editó, no dice todo lo que dice la letra, la editó como él quiso, porque en esa época no importaba eso de los derechos de nadie, y quedó muy hermosa y perfectamente acorde a la imagen."
En la película hay otras referencias al movimiento surgido en Córdoba, y una importante escena es la que trascurre en la embajada de Estados Unidos, allí el embajador plantea preocupado que "the incidents in Cordoba might come across to Buenos Aires" (los incidentes de Córdoba llegarán a Buenos Aires), y agrega "You didn’t believe in the Cordobazo, you didn’t anticipate the Viborazo... Can’t you see that the workers are going over their leaders’ heads? This is a situation that cannot continue. If the goverment cannot guarantee the stability that we requiere for our investments, we have to take action. This has always been our policy" (Ustedes no creyeron en el Cordobazo, no anticiparon el Vivorazo...¿No ven que los trabajadores pasan por sobre la cabeza de sus líderes? Esta situación no puede continuar. Si el gobierno no garantiza la estabilidad que necesitamos para nuestras inversiones, tendremos que ponernos en acción. Esa siempre ha sido nuestra política ).
Juana Sapire recuerda también esta escena "Otra referencia al Cordobazo es cuando en la película los yanquis dicen mirá acá, mirá acá y señalan el mapa de Córdoba donde están los focos de rebeldía. Es eso, es la imagen, qué lindo es hacer la imagen. Era el cónsul de los EEUU que explicaba que estaba aterrorizado porque se le venían encima el pueblo, él decía "usted lo tiene que parar"...".
En Los Traidores el colectivo Cine de la Base trasmite su visión del Cordobazo, como punto de inflexión en las luchas obreras y populares, y como un hecho que abre el camino al surgimiento de un nuevo movimiento obrero clasista al que ellos se proponían aportar a desarrollar a través de su cine. Además de sus producciones cinematográficas, estas ideas fueron plasmadas en múltiples declaraciones y entrevistas que salen a la luz en diversas publicaciones e investigaciones, desde las primeras ediciones de 1985 del libro de la Cinemateca Uruguaya, pasando por El cine quema de Fernando Peña y Carlos Vallina, y hasta el recientemente editado libro Compañero Raymundo, un completo trabajo de Juana Sapire y Cynthia Sabat que rescata documentos y testimonios inéditos hasta el momento.
Como parte de estos escritos podemos rescatar las palabras y conclusiones de distintos miembros de Cine de la Base. Nerio Barberis: "y aquí viene algo que es muy peligroso de decir: nosotros no queríamos hacer cine. Nosotros queríamos hacer la revolución. Esta era una prioridad que esta generación quería: había que cambiar la mierda. Esto era una mierda había que cambiarlo; Mayo francés, Los Beatles, el Cordobazo, la revolución cubana...Eso compromete a un grupo de generaciones, que decide que hay que hacerlo y vale la pena...". Alvaro Melián: "la realidad de Córdoba no tenía nada que ver con Buenos Aires, era otro mundo...había una preocupación por elaborar teoría, incluso teoría revolucionaria, pero a la vez esa preocupación era del propio proletariado. Uno iba a los bares de Córdoba y se encontraba universitarios discutiendo con los sindicalistas, con las bases obreras, en un mismo plano".
En una entrevista hecha por la revista venezolana Cine al Día, a propósito de Los Traidores, Cine de la Base responde como colectivo "Por otro lado, lo que nosotros rescatamos de la película es la posibilidad de abrir una discusión y de plantear posibilidades concretas de organización, que responde a la necesidad de comenzar una política sindical anticapitalista, antipatronal, antimperialista y como la película se distribuye a través de organismos sindicales que tienen esa política, inmediatamente cumple esa función que es la de ser movilizadora."
Raymundo Gleyzer se refiere al Cordobazo en el texto Presentación y autocrítica en formas de diálogo con Tomás Gutierrez Alea, "...En el año 69′ hemos visto como la clase obrera, por su propia cuenta, nos desbordaba, desbordaba a todo el mundo, a los militares, a los burócratas sindicales y a nosotros mismos que seguíamos teniendo -y tal vez no la hayamos perdido- una actitud paternalista con respecto a la clase: o los obreros son todos buenos o todos malos. O no entendemos a los obreros, o hablamos en nombre de ellos, cuando nadie nos pide que lo hagamos. Es decir, hay una desvinculación respecto a la lucha que libra el pueblo y este es un error no sólo estratégico...Es un error gravísimo y lo es más aún desde el punto de vista del intelectual que quiere entregar un aporte a la revolución. Por lo tanto creo que la incorporación a una organización política determinada, a una organización que tenga un proyecto político concreto para la toma del poder es la misión fundamental de todo cineasta, de todo revolucionario que no lo sea nada más que en palabras. Sino estamos cayendo en la mierda, estamos comiendo mierda todos los días...."
A través de sus imágenes y sus palabras podemos ver que la influencia del Cordobazo en el ala izquierda del cine político y militante argentino se expresó en el objetivo de aportar con sus imágenes al desarrollo en el movimiento obrero de corrientes antiburocráticas o clasistas y a un compromiso en la construcción, de lo que ellos consideraron en el momento, como una alternativa revolucionaria.
Los usos de las imágenes del Cordobazo estuvieron influenciados por las corrientes políticas mayoritarias del momento. El peronismo por un lado con su política de conciliación de clases, y desde la izquierda con un ángulo guevarista, desarrollando acciones guerrilleras.
Nuevos usos de las imágenes del Cordobazo surgieron luego de la dictadura, entre ellos se destacan trabajos documentales que rescatan archivos del profundo ascenso obrero posterior a mayo del `69. Tomas de fábrica, procesos de organización antiburocráticos, desarrollo del clasismo, y las coordinadoras obreras de 1975, que fueron registradas por decenas de camarógrafos, cineastas, fotógrafos, trabajadores de televisión y aficionados de esos años, en su mayoría hoy anónimos. A pesar del corte histórico del golpe genocida, permitieron que este valioso archivo audiovisual de la clase obrera esté presente para continuar la historia.

Violeta Bruck
@Violeta_Bk
Miércoles 29 de mayo

¿Qué te pasa, Clarín, estás tranquilo?

Las declaraciones de Alberto Fernández, el candidato elegido por Cristina Kirchner, en relación a las empresas periodísticas y los medios como negocio fueron analizados en el editorial del “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los domingos de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos, 89.9

El impacto en la política nacional que significó la sorpresiva fórmula Fernández-Fernández (Alberto y Cristina, respectivamente) sigue dominando el escenario político. Sobre eso, además de lo planteado en este espacio el domingo pasado, escribí un artículo en revista Anfibia que se tituló “Cortá con tanta dulzura”.
Ahora, me quisiera referir a una entrevista que brindó Alberto Fernández hoy en Tiempo Argentino y sobre todo a lo que dijo en relación a la cuestión de los medios de comunicación. Y si hablamos de medios, hablamos de Clarín.
Circularon versiones periodísticas que ventilaron una presunta reunión cumbre entre Héctor Magnetto y Alberto Fernández el miércoles pasado. Versiones que el candidato niega. Pero no es necesario remitirse a rumores porque que dice públicamente es bastante elocuente.
¿Qué le dijo a Martin Piqué de Tiempo Argentino?
1) Que la guerra terminó.
2) Que todo lo que Clarín haya adquirido legalmente o haya sido avalado por el Estado toma estatus de “derecho adquirido”.
3) Que el impulso (limitado e inclusive mal aplicado) que la deshilachada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual impulsada por el kirchnerismo le daba a ONGs o a organizaciones no comerciales -como las universidades- era un error e incluso hasta un problema.
4) Básicamente, porque la comunicación es un negocio y parece que ese negocio es natural e inmutable.
5) Incluso, a nivel más general, aseguró que hay una “batalla cultural” que se ganó, pese a que se perdió a todas luces la batalla material, porque Clarín está más empoderado que nunca: es la batalla por la “credibilidad”. Esto es raro porque se contradice absolutamente con lo que afirma Cristina en el libro Sinceramente, donde asegura que gran parte de los problemas e incluso de la derrota política en 2015, se debe a la manipulación mediática.
Hubo referentes, como la abogada Graciana Peñafort o el periodista Ari Lijalad que salieron a cuestionar estas definiciones o profesionales de la comunicación como Agustín Espada o Santiago Marino que también criticaron estos dichos.
Si todo lo que avala el Estado es un derecho adquirido, más allá del famoso caso de Papel Prensa, toda la historia de grupo es un cuento hadas. En la historia, Clarín nació recibiendo beneficios estatales, créditos, ayuda y papel de parte de Perón y el primer peronismo; el enorme predio que ocupa la redacción se lo concedió Arturo Frondizi; Papel Prensa lo obtiene gracias a la dictadura; la posibilidad de entrar en la radio (adquiriendo Radio Mitre) la consigue gracias a la interesada “vista gorda” de Raúl Alfonsín; el ingreso a la TV y a Canal 13: Menem lo hizo; la Ley de Quiebras que salvó a Clarín es un regalo de Eduardo Duhalde, la Ley de Bienes Culturales (una segunda salvación) es un obsequio de Néstor Kirchner, complementado con el “7D” más preciado, cuando el expresidente habilita la fusión de Cablevisión y Multicanal, horas antes de dejar el sillón de Rivadavia. En la era Macri logra la fusión con Telecom y una posición dominante como pocos en el continente y una pauta para hacer dulce.
Esta es la historia del principal grupo empresario, hay otras menores, aunque no poco relevantes, de medios en los cuales los empresarios se beneficiaron de ese “siga, siga” del Estado, esa especie de ley de la selva que propone Alberto Fernández, y terminaron dejando mucha gente en la calle y haciendo cualquier cosa menos periodismo.
Justamente, desde el punto de vista periodístico: libertad de empresa no es lo mismo que libertad de prensa, sino justamente lo contrario.
Se puede discutir, como respondieron algunos hoy, que la información es un derecho, qué tipo de derecho, cómo se conquista verdaderamente ese derecho y con qué herramientas; pero lo que es seguro es que el negocio va en contra de una buena comunicación y una buena comunicación jamás puede ser un negocio.
Yo no sé si se puede afirmar, como anda diciendo alguna gente con justa bronca por ahí, que Clarín va a poner nuevamente un presidente. Lo que es seguro es que estas cosas hacen verosímil aquella anécdota que narra que cuando le preguntaron a Magnetto si quería ser presidente dijo: “No, puesto menor”.
“La guerra se terminó” y “la comunicación es un negocio”, muy probablemente sonaron como la más maravillosa música a los oído del Ceo del Grupo, que cuando creyó que había ganado la guerra y encontrado todas las respuestas, le cambian generosamente la pregunta: ¿Qué te pasa Clarín, estás tranquilo?

Fernando Rosso
@RossoFer
Domingo 26 de mayo | 23:16

El crimen de los cuatro pibes: un Monte de mentiras y varios “sálvese quien pueda”



Gran parte del pueblo está convencido de que la culpa de la masacre se la reparten la maldita Bonaerense, la intendencia massista y el gobierno de Vidal. Con Gendarmería a cargo de las pericias, la verdad está amenazada.

“Nos mintieron desde el primer momento, nos dijeron que había sido un accidente”, repiten desde el fin de semana los altos funcionarios del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aire. La explicación de las huestes de Cristian Ritondo, además de obscenamente naif, es insostenible. Solo buscan despegarse de un caso que, en plena campaña electoral, les estalló en las manos como una bomba (una de verdad, no como las falsas amenazas escolares organizadas desde el 911).
Lo que hace exactamente una semana algunos medios aliados del Gobierno llamaban “trágico accidente” ahora engorda un expediente judicial que tiene, hasta el momento, trece detenidos (doce policías y un funcionario municipal) acusados de “homicidio doblemente calificado” (cuatro de ellos) y “encubrimiento y falsedad ideológica de instrumento público” (los nueve restantes).

Mentira organizada

Las crónicas periodísticas, incluyendo a las de medios que bancan a (y son financiados por) los gobiernos de Macri y Vidal, ya reconocieron que si no hubiera sido por un empleado de la Central de Monitoreo de Monte que, poniendo en riesgo su trabajo y su pellejo, sacó una foto al video en el que se ve a la Hilux de la Policía persiguiendo a los tiros al Fiat 147, hoy el Estado insistiría con la versión del accidente.
Con los cuerpos aún tibios de Danilo Sansone, Camila López, Gonzalo Domínguez y Aníbal Suárez (y con Rocío Guagliarello luchando por su vida) esa foto empezó a circular por la redes sociales a través de familiares y amigos de los pibes y las pibas. De ahí saltaron a los medios y a las autoridades no les quedó otra que entregar el video al Poder Judicial (guardándose, y quizás destruyendo, varios más).
Después vendría el valiosísimo testimonio del joven Rodrigo Masías, involuntario testigo (caminaba de casualidad por el lugar) que no solo vio la persecución, los disparos de las 9 milímetros, el choque, los cuerpos desparramados en la Ruta 3 y el accionar de policías y bomberos para “limpiar” con rapidez la escena del crimen; sino que se animó a contarlo.
Con el correr de las horas y los días llegarían nuevos testimonios parciales que, ensamblados cual rompecabezas, irían arrojando varias certezas, algunas de las cuales obligaron al Gobierno a dar ciertos inesperados golpes de timón.

Lo que se sabe

Hasta el momento está comprobado que, una vez cometido el crimen, la Policía Comunal de Monte (probablemente asesorada desde La Plata y en comunicación con la Fiscalía local) junto a miembros del cuartel de Bomberos Voluntarios, en pocas horas transformaron por completo la escena.
Entre la 1 de la mañana del lunes 20 (cuando se produjo el choque del Fiat con un acoplado en la ruta) y las 5, los efectivos levantaron los restos del coche, literalmente partido en dos. Es altamente probable que, en la maniobra, hayan hecho desaparecer algunas de sus partes. Lo mismo habría sucedido con varias pertenencias de los chicos, como el celular de Camila. Según denuncia su familia, el equipo siguió activo y desde algún lugar se está haciendo uso de sus redes sociales.
Esas mismas personas cargaron los cuerpos en ambulancias de Bomberos y los llevaron al hospital. Pero el cuerpo de Camila fue trasladado a una morgue de la Policía Bonaerense, donde le hicieron una autopsia con total rapidez y determinaron que la chica había muerto por el “accidente”. Ante el pedido de la familia, este lunes la jueza de Garantías de La Plata Marcela Garmandia autorizó que se exhume el cuerpo y se le realice una nueva autopsia.

Operativo encubrimiento

Una vez que la noticia de la tragedia empezó a circular por todo Monte, desde la intendencia de Sandra Mayol (del massista Frente Renovador) se empezaron a mover con rapidez. En la cuenta de Facebook del Municipio colgaron un crespón negro y enviaron sus “condolencias” a las familias por las pérdidas irreparables, al tiempo que los funcionarios desparramaron al máximo la versión del accidente.
Esa mañana, en el hospital de Monte, el secretario de Seguridad municipal y excomisario Rubén Martínez le negó a Susana Ríos, mamá de Gonzalo, que hubiera existido una persecución con disparos. Y por esas horas la propia intendenta le aseguraba a otros familiares que las cámaras de la Central de Monitoreo no habrían podido captar el hecho porque no tenían tanto “alcance”.
Desde el domingo a la noche, luego de mentir descaradamente, Rubén Martínez forma parte del pelotón de detenidos por el caso, acusado de encubrimiento y falsedad ideológica.
Ni Mayol ni Martínez imaginaban en esas horas calientes que poco después se filtraría una captura de la persecución criminal. Pero una vez descubierta la persecución, lejos de repensar la estrategia la profundizaron. Por eso lo primero que hicieron fue suspender al joven que filtró la foto, acusándolo de haber alterado las normas de funcionamiento interno de la Central de Monitoreo (comandada por el ahora separado comisario Mistretta). Días después el Municipio reincorporaría al joven empleado, intentando aclarar un supuesto “malentendido”.

Mensajes y aprietes

El martes 21, varios directores de escuelas primarias y secundarias de Monte bajaron la línea (sugerida por funcionarios de Inspección provincial) a docentes y preceptores para que en las aulas solo se “escuche” a las y los estudiantes, se los “contenga” sobre lo acontecido pero no se “fijen posturas” ni se “politice el caso”.
Desde el jueves en las cuentas de redes sociales vinculadas a la comunidad montense, varias personas ligadas a la intendencia (desde empleados alcahuetes o familiares de funcionarios) empezaron a agitar una intensa campaña titulada “justicia sin política” al tiempo que se deshacen en elogios y reivindicaciones a Mayol y su cohorte.
Y por si todo eso fuera poco, ya hay varios hechos sufridos por familiares y amigos de las víctimas que configuran una verdadera operación orquestada de amedrentamiento. Desde amenazas en plena calle a aprietes vía mensajes por teléfono y redes sociales.
El más claro lo sufrió Juan Carlos Sansone, padre de Danilo, el martes 21 a la noche, cuando un auto negro se paseó por el frente de su casa y desde adentro alguien le gritó “no sigas pidiendo justicia porque te va a ir mal”.

Despegando a Mariú

¿Qué hizo en todo este tiempo el gobierno de María Eugenia Vidal? En un principio hubo un silencio absoluto, lo que no significa inacción. Tanto el “dejar hacer” a la Policía en las primeras horas de los hechos, como la bajada de línea desde el Ministerio de Educación para las escuelas y el acercamiento de funcionarios de Desarrollo Social para ofrecer “ayuda” material a las familias son hechos que hablan por sí solos.
Pero ante la escalada del escándalo y las marchas que empezaban a llenar las calles de Monte, la Gobernación hizo tres cosas. Por un lado la propia Vidal decidió no hablar del tema en ninguna de sus apariciones públicas (que fueron varias).
Por otro lado el ministro Ritondo procuró dar un golpe de efecto para “separarse” de los criminales. En pocas horas (lo que constituye un récord en la historia de la Policía Bonaerense) decidió separar a 12 miembros de la fuerza (entre comisarios y oficiales). A algunos, incluso, anunció que los exoneraría. Y se encargó que los medios que bancan a Vidal difundan la versión de que está muy enojado porque esos uniformados le “mintieron” para ocultar lo que había pasado.

El procurador

La tercera maniobra de Vidal y Ritondo fue dejar el caso en manos del procurador general de la provincia, Julio Conte Grand, funcionario de estrechísimos lazos con Cambiemos y quien no se destaca precisamente por llevarse mal con la Bonaerense.
De hecho el jefe de los fiscales de la provincia acaba de decir que hay que pensar en este cuádruple crimen como un “caso aislado. Es absolutamente tremendo lo que ocurrió pero me consta que un porcentaje mayoritario de los integrantes de la fuerza ven esto con muchísima preocupación”.
Tan evidente es la maniobra que casi no hay declaraciones públicas del fiscal de Cañuelas Lisandro Damonte, quien es en definitiva quien tiene a su cargo el caso. No son pocos los vecinos de Monte que aseguran que Damonte tiene una larga y sostenida relación con el comisario inspector y jefe de la Policía Comunal Mario Mistretta y con el subcomisario jefe de Estación de Policía Comunal Julio Micucci (ambos separados de la Policía y el segundo ya detenido).
El rol de Conte Grand será cada vez más importante ya que es quien tiene la responsabilidad de justificar públicamente el accionar de su subordinado Damonte al tiempo que deberá intentar dejar bien parada a la gestión de Vidal frente al caso. Algo sin dudas complicado.
Por lo pronto, a lo que parecen estar decididos desde la Gobernación es a “ir a fondo” contra quien haya que ir de la Intendencia de Monte, aprovechando la filiación de Mayol y los suyos con el partido de Sergio Massa, quien por estas horas se debate si integrarse al proyecto kirchnerista tras la fórmula Fernández-Fernández o jugar con Alternativa Federal junto a Urtubey, Pichetto y Schiaretti.

Bullrich y la Gendarmería

El panorama no estaría completo sin mencionar el rol fundamental que cumple en este caso el Ministerio de Seguridad de la Nación, comandado por la cultora del gatillo fácil y el crimen policial Patricia Bullrich.
Por un lado, mientras las familias de Danilo, Camila, Gonzalo y Aníbal sepultaban a sus seres queridos, la ministra se paseaba por los medios difamando a otras familias de otras víctimas de la violencia del Estado, como Luciano Arruga y Santiago Maldonado.
Pero hay algo peor. En manos de la propia Bullrich, a través de sus subordinados de la Gendarmería Nacional, está la llave que puede o bien descubrir la verdad o bien sepultarla. Esa fuerza federal fue la encargada de realizar las autopsias de Danilo, Gonzalo y Aníbal y de llevar adelante todas las pericias que ordene el Poder Judicial.
Las familias, tal como lo expresaron públicamente en la plaza del pueblo el sábado, desconfían de todo. También de esas autopsias realizadas por la Gendarmería. A su vez les resulta alarmante que aún no se haya localizado el teléfono de Camila y sin embargo sí se hayan “encontrado” otros dos aparatos en el lugar de los hechos, pero sin chips ni baterías.
La desconfianza es totalmente lógica. La Gendarmería no solo es experta en “pericias” sospechadas de parcialidad, como las que realizó sobre el cuerpo del fiscal Alberto Nisman, según las cuáles el caso estaría prácticamente “resuelto” como un homicidio. Esa fuerza también tiene una larga experiencia en matar jóvenes impunemente, en eliminar pruebas reales y en plantar otras falsas y en plantear “pistas” de investigación que solo llevan a la nada. El caso de Santiago Maldonado (que según Bullrich fue un invento) lo demuestra palmariamente.

La lucha recién empieza

Este martes las familias de Danilo Sansone y de Camila López desmintieron estar siendo representadas por el abogado Lucas Richmond, quien desde hace días se pasea por los medios de comunicación hablando en su nombre y criticando a los organismos de derechos humanos. Aclararon que están representadas legalmente por abogados de la Comisión Provincial por la Memoria.
A su vez las familias de las cuatro víctimas fatales y de la joven Rocío se preparan para movilizarse el próximo viernes en La Plata, donde están detenidos los policías y el secretario de Seguridad de Monte y desde donde gobiernan Vidal y Ritondo. De la misma participarán el Colectivo contra el Gatillo Fácil de La Plata y la Multisectorial de La Plata, Berisso y Ensenada.
Solo la movilización popular, en Monte, en La Plata y en Buenos Aires será la garantía de que este caso no caiga en el derrotero de otros tantos en la provincia que, desde 1983 a la fecha, no deja de batir récords de casos de gatillo fácil y muertes por torturas en comisarías, cárceles y demás dependencias del Estado.
A su vez, frente al accionar descripto de las instituciones estatales tanto locales como bonaerenses y nacionales, es evidente que la posibilidad de saber toda la verdad y alcanzar una verdadera justicia no vendrá del mismo Estado cómplice.
Al igual que frente a tantos otros casos dolorosos de la historia reciente, quizás ya sea hora de plantear la conformación de una comisión investigadora independiente, compuesta por personalidades intachables y organismos de derechos humanos, con pleno acceso a la causa y con capacidad de la más amplia producción de pruebas.

Daniel Satur
@saturnetroc
Martes 28 de mayo | 15:20

martes, 28 de mayo de 2019

Presentación del proyecto de aborto legal seguro y gratuito en el Congreso // Romina Del Plá

Acto 50° Aniversario del Córdobazo // Néstor Pitrola

¿Cómo funciona la justicia en el capitalismo?

A 50 años ¿Qué fue el Cordobazo?

Pasado y presente de las lecciones del Cordobazo



El 29 de mayo de 1969 tuvo lugar uno de los acontecimientos políticos más importantes de la historia argentina moderna, el Cordobazo. Cuando obreros y estudiantes protagonizaron una semiinsurrección que puso fin a la dictadura de Juan Carlos Onganía.

El Cordobazo es quizás el punto más alto de la lucha de clases de los trabajadores en la Argentina. Los obreros industriales junto a los estudiantes protagonizaron una semiinsurrección, hiriendo de muerte a una dictadura oscurantista -en lo político y cultural- y liberal en lo económico, como era el gobierno de Juan Carlos Onganía de la llamada Revolución Argentina.
Comparado con otras gestas del proletariado argentino fue la que alcanzó mayor nivel de destrucción por parte de los manifestantes desde la Semana Trágica de enero de 1919, donde para ironía de la historia, los antepasados del ministro Krieger Vasena, habían desatado con su represión a los huelguistas y el esquirolaje un fenomenal movimiento obrero que ganó con sus combates las calles de Buenos Aires.
Podemos señalar aquí dos continuidades de honda significación histórica. Por un lado, de los nombres y las políticas de la burguesía argentina a la hora de cargar contra los trabajadores. Si en 1919, la oligarquía negaba mejores condiciones de vida para la clase obrera, en 1969, el ministro de la dictadura anunció un plan de ajuste que buscaba liquidar y degradar conquistas que los trabajadores no estaban dispuestos a aceptarlo mansamente. Por otra parte, señalemos la continuidad de un hilo rojo de la historia. El Cordobazo retomó las tradiciones de la huelga general y los enfrentamientos callejeros de 1919, 1936 y 1959.

El plan Krieger Vasena y el fracaso de avanzar en el primer saqueo nacional

El mayo cordobés frenó de entrada el plan de ajuste que buscaba aumentar la sumisión del país al imperialismo y liquidar las conquistas de la clase obrera y el pueblo pobre. Sus agentes eran los militares en el poder y el gran capital concentrado, dejando heridas dentro de la misma clase dominante a la burguesía y pequeñoburguesía agraria del interior.
Tuvieron que pasar 7 largos años para que la burguesía argentina y el imperialismo, mediante la dictadura genocida, pudieran hacer efectivo el saqueo nacional y el ataque a la clase trabajadora que la semiinsurrección cordobesa le habían impedido. Ni los intentos de desvío y de contención, ni la represión estatal y paraestatal que representó el peronismo en el poder habían logrado los objetivos deseados.
De aquí una primera gran lección para el presente. El Cordobazo muestra un método: el de la movilización de masas, la huelga general política y el enfrentamiento decidido contra la represión; además de mostrar una alianza social, de los trabajadores, el movimiento de mujeres y la juventud, para iniciar el camino de la derrota del ajuste del FMI, Macri y los gobernadores.
La consigna coreada en las calles en 1969 “luche, luche, luche, no deje de luchar, por un gobierno obrero, obrero y popular”, es un objetivo a alcanzar para poner fin a las políticas de entrega nacional y la explotación económica y la opresión social del capitalismo.

El frente único y huelga general

El 29 de mayo dio inicio el paro general convocado por la CGT Córdoba de 36 horas con movilización hacia el centro de la ciudad. Las quitas zonales y la eliminación del sábado inglés incentivaron la protesta obrera y empujó al frente único de los grandes sindicatos de masas de la provincia. Por su parte el movimiento estudiantil venía luchando contra el cierre de los comedores universitarios, confluyendo con los trabajadores en el llamado a la huelga general. Los unía además la oposición a la dictadura represiva.
La movilización estuvo encabezada por las columnas de los sindicatos (SMATA, Luz y Fuerza, UOM, UTA). Rescatemos la descripción hecha de la disposición de fuerzas por el trabajo pionero y fuente de estudios del Cordobazo, Lucha de calles, lucha de clases:
“ a) el proletariado industrial altamente concentrado participa en forma predominante. La columna de 3.000 a 4.000 obreros de IKA a la que se suman 1.000 metalúrgicos y otros, avanza hacia el centro encuadrada por sus direcciones sindicales. Sumemos a ellos obreros de diferentes fábricas (Perdriel, Ilasa, Perkins, IME, etc.) que no fueron encolumnados pero sí organizados, y los de la FIAT, que en cierta medida participaron sin la anuencia de sus direcciones. b) el proletariado de servicios básicos participó en menor medida representado por Luz y Fuerza (1.000), pero no con menor combatividad. Participaron probablemente algunos ferroviarios y municipales. c) los empleados (públicos, bancarios, judiciales, municipales, comercio, etc.) tuvieron cierto papel, aunque secundario; solo participaron aquellos que por su cuenta decidieron permanecer en el centro. d) los estudiantes, cuyo número no puede ser evaluado, deben haber ocupado el segundo lugar después del proletariado industrial, si tenemos en cuenta el nivel alcanzado por la movilización previa que se originaba en las muertes de los estudiantes en Corrientes y Rosario. El día 28 se reúnen en diversas asambleas 5.400 alumnos universitarios. Tuvieron también cierta actividad los secundarios, aunque notablemente inferior a la alcanzada en Rosario, días antes. e) la pequeña burguesía (pequeños industriales, comerciantes, cuenta propia, profesionales, etc.) adquiere importancia al desplazarse la lucha a los barrios dando apoyo logístico. f) los jornaleros y desocupados tuvieron poca actuación, excepto en ciertos lugares y a ciertas horas.”

Movilizaciones hacia el centro de la ciudad

Fue el frente único obrero quien dio el primer impulso al movimiento. Después del asesinato en la represión del obrero de la IKA Renault, Máximo Mena, la huelga se transformó en semiinsurrección. El frente único de los sindicatos fue sobrepasado en sus métodos y objetivos por las barricadas callejeras y la ocupación del centro de la ciudad con el objetivo de derrotar a las fuerzas represivas.
Los estudiantes universitarios van a ser la resistencia a la ocupación militar en el Barrio Clínicas. La unidad obrera estudiantil fue una de las claves de la jornada y un signo de la época.
Podemos extraer la siguiente lección para el presente. La lucha por el frente único obrero y de las masas en lucha es una condición necesaria para que la clase obrera, el movimiento de mujeres y la juventud logren poner en movimiento los volúmenes de fuerzas necesarios para pasar de las luchas parciales y defensivas a la ofensiva. Es la forma de impulsar la movilización que derrote los planes del FMI y la burguesía argentina. Para eso hay que abatir la política conciliadora y de colaboración con el régimen del Fondo, de una burocracia sindical que boicotea toda acción de lucha y movilización masiva, como lo demostró cuando sopló alguna brisa de rebelión social en las movilizaciones contra la reforma previsional de diciembre de 2017.

Una insurrección incompleta

El gral. Eliodoro Sánchez Lahoz del III Cuerpo del Ejército, uno de los encargados de la represión del levantamiento, dejó una imagen patente de la situación de enfrentamiento: “Me pareció ser el jefe de un ejército británico durante las invasiones inglesas. La gente tiraba de todo desde sus balcones y azoteas”. Esta subjetividad del jefe militar jugando el papel de una fuerza de ocupación mostraba el carácter semiinsurreccional de la jornada y el profundo apoyo popular del movimiento callejero.
El Cordobazo fue lo que los marxistas denominamos una acción histórica independiente de las masas. La clase obrera acaudilló a los estudiantes y el pueblo pobre, transformando el paro general en una huelga general política que exigía el fin de la dictadura y, yendo más allá de la voluntad de los dirigentes sindicales, se transformó en una semi-insurrección.
Tomando a Lenin en su conocido artículo “Las enseñanzas sobre la insurrección de Moscú”, podemos decir que la acción de Mayo en Córdoba “demostró de un modo evidente que la huelga general, como forma independiente y principal de lucha, ha caducado, que el movimiento, con una fuerza espontánea e irresistible, se desborda de este marco estrecho y engendra la forma suprema de lucha: la insurrección”.
Estaba claro que las organizaciones que habían tomado preponderancia durante el Cordobazo habían sido los sindicatos y las del movimiento estudiantil. Resultó como conclusión de aquellas jornadas que esas instituciones, no podían por sí solas aglutinar a la fuerza combatiente que había actuado violentamente en las calles. El movimiento ocupó la ciudad y derrotó a las fuerzas policiales pero fue insuficiente para frenar al Ejército que obligó a la retirada hacia los barrios.

Se arman las barricadas

Cuando el centro de gravedad de los acontecimientos pasó de los sindicatos a las barricadas, los obreros y estudiantes carecieron de armamento y de organizaciones capaces de plasmar la unidad combatiente en las calles. Hubo un intento de coordinación de barricadas que fue insuficiente. En la historia han surgido ese tipo de organizaciones capaces de concentrar en sí mismas la unidad de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Son justamente los soviets o consejos, que acompañados por sus milicias de autodefensa, a lo largo de las revoluciones sociales del siglo XX tendieron a tomar cuerpo, como expresión del nacimiento de un nuevo poder, parido por la insurgencia proletaria.
En el transcurso mismo del Cordobazo, sin una fuerza política revolucionaria que tuviera peso decisivo, no podía resolverse esta contradicción. Pero lo deja abierto como una cuestión a resolver a lo largo de todo el periodo revolucionario posterior. Es por eso que lo definimos como una semiinsurrección, es decir una insurrección incompleta.
El movimiento careció de la dirección de un partido revolucionario al frente, que señalara el objetivo del poder y hubiese preparado y alentado la formación de organizaciones de combate y del frente único de las masas para cumplir sus objetivos.
Fue en las huelgas contra el plan de ajuste de Celestino Rodrigo -llevado adelante por el gobierno peronista en junio y julio de 1975- la clase obrera pondrá en pie las coordinadoras interfabriles como un verdadero embrión del doble poder en las fábricas y lugares de trabajo, como las instituciones necesarias para profundizar en el camino del Cordobazo, pero careciendo de una dirección para pegar el salto a la insurrección.

Dirección y partido

El Cordobazo no fue preparado como un levantamiento insurreccional porque jamás fue el objetivo de sus dirigentes en su mayoría representantes de diversas fracciones sindicales del peronismo, ni siquiera de su ala izquierda representada por Agustín Tosco y Luz y Fuerza.
Desde este punto de vista adjudicar la realización del Cordobazo a la acción de los sindicatos, como autoproclamó Elpidio Torres entonces dirigente del SMATA, es darle a la dirección de los sindicatos un papel que no tuvieron ni buscaron. Para ellos la lucha política se refería al alineamiento con Perón o con el vandorismo y no a la intervención activa de las grandes masas en una huelga política y menos que menos en una semiinsurrección. Lo demuestra que inmediatamente después del Cordobazo, una vez muerto Augusto Vandor en junio de 1969, la burocracia sindical peronista se re-unifica para evitar la tendencia expansiva y contagiosa del levantamiento de mayo al conjunto del movimiento obrero y se disciplina a Perón en el exilio. Mientras que en Córdoba en particular, poco tiempo después la alianza entre Atilio López de la UTA y Tosco actuó para impedir el desarrollo de las tendencias clasistas como las que representaba el SITRAC-SITRAM, quizás el producto más legítimo de la insurgencia mediterránea.
El Cordobazo tampoco cayó de la nada. Fue preparado por la experiencia histórica de la clase obrera que desde 1955 había protagonizado la resistencia obrera contra el régimen libertador y se inscribió dentro de un clima de época donde la radicalización política es alentada por la Revolución Cubana y la Guerra de Vietnam. El joven proletariado industrial cordobés y los estudiantes lograron procesar en los combates callejeros un salto en la conciencia obrera y popular.
La fuerza semiespontánea de obreros y estudiantes alcanzaron para dar lugar a una semiinsurrección, lo cual fue suficiente para cambiar la relación general de fuerzas entre las clases y abrir paso a las ideas revolucionarias. El Cordobazo abrió un periodo histórico donde el enfrentamiento entre las tendencias a la revolución y la contrarrevolución estuvieron a la orden del día. El Cordobazo hirió de muerte a la dictadura de Onganía y al régimen libertador obligando a los militares y la burguesía a una retirada y al retorno de Perón y el fin de la proscripción del peronismo para poner fin a las tendencias insurgentes. No se pueden comprender el fin de la proscripción y el retorno de Perón, el Pacto Social, la Triple A y todos los intentos por lidiar con el ascenso revolucionario de la clase obrera y la juventud sin entender el Cordobazo.
Queda como última lección para el presente, la necesidad de poner en pie una poderosa fuerza política y social de la izquierda revolucionaria que se plantee superar la experiencia histórica de la dirección burguesa del peronismo que en los 70 actuó para desviar el proceso revolucionario, desarmándolo para enfrentar el golpe genocida del 1976. Que se plantee terminar con la burocracia sindical y recomponer la unidad entre las filas de los trabajadores y el pueblo pobre. Que contra los llamados al acuerdo nacional o el pacto social busque recomponer una alianza obrera y popular que incluya a los trabajadores de la industria y los servicios, a los precarizados, a los inmigrantes, las mujeres y la juventud para derrotar al régimen del FMI, sostenido por Macri y los gobernadores.

Facundo Aguirre
IG: @hardever // Twitter: @facuaguirre1917

El sindicalismo combativo anunció cortes y movilizaciones en todo el país

Ante el paro del 29 de mayo

En conferencia de prensa, los sindicatos que están nucleados en el Plenario del Sindicalismo Combativo anunciaron que le darán carácter activo al paro general que se desarrollará el día 29 de mayo, como mejor conmemoración del 50 aniversario del Cordobazo, con más de 60 cortes, ollas populares y movilizaciones a lo largo y ancho del país y que tendrá como cierre un acto en el Obelisco, al medio día.
En la conferencia estuvieron presentes Romina Del Plá, diputada nacional y secretaria general de la seccional Matanza de Suteba; Alejandro Crespo, secretario general del Sindicato Unico del Neumático (Sutna); Ileana Celotto, secretaria general de la gremial docente de la UBA (AGD); Guillermo Pacagnini, secretario general de médicos de la provincia de Buenos Aires(Cicop); Jorge Adaro, secretario general de Ademys; Daniel Rapanelli secretario general de Suteba Ensenada; y Eduardo “Chiquito” Belliboni, dirigente del Polo Obrero. También participaron referentes de la minoría de telefónicos, ferroviarios de la seccional Haedo de la UF, integrantes de la comisión interna del Hospital Italiano y miembros de la corriente Teresa Vive, entre otros.
Frente a la convocatoria del paro dominguero de la CGT, Crespo planteó la necesidad de intervenir en este paro. “No podemos –dijo- esperar a octubre, la lucha es ahora, los trabajadores están sufriendo despidos, ataque a los convenios colectivos, cierres de fabricas”.
Belliboni anunció que las acciones se realizarán desde las 7 de la mañana y serán cerca de 63 en todo el país, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, e incluirán convocatorias en el Puente Pueyrredón, Acceso Norte y 197, Acceso Oeste y Vergara, Puente la Noria, acceso a Autopista La Plata, y Obelisco. También en Mar del Plata, donde hay un acampe hace más de 10 días contra la política de miseria del gobierno. “Reclamamos un plan de lucha con continuidad que derrote el ajuste”, dijo Belliboni.
Adaro marcó el carácter tardío de esta medida de paro, “por eso vamos a intervenir con nuestras propias reivindicaciones”.
Pacagnini resaltó la bronca que “sentimos los trabajadores frente a la situación que estamos pasando en el país”. “La CGT –dijo- para por plata de las obras sociales, que no es ni de ellos, ni del gobierno, sino de los trabajadores… son los que nos están llamando al recambio electoral”.
Celotto planteó que “la lucha de la clase obrera se une a otra lucha que hoy nos movilizará en todo el país, que es la lucha por el aborte legal seguro y gratuito”, en referencia a la convocatoria en Congreso ante la presentación de un nuevo proyecto de interrupción voluntaria del embarazo.
Del Plá planteó “que la docencia de todo el país ha optado por darle carácter activo a este paro, que es clave para salir a la calle a colocar el programa de los trabajadores, enfrentar los despidos que están siendo sistemáticos y los salarios por debajo de la línea de pobreza que son la regla general en este país”. “Tanto Macri como los gobernadores de todos los signos políticos –añadió- nos están llevando nuevamente al programa de la reforma laboral”.
Todos los presentes coincidieron en la necesidad de darle continuidad a las medidas y no manejarse con medidas aisladas. En ese sentido, cobra importancia el planteo de un paro activo de 36 hs para derrotar el plan de ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores.

Donald Schiffmacher