jueves, 16 de marzo de 2017

6 de abril: paremos con movilizaciones y piquetes



Finalmente, la CGT resolvió convocar un paro nacional para el 6 de abril próximo.
El anuncio vino luego del repudio generalizado que la burocracia sindical recibió en la movilización del 7 de marzo pasado, al negarse a ponerle fecha a la medida de fuerza. Los denunciados como “grupos minoritarios” o “infiltrados” entonces quedan completamente reivindicados.
El triunvirato cegetista se encargó de aclarar que el paro general será sin movilización. No es casual. Su objetivo no es desarrollar las luchas obreras en curso contra los techos paritarios, los despidos y las suspensiones, sino el de tratar de descomprimir una presión social en constante crecimiento. Esta es la razón de fondo por la que el paro no fue anunciado en la propia movilización del 7 de marzo, ante las decenas de miles de trabajadores movilizados. Prefirieron el marco burocrático de un salón de la CGT, luego de una reunión de Consejo Directivo. Muchas informaciones periodísticas dan cuenta que esto incluso fue negociado con Macri.
Desde la movilización del 7 de marzo hasta la fecha, la burocracia que ahora convoca al paro dio nuevas pruebas de que no quiere sacar los pies del plato del ajuste macrista.
Cada vez más son los sindicatos que han decidido firmar con el gobierno acuerdos especiales, siguiendo el ejemplo del ´pacto de Vaca Muerta´, por el cual el sindicato petrolero de Neuquén se avino a flexibilizar el convenio colectivo de trabajo. En los últimos días la UOM y el SMATA, los dos principales gremios industriales del país, han firmado acuerdos con las cámaras patronales y con el gobierno que van en la misma dirección.
La convocatoria al paro, por estas razones, no deja de expresar el fracaso de la política de la burocracia sindical que dejó pasar 400.000 despidos durante los 16 meses de gobierno macrista sin mover un dedo. El ´triunviro´ Acuña, quizás sin quererlo, reconoció su colaboración con el ajuste cuando señaló que los sindicatos firmaron paritarias durante el 2016 que representaron una caída de 10 puntos del salario de los trabajadores. Más claro, agua.
Aunque su objetivo sea maniobrar para mantener lo esencial de su política, deberá hacerlo ahora convocando un paro que no quisieron concretar. Y que a los ojos de los trabajadores y de la opinión pública, fue arrancado por el repudio generalizado que se expresó en el acto del 7 de marzo al grito de “ponele fecha” y “paro ya”. En este sentido, el paro expresa una derrota política de la burocracia sindical y de sus aliados políticos –los Massa, Urtubey, Randazzo, Scioli.
Con seguridad, el activismo obrero que está batallando en defensa del salario y del trabajo utilizará este paro para reforzar las luchas y la organización obrera independiente, realizando manifestaciones, asambleas y piquetes. En un cuadro social que no deja de agudizarse, como resultado de la caída del consumo y de la producción, con un crecimiento de los despidos, las suspensiones y a de la pobreza, el paro convocado por la CGT puede transformarse en un pronunciamiento nacional contra el gobierno y sus socios del ajuste.
Llamamos a seguir este rumbo organizando asambleas fabriles y de lugares de trabajo y estudio, plenarios de delegados y activistas y asambleas barrios para organizar, desde ahora, el paro activo nacional.

Gabriel Solano

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