sábado, 31 de octubre de 2009

El Muro de Berlín entre las ruinas y la fantasía, un análisis desde Cuba

El Muro de Berlín no se cayó. Fue derribado. Su derribo se convirtió en un episodio emblemático. Quizás comparable con el asalto a La Bastilla por las masas hambrientas de París en julio de 1789. Significativamente doscientos años después. Los parisinos que se apoderaron de aquella fortaleza casi vacía de prisioneros no podían tener idea de la resonancia histórica que iba a dejar su audacia. Probablemente las masas berlinesas que derribaron el Muro tampoco se imaginaban que aquella acción iba a marcar el fracaso del manojo de promesas nacido de la voluntad fallida de los revolucionarios rusos de 1917 de construir un mundo sin opresión, frente al edificio del dominio del capital.
Ni siquiera hoy parece constituir una evidencia del todo aceptada que el verdadero signo emblemático del fracaso de la aventura socialista no fue el derribo del Muro. Fue su existencia misma. El Muro no representaba la edificación de un mundo de libertades sino la de un mundo de prohibiciones.
Recordar aquel hecho como indicador del fin de la Guerra Fría y del sistema bipolar se puede volver un recuerdo bastante parcial. La Historia no se hace en blanco y negro. La Guerra Fría no se apagó, sino que, como todas las guerras, la ganó una de las partes: y en esta guerra ganó la lógica de la acumulación, la lógica del capital. Ganada entonces, para conducir al mundo a una crisis más definitiva: una crisis de civilización.
Con posterioridad el mundo no devino multipolar, devino en todo caso unipolar, si es posible el contrasentido semántico de concebir un polo sin su opuesto. Más exacto sería decir, pienso yo, que dio paso al primado de otra bipolaridad, la signada por las dinámicas de la relación entre los opresores y los oprimidos, acreedores y deudores, que se revela, en términos de poder, en centros y periferias. En el fondo, la más vieja de las bipolaridades en la Historia, la que fija la lógica de la dominación.
A pocas semanas de derribado el Muro, la 82 División Aerotransportada de la Infantería de Marina de los Estados Unidos invadió impunemente Panamá con el propósito de secuestrar a un jefe de Estado acusado de narcotraficante, y dejando una estela de más de cinco mil muertos civiles. Puro terrorismo de Estado. Después de aquello la impunidad no requeriría siquiera de la coartada del narcotráfico para los episodios de intervención que le siguieron, arrastrando a aliados, con carencia de pruebas verificables para sus acciones, e incluso a espaldas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
¿Qué tipo de mundo ha dejado al cabo en pie el fin del conflicto Este-Oeste? ¡Qué distorsión para la Historia que el Muro, tan lamentablemente levantado, deje también tanto que lamentar tras su caída!
Hecha esta introducción, permítanme acercarme ahora a mi escenario local. Me toca recordar, en este encuentro, con la memoria del ciudadano de la periferia. No de cualquier periferia sino la de un país —lejano de Europa, pequeño, insular, y de escasos recursos— que, después de una socialización muy radical, optó por acoplarse al mundo que se levantaba tras el Muro; aunque lo hizo cuando no quedaba otra opción, una vez desechado el espejismo de querer insertar un proyecto socialista autóctono en el traspatio de los Estados Unidos y, en consecuencia, castigado con un asedio sin tregua. Se hizo evidente desde los 60 que, de manera autóctona, su socialismo no conseguiría sostenerse; dentro del bloque soviético, tal vez.
Visto desde Cuba, el verdadero revés lo marcó el derrumbe, que siguió al del muro, del experimento socialista soviético, y con él, de la armazón de sostén material que había significado, durante casi dos décadas, para aquella empresa de desarrollo social de los cubanos, tan difícil de consumar. Una aventura en la cual no nos habían dejado solos hasta entonces, aunque no siempre resultara fácil entendernos.
A veces se pierde de vista que del medio siglo que corre desde 1959, Cuba ha vivido las dos últimas décadas —o sea, casi la mitad del tiempo— dentro de las coordenadas que dejaron los derrumbes y el fin del bipolarismo. Lo subrayo porque el tiempo histórico es algo más que un conteo de años: es existencia transcurrida, que responde por todo el paisaje económico, político, social y cultural que puede abarcar hoy nuestra mirada dentro del país.
En medio de todas las turbulencias sociales y económicas imaginables, Cuba decidió no abandonar el socialismo, ni permearse de influencias occidentales, y finalmente correr con los costos de las incertidumbres que tal decisión planteaba.
El efecto de desconexión internacional sufrido a partir de 1990 debe asumirse como punto de partida de la crisis más aguda afrontada por la sociedad cubana después de 1959. Se le llamó «período especial en tiempo de paz», para marcar la semejanza con las privaciones que siguen a las batallas perdidas. Resultó, en algunos aspectos, el shock más intenso sufrido por las naciones que formaban el sistema que se desintegró, sin que se removiera en el caso cubano —como sí ocurrió en Europa del Este— la estructura de poder; ni que se adoptara una reforma integral que acoplara al sistema la fuerza de la economía de mercado, como en Vietnam, que tampoco renunciaba con ello a su orientación política central.
El producto interno bruto (PIB) cubano cayó en cerca del 36% entre 1990 y 1993 y la capacidad adquisitiva del país se redujo al 30%. Las importaciones se concentraron casi totalmente en petróleo y alimentos, ahora a precios menos favorables, condiciones en las cuales los volúmenes adquiridos se redujeron de manera sensible.
Indicadores sustantivos de pobreza, como el declive en los niveles de nutrición y la precariedad de vivienda, se hicieron sentir en estos años. Los suelos, explotados sin rotación por la producción azucarera, se mostraban exhaustos. Todas las inversiones se redujeron significativamente. Incluso la infraestructura de las instituciones de salud y educación, los logros más ostensibles del proyecto cubano de justicia y equidad, se ha visto —y se ve— severamente afectada.
Los escombros del Muro de Berlín siguieron lloviendo sobre La Habana, castigada desde los Estados Unidos con un cerco cada vez más estrecho. Inscrita, por demás, con inusitada arbitrariedad, en el «eje del mal» codificado por el terror ejercido desde Washington, que puede desplegar ahora sin contenciones su opresión sobre la periferia, como coartada para su cruzada contra el terrorismo.
La coyuntura súbitamente crítica de los noventa impuso, sin tiempo para una redefinición integral previa de estrategias, la apertura a la inversión extranjera, la restauración de espacios, muy reducidos, para la iniciativa privada, y algunos ajustes en la circulación monetaria. Se adoptaron reformas, desde los inicios de la debacle, coyunturales unas, estructurales otras. Faltaría tiempo para detalles, pero al menos hay que decir que fueron moderadas, tímidas e insuficientes.
Este proceso reformador no mostró ser parte, en ningún momento, de un proyecto articulado: cada reforma se revelaba orientada más bien a mitigar un problema concreto, y fueron siempre asumidas con muchas reticencias, o incluso con la evidente aspiración política de revertirlas; aunque sirvieron, y hay que reconocerlo, para contener la caída de la economía hacia mediados de la década. Hasta ahora el Estado cubano ha mantenido prácticamente invariable el modelo centralizador, tanto en la propiedad sobre todas las ramas de la economía, como en la conducción política y en la institucionalidad reguladora de la vida civil.
Hubo al final de los años 90 señales de reanimación. No obstante, no fue posible hablar en rigor de recuperación económica hasta que se iniciaron cambios en la América Latina que propiciarían para Cuba una nueva perspectiva de integración.
En el año 1990 el «índice de desarrollo humano» (IDH), fijado por el PNUD, situaba a Cuba en el lugar 39 dentro de un total de 130 países. El deterioro de la situación en los años subsiguientes llevó, en 1994 a su comportamiento más crítico, cuando la Isla quedó relegada a la posición 89 entre 173 países. De nuevo el informe del PNUD de 2007-2008 ha mostrado una recuperación importante, al quedar Cuba en el lugar 51.
Pero seamos realistas. Si hiciéramos un posicionamiento exclusivamente en función de los ingresos (PIB per capita) Cuba quedaría relegada al lugar 94. Estas dinámicas muestran a la vez la fuerza y la debilidad del sistema cubano: de una parte la capacidad de resistir, y de retener para la población niveles de amparo que serían inimaginables, en una situación de crisis, dentro de una economía de mercado. De otra parte, la insuficiencia efectiva de la economía cubana, renuente a formalizar su propio andamiaje mercantil para hacer sustentable el sistema.
Se puede afirmar que las distorsiones que podemos ver hoy en el escenario socioeconómico cubano resumen los efectos combinados de la desconexión y el derrumbe de la economía, de una parte, y de otra de las medidas aplicadas para contener la caída. Sin poder descontar los precedentes efectos, también combinados, de las limitaciones impuestas por el bloqueo y las generadas al interior por estrategias erráticas, o frustradas por agentes externos. En Cuba no se hace posible definir con coherencia una estrategia estable de desarrollo, sin lograr previamente una estrategia de subsistencia, larga e irreversible. Guste o no guste aceptarlo.
La expresión más elevada de recuperación económica se percibió en 2006, cuando el crecimiento del PIB alcanzó el 12.5%, aunque todavía quedó corta con relación a los resultados de finales de los 80 (últimos años de asociación al CAME). Además este índice comenzó a desacelerarse al caer a 7.3% en 2007 y 4.3% en 2008. La cifra inicial prevista para 2009 ya requirió un primer ajuste a 2.5% en abril y a 1.5% en agosto. La economía vive su peor momento desde 1994 y no hay que excluir la posibilidad de termine el presente año con signo negativo.
Al margen de la fuerte contracción que la economía cubana afronta al final de esta primera década del siglo, hay que reconocer que por primera vez ha aparecido para Cuba, desde el derrumbe del Muro, un escenario de inserción, ahora sin dependencia de un centro político o económico exclusivo; aparentemente ajeno a un esquema de polaridades en sentido convencional.
En el plano económico se destaca el hecho de que Venezuela, bajo el gobierno bolivariano, se haya convertido en el socio principal de la Isla. Pero por encima del dato económico, y englobando el dato económico, resalta la marea de cambio social hacia gobiernos de izquierda, de distinto grado de radicalidad, todos portadores de una voluntad transformadora de la orientación integral de la América al sur del Río Bravo. La propuesta de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) se abre paso como ideal de integración frente a la implantación del libre comercio según la receta norteamericana (ALCA).
No me parece que corresponda a este panel la introducción del análisis del cambio latinoamericano, que seguramente será tomado en cuenta en presentaciones posteriores. Lo cito ahora sólo para apuntar la importancia que tiene —y la que podría alcanzar— esta atmósfera de cambio para la subsistencia cubana. La cual será seguramente mayor que lo que la experiencia cubana pueda aportar a ellos.
Dos cosas solamente quiero adelantar. La primera es que Cuba no se puede permitir una prospección triunfalista. Tampoco nuestra América. Nos encontramos dentro de una correlación regional contradictoria, que va a mostrar avances y retrocesos, en la cual las fuerzas conservadoras cuentan con el respaldo de Washington frente a los gobiernos de izquierda, que no han dejado de ser vulnerables.
El territorio colombiano se puede convertir en el bastión militar de los Estados Unidos para zanjar por la «vía dura» sus diferendos con los Estados de la región. Una nueva versión de Plan Colombia podría incluir a Panamá y contar con la neutralidad de Costa Rica. La paz va a ser perturbada para quienes decidan no plegarse a Washington en el clásico expediente de sumisión.
Lo otro que no quiero dejar de anotar trasciende a la coyuntura y tiene, a mi juicio, un valor excepcional. La mirada estratégica de los nuevos proyectos latinoamericanos ha introducido un elemento sustantivo desde la sabiduría tradicional de los pueblos indígenas. Se trata de la conceptuación del propósito de «buen vivir» (sumak kawsay) frente al de «vivir mejor» que ha dominado hasta ahora el horizonte de desarrollo y los criterios de eficiencia; conceptuación explícita ya en las nuevas Constituciones votadas en Bolivia y en Ecuador.
En esta visión se implica también una relación del ser humano con su medio natural basada en la reposición y no en la depredación, un concepto de integración no solo dirigido a las relaciones de los seres humanos entre sí, sino también entre los seres humanos y la naturaleza, de la cual la lógica de la acumulación le ha hecho olvidar que es parte integral.

Justo en la crisis


LIBORIO JUSTO: UN ARGENTINO EN LA GRAN DEPRESION NORTEAMERICANA

Fundó partidos de izquierda, fue trotskista y luego un durísimo crítico del revolucionario soviético exiliado en México, se ofreció como voluntario para trabajar de obrero en la URSS, fue marinero en balleneros finlandeses, vivió doce años como ermitaño en las islas del Ibicuy, usó seudónimos para no quedar encasillado como el hijo rebelde del máximo representante de la Década Infame y hasta le hizo un escándalo público a su padre –el general Agustín P. Justo– delante del presidente Roosevelt. Pero, como si fuera poco, entre 1926 y 1934 Liborio Justo viajó a Nueva York, donde retrató sin partidismos los estragos que causaban el crac del ’29 y la Gran Depresión en la capital del capitalismo.

El ojo de Quebracho y de Lobodón se adivina, inquieto, tras la lente minuciosa que captura las grietas en la capital imperial del siglo XX. Liborio Justo tendría alrededor de 30 años cuando tomó las fotografías de Nueva York, en distintos viajes entre 1926 y 1934, desde poco antes, durante y después de la crisis del ‘29 de Wall Street. Sus imágenes no son financistas y empresarios lanzándose de los rascacielos sino los nuevos desocupados, los contrastes, los trabajadores en huelga, la protesta roja, el estupor de una sociedad que ya se anunciaba como la más poderosa del planeta y que asistía, paralizada, al derrumbe de su economía.
Las fotografías realizadas por Liborio Justo –que se exhiben en el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco (Suipacha 1422) hasta el 22 de mayo– tienen el vigor de la paradoja, aun en un planeta donde las distancias se achicaron tanto desde entonces. No son las imágenes de un fotógrafo norteamericano sobre la pobreza en América latina sino las del ojo inquieto de un argentino que hurga bajo la alfombra de la sociedad neoyorquina de los años ‘30.
En las imágenes de Lobodón Garra, que junto con el de Quebracho eran los seudónimos que usaba Liborio, no hay jactancia ni complejo chauvinista sino la gloriosa convicción de la decadencia definitiva del capitalismo y la poderosa irrupción de una nueva sociedad igualitaria de trabajadores. Liborio es hijo del general Agustín P. Justo cuando llega en su primer viaje a Nueva York en 1926. Y en 1930, otra vez de visita en Manhattan, se convierte en el hijo del presidente golpista tras el derrocamiento de Yrigoyen.
Es la oveja negra de una familia de militares, porque su madre también es hija de un general. Ser hijo del presidente lo descoloca, reniega de esa condición que nunca hubiera elegido, recuerda con desilusión a su padre cuando desechaba cualquier intervención en política, se aferra a su cámara de fotógrafo aficionado y se lanza a las calles de la latente capital del mundo. Ser hijo del presidente argentino en aquellos años era algo así como ser ahora un príncipe saudita. Pero este príncipe argentino no tira la manteca al techo, se integra al mundo bohemio, es asiduo concurrente a las reuniones de intelectuales de izquierda en una época, probablemente la última en Estados Unidos, donde ser comunista estaba de moda, como lo cuenta el mismo Liborio en sus memorias.
Liborio descree de los intelectuales, pero se deslumbra con los luchadores obreros. No hay fotos de reuniones ni con gente famosa, sus protagonistas son anónimos, decenas de desocupados durmiendo en los bancos de una plaza con el fondo simbólico de los grandes rascacielos. El poderío del capitalismo norteamericano y la expresión de sus límites, los cimientos huecos, sus dos extremos y el anuncio de su inevitable derrumbe. Allí está la irracionalidad de un sistema bárbaro, el poder y la miseria, los pies de barro del gigante.
Después de 70 años, el capitalismo norteamericano goza de buena salud, aunque la crisis del ‘29 fue como la del 2001 en la Argentina, pero en una de las economías más fuertes del planeta. Las contradicciones estallaban y el mundo se llenaba de presagios. La cámara de Lobodón es ultrarracionalista con la pasión religiosa de los revolucionarios. No se deja seducir por la cartelería de la propaganda de izquierda de aquellos años, no hay obreros heroicos ni banderas rojas flameando. Están las largas colas de las ollas populares y el obrero luchador es un hombre prolijo, con su overol y de pelo corto, que distribuye un periódico comunista. El worker está parado con firmeza ante la cámara con una especie de casaca piquetera con la hoz y el martillo, que anuncia su visión científica de la sociedad y la lucha de clases. Es el trabajador y la fuerza ascética, superior, del pensamiento. Un obrero en estado puro.
Y están también los paisajes urbanos, el centro vacío de la ciudad, el hospital abandonado, el templo masón en venta, los locales del Ejército de Salvación para colored men y la cartelera de un teatro céntrico que anuncia la presentación de la declamadora argentina Berta Singerman, que recitaba poesías envuelta en tules y con profunda entonación dramática, adorada por la izquierda y los intelectuales de Buenos Aires. Y pone el ojo en otro cartel inmenso que dice “Déle una mano, vecino”, y se ve una mano paternalista que se apoya en el hombro de alguien desconsolado, supuestamente un desocupado.
Había comenzado la Década Infame en la Argentina y el papá de Liborio era su emblema, el general presidente de la República. El gobierno de Agustín P. Justo fue conservador en lo político y social, y liberal en lo económico. Y Liborio fue opositor furioso desde la izquierda. Sus seudónimos fueron un intento de evitar ser encasillado como el hijo rebelde del presidente, buscó su propia identidad en ese debate furioso que irremisiblemente llegaba a la mesa familiar. Participó en la agitación social en la Argentina y también en Estados Unidos, donde al mismo tiempo ejerció con gran altura este ejercicio de fotógrafo aficionado.
Fundó partidos de izquierda, fue trotskista y luego un durísimo crítico del revolucionario soviético exiliado en México, se ofreció como voluntario para trabajar de obrero en la URSS, fue marinero en balleneros finlandeses y vivió doce años como ermitaño en las islas del Ibicuy. Esa experiencia norteamericana dejó su huella en estas fotografías y en el acto de rebeldía que marcó a una generación, cuando se infiltró en el solemne agasajo del Congreso al presidente Franklin Delano Roosevelt, que se encontraba de visita. Entre tanta gente copetuda se escuchó el grito del hijo rebelde: “¡Muera el imperialismo yanqui!”, justo cuando su padre, el general, saludaba al mandatario norteamericano.

LUIS BRUSCHTEIN

Domingo, 3 de abril de 2005

Héctor P. Agosti: un recorrido por su trayectoria.


Héctor Pablo Agosti nació en Buenos Aires el 20 de Agosto de 1911. Cómo muchos de sus contemporáneos, se unió a las filas del comunismo a temprana edad ingresando a la Federación Juvenil Comunista (FEDE), en 1927. A partir de entonces abrazará apasionadamente la causa revolucionaria con los avatares de desempeñarse al mismo tiempo como escritor y como militante político.
En 1928 participa como delegado juvenil al VII Congreso del Partido Comunista y comienza a dirigir Juventud Comunista, el periódico de la FEDE. En 1929 ingresa a la Facultad de Filosofía y Letras, en la que organiza con otros estudiantes el Partido Reformista de Izquierda, que junto con otros grupos, y a iniciativa de Agosti, fundarán el grupo Insurrexit. Una agrupación que tenía entre sus objetivos introducir el principio de la lucha de clases en la Universidad, y que tuvo entre sus resultados la publicación de “Crítica a la Reforma Universitaria” en 1933 en cinco números sucesivos de la revista Cursos y Conferencias del Colegio Libre de Estudios Superiores. Esta institución, fundada en 1930 por Aníbal Ponce, Luis Reisigg, Robero Guisti, Carlos Ibarguren, Narciso L. Laclau y Alejandro Korn, buscaba generar un espacio dedicado a la cultura superior, paralelamente a la política “antirreformista” que predominaba en la universidad oficial, a la vez que aglutinaba capas más amplias de la sociedad con el fin de brindar a la cultura una clara connotación política.
Agosti participó también en publicaciones como Bandera Roja, Orientación, Nueva Gaceta, Crítica, Clarín, Expresión, Nuestra Palabra y Cuadernos de Cultura, en esta última como director junto a Julio Luis Peluffo y Roberto Salama.
Cómo muchos de sus contemporáneos, abrazó la causa de la Unión Soviética con Stalin y de guerra civil española, con todas las expectativas que generaba la existencia de un socialismo real. Con aciertos y desaciertos, sus reflexiones generaron polémicas no sólo con intelectuales de otras corrientes políticas, sino también al interior del partido. Contribuyó de esta forma al enriquecimiento del debate cultural no sólo en el rescate del pensamiento Echeverría, Ingenieros y Ponce, reconocido por sus pares, sino a la más controvertida traducción de las obras de Antonio Gramsci al español. Bajo su iniciativa se tradujeron El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce en 1958, Los intelectuales y la organización de la cultura en 1960, Literatura y vida nacional en 1961, y Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado moderno en 1962.
Fue respetado y reconocido como interlocutor por intelectuales de otras corrientes políticas, y llegó a ser secretario de la comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en 1948. Comienza aquí un período de intenso trabajo en algunos de sus libros más conocidos como Cuaderno de bitácora (1949), Echeverría (1951), Para una política de la cultura (1956), Nación y Cultura (1959), El mito liberal (1959), Tántalo recobrado (1964).
La preocupación por la lucha en el terreno de la cultura fue central desde sus primeros libros, y su concepción de la labor intelectual como forma de militancia política en sí, fue motivo de controversia, aún siendo miembro de la Comité Central del Partido Comunista desde 1963. En 1967 es el encargado de la redacción del informe de la Tercera Reunión de Intelectuales Comunistas. Durante los dos años siguientes realiza numerosos viajes, y a su regreso en es elegido copresidente del Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA), un importante frente de partidos que aglutinó figuras como Agustín Tosco y Mario Roberto Santucho. En medio de las conmociones políticas de 1973 cierra en el Luna Park el XIII Congreso del PC, y se entrevista con Perón como parte de una delegación partidaria. En 1976, fallecido Emilio Troise, asume la presidencia de la Asociación Amigos de Aníbal Ponce. Durante los años de la dictadura logra publicar Ideología y cultura en 1979, Cantar opinando en 1982 y Mirar hacia delante 1983, año en el que recibirá además el Gran Premio de Honor de la SADE. Su labor incesante sólo se interrumpirá con su muerte el 29 de julio de 1984.
Su labor militante como intelectual, siempre condicionada por los avatares de la política nacional, mereció el reconocimiento de sus camaradas partidarios sino también el de muchos intelectuales de otras corrientes políticas. El libro Los infortunios de la realidad, de una muy reducida tirada, y que recopila su epistolario con su gran amigo Enrique Amorim, resulta un ilustrativo recorrido desde sus propias reflexiones por sus más agitados años de militancia. Constituye a la vez un ejemplo lúcido pensamiento y autocrítica, del que vale la pena reproducir algunas enseñanzas, aún vigentes:
“… la teoría de la realidad, en estos duros años (…) prueba los malestares de choque entre la teoría y la realidad cuando la teoría es manejada en fórmulas de homeopática ortodoxia. El gris de la teoría que Goethe solía oponer al verdor perenne de la vida se manejó frecuentemente como desaprensiva metáfora para denostar la teoría en su condición de cuerpo orgánico en cambio de enjuiciar con ello la impávida insistencia en su mal aplicación. Y creo que de eso se trata cuando se examinan las cosas de este período [1938 - 1960] y no de una supuesta (y deseada) crisis en el pensamiento político de izquierda, una izquierda, dicho sea de paso, a la que ahora se otorga definido nombre y apellido después de haberla desterrado minuciosa, alegre e irresponsablemente de los elencos de la historia. Si pretendemos asumir autocríticamente la aplicación de la teoría, es el caso de advertir los rasgos de su inadecuación frente a la realidad cambiante y no de repudiarla in Toto (…) creo que la realidad y lo real fueron a veces distorsionados por la aplicación anómala de esa teoría revolucionaria sin la cual, a menos de recaer en un mero determinismo positivista, no cabe la acción revolucionaria”
“La alternancia in re entre esencia y fenómeno condiciona el carácter contradictorio que asume el mecanismo del conocimiento (…) Esto sin duda alguna se traslada también al campo específico de la política. Puede explicar (o explica) algunos de los desconciertos frente a la realidad…”
“…infortunios de la realidad no siempre cabalmente capturada y los desaciertos de un realismo reducido por lo común a la corteza apariencial de las cosas. Es fácil percibir que en estos intrincados vericuetos subyace la noción básica de comprender la experiencia como intervención activa del hombre sobre el mundo exterior y no como mero reflejo contemplativo. Pero ¿nos permitió semejante experiencia sobrepasar el núcleo de las contradicciones, armonizarlas en su unidad dialéctica o al menos utilizarlas para que su diversidad fuera un acercamiento a las esencias y no una sumisa conformidad con las apariencias? Mucho me temo que algunos de nuestros actuales interrogantes provengan de esa aplicación mocha de la teoría, visible por ejemplo en la apreciación del realismo estético.”
“Nos e trata, pues, de repudiar la teoría, sino de admitir que fue dejada de lado en lo que tiene de dinámica y fecunda. Transformada en una especie de dogma, y no en guía para la acción como la definía el maestro genial, la teoría no era culpable, ni mucho menos culposa, de su morbosidad reiterada. Fue su nombre, torcidamente usado, el responsable de alejamientos y conflictos (…) Lo que más interesa es saber hasta que punto fuimos capaces de reservar un espacio habitable a quienes coincidían (aproximadamente) en la visión de la realidad, aunque no siempre estuviesen dispuestos (sobre todo estéticamente) a someterse a modos envejecidos y contrarios al bon sens, como si todo lo ajeno fuera tierra abominada para siempre, incapaz de proporcionarnos ese gramo de racionalidad aprovechable que Marx sabía encomiar.”
“De esas memorias de trata ahora, de recuperar los fueros de Mnemosina para que el Olvido no nos defraude en renovados yerros (…) el tiempo no es fatídico, ni menos aun inexorable, cuando aprendemos a administrarlo. Volver sobre el pasado no es, no puede ser, no debe ser una profesional laceración de reproches. Volver sobre el pasado para no insistir en sus torpezas es ciertamente “víspera del mañana”. Pero ese mañana difícilmente lo conquistemos si no mitigamos los infortunios de la realidad con la objetividad desprejuiciada de su examen.”

(Los infortunios de la realidad).


Un hombre de ayer y de hoy

Desde que empecé a estudiar la obra de Héctor Pablo Agosti me han preguntado en reiteradas oportunidades qué fue lo que despertó mi interés por este intelectual comunista, bastante olvidado. Habiendo egresado de la carrera de historia en la Universidad de Buenos Aires, donde poco se estudia el Partido Comunista argentino, y de familia no comunista, mi llegada a Agosti no se produjo sino luego de terminar la carrera. Conversando un día con Juan Carlos Portantiero, a quien tuve la suerte de conocer, sobre su trabajo cultural en la Federación Juvenil Comunista (FEDE) escuché por primera vez una referencia sobre Agosti:
En ese trabajo en la Comisión Cultural de la FEDE el partido tenía un frente de masas cultural que se llamaba la Casa de la Cultura. Estaba en le calle Córdoba y Riobamba. Entonces a mí me mandaron ahí para organizar, para colaborar en la organización de la parte más juvenil de la Casa. Y el hombre del partido en la Casa de la Cultura era Héctor, era Agosti. Entonces a partir de ahí empezó la relación (…) por esa época salió el libro de Agosti que me parece más importante de él que se llama “Echeverría”, que salió justo en el aniversario de Echeverría en el ´51, en el centenario de Echeverría. Entonces yo tenía muchísima admiración, yo lo había leído y a partir de ahí después busqué otros libros, Cuaderno de bitácora, El hombre prisionero, el primero que escribió en la cárcel en el año treinta y pico. Y bueno y era “la” figura…
Ese mismo día me prestó un libro de Agosti y cuando terminé le leerlo comprendí la “admiración” a la que se refería Portantiero. Su estilo, refinadamente complicado por momentos, y su preocupación por temas que casi 40 años después me seguían pareciendo vigentes me fueron llevando también a la búsqueda de más libros suyos. Todos ellos confirmaron mi sensación de que era, y es, necesario rescatar de ese injusto olvido a unos de los intelectuales más lúcidos que ha dado la izquierda argentina.

Alexia Massholder


Transcripción del testimonio de Roberto Socolovsky para el Archivo Oral del CCC (06-09-2004)

Había una muy fuerte oposición al intelectual comunista con el asunto de que recibían directivas y etcétera, etcétera. Y aquí viene el papel fundamental de Agosti, que junto con Mariátegui, Mella, y… busca las raíces nacionales y latinoamericanas y descubre a Gramsci planteando todo lo que íntimamente sentía. Y ahí se produce, digamos, el gran descubrimiento ó la ampliación de miras del marxismo, de los intelectuales marxistas. A partir de Gramsci de produce una especia de confirmación de la justeza teórica de los planteos que permanentemente eran rebatidos
Es decir que es inescindible en Agosti que él paralelamente estudia literatura, literatura francesa de la que tiene dos libros para secundario, el “Emilio Zola” y “La Literatura Francesa”, sigue interesado en la literatura desde el punto de vista teórico y desde el punto de vista humano, se mete en la crítica literaria tomando, aplicando el marxismo a la novelística argentina ¿Cuántos tenés críticos literarios? Y Agosti es el hombre de jerarquía que puede polemizar con Mallea, con Victoria Ocampo y al mismo tiempo con Martínez Estrada que está en una línea opuesta, con Hernández Arregui, el tótem de los nacionalistas. Y Hernández Arregui es el único que Hernández Arregui respeta como contradictor ó como oponente ideológico, acepta la polémica. Carlos Astrada, filósofo nacionalista, por supuesto que de los escritores liberales, Carlos Alberto Erro y Barreiro eran el prototipo del pensador y escritor liberal, y ellos se enorgullecían de caminar por la calle Florida al lado de Héctor Agosti que terminaba de darles una paliza terrible en “El Mito Liberal”. Publicaba “El Mito Liberal”, les sacudía con un caño y ellos estaban orgullosos de cartearse con Agosti, conversar, compartir en la Sociedad Argentina de Escritores, y son los que después le dan el gran premio de honor. Porque Agosti no era un polemista cualquiera, era un hombre que fundamentaba sus opiniones, que cuando yo te digo que era el Everest entre las sierras de Córdoba, esto lo he mamado en su literatura, que todavía no terminé por supuesto.

Yunque y nosotros


Claro que sí. Con ganas. Con alegría. Sin perder un minuto en consultar libros ni revisar papeles. Agradeciendo el haberme invitado a este número-fiesta de cumpleaños. Contentísimo y creyéndome con un millón de cosas por decir.
Esto por ejemplo. Que a Yunque lo tenemos. Que es nuestro. Que está junto a nosotros, apoyándonos, hablándonos, señalándonos el camino. Que no estamos ni tan solos ni tan inermes por lo tanto, frente a tanta cosa agazapada y sucia que este bendito oficio de escritor (o de mirar, o de juzgar o de vivir simplemente) nos hace ver a diario en Buenos Aires. Y que las cosas, pienso yo, no deben andar del todo mal en el país o en el mundo, mientras con sólo tocar un timbre de la calle Coronel Díaz se puede uno encontrar con una rebelde cabellera blanca, con unos ojos dulcísimos, y con una boca que entre tironeos algo compadres, se larga a hablar de Barret, de Di Giovanni, de Cristo, de Lenin, de las maravilas boxísticas de Gandolfi Herrero, del placer que, a pesar de todo, siente al leer a Borges, o de los fideos al pesto que dentro de cinco minutos va a preparar. Y claro, de pronto el mundo tiene otro color, y las gentes tienen otra dignidad, y los fideos al pesto y Borges son importantes, y la vida es importante porque él nos habla de ella, así como al pasar, sonriendo, haciendo chistes, o preguntándonos por nuestra compañera; es un cacho de hombre y un luchador, y un constructor de almas, y de yapa, el más maravilloso, fecundo y querido de nuestros escritores.
O esto otro: que todavía no se ha dicho todo lo que hay que decir acerca del sentido heroico de la obra de Yunque. Y que ahora, que parece ser moda entre muchos escritores, junto a cierta insufrible coquetería formal, una especie de regodeo en inventar sólo personajes frustrados, neuróticos, cobardes, engunfiados o traidores, vale la pena pensar en todo lo que ese sentido heroico y esa exaltación casi épica de la dignidad humana, significó y significa, no ya como formador de hombres sino desde el más estricto punto de vista literario. Sencillamente la posibilidad y el punto de partida de una verdadera gran literatura argentina. Gran literatura que tiene su mejor modelo en Martín Fierro y hacia la cual tienden sin duda los ejemplos más vivos y recordables de nuestras obras de ficción. No me refiero naturalmente - entendámonos - al poema o la novela más o menos pedagógicos sino a aquellas obras en que el amor al hombre y una fe poderosa en los valores rescatables del hombre, están presentes, iluminando, exaltando, dándole un sentido épico a la prodigiosa aventura de la humanidad (para no pecar de abstracto cito dos ejemplos entre los últimos dos best- sellers americanos: La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, como muestra de literatura apitucada, negra y gratuita; Cien años de soledad, de García Márquez, como ejemplo de literatura épica, vital y exaltadora del hombre).
Y que en Yunque eso, el amor, la fe en el hombre, el sentido de la grandeza, vertebran, dan coherencia y "justifican" cada una de sus obras. Sus cuentos, por ejemplo, en donde prodigiosamente una pelea callejera, una aventura, un gesto inesperado o un partido de ta-te-tí, asumen de pronto categoría de epopeya, al mostrar lisa y llanamente la presencia del héroe, del hombre engrandecido, (tal vez pasajeramente, sí, pero magníficamente) por el coraje, por la rebeldía, por el amor. O si Alem o su Calfucurá, dos grandes frescos históricos, iluminados y vitalizados no sólo por su visión enjuiciadora y revolucionaria de los hechos, sino además, y esto es lo maravilloso, por una actitud receptora y comunicadora del tamaño humano de los protagonistas. Hasta el punto que los libros que podrían haber sido simplemente libros acusadores y de combate, se convierten además, por virtud del amor y del sentido épico del narrador - del aeda estaba por decir -, en el relato de una pelea de titanes, en la cual los enemigos de Alem (los enemigos de Yunque, al fin de cuentas) tienen a veces como en La Ilíada, tamaño y actitudes de héroes. No son esquemas inventados para vapulear, son hombres vivos, con su complejidad, sus miedos, sus abismos y sus alturas, padeciendo a su modo los designios de un dios llamado devenir histórico.
Todo eso. Y además, las deudas que tenemos con Yunque. Por varios motivos. Fue a través de sus cuentos que muchos de nosotros nos enfrentamos por primera vez con cosas importantes. Con la literatura en serio, en primer lugar; con ese mundo de la palabra auténtica, vívida, cotidiana, que nos conmovió hasta lo hondo, y nos asombró, y nos mostró caminos nuevos, y que ya a los ocho años nos hizo saber que existían libros tan apasionantes como un partido de futbol o una rabona. Pero también con una ética, viril, desprejuiciada, renovadora, vital y revolucionaria, tan distinta a la ética del señor vicedirector o a las de las lecturas más o menos morales con que se nos aburría, que muy pronto la sentimos manifestación de toda una nueva, profética, renovadora, vital y revolucionaria visión del mundo.
Otras deudas las contrajimos más tarde, cuando conocimos a Yunque. Cuando lo vimos vivir, y lo supimos a nuestro lado, entero, luchador, valiente, sabio y niño. Cuando sin admoniciones y sin aspavientos, con sólo el ejemplo de su conducta, nos enseñó cómo debe ser el camino de un intelectual en el país del acomodo, del autobombo y de las agachadas.
Muchas otras cosas podría decir pero como ya lo estoy oyendo a Yunque bufando de aburrimiento y diciéndome que me deje de macanas, sólo me queda desearle un feliz cumpleaños y con la voz y el gesto de toda una generación, darle un abrazo y decirle gracias.

Humberto Constantini
[Cuadernos de cultura Nº 95, mayo-junio 1965, número dedicado a Yunque con motivo de sus 80 años]

Crónica de Alvaro Yunque


(Saludo a sus cuatro veces veinte años)

"Caminar por el mundo de las cosas concretas
y tener los deseos de las cosas abstractas" - A. Y.

Mi hermano Enrique y yo conocimos a Alvaro Yunque en los primeros años de la memorable década del 20. Habíamos leído ya tres o cuatro poemas suyos que poco después, en 1924, integraron su libro Versos de la calle. Le visitamos en su casa, la casa grande, familiar, de la calle Estados Unidos. Estábamos identificados con él en el profundo amor por Buenos Aires, sus barrios, sus cosas, y porque, como él, también nosotros ya tratábamos el tema de la ciudad entrañable, aunque desde ángulos distintos. Todos sentíamos la calle, la vivíamos. En otra oportunidad, en un triste día de duelo, fuimos por segunda vez a verlo juntos. Allí estaban los otros hermanos: el actor teatral, el médico-poeta (Juan Guilarro) , el campeón de boxeo (autor de poemas lunfardos), pues los Gandolfi Herrero constituyen una familia ciertamente singular.
Llegaron los días de la guerrilla literaria que alborotó Buenos Aires. Enrique, Santiago Ganduglia y yo, y casi enseguida Nicolás Olivari y Roberto Arlt, nos enrolamos en el movimiento martinfierrista, pero continuamos siendo amigos de varios del grupo de Boedo, aunque nos veíamos poco o nada. Florida - así llamado porque la redacción del periódico Martín Fierro estaba situada en un caserón de la calle Tucumán, esquina Florida - me atrajo, entre otras cosas, y como poeta, por el sentido de la libertad de las formas y cierta audacia en la búsqueda expresiva que ese movimiento configuraba, por el rescate de la metáfora como lenguaje fundamental del verso, la metáfora con valor funcional, claro está, opuesta a la imagen lugoniana meramente descriptiva. Con el tiempo, cuando ambos grupos desaparecieron y cada cual tomó por su lado, establecimos nuevamente contacto con Yunque, más estrecho, sobretodo en la incidencia política. No siempre coincidíamos, especialmente en el plano estético. El era, y es, por ejemplo, partidario de la rima y el ritmo estrictos, y en nosotros se acentuaba cada vez más la tendencia al versolibrismo. Diría que desde aquellos días, hasta hoy yo creo que en arte y literatura todas las formas son válidas cuando hay autenticidad; interesa principalmente lo que se pone adentro, la intención moderna. Y por cierto lo mismo que nosotros, Alvaro Yunque suele contradecirse ligeramente en determinados aspectos; él mismo señalaba en el poema antes citado una suerte de desencuentro, caminando entre las cosas concretas y deseando las abstractas...
No se trata de invalidar el tono fraternal de estas lineas con ráfagas de intención polémica. Además, pasada la guerrilla literaria, pienso que las diferencias entre Boedo y Florida no eran tan profundas como se creyó, y como aún creen algunos. A propósito, no carecía de sentido aquella salida de Arturo Cancela, sugiriendo que ambos grupos se unieran bajo un denominador común: FLOREDO. Y lo que importa, en nosotros, es la conducta, la actitud inconformista, algo insobornable que nos ha sostenido siempre.
Poeta con algo de filósófo - hay una marcada tendencia a filosofar en su obra poética , y ahí están sus incontables hai-kays -comediógrafo, historiador, biógrafo, se le considera sin embargo consagrado fundamentalmente como cuentista. Y bien, resulta que en el cuentista palpita el poeta o subsiste la actitud poética ante la vida, ante el mundo, ese aliento lírico que se ha dado en otros autores de cuentos, y baste con citar a Chejov, a Catherine Mansfield, a O. Henry en cierta parte de su obra, a Enrique González Tuñón, cada cual en lo suyo. Su gran acierto es haber logrado llegar, en general, tanto a la inocente comprensión del niño como a la más adivinadora y captadora de matices de la adolescencia, con esos relatos suyos que enlazan la realidad y la fantasía trascendiendo una grave y honda ternura. Esa grave ternura ya estaba implícita en uno de los breves poemas de Versos de la calle ("El murallón de la penitenciaría"): "Tan monótono, triste y frío/ es una hoja de la ley/ lo vi que, compasivamente/ le escribí un nombre de mujer". Y a esta altura interviene un admirador de Yunque cuentista, mi hijo Adolfo Enrique, quien acaba de cumplir 14 años.
Cuando nació Adolfo la familia Yunque vivía en una luminosa casa de la calle Conesa, en Colegiales, y nosotros en un departamento situado a pocas cuadras de allí. Algunas mañanas, temprano, el siempre juvenil Alvaro venía, en su bicicleta, a charlar con nosotros y hacerle cariñosas bromas a Adolfito. Este creció (¡y en qué forma!, es casi tan alto como el maestro de La barra de siete ombúes). A los 8 años leyó por primera vez ese libro, precisamente, y todos los demás. Y los releyó, más tarde. No sólo eso; prestó los libros a más de un compañero de la escuela primaria y luego a más de uno del Colegio Nacional Avellaneda, donde ingresara el pasado año. Alvaro sabía algo de ésto, vagamente, pero hace unos meses tuvo ocasión de oirlo por boca de mi hijo, con todo detalle. Fue cuando en el departamento que ahora viven los Yunque solos - los hijos se casaron - comimos y brindamos, cordialmente invitados por ellos, festejando el premio que acababa de concederme la Fundación Argentina para la Poesía. Adolfo Enrique le habló de esas obras que había leído y releído, y que calaron hondo en su sensibilidad. Nuestro viejo Yunque, aunque a veces lo disimule, contiene en su espíritu un enorme caudal de bondad y simpatía hacia los niños, y sin duda ya estaba acostumbrado a encontrarse con admiradores como mi hijo, al filo de la adolescencia, pero yo creo que la fidelidad de mi hijo, la reiterada solidaridad con el mensaje humanista de la cuentística yunqueana, le conmovieron. En un momento dado los dos conversaron tete a tete. Yo hubiera querido fotografiar ese instante, la imagen de serena plata de un invierno florido, y el perfil alborotado de una primavera en flor. Pienso que ésto significa la verdadera consagración de un escritor.
Adolfo Enrique pertenece a ese rostro innumerable constituído por los lectores juveniles del autor de Poncho, que se van sucediendo. Ellos están por encima de los críticos y de los historiadores de la literatura. Ellos tienen los ojos limpios; ellos saben. Me gustaría mucho que un muchacho así, hijo de un amigo, conservara en su casa libros míos, releídos, manoseados, prestados a los camaradas de la primaria y del Nacional. Y que viniera a mi casa, y me lo dijera.

Raul González Tuñón

[Cuadernos de cultura Nº 95, mayo-junio 1965, número dedicado a Yunque con motivo de sus 80 años]

NUESTRO YUNQUE


Hubiera querido poder hablar de Yunque con la penetrante sencillez con que él se refiere a figuras como las de Roberto Payró, o de ese otro inolvidable, Carlos Giambiaggi. Porque hay seres a los que sólo es posible acercarse con palabras simples, despojadas de cualquier artificio – como si su modestia resultara contagiosa.
“… y su poema es una parte de su vida. Lo escribe como ciudadano afanoso de servir a su tierra, de contribuir a limpiarla de injusticias, no como literato persecutor del éxito […] tan campechano, tan ansioso de conocer hombres (el conocimiento más importante), tan sin parada… y por eso mismo, tan auténtico, tan hondo artista”.
No es casual que Alvaro Yunque dé relieve a estor rasgos que descubre en su admirado José Hernández. Porque en verdad se emparentan con su propia vocación dadivosa, su manera de ser, su estilo de hombre, su rumbo. Un rumbo que nunca torció.
“Tan sin parada…”
El sabroso argentinismo ayuda a ubicar a nuestro Yunque, enemigo de convenciones, engolamientos y prejuicios, adicto a la llaneza tanto en el arte como en la vida. La naturalidad, la limpieza de corazón y de miras, le son consustanciales, cuando escribe, cuando alterna con los demás, en el combate social. Su conducta de siempre podría definirse como la sencillez en la dignidad. La dignidad con mayúscula.
Quién sabe si esa ausencia poco común de afectación y engreimiento, en un ambiente donde tantos literatos han creído indispensable el cuello duro de la solemnidad, no influyó en la subestimación de su obra por algunos…
Que otros corran tras el deslumbramiento de famas y honores. En cuanto a él, no le interesa el estrépito vacuo:
“Dejadme ser un río silencioso,
Dejadme ser profundo y navegable”.

* * *

Tendría yo menos de 20 años cuando un día golpeé tímidamente a su puerta, la puerta del autor de cuentos fervorosamente releídos, algunos de cuyos Poemas gringos sabía de memoria. Como les ocurriera a tantos otros, mi timidez se disolvió enseguida, ante su acogida cordial y sin vueltas, y al descubrir que el hombre correspondía, lo que no ocurre frecuentemente, a lo que imaginaba por el escritor. Fue el comienzo de una amistad entrañable. Volvimos a visitarlo a menudo, un grupo de muchachos igualmente inquietos que bullíamos en nuestras primeras incursiones por el arte y la política, y mateábamos largamente en su casa de entonces de Vicente López, de donde salía para largas excursiones en su “pingo del asfalto”, como bautizara a su sufrida bicicleta. Y encontrábamos en él tanta tolerancia y comprensión afectuosa que terminamos tratándolo – pese a la diferencia de edades – como a un muchacho más. De ahí que en 1938 prologara el libro inicial de uno de nosotros, el Payró de Raúl Larra a quien le debemos unas páginas hermosas y perspicaces sobre Yunque.
Y hasta hoy se conserva así: celoso de su soledad ensoñadora y a la vez pródigamente abierto a la amistad; reticente o esquivo ante situaciones y gente que le desagradan, pero efusivo y familiar con los que merecen su estima; manso, si se quiere, pero pronto a la indignación violenta frente a la injusticia y a los opresores de hombres y de pueblos.
No sé si tiene enemigos personales, pero lo dudo. Porque aunque ponga vehemencia en la polémica, su franqueza y rectitud son realmente desarmantes. Sigue manteniendo trato aún con aquellos que están muy lejos de sus convicciones, siempre que no se hayan emporcado. Sus adversarios ideológicos pueden combatirlo, negarlo, silenciarlo, pero quiéranlo o no, se sienten obligados a respetarlo.
Se irrita y ofende cada vez que choca con la mezquindad, el egoísmo, la hipocresía. Una de las condiciones que más aprecia es la capacidad de jugarse y arder por las grandes causas. En cuanto al que queda al margen, al escéptico, lo definió en forma tajante: “Ya no eres más que piedras, río seco”.

* * *

El joven Gandolfi Herrero ya había llenado no pocas carillas durante 15 años y el seudónimo que lo distinguiría luego se veía con frecuencia en las revistas de izquierda. Pero fue el hombre de 35 el que – “abandonados quedan tres libros” – publicó en 1924 el primero, Versos de la calle, en la tan rústica como barata edición de “Los Nuevos”. El título reflejaba una concepción del arte enriquecida por la vida cotidiana y popular.
Poesía de la calle,
Cosa de todos, sin dueño,
Yo te aprisiono un segundo,
Sólo un segundo, en mi verso.
Poesía de la calle,
Vuelve a la calle de nuevo;
De todos sé, y de ninguno,
Riqueza de todos, verso.
Y, desde entonces, no ha cesado de escribir, de darse plenamente, en una porfiada militancia artística y humana.
Entre aquellas fechas transcurre un período interesante de la cultura argentina, que Yunque ha contribuido tan empeñosamente a elaborar desde su mesa de trabajo, donde hoy, en sus increíbles 80 años su mano incansable sigue corriendo sobre el papel durante bastantes horas. La obra que labrara a lo largo de decenios difíciles para él y para el país, tiene facetas múltiples: ensayos y trabajos históricos, cuentos y poemas, novelas y biografías, piezas teatrales, comentarios críticos, artículos, antologías, compilaciones…Su producción está inspirada en las fuentes progresistas de la literatura nacional y en un objetivo que siempre consideró ineludible: “El artista debe militar entre los hombres que cambian el mundo. El artista no ha venido a contemplar sino a vivir. Arte es acción”.
Mucho es lo publicado, pero mucho también lo que permanece inédito, a menudo porque le faltó editor. Pero él, que jamás fuera un “literato persecutor del éxito”, sigue creando sin inmutarse. Es su modo de existir y de darse a los demás.

* * *

Nacido en un hogar donde la vieja estirpe hispano-criolla se mezcla con la impetuosa sangre italiana de su padre “¡gigante gringo rubio de los ojos celestes como una escuadra honrado, fuerte como un compás!”, no es allí donde ha de conocer privaciones y miserias. Son lecturas copiosas y heterogéneas las que van descubriendo a su espíritu la áspera realidad social, aprendizaje que iba a completar su aproximación al pueblo trabajador, a las luchas que entonces conmovían al país y al mundo. Practica la filosofía yoga, la gimnasia bajo el sol, el naturalismo (hasta hoy sigue practicando el ayuno como alivio a las dolencias). Influenciado por la prédica de Tolstoy, admirador de Bakunin, atraviesa una larga etapa de anarquismo romántico, colabora en La Protesta. Se reúne, discute afiebradamente y comparte iniciativas literarias con otros jóvenes que, como él, no sienten el arte como un juego gratuito y desaprensivo, sino que quieren llevarlo a la calle, entreverarlo con los sufrimientos y las ansias populares. Revistas sucesivas brotadas de su entusiasmo le sirven de trincheras para proclamar agresivamente sus convicciones. Se ha hablado tanto de la polémica Boedo-Florida, que se olvidan otras vivencias artístico-sociales de la época del 20, de sus comienzos. En libros y artículos, Alvaro Yunque ha aportado una información más amplia y a veces reveladora. Recuerda al grupo de plásticos Artistas del Pueblo animado por Facio Hebecquer, al periódico Acción de Arte (1920-1922) dirigido por el crítico Atalaya y Carlos Giambiaggi, a los colaboradores del suplemento literario de La Montaña a cargo del poeta Juan Pedro Calou. Es posterior la aparición de la revista Los Pensadores – luego Claridad – donde se agrupan los ubicados en Boedo; en 1925 colaboran en La Campana de Palo, co-director Yunque, quién reincidirá 15 años después reeditando Rumbo. En esas aventuras de entreveran muchos nombres, algunos de los cuales han dejado buena huella en nuestras letras: Gustavo Riccio, Juan Guijarro, Nicolás Olivari, Elías Castelnuovo, Aristóbulo Echegaray, Pablo Rojas Paz, Roberto Mariani, Leónidas Barletta, etc., además de otros que quedaron en el camino. Sus libros iban surgiendo en ese clima fervoroso, agitado por sueños de redención social, junto con la obra de artistas tan valiosos como Agustín Riganelli, Sibellino, Falcini, Facio Hebecquer, Arato, Abraham Vigo, Santiago Palazzo, Gómez Cornet, Giambiaggi, Bellocq.
Factores diversos habían contribuido a generar su rebeldía, su amor a los desposeídos, sus concepciones ideológicas tan bien intencionadas como a veces confusas y contradictorias; y entre ellos la obra de los escritores rusos – Andreiev, Gorki, Tolstoi, Dostoievski., Korolenko, etc. -, así como de Zola y otros. Pero también ejerció evidente influencia el contexto social. Desde principios de siglo la lucha de clases se acusaba en sucesos a menudo sangrientos, huelgas combativas, manifestaciones obreras baleadas por la policía, las primeras leyes represivas. El “Grito de Alcorta” había testimoniado el descontento campesino. La tempestad limpiadora de la Revolución de Octubre, el surgimiento triunfal del primer estado socialista, tuvo aquí una vasta repercusión. Comentando la frase de Aníbal Ponce, al hablar del 1917 –“Nadie ha contado aún como latía nuestro corazón de los 20 años en aquel momento decisivo de la historia” -, Yunque confirma: “Nuestra intuición juvenil nos decía, contra la opinión de los mesurados, los escépticos, los conservadores, los pusilánimes, que entrábamos en un nuevo ciclo, que la espiral de la vida ganaba un nuevo tramo a las sombras”. Y en otro lugar: “Nosotros – que nos decíamos o quizás sólo nos creíamos anarquistas – éramos simpatizantes de la Revolución de 1917. Teníamos la mente asomada al gran viento que de allá venía y que a nosotros llegaba confundido con todas las calumnias de la prensa burguesa, socialista y anarquista”. Coincidiendo, tal vez sin saberlo, con la posición marxista del Partido Socialista Internacional, Yunque y otros escritores de su generación que han marchado junto a él exaltaban el acontecimiento. “Desde La Montaña, un diario de Botana pero popular, ya comenzábamos a loar la obra de ese tal Lenin, nombre aún confuso, de ese que, desentendiéndose del pasado zarista y de sus compromisos, firmaba la paz”. En el memorable mitin de 1918 en el Teatro Nuevo, se alzó la voz vibrante de José Ingenieros. “El teatro, enrojecido de banderas, se caldeo con una juventud entusiasta. ¿Quién de nosotros no se hinchó las manos aplaudiendo, quién no enronqueció gritando?”.
Reforma universitaria de 1918, luchas ferozmente aplastadas en la Patagonia, huelga de Vasena, Semana Trágica… Todos acontecimientos ansiosamente vividos por Yunque y los otros pioneros del arte social.
En una nota que apareciera en el número 70 (1964) de Cuadernos de Cultura, con motivo del 75 aniversario de Alvaro Yunque, se apunta sagazmente: “Si se rastreara con algún cuidado su trayectoria literaria – y la de tantos escritores de su generación que han marchado junto a él -, podría descubrirse que ella es simultanea y coincidente con la curva que el paso y la maduración de la clase obrera argentina va marcando en la vida nacional durante los últimos 40 años”.
El tema es tentador, valdría la pena que alguien se ocupara de estudiarlo. Se vería entonces cómo Yunque y los mejores de sus compañeros fueron orientándose cada vez más claramente a medida que las fuerzas más avanzadas del proletariado superaban el período anarco-sindicalista, así como el oportunismo, para adoptar como guía certero de su acción al marxismo-leninismo.

* * *

Claro que él no es ni ha sido nunca un hombre de acción, un activista político. Ni sus características personales ni sus inclinaciones podían llevarlo a ello: su herramienta y su arma única pero eficaz ha sido siempre la pluma.
Felicidad mayor es imposible:
¡Ser revolucionario y ser poeta!
Poder sembrar verdades en los hombres
Pero poder sembrarlas con belleza.”
Es conocida su animosa colaboración con diversos movimientos culturales y políticos: los teatros independientes – del Pueblo, Rodante, Proletario -, la Asociación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE), la ayuda a España Republicana, la lucha antifascista y el apoyo durante la segunda guerra mundial a los aliados, las campañas en defensa de Cuba, Vietnam y otros pueblos, por la paz mundial.
Cuando hubo que pedirle su concurso en momentos peligrosos, no hurtó la conciencia ni el cuerpo. Así ocurrió en 1945. La dictadura militar de entonces (Edelmiro J. Farrell) impedía la aparición de publicaciones de izquierda y antinazis. Se decidió tentar la suerte otra vez más con otro periódico, El Patriota. Hacía falta un director responsable. Yunque accedió. Cuando la policía intervino, fue al único que pudo hallar. Y entonces…
Voy esta noche, Buenos Aires
Viajando en carro celular,
Con prostitutas y rateros
Amontonada humanidad.

* * *

Innumerables son las anécdotas que guarda Yunque en su memoria. A veces las prodiga en la charla con los amigos, en cualquier café o caminando por las calles de este Buenos Aires que tanto conoce y al que cantó de tantas maneras. Ha sido actor y espectador atento de toda una larga época, en cuyo transcurso conoció a muchos escritores, artistas, dirigentes obreros y políticos de diversa filiación, figuras y también figurones, personajes dignos o pintorescos o repelentes, unos famosos y otros extraviados en el olvido. El ha evocado ciertos episodios aquí y allá, en alguna revista. Eso ha servido para demostrar lo interesantes que serían sus memorias, que aún no ha escrito – o no ha publicado, por lo menos. Tal vez lo retenga una especie de pudor o compasión, porque su franqueza lo obligaría a reflejar descarnadamente ciertas vidas y episodios, a arrancar velos… Sin embargo, Yunque nos debe esos recuerdos, esa crónica que podría ayudarnos a comprender mejor nuestro pasado reciente.

* * *

Este cumpleaños de Alvaro Yunque en 1969 constituye un feliz acontecimiento para la cultura nacional. Y como tal correspondería que fuera celebrado en esta tierra a la que tanto dio. Y no hablo de homenajes, porque cada vez que se ha querido prepararle algo semejante, se negó rotundamente, erizándose como un puerco espín.
Imaginemos que la Argentina de hoy es sólo una deprimente pesadilla, y que en realidad impera un régimen progresista, en el que las garantías democráticas no sólo son respetadas sino ampliadas por la inmensa mayoría; en que la educación, las artes, la cultura, en lugar de estar sometidas a criterios medioevales, a los censores cavernícolas, pueden desplegarse o florecer sin trabas. En esa Argentina tan radicalmente distinta, que será la de mañana (un mañana menos lejano de lo que algunos suponen), este cumpleaños de Yunque merecería actos alusivos en las escuelas, programas especiales de radio y TV, artículos y comentarios periodísticos, ediciones especiales de sus libros; y se le atribuiría, por fin, uno de esos premios que distinguen no sólo a un volumen, sino a toda una obra, una existencia creadora.
Hoy, esto resulta impensable. El caso de Yunque está lejos de ser el único, aunque sirve de barómetro, evidencia una de las tantas taras de este agrio momento argentino: la odiosa distinción entre aceptados o réprobos, “potables” o no. (*)
El perjudicado, naturalmente, es el país. En lo que se refiere a Yunque, sabe por experiencia propia cuántas espinas aguardan a los que no hacen concesiones ni se doblan, mantienen altivamente su independencia y prefieren situarse junto a su pueblo, compartir sus luchas y afanes, apresurar la quiebra de esta sociedad insoportable. Le cabe la frase de Alem que Alvaro Yunque reproduce en su biografía: “Prefiero una vida modesta y autónoma a una vida esplendorosa, pero sometida a tutelaje”.
Su popularidad cierta, la adhesión de sus lectores, se las ha ganado por sí mismo, duramente, pese a los dueños del país y a los que dominan en el campo literario, editorial, periodístico. Ajeno a intrigas, asqueado por la puja ladina en pos de distinciones y premios, ha tenido que afrontar otra forma del castigo impuesto a los que toman una posición valerosa: no tanto la diatriba, el ataque más o menos desembozado, como esa arma temible que es el silencio, la campana de vidrio destinada a acallar voces incómodas.
Si esto le duele a Yunque, será porque limita su vinculación con una masa más amplia de lectores, a los que quisiera conmover con su mensaje. Pero no se queja; y si se hace alguna alusión al respecto, reacciona apenas con una sonrisa irónica o encogiéndose de hombros. Conoce bien las razones de aquella táctica asfixiante: “Pero es una manera de combatir – la más cobarde – de los ideólogos al servicio de la clase detentadora del poder. Al escritor social revolucionario se le admira en silencio, se le tributan loas en baja voz; pero se le cierra el acceso a las colaboraciones, se le desconoce en el movimiento bibliográfico, se le niegan las editoriales, se le destierra de las antologías. A su alrededor, silencio. Para comer de la pluma, ¡doblar el lomo!”.
Por otra parte, en la breve introducción a su Antología poética, editada en 1949 con participación de artistas plásticos en ocasión de sus 60 años, decía expresivamente:
“Insistir en ser poeta, a través de tantos años y en un medio carente de todo estímulo, supone una esperanzada suma de obstinación silenciosa: Reconocérmela, me produce hoy un singular regocijo.”
Descuidado en la defensa de sus intereses e inerme ante la impavidez ajena, poco es lo que le ha redituado desde lo económico, su labor literaria. Durante muchos años, sus libros de cuentos u otros, vendidos en tirajes apreciables, le produjeron por todo beneficio…una decena de ejemplares o sumas ínfimas. Hay quienes han interpretado como candidez su inhabilidad para defenderse o imponer su valía; porque no pueden admitir tanta ingenuidad en un medio donde se cotiza la picardía o el lado negativo de la viveza criolla, que a menudo consiste en la agachada, el acomodo, que es alguna forma de prostitución moral o intelectual más o menos disimulada.
Conservar los ideales de la juventud y seguir en la huella “aunque vengan degollando”, afrontar estrecheces y sinsabores durante toda una larga vida, es tan meritorio como poco fácil. Cuando Yunque vuelve la vista hacia el pasado, tal vez experimente cierta melancolía al recordar a tantos que claudicaron, que fueron neutralizados con la mermelada de puestos y prebendas, y a costa de sucesivas concesiones obtuvieron un lugarcito tibio al abrigo de las tempestades.
Alvaro Yunque pertenece a la raza de los que no abdican y que ni siquiera imaginan que eso pueda ser posible. Es estimulante observar la actitud íntegra, la trayectoria consecuente de este muchacho que, al cumplir cuatro veces 20 años, afianza su adhesión a los ideales revolucionarios, su comunión jubilosa con todos los que ayudan al parto de un mundo nuevo.

(*) Se refiere al presidente de facto general Juan Carlos Onganía.

* * *

Su visión nunca estuvo limitada por las fronteras; a través de ellas se confunde con la humanidad, solidarizado con los pueblos en lucha. Su internacionalismo convive, por supuesto, con un aguzado sentido nacional. De ahí su indagación apasionada del pasado argentino, recogida en tantos estudios amenos y de conclusiones inspiradoras. Se podrá disentir con algunos aspectos de su método interpretativo, pero nunca desconocer la seriedad de sus trabajos, la calidad indudable de sus aportes que justifican el éxito alcanzado, por ejemplo, con su Historia de los argentinos. Sumergiéndose en el siglo pasado, ha sabido establecer su conexión con el presente y con el futuro que necesitamos construir. Y por eso, al narrar en ese basto fresco que es Calfucurá, la conquista de las pampas; dedica significativamente el libro “a los argentinos que realicen la Reforma Agraria, verdadera conquista del desierto”.

* * *

Al que ha llegado a los 80 años se lo considera un venerable anciano. Pero a nadie se le ocurriría aplicar esas palabras – que evocan caducidad, decrepitud, arrumbamiento – a quien, como Yunque, sigue sólidamente plantado en la vida, trabajando sin pausa, impulsado por una curiosidad incansable y siempre nueva, con la mente y el entusiasmo al día, atento a los hombres y a su alentar, ayudando con su tenaz labor diaria a preparar el porvenir.
Esta gallardía del “viejo” Yunque es una garantía alentadora de lo que el ser humano puede ser – por encima de años y fatigas – cuando cumple su existencia plena y fecundamente, hasta en la culminación de una envidiable madurez.
En las cuartetas que dedicara al autor del Martín Fierro, Alvaro Yunque conversa confianzudamente con él, y le pregunta, finalmente:
“¿Quién a su gloria no le alcanza un mate?”.
Que a su vez Yunque pueda recibir, de las manos de su pueblo, un mate espumoso, con sabor a fraternidad y a la esperanza que él derramara a raudales.

ALFREDO VARELA – Cuadernos de Cultura – mayo/junio 1969 - Homenaje a los 80 años de Alvaro Yunque.

CURSO SOBRE EL CAPITAL - DÉCIMO SEGUNDA JORNADA - SÁBADO 17/10, 15HS‏


Compañeros, mañana sábado 31 de OCTUBRE tendrá lugar la DÉCIMO SEGUNDA jornada del Curso sobre El Capital.
La misma se desarrollará en Av. Pavón 1635 en Avellaneda. La cita es a las 15hs.
Recomendamos tener en cuenta el horario, ya que la actividad empezará puntualmente.

Nos vemos el sábado

Comisión de Formación Política

viernes, 30 de octubre de 2009

"Anunciamos el recrudecimiento del conflicto social por irresponsabilidad del gobierno"


El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación decidió incumplir el compromiso tomado semanas atrás con las organizaciones sociales para la incorporación de desocupados en cooperativas más allá del manejo clientelar de los Intendentes del conurbano, lo que había dado como resultado una tregua en las protestas. Advertimos: "Así, el Programa Argentina Trabaja, estalla".
Las organizaciones sociales que arribamos, semanas atrás, a un principio de acuerdo con la de jefatura de gabinete de Alicia Kirchner que implicó la suspensión provisoria del plan de lucha, anunciamos ahora que debido al incumplimiento ministerial recrudecerán y se radicalizarán las protestas para garantizar el ingreso de los desocupados al Programa Argentina Trabaja, sin el manejo clientelar de los punteros políticos.
La Sra. Yeni Amaya, vicejefa del gabinete de Alicia Kirchner, había comprometido en nombre de la Ministra la solución que las organizaciones sociales demandábamos. Sin embargo, el día martes 27 informó que no cumplirían con el ingreso de desocupados independientes de los punteros del PJ, ratificando el destino de este programa para su total manejo clientelar.
Esta decisión no afecta sólo a las organizaciones sociales; decenas de miles de desocupados que están a la espera de ingresar al programa no serán incorporados porque el ministerio se niega a abrir la inscripción para todos, e insiste con un criterio discrecional y restrictivo en favor de los punteros. A la fecha han sido anotadas alrededor de treinta mil personas de las cien mil anunciadas. El trabajo exclusivo con los punteros de los intendentes demora la carga de nuevos inscriptos, que en su mayoría (70 mil de los 100 mil anunciados) ni siquiera podrán cobrar antes de las fiestas de fin de año el plan de trabajo que se les prometió en agosto pasado, cuando la Presidenta hizo el anuncio público en Cadena Nacional. A esto se suma la decisión del Gobierno Nacional de no extender el programa al interior del país, donde se dan gravísimas situaciones de necesidad social, concentrándolo en su totalidad en los acuerdos con los intendentes del conurbano. De esta forma se llegará a un mes muy sensible para las familias desocupadas como lo es diciembre, con un escenario de potencial estallido del programa.
Ante esta situación, resolvemos:
· Escrachar los actos que la presidenta Cristina Kirchner intente realizar en el conurbano, ya que se trata de anuncios que no se cumplen, y que configuran una burla a la dignidad de un pueblo que espera poder trabajar.
· Retomar los piquetes y cortes sorpresivos de accesos a la Capital como medida de protesta para lograr la democratización del programa.
· No descartar ninguna metodología de lucha, y confluir con las demás organizaciones sociales que vienen planificando nuevas piquetes para principios de noviembre con el mismo objetivo.
Que no digan que estas justas luchas sociales “le hacen el juego a la derecha”. Es el gobierno con su irresponsabilidad el que con estos hechos termina coincidiendo con los discursos reaccionarios de Morales y Carrió, desprestigiando y desconociendo la labor de las organizaciones sociales.

¡COOPERATIVAS SIN PUNTEROS!
Por Trabajo, Dignidad y Cambio Social

Mov. Unidad y Lucha - MTL Rebelde - Fogoneros - MTDs y agrup. territoriales del Frente Popular Darío Santillán - Frente Territorial 26 de Junio (CTD Aníbal Verón, Resist. Popular, MIP, CPS 29, MTR Santucho, MDVG, OLP) - MTR por la Democracia Directa - Agrup. María Claudia Falcone - MoTOR - Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) - Federación de Organizaciones de Base (FOB) - MTD Aníbal Verón NF - Agup. Territorial Víctor Choque - FUBADEyO

Prensa:
Aníbal Espíndola (Federación de Organizaciones de Base) 15-6975-4252
Federico Orchani (Cooperativa Darío Santillán, Frente Popular Darío Santillán) 15-5489-1374
Carlos Bértola (CTD Aníbal Verón) (0221) 15-419-1400
Alicia Gutiérrez (Mov. Unidad y Lucha, Avellaneda) 15-3003-2736
Juan Pablo Noceli (MTD Aníbal Verón Nueva Fuerza) 15-5134-3073
Susana Paz (Frente Territorial 26 de Junio) 15-6762-9334

MTL Rebelde

mtlrebelde@yahoo.com.ar
en el Espacio Otro Camino para Superar la Crisis
elotrocamino@yahoo.com.ar
en la Coordinadora de Lucha en la Ciudad
La Dignidad no se Privatiza
ladignidadnoseprivatiza@yahoo.com.ar

Nuevo juicio por crímenes Campo de Mayo


El próximo martes 2 se iniciará a las 9.30 de la mañana el segundo juicio por algunos de los crímenes cometidos en Campo de Mayo. Entre los genocidas sentados en el banquillo estarán Reynaldo Bignone, Santiago Riveros, Fernando Verplaetsen, Eugenio Guañabens Perelló, Germán Montenegro, Osvaldo García, Carlos Tepedino y Eduardo Espósito. Estos represores serán enjuiciados por 40 casos. Riveros, Verplaetsen y García ya fueron condenados por el secuestro y asesinato de Floreal “Negrito” Avellaneda y el secuestro y la aplicación de torturas a su madre, Iris Pereyra de Avellaneda. Las audiencias de este nuevo proceso se llevarán a cabo en la Sociedad de Fomento "José Hernández", ubicada en Hipólito Yrigoyen 4595, Florida.
Campo de Mayo fue uno de los más grandes campos de exterminio que funcionaron durante la dictadura, funcionando en esta guarnición cuatro centros clandestinos de detención, tortura y muerte. A pesar de que son cientos los represores procesados por los miles de crímenes cometidos allí, menos de una decena de ellos está bajo arresto domiciliario y un par, en cárcel común. Se calcula que por allí pasaron cerca de 5000 compañeros detenidos- desaparecidos, cifra aberrante y similar a la que se estipula por la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). Sin embargo, el próximo martes se empezará a juzgar a ocho represores por sólo 40 casos.
A 33 años del golpe genocida y a 6 de anuladas la leyes de Obediencia Debida y Punto Final, la justicia sólo condenó a 6 genocidas que operaron en Campo de Mayo por sólo 2 casos. Basta de este desguace de las causas que reproduce y es funcional a la impunidad.
Desde el colectivo Justicia YA!, ya hemos manifestado nuestro desacuerdo con estos juicios parcializados que ignoran el carácter masivo, planificado y organizado de la represión y se pretende poner en cabeza de unos pocos la responsabilidad del genocidio. A pesar de las condiciones en que se realizará este proceso oral, los organismos que integramos el colectivo Justicia Ya! - Buenos Aires estaremos nuevamente en la querella y convocamos a todas las organizaciones a participar de las audiencias y del comienzo del juicio. Una vez más, estaremos allí para exigir juicio y castigo a TODOS los genocidas; justicia para TODOS los compañeros.
Las audiencias se desarrollarán en la Sociedad de Fomento "José Hernández", ubicada en Hipólito Yrigoyen 4595, Florida.

Justicia YA! Buenos Aires

Justicia YA! Buenos Aires está integrado por Asociación Anahí, Abogados Laboralistas de Izquierda (ALI), Asociación de Ex Detenidos-Desaparec idos; Asociación de Profesionales en Lucha (APEL); Centro de Abogados por los Derechos Humanos (CADHU); Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH); Comisión de Homenaje a los Desaparecidos y Mártires Populares; Comité de Acción Jurídica (CAJ); Comité de Defensa de la Etica, la Salud y los Derechos Humanos (CODESEDH); Comisión de DDHH de Uruguayos en Argentina; Comisión de DDHH del Partido Comunista; Comisión por los DDHH de Trenque Lauquen; Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI); Fundación Investigación y Defensa Legal Argentina (FIDELA); H.I.J.O.S. Regional Oeste; Instituto de Relaciones Ecuménicas; Liberpueblo; Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH); Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad.En el exterior : Campaña de apoyo a juicios – Casapueblos

Proyecto Censurado: la Comisión Trilateral domina el gobierno de Obama


En sus primeros diez días, Barack Obama designó en la Comisión Trilateral a once altos miembros clave de su administración. Así introdujo una potente fuerza exterior en el liderazgo de su gobierno, pero con una agenda básica que más bien perjudica a los ciudadanos de EEUU.
Además de estos nombramientos, Obama llevó a la Casa Blanca a miembros relevantes de la Trilateral, como su principal consejero en política exterior Zbigniew Brzezinski, cofundador de la Comisión junto con David Rockefeller en 1973.
La Comisión Trilateral tiene gran responsabilidad en el estado actual del mundo. Se constituyó en 1973 como un centro mundial de supuestos pensadores que diseñaron el giro multinacional del capitalismo hacia el llamado neoliberalismo, que ha sido una radicalización a la derecha -neo conservadora- de la concepción keynesiana más clásica de la economía, del rol del Estado, la intensificación de la explotación mundial del trabajo y la hegemonía militar mundial de los países más ricos del planeta y sus corporaciones transnacionales.
La Trilateral es una suerte de gran partido político mundial de derecha. Según su sitio web, fue formada por ciudadanos particulares de Japón, Europa (países de la Unión Europea) y Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) para fomentar una colaboración más estrecha entre las áreas industrializadas democráticas relevantes del mundo [en oposición al campo socialista de entonces] para compartir responsabilidades en la dirección en un sistema internacional más amplio.
Según la lista oficial, la Comisión Trilateral posee 424 miembros, pero sólo 87 pertenecen a EEUU y otros 337 provienen de otros países. Así, en sus primeras dos semanas, Obama nombró la cuota de representantes gubernamentales, que constituyen el 12% de la representación de EEUU en la Comisión, aunque conserva muchos otros vínculos con la Trilateral, por ejemplo la membresía permanente de William Jefferson Clinton, el marido de la secretaria de Estado Hillary Clinton. Las once designaciones de Obama recayeron en los siguientes personajes:

– Tim Geithner, Secretario de Hacienda
– Susan Rice, Embajadora en Naciones Unidas
– General James L. Jones, Consejero de Seguridad Nacional
– Thomas Donilon, Consejero Comisionado de Seguridad Nacional
– Paul Volker, Presidente del Comité de Recuperación Económica
– Almirante Dennis C. Blair, Director de Inteligencia Nacional
– Kurt M. Campbell, Secretario de Estado Auxiliar - Asia y Pacífico
– James Steinberg, Comisionado de la Secretaria de Estado
– Richard Haass, Enviado Especial del Departamento de Estado
– Dennis Ross, Enviado Especial del Departamento de Estado
– Richard Holbrooke, Enviado Especial del Departamento de Estado
La administración Obama y la Comisión Trilateral tienen muchos otros vínculos. A manera de ejemplo, el grupo informal de consejeros del secretario de Hacienda Tim Geithner incluye a los miembros de la Comisión E. Gerald Corrigan, banquero, ex presidente de la Reserva Federal (RF); Paul Volker, ahora cabeza de la recuperación económica de Obama; Alan Greenspan, el anterior jefe de la RF y Peter G. Peterson, prominente banquero e inversionista.
El primer empleo de Geithner después de salir de la universidad fue al servicio del trilateralista Henry Kissinger en la oficina Kissinger y Asociados. El trilateralista Brent Scowcroft, que de tendero se convirtió en banquero, ha sido consejero oficioso de Obama y fue mentor del actual secretario de Defensa Robert Gates (Ver Tema Nº 07). Y también es miembro de la Comisión Robert Zoelick, ex secretario de Comercio y presidente actual del Banco Mundial designado por la administración G.W. Bush.
El sitio web afirma: “La membresía de la Comisión Trilateral está compuesta por cerca de 400 líderes distinguidos en los negocio, medios de información, academia, servicio público (excluyendo ministros de gabinetes nacionales actuales), sindicatos y otras organizaciones no gubernamentales de las tres regiones. Los presidentes regionales, vicepresidente y directores constituyen la dirección de la Comisión Trilateral, junto con un Comité Ejecutivo que incluye cerca de otros 40 miembros”.
Desde 1973, la Comisión Trilateral se reúne regularmente en sesiones plenarias para discutir manifiestos políticos desarrollados por sus miembros. Las políticas se debaten hasta alcanzar consensos. Los miembros respectivos regresan a sus propios países a instrumentar consistentemente las políticas acordadas en esos consensos. El propósito original de la Comisión Trilateral fue la creación de un “Nuevo Orden Económica Internacional” [es decir, la llamada globalización]. Su declaración actual fortalece incentivar una “colaboración más estrecha entre éstas áreas industrializadas democráticas dominantes del mundo con responsabilidades compartidas en la dirección de un sistema internacional más amplio”.
Desde la administración Carter, los trilateralistas ha llevado a cabo estas influyentes posiciones desde cargos clave controlados por el gobierno de EEUU: seis de los ocho últimos presidentes del Banco Mundial; los presidentes y los vicepresidentes de Estados Unidos (a excepción de Obama y Biden); más de la mitad de todos los secretarios de Estado de EEUU; y tres cuartos de los secretarios de Defensa.
Durante el trienio 2009-2012, la agenda de la Comisión será guiada por dos grandes convicciones. Primero, la Comisión Trilateral seguirá siendo más importante que nunca para preservar la dirección compartida de los países ricos en un sistema internacional más amplio. Segundo, la Comisión “ensanchará su marco para reflejar cambios más amplios en el mundo”. De esta manera, el Grupo Japonés devino en Grupo Asia Pacífico, que incluye a miembros de China e India, y añadieron a miembros mexicanos al Grupo Norteamérica (Canadá y EEUU). El Grupo Europeo continúa ensanchándose conforme a la ampliación de la Unión Europea.

Actualización de Patrick Word (de “August Review.com”)

El concepto “influencia indebida” se nos presenta al considerar el número de miembros de la Comisión Trilateral en [altos cargos de] la administración Obama. Tienen el control de las áreas de nuestras necesidades nacionales más urgentes: crisis financiera y económica, seguridad nacional y política exterior.
El conflicto de intereses resulta patente. Con el 75% de membresía de individualidades no estadounidense en la Trilateral ¿qué influencia sigue teniendo esta contundente mayoría sobre el 25% restante?
Por ejemplo, cuando Chrysler sometió su quiebra bajo la protección y control de la administración Obama, rápidamente se decidió que el fabricante italiano de automóviles FIAT asumiría el control de esa compañía. La persona designada para el trato fue el secretario del Tesoro, o ministro de Hacienda, Timothy Geithner, miembro de la Comisión Trilateral. ¿Les sorprendería saber que el presidente de FIAT, Luca di Montezemolo, también es un camarada miembro? El Congreso debió detener este trato en el momento en que fue sugerido.
Muchos miembros europeos de la Comisión Trilateral son también jefes máximos de la Unión Europea. ¿Qué oscilación política y económica tienen a través de sus contrapartes estadounidenses?
Si se lo preguntaran en alguna encuesta, la gran mayoría de los estadounidenses diría que los negocios de EEUU son suyos propio, y deben mantenerse cerrados a la interferencia de extranjeros con agendas no-estadounidenses. Pero la inmensa mayoría de los estadounidenses no tiene ninguna idea sobre qué es la Comisión Trilateral, mucho menos del enorme poder que ha usurpado desde que en 1976 Jimmy Carter fue el primer miembro trilateral que resultó elegido presidente. (Tema del Proyecto Censurado Nº 1, 1976)
A la luz de la crisis financiera sin precedente de hoy, los trilateralistas serían aborrecidos si realmente leyeran la declaración de Zbigniew Brzezinski (cofundador de la Comisión con David Rockefeller) estampada en su libro de 1971 “Entre dos edades: El papel de EEUU en la era tecnotrónica”, que dice así:
“La nación-estado como unidad fundamental de la vida organizada del hombre ha dejado de ser la principal fuerza creativa: Los bancos internacionales y las corporaciones transnacionales son [ahora] actores y planificadores en los términos que antiguamente se atribuían los conceptos políticos de nación-estado”. [Es decir, envió al cuarto de los juguetes en desuso los conceptos básicos de estado-nación, soberanía de las naciones y rol del Estado en la sociedad, para promover un mundo gobernado por los bancos y las corporaciones transnacionales].
Con todo, esto es exactamente lo qué está sucediendo. Los bancos y las corporaciones globales son círculos que aprietan alrededor de la nación-estado, incluyendo a Estados Unidos. No tienen ningún respeto por el debido proceso, el Congreso o la voluntad de los pueblos.
¿Por qué han mantenido a la gente estadounidense en la oscuridad respecto a un tema tan grande que sacude nuestro país en su misma base?

La Trilateral controla los grandes medios

La respuesta es simple: El liderazgo principal de los grandes medios de información también está saturado de miembros de la Comisión Trilateral, quienes pueden suprimir selectivamente las noticias que deberían cubrirse, por ejemplo:
• David Bradley, presidente de Atlantic Media Company
• Karen Elliot House, ex vicepresidente senior de Dow Jones & Company, y editora del “The Wall Street Journal”, propiedad de Rupert Murdoch
• Richard Plepler, copresidente de HBO
• Charlie Rose, de PBS, Servicio Público de Radio y TV de EEUU
• Fareed Zakaria, redactor de “Newsweek”
• Mortimer Zuckerman, presidente de “U.S. News & World Reports”
Existen muchas otras conexiones con el nivel superior de los medios de información originadas por la membresía o participación en las direcciones corporativas y la propiedad accionaria común. Para más información, consultar el libro publicado originalmente en 1978 por este escritor, “Trilaterals Over Washington”, que está disponible [en inglés] en formato electrónico y sin ningún costo en www.AugustReview.com. Este sitio también tiene muchos trabajos que analizan diversos aspectos de la hegemonía de la Comisión Trilateral en Estados Unidos y en otras partes del mundo, puesto que fue fundada en 1973.

Patrick Wood (AUGUST REVIEW)
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)

Fuentes:
”August Review.com”, 30 de enero de 2009, “Obama: Trilateral Commission Endgame”, por Patrick Wood
Estudiante investigador: Sarah Maddox
Evaluador académico: Peter Phillips, Sonoma State University

jueves, 29 de octubre de 2009

NUEVO NÚMERO DE PERSPECTIVA DE CLASE, ÓRGANO DE PRENSA DEL P.C.T.

Cintio Vitier: adiós a un poeta


Nacido en Cayo Hueso, Florida, Estados Unidos, el 25 de septiembre de 1921, el poeta Cintio Vitier falleció en La Habana, Cuba, el 01 de octubre de 2009. Cubano de hablares y sentires, de amores trascendentales y palabras hondas, Vitier es una de las voces latinoamericanas más arraigadas en el imaginario poético de estas tierras y estas gentes.
Todo en él era y será poesía, su mirada del mundo, sus sudores, compromisos, sus pasos por esa ciudad de mares y calles de olores dulces y libertades. Cintio Vitier late siempre vivo en cada uno de sus versos y en los ojos de los amantes que detendrán la caricia para evocar el deseo, trémulo en el papel que los aguarda y los nombra.
“Y no hay reposo para ti, / única almohada / donde puede mi cabeza reposar. Y yo / me vuelvo / de las alucinantes esperanzas / que son una sola, / de los actos infinitos del amor / que son uno solo, / de las velocísimas palabras devorándome / que son una sola, / despegado eternamente de mí mismo, / a tu seno indecible, ignorándolo todo, / a tu rostro sin rasgos, a tu salvaje flor, / amada mía”. (Palabras a la aridez, fragmento)
Cuba es territorio poético y Vitier supo amarla y armarla, tantearla y transcribirla, hacerla suya y crearla. Abonó el país con sus palabras y se creció sobre Nuestra América, con esa honda mirada de las desgarraduras del alma y también de las otras. Por eso su partida, es una herida y la hoja en blanco no alcanza para nombrarlo.
“Mirándome está el deseo, / nocturno, solo, infinito; / callada va la nostalgia / llameando eternos vestigios. / No llega nunca mi gesto / a la tierra del destino; / la vida acaba inconclusa, / quedan los sueños en vilo”. (Algo le falta a la tarde, fragmento)
Fue él con sus trepidantes fuegos y sueños, sus adjetivos y sobre todo sus verbos en juego, el que supo contarse y contarnos las esquinas de La Habana, el contorno de la piel amada y el sonido metálico y tañido de las olas contra la corriente. La poética de Vitier fue capaz de enumerar las carencias y sobre todo volar amorosamente sobre ellas para darse cuenta de que la revolución es poesía en la medida en que es divinamente humana y perfectible.
“Estás / haciendo / cosas: / música, / chirimbolos de repuesto, / libros, / hospitales / pan, / días llenos de propósitos, / flotas, / vida, / con tan pocos materiales. / A veces / se diría / que no puedes llegar hasta mañana, / y de pronto / uno pregunta y sí, / hay cine, / apagones, / lámparas que resucitan, / calle mojada por la maravilla, / ojo del alba”. (Estamos, fragmentos)
Cintio Vitier aunque nació lejos, en la otra orilla, siempre estuvo y estará cerca, porque eligió el vértigo de saberse próximo y libre, optó por las pequeñas derrotas cotidianas que al final resultaron ser una gran victoria y terminó por anclar sus pasos a la ciudad de los ecos y echó sus velas a volar con los amantes.
“Lejos, lejos nací, / lejos de mi alma: / separada la vida / de la mirada. / Lejanía que fue / toda la patria, / como una cicatriz / que no cerrara. / No pude atravesar / la tarde rara: / lejos, lejos de mí, / no me abarcaba. / He visto, comprendiendo, / la mar morada, / el confín misterioso, / la doble playa”. (Lejos)
Se fue el poeta, como quedándose, como instalándose sobre la arena a contemplar un atardecer encendido de anhelos. Se fue sin haberse ido, porque vive en los labios de los que lo pronunciaremos en los venideros futuros y en todas las voces que lo bienvendrán en cada página.
“Nada serán mis palabras / si no encuentran otra boca / que las cante y las olvide / y las devuelva a la sombra. / (…) / Nada será lo que soy / si en los otros no se apoya: / mi presencia en otro hombro, / mi esperanza en su congoja”. (Nada serán mis palabras, fragmento).

Daniela Saidman

Salta: conflictividad social en aumento mientras petroleras quintuplican producción y ganancias

La falta de trabajo genuino en el Departamento San Martín y la continuidad de de un modelo de expulsión social en beneficio de las ganancias de multinacionales petroleras que aceleran el proceso de succión de los recursos no renovables, petróleo y gas acortando las reservas de los mismos, y la no nacionalización de estos prosigue desterrando a miles de pobladores a vivir en la pobreza e indigencia, presentando un panorama de multiplicación de reclamos sociales en el norte de la provincia de Salta. A los que seguramente el gobierno responderá con violencia, reprimiendo, encarcelando y criminalizando la protesta, reafirmando este modelo en detrimento de la mayoría de la población y en beneficio de las tras nacionales..
Los recursos del subsuelo, petróleo, gas, y minerales que enriquecen a las multinacionales hoy superan en argentina los 20.000 millones de dólares anuales. Mientras el 30% de argentinos vive en la de pobreza y el 10% es indigente. Desde el 2006 en el país, tres millones de personas fueron destinadas a vivir en la pobreza.
Las enfermedades de la indigencia se acentúan, la desnutrición generada por el hombre es una endemia, la falta de agua potable afecta a cientos de personas, la ampliación de la frontera agraria desaloja a comunidades originarias acrecentando los bolsones de pobreza en las ciudades de la zona, brindándoles marginación y dependencia política asistencialista.

Planta compresora

Mientras el estado prosigue expulsando y empobreciendo a la población las multinacionales hidrocarburíferas quintuplican sus ganancias acelerando la extracción de gas con la instalación de plantas compresoras como la de San Pedrito en funcionamiento y otra en proyección cercana a la frontera con Bolivia. Producción rendida al estado en declaración jurada realizada por las mismas petroleras.
Para Eduardo Paliza técnico en minería ex trabajador de lo que fuera Yacimientos Petrolíferos Fiscales y hoy desocupado, el presente y futuro acentúa el despido y la falta de trabajo para la población, quintuplicando las ganancias de las multinacionales que manipulan la realidad del reclamo social acentuada por los medios de comunicación en el abandono de la zona de las empresas petroleras justificando su partida ante la insistencia de trabajo genuino y la violencia de este derecho reclamado.
“La zona donde están los posos y válvulas esta militarizada” Afirma paliza a la Agenciad de Noticias Copenoa. Para transitar por los caminos comunitarias se deben sortear barreras que están controladas por efectivos de la policía de Salta que trabajan para las multinacionales en el servicio de adicionales por un convenio firmado durante los gobiernos del ex gobernador salteño Juan Carlos Romero con las petroleras y que el actual Juan Manuel Urtubey no modificó. Otras por personal privado y de Gendarmería Nacional. Donde los pobladores deben justificar el transito vecinal para acceder a sus hogares.
El desplazamiento de empresas que trabajan en la industria petrolera en la zona, anunciada en medios de comunicación por consecuencias de los reclamos de trabajo, multiplicarán la desocupación para el dirigente de la Unión de Desocupados de Vespucio Eduardo paliza. “Tienen conectado todo el sistema de extracción de petróleo y gas, solo deben succionar los recursos no renovables para ello instalaron una planta compresora en San Pedrito que quintuplica la producción, para enviar el gas y petróleo a los poliductos de alta presión y su distribución y comercialización. La zona esta militarizada es casi imposible ingresar” Afirma Paliza agregando: “REPSOL YPF extrae 30 millones de metros cúbicos de gas por día y un millón de litros aproximado de petróleo por día de Yacimientos Norte en la provincia de Salta”.
Según Paliza esta maniobra de prescindir del trabajo genuino por parte de las petroleras, amparada en la conflictividad de la zona, altamente difundido por medios de comunicación que omiten el debate sobre las riquezas que se llevan las petroleras y que en muchos casos son financiados por estas. Traerá mayor desconcierto social, delincuencia, desnutrición, mayores conflictos en demanda de trabajo, y en consecuencia violencia preestablecida por estas multinacionales con la connivencia del estado provincial y nacional.

Marco Díaz Muñoz (COPENOA)