lunes, 30 de septiembre de 2019

Alberto Fernández: ajuste a la “uruguaya”



Ante 450 empresarios en Córdoba reunidos por la Fundación Mediterránea, Alberto Fernández ratificó el pacto social con congelamiento de salarios y precios, es decir, suspensión de paritarias en el medio de un creciente aumento de los precios (todavía no se trasladó al comercio minorista el aumento de los precios mayoristas del 11,4%) y declaró su voluntad de pagar la deuda contraída por el gobierno de Macri.
La noticia es que Fernández adelantó que se inclina por una renegociación de la deuda “a la uruguaya”. Tres días después en Bariloche en el cierre de la 40ª Convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) los funcionarios que acompañaron al ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, declararon que “hay consenso sobre el enfoque de Alberto Fernández de encarar una renegociación de la deuda ´a la uruguaya´” (La Nación, 28/9). No sorprende la coincidencia, dado que el fracasado “reperfilamiento” está en la misma sintonía.

¿Qué es la salida “a la uruguaya”?

En mayo de 2003 Uruguay, durante el gobierno de Jorge Battle, logró la reestructuración “amistosa” del 40 por ciento de su deuda externa e interna, cuyo total tenía un volumen prácticamente equivalente a un año de su Producto. Esa renegociación significó una postergación de 5 años en el pago del capital que vencía, pero mientras tanto se seguían pagando regularmente los intereses. Es decir, se pagaba el total de la deuda sin ninguna quita en un plazo más prolongado y, obviamente, con intereses.
El acuerdo se considera “amistoso” porque los acreedores (el 95%) acordaron voluntariamente. Pero para el pueblo uruguayo no tuvo nada de amistoso, ya que la condición que pusieron es que el país tendría que alcanzar un superávit cercano al 4% del PBI, a costa de un ajuste descomunal. Los salarios estatales se congelaron durante varios años e incluso como no fue suficiente, llegó a haber reducciones del 10% sobre el salario nominal. De entrada y de un saque, hubo una mega devaluación del 80%. El dólar pasó de 18 a 32 pesos. La confiscación llegó al bolsillo de los asalariados tanto públicos como privados mientras tenían lugar podas en el gasto social, en educación, salud y en materia jubilatoria.
Esta propuesta ha despertado el entusiasmo de algunos fondos de inversión. Se dice, incluso, que Alberto Fernández habría terminado de elaborar la propuesta en consulta con varios de ellos. El entusiasmo se explica porque dichos fondos tienen colocado sumas importantes en títulos y pretenden salir indemnes con las inversiones que realizaron.
Pero hay voces, en el propio mundo financiero y empresario, que pone en duda que esto sea suficiente para que las cuentas cierren. Uno de los cuestionamientos principales proviene del propio FMI quien señala que con ese esquema se coloca en tela de juicio la capacidad de la Argentina de devolverle los fondos que dicha entidad desembolsó. Los funcionarios del Fondo abogan por una quita. En el caso ucraniano, una de las renegociaciones más recientes, el FMI intervino activamente en un acuerdo que incluyó una poda del 20% del capital. Pero incluso en este caso, estaríamos ante un rescate de la deuda, si tenemos presente que, en la actualidad, los títulos argentinos se cotizan al 45 o 50% de su valor nominal. Un vez más sería un negocio fabuloso para fondos buitres que qespeculan con esta cartera de bonos depreciados.
El consenso del que hablan los funcionarios de Lacunza está asentado más sobre una expresión de deseos que en la realidad. Daniel Artana, referente de Fiel, señaló que “esto (el pago de los intereses), si uno suma los intereses que se pagan al sector privado y a los organismos multilaterales, requeriría para la Argentina pagar U$S 11.000 millones de intereses el año que viene y los siguientes. El gobierno debería decir, en caso de hacer la propuesta, de dónde va a sacar los 11.000 millones de dólares en los primeros años. Ahí aparecen las dudas".
A su vez, Miguel Zielonka, de Econviews, le dijo a El Cronista que “es una buena intención” pero “para ser creíble una propuesta en esa línea debe mostrar un programa fiscal con un superávit primario aun mayor que lo que habíamos comprometido al Fondo (1% del PBI)”.
“Si solo se estiran los plazos y no hay quita, es un acuerdo muy normal y una buena noticia para los mercados”, sostiene el gerente de Desarrollo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Claudio Zuchovicki, lo cual es una verdad de Perogrullo ya que bonos que hoy están muy por debajo de su valor nominal y son llamados “bonos basura” serían reconocidos al 100%, un negocio redondo sobre todo para los fondos buitre. El problema (como reconoce el mismo Zuchovicki) “es que tengas capacidad de pago después. Lo que están diciendo es 'dejame no pagarte, me recupero económicamente y después te puedo pagar'. Si Argentina crece, lo va a poder pagar, si no crece, estaríamos igual”.
¿Cuáles son los planes de Fernández para garantizar la capacidad de pago? Fomentar fuertemente las exportaciones, montado sobre tres ejes: Vaca Muerta, el campo y la megaminería. En el medio del paro mundial por el ambiente, el enunciado es una provocación, pero, al margen de ello, además no garantiza la provisión de dólares para hacer frente a los compromisos de pagos. En el caso de Vaca Muerta, a través del economista Guillermo Nielsen, Fernández ya definió su política: lo primero que haría sería una reducción de impuestos (lo que confirma que el superávit fiscal no se lograría con mayores tributos al capital sin con un ajuste sobre los trabajadores) pero además los pulpos petroleros que actúa en Vaca Muerta constituirán un fideicomiso en Nueva York, donde las empresas podrán depositar los dólares que les ingresen por las exportaciones que superen los índices actuales, o sea que les garantizan la fuga indiscriminada de capitales. ¿Será este el modelo para el sector minero? En el caso de los exportadores agrícolas, ya actúan así, a su modo, reteniendo los dólares.
En otras palabras, Argentina ni siquiera dispondría de las divisas provenientes de sectores claves para hacer frente a los compromisos de la deuda. Esto mientras el país tiene cerrado el acceso al mercado de crédito. Está claro que las cuentas no cierran.

Los nac&pop y esa obsesión… por ajustar

La “salida a la uruguaya”, como se ve, no resulta viable, en primera instancia. El “tema de la deuda” va a estar en el centro de nuevos y más graves episodios de la bancarrota nacional que no será resuelta con un triunfo claro de Fernández el 27 de octubre.
De lo que los trabajadores deben tomar nota, es que despejado el panorama, lo único que queda firme es el ataque a las masas y sus condiciones de vida. Los elogios de Axel Kicilof y Fernández al modelo portugués, a la renegociación uruguaya, etc. vienen de la mano de una caída drástica del salario, de una mayor precarización laboral y de la liquidación del régimen previsional.
Las luchas del movimiento piquetero y el sindicalismo combativo y la campaña del FIT-Unidad son las herramientas para que los trabajadores adquieran una conciencia política propia e intervengan en la crisis para que sea pagada por los capitalistas.

Eduardo Salas y Pablo Heller

La pobreza explota y Stanley y Sica fingen demencia

El Indec puso en cifras la masacre social del FMI, mientras Macri y Alberto Fernández prometen honrar los compromisos.

Los índices de pobreza e indigencia correspondientes al primer semestre, publicados hoy por el Indec, muestran la masacre social a la que han llevado las políticas de ajuste acordadas con el FMI. La pobreza subió 8,1 puntos en el último año, llegando a abarcar en junio/julio al 35,4% de la población: casi 16 millones de personas. De estas, 3,4 millones (un 7,7% de la población) en la indigencia. La demolición alcanza con particular dureza a las mujeres y a los niños y adolescentes –la pobreza en este último grupo alcanza el 52%.
Frente a este escenario, los ministros Carolina Stanley (Desarrollo Social) y Dante Sica brindaron una conferencia de prensa vergonzosa, en la que no anunciaron literalmente nada ni ofrecieron respuesta alguna a los interrogantes de los periodistas.
Los funcionarios buscaron diluir la responsabilidad de esta miseria en “las situaciones económicas (sic) que vienen sufriendo las familias”, como si fuesen algo disociado de las políticas de ajuste del gobierno de turno y sus cómplices en el parlamento y los gobiernos provinciales. Pero la causa fundamental de este acrecentamiento de la miseria responde a la destrucción salarial, resultante de paritarias a la baja promovidas por el Ejecutivo y rubricadas por la burocracia sindical; y al ascenso imparable de la desocupación, subocupación y precarización laboral, en la medida en que los capitalistas vuelcan, con el respaldo de su gobierno, la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, mediante despidos, suspensiones y convenios a la baja. El Estado da la pauta, con el achique de las plantas y el escalonamiento de los salarios (¡Chubut!).
Stanley no le rehuyó a los papelones cuando, consultada por si tenían previstas medidas extraordinarias a partir del conocimiento de estos números, señaló que “estos índices responden al primer semestre de 2019” y, en la medida en que habían tomado algunas medidas asistenciales durante este año, “no hay hoy una medida concreta”. Es evidente para cualquier hijo de vecino que la inflación derivada del golpe devaluatorio de agosto se llevó puestos los escuálidos incrementos en la Asignación Universal por Hijo y las medidas de emergencia poselectorales –IVA, bonos que ahora salen en cuotas- y que el informe sobre el segundo semestre será peor que el primero.
Tengamos en cuenta también que el primer semestre quedó muy lejos. La devaluación post paso dejo mucho más que 35,4% de pobres y 7,7% de indigentes. Y todavía algunos piden dólar más alto
La ministra machacó en la idea de que “más allá de la pobreza por ingresos, hay medidas de fondo que venimos trabajando y permiten reducir la pobreza estructural y para siempre (…) cloacas, asfalto y transporte, todo lo que hace a las posibilidades de que las familias vivan mejor, con todos los servicios”. La mentira no podría ser mayor. Cifras del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) de meses atrás mostraban que los niños en estado de pobreza estructural –que “no tienen ingresos suficientes para vivir, están mal alimentados, duermen en casas sin agua potable o cloacas, tienen problemas para acceder a la educación y escaso nivel de atención sanitaria”– ascendieron de 37,1% en 2017 a 41,2% en 2018 (y que el 63,4% estaba privado de al menos un derecho) (Infobae, 29/4). En materia de “vivir con todos los servicios”, los tarifazos han llevado a masivas desconexiones de las familias a las redes de gas natural y hasta a la introducción de medidores prepagos de la electricidad.
Macri prometió pobreza 0 pero se va a ir con casi 40%. Es el resultado de haberle entregado el país al FMI. La pobreza no va a bajar si seguimos siendo una colonia del capital financiero.
La ministra celebró a su vez la “desintermediación” en la entrega de planes sociales, cuando no ha cesado de reforzar el manejo discrecional de estos con el Triunvirato Cayetano, y de negar la reapertura y el aumento de programas reclamado por el movimiento piquetero independiente.
Sica, por su parte, se “lamentó” por el no avance del proyecto de “blanqueo laboral” oficialista, ocultando que el objetivo del mismo era bloquear los juicios por fraude laboral, reventar las indemnizaciones y facilitar los despidos y la flexibilización, algo que viene ocurriendo por la vía de los hechos y que se procura profundizar en los planes de reforma laboral que comparten el macrismo y los Fernández-Fernández, en distintos formatos.
Desde ya, no faltaron los recuerdos de “desaceleraciones” de la crisis (un término repetidamente de uso, del mismo diccionario que el “reperfilamiento”).
El bochorno de la conferencia oficial pinta de cuerpo entero la debacle del gobierno.
La situación acuciante de la pobreza y la indigencia no tiene salida de la mano de los acuerdos con el FMI, que tanto Macri como Alberto Fernández han prometido respetar y que preparan mayores ajustes. Es preciso ganar las calles por el salario, el trabajo y todas las reivindicaciones populares, por la ruptura con el Fondo y una salida de los trabajadores a la crisis nacional.

Tomás Eps

Los argentinos y el anticapitalismo



La coyuntura política está en una especie de impasse con un Gobierno en retirada que pega los últimos manotazos de ahogado y una virtual administración entrante que está muy preocupada por dar señales de gobernabilidad. Los próximos domingos tendrán lugar los debates de candidatos a presidente y, quizá, surjan discusiones para abordar. Mientras tanto, es una buena oportunidad para hablar de una cuestión más general.
El diario Ámbito Financiero publicó hace unos días un artículo titulado “La contradicción argentina”, firmado por Iván Carrino. Este hombre se quejaba de la mentalidad promedio de los argentinos que están entre los más “anticapitalistas” de la región. El autor de la nota es un economista, evidentemente, ultraneoliberal. Uno de sus últimos tuits de ayer tarde contiene la famosa sentencia de Nicolás Avellaneda que dijo: "La República puede estar dividida hondamente pero tiene un honor y un crédito... 2 millones de argentinos economizarán hasta sobre su hambre para responder a los compromisos de nuestra fe pública en los mercados extranjeros". A todas luces, muy de izquierda no es.
Para argumentar esta cuestión de la mentalidad de los argentinos cita una encuesta realizada por el profesor Carlos Newland de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas, una institución educativa de nuestro país.
- En ese estudio, Newland mide el apoyo al sistema de mercado tomando como referencia la “Encuesta Mundial de Valores” y extrayendo de allí tres afirmaciones clave que los encuestados tienen que valorar. Tienen que ponerle un puntaje que va de 1 a 10.
Las proposiciones son:
1) La riqueza genera crecimiento para todos.
2) La competencia empresarial es buena.
3) Debe incrementarse el rol del sector privado a costa del sector público.
Los encuestados en nuestro país le otorgaron puntajes muy bajos a esos principios o valores, el promedio dio 3.6.
Este trabajo es congruente con uno que realizaron en común hace un par de años Flacso e Ibarómetro y era sobre las orientaciones ideológicas de los argentinos: una mayoría se manifestaba a favor de una intervención activa del Estado en la economía (61,8 %), prefería las alianzas con los países de la región antes que con las potencias del primer mundo (53,6) y aseguraba que la búsqueda de la igualdad debe ser, más que de la libertad, el principal objetivo de un Gobierno.
Por esa misma época, se realizó también una encuesta de Management & Fit, donde se medía la imagen de los empresarios entre la población y quedaba constatado que, en tiempos de crisis, su imagen acompaña la caída en la consideración popular que sufre la casta política. Eso llevó al editorialista del diario La Nación, Carlos Pagni, a escribir un pequeño artículo cuyo título era “Los argentinos versus el capitalismo”.
Estos índices muestran una crisis de la ideología neoliberal, luego de décadas en las que ese paradigma provocó desastres económicos y sociales en el mundo. Y es muy probable que se haya reforzado en nuestro país luego de cuatro años de una administración claramente pro-empresaria contra la que se pronunció con fuerza gran parte de la sociedad en las últimas elecciones.
Seguramente, es un poco exagerado catalogar a esa ideología promedio como radicalmente “anticapitalista”, eso debe responder más al temor o la exageración liberal, pero algo de verdad encierra.
Con sus ambivalencias muestran que hay un fuerte rechazo a algunos principios básicos del capitalismo. También van en ese sentido los planteos que hacen los “Jóvenes por el Clima” que, a diferencia de otros movimientos ecologistas del pasado, tienden a unir y la lucha ambiental con la perspectiva anticapitalista.
Estos síntomas demuestran que es falaz el argumento que esgrimen aquellos que dicen que hay que moderarse porque hay una “hegemonía” neoliberal reinante, que la gente no quiere cuestionar el sistema de conjunto y que hay que resignarse a lo que hay. Evidentemente esas posiciones están motorizadas más por deseos o intereses propios antes que por un “reflejo” de lo que piensa la sociedad.
A veces la derecha percibe con más claridad cosas como que: pulsiones o reflejos -más o menos espontáneos (que no dejan de ser la forma embrionaria de lo consciente)- para cuestionar al capitalismo sobran, lo que falta es voluntad política para luchar contra él.

Fernando Rosso
@RossoFer
Domingo 29 de septiembre | 23:30

Extractivismo: ficciones del “modelo” de Alberto Fernández

Vaca Muerta y minería, los motores con que sueña el equipo económico albertista para conseguir dólares. Especialistas le bajan la fiebre. Reestructuración de la deuda sin quita y con mucho ajuste.

Este viernes concluyó la semana de la tercera huelga global por la crisis climática. Durante una semana millones de jóvenes salieron a las calles para denunciar el envenenamiento del planeta por parte de las grandes multinacionales. Hubo movilizaciones en todo el mundo, incluidos varios puntos de nuestro país, entre ellos la Ciudad de Buenos Aires.
En la city porteña, a pocas cuadras de donde se desarrolló la movilización en Buenos Aires, a nadie le preocupa el cambio climático: el mismo viernes, aún en medio de la crisis económica que atraviesa el país, las acciones de las empresas energéticas exhibieron un alza en su cotización, lo cual empujó a la bolsa hacia arriba.
Los motivos tal vez haya que rastrearlos en los mensajes que los referentes económicos de Alberto Fernández hacen llegar al mundo empresario. El mensaje más reciente de Guillermo Nielsen consiste en una promesa de garantizar los negocios petroleros a través de una ley que se vote en el Congreso. El objetivo: seguir fracturando Vaca Muerta.
Matías Kulfas –otro de los voceros económicos de Fernández– expresó en varias exposiciones públicas la idea de apostar a Vaca Muerta y a la megaminería como fuentes de divisas. ¿Para que los argentinos vivan mejor? ¿Para lograr un cambio en la estructura económica con mayor industrialización? No necesariamente. El fin más urgente es obtener dólares para pagar la deuda pública.
Kulfas, que construyó su carrera profesional como un industrialista, devino en un propagandista de un “modelo” que comprende primarización económica, daño al medio ambiente y mayor extranjerización. Están actuando pragmáticamente y viendo cómo apagan el fuego, señalan quienes conocen de cerca al futuro equipo económico.

Los números no cierran

En el equipo económico de Fernández dicen que se proponen el objetivo de duplicar el nivel de las exportaciones actuales del país, alcanzando unos U$S 50 mil millones de ventas externas extras hacia 2023: unos U$S 40 mil millones adicionales aportarían los hidrocarburos (petróleo y gas) y otros U$S 10 mil millones los minerales.
Ideas de Izquierda conversó con dos especialistas: uno dedicado al estudio del sector hidrocarburífero y la otra una analista con larga trayectoria en la investigación de la cadena de valor minera. Para evitar su exposición profesional, se optó por mantener en reserva su identidad a los fines de este artículo.
No hay dudas que Vaca Muerta es uno de los escasos nichos económicos donde efectivamente hubo inversiones. Y es probable que se sigan desarrollando. No obstante, en cuanto a la producción de hidrocarburos, el analista indicó que las proyecciones volcadas en el informe titulado “Escenarios Energéticos 2030”, realizadas en diciembre de 2017 por el entonces Ministerio de Energía y Minería (actualmente reducido a Secretaría), no están en sintonía con la visión optimista de lograr exportaciones adicionales por U$S 40 mil millones hacia 2023.
Para el caso del gas, fundamentalmente no convencional de Vaca Muerta, el estudio de Energía y Minería comprende varios supuestos: “Se trabajó bajo la premisa de que se generarán condiciones favorables para el crecimiento de la inversión, desarrollo de la logística e infraestructura necesaria, mejora de la eficiencia y de los tiempos de los procesos de perforación (y por ende reducción de los costos por pozo) y a su vez un uso de tecnología más avanzada, principalmente vinculado a la actividad no convencional”, señala el informe de Energía y Minería.
Bajo estos supuestos, hasta 2030 la producción de gas podría crecer a una tasa de entre 2,5 % anual en el peor escenario o 3,5 % en el mejor. Por su parte, la producción de petróleo crecería entre 1,8 % y 2,5 % anual en el mejor de los escenarios. El especialista consultado señaló que incluso las proyecciones planteadas en ese informe resultan algo optimistas. Pero aún considerando que se cumplen a rajatabla, se observa un contraste importante con lo planteado por el equipo económico de Fernández en cuanto a manantial de divisas.
Las exportaciones de hidrocarburos entre 2005 y 2018 promediaron U$S 5.759 millones, de modo que para alcanzar los U$S 40 mil millones deberían aumentar a un ritmo de 62 % anual en los próximos cuatro años. Un milagro que no se consigue en estas tierras. Algunos actores del sector plantean objetivos más discretos, tal como alcanzar exportaciones de U$S 20 mil millones, lo cual también llevaría varios años. Quienes siguen de cerca la evolución de Vaca Muerta indican que, en las condiciones actuales, es un negocio de unos U$S 7 mil millones anuales. Y que para lograr esos U$S 40 mil millones extras -bajo el supuesto que fueran mitad de petróleo y mitad de gas- se requiere un aumento de 400 % en la extracción de gas y de 900 % en la de petróleo.
Un informe del Ministerio de Hacienda del año 2018 indica que YPF lideró la producción en Vaca Muerta logrando la reducción de los costos de perforación en un 50 %. En los años recientes, también sobresale la evolución de Tecpetrol de Techint. Las empresas que lideraron el proceso inversor lo hicieron alimentadas por los subsidios estatales, que bajo la lupa del FMI no será fácil sostener, o al menos seguir expandiendo. Recientemente han aparecido otros inconvenientes con el congelamiento de las tarifas energéticas y las naftas. El Gobierno trató de salir de esa "encrucijada" autorizando un aumento que es considerado insuficiente por las empresas petroleras.
Mauricio Macri hizo su aporte a la causa extractivista con el convenio de trabajo flexibilizador, bajo el cual se produjeron ocho muertes obreras en la Cuenca Neuquina. Pero el impulso original a Vaca Muerta lo dio Cristina Fernández con el acuerdo secreto entre Chevron e YPF, aprobado, represión mediante, en la legislatura neuquina. La develación de ese acuerdo dejó expuesto un complejo entramado de empresas "off shore" localizadas en paraísos fiscales para que la empresa yanqui pueda extraer ganancias casi sin control.
Un mes previo a establecer el acuerdo con Chevron, Cristina Fernández firmó el Decreto 929/2013 a medida de la petrolera yanqui. Se trata “Régimen de promoción” de la inversión en hidrocarburos, que entre otras cosas establece "el derecho a comercializar libremente en el mercado externo el veinte por ciento (20%) de la producción de hidrocarburos líquidos y gaseosos producidos en dichos Proyectos, con una alícuota del cero por ciento (0%) de derechos de exportación".
Al año siguiente, en el 2014, el Congreso votaría la Ley 27.007, en la que se generalizan los beneficios otorgados a Chevron e incorpora otros nuevos. Esa ley mantiene en un 12% las regalías y permite que se reduzcan a un 5%. Los litigios en caso de conflicto se resuelven en tribunales internacionales, en los centros financieros imperialistas.
Una ley, como la que indican los trascendidos que impulsaría Alberto Fernández ¿qué tipo de concesiones leoninas adicionales realizará al capital extranjero?
La idea del fracking contaminante no reconoce grietas, por lo cual es muy probable que se sostenga la dinámica de intenso crecimiento. La producción de los pozos al principio de la explotación es generosa, pero a medida que se desarrolla la extracción va reduciendo drásticamente el rendimiento lo cual requiere fracturas cada vez mayores: queda todo agujereado. ¿Cual será el costo ambiental que dejará en la Cuenca Neuquina? Seguramente, enorme.

Megacontaminación

Sobre la megaminería aparecen muchas más dudas que certezas. La especialista consultada destacó que cualquier proyecto minero comprende pensar en el mediano y largo plazo, en tanto poner en actividad una mina lleva entre tres y seis años. En la actualidad, no existe ningún proyecto nuevo que haya superado su etapa de factibilidad (es decir, en el mejor de los casos, están muy en el inicio).
Incluso, Bajo La Alumbrera en Catamarca, el mayor proyecto minero de la historia argentina, agotó su ciclo vital este año. En el camino dejó derrames contaminantes por pérdidas en su mineraloducto sin que quede claro si alguien va a pagar por los pasivos ambientales. De un máximo de casi 2.000 empleos en la minería metalífera catamarqueña en 2013, en la actualidad quedan menos de 200 puestos.
La analista indicó que para incrementar sustancialmente las exportaciones es necesario avanzar en la cadena de valor, como lo hace, por ejemplo, Australia, que desarrolló servicios mineros y software para la actividad. No es lo que ocurre en nuestro país, donde los escasos proyectos en marcha están en manos de multinacionales que mayormente exportan los minerales extraídos prácticamente sin agregación de valor.
Al igual que las proyecciones hidrocarburíferas, los números que hace el equipo de Fernández sobre las futuras exportaciones mineras no cierran. Argentina logró un máximo de casi U$S 5 mil millones de ventas externas en 2011 y 2012, cuando los precios estaban por el cielo. Si en 2019 se alcanzara un nivel de exportaciones de acuerdo al promedio del período 2005-2018 –que se ubicó en U$S 3.379 millones–, para lograr el objetivo de ventas externas de U$S 10 mil millones debería producirse un crecimiento a una tasa anual acumulativa del 31 % desde 2020 a 2023.
La especialista en minería advirtió que sería raro que Argentina alcance rápidamente un cuarto de las exportaciones de Chile, que tiene una gran tradición minera y realizó en varios años ventas externas por encima de los U$S 40 mil millones. Codelco, la principal empresa minera chilena, es estatal. Paradojas de la vida: no obstante muchas empresas extranjeras actúan en Chile, el país modelo para los liberales argentinos tiene como motor una empresa pública que realiza gran parte de la inversión minera y cumple un rol central en el agregado de valor dentro de sus fronteras, indicó la especialista.
Existen otros “detalles”. El actual no es un momento de auge de la minería mundial, como lo fue hasta 2012, gracias a la tracción de los altos precios de las materias primas. No solo eso, con el impulso de la agenda ambientalista cualquier proyecto enfrentará límites para obtener la licencia social. Los derrames de la Barrick Gold en Veladero y Pascua Lama están guardados en la memoria.

Así cierra

Los últimos datos del Ministerio de Hacienda indican que los compromisos de deuda (intereses más capital) para el período 2020-2023 promedian los U$S 51 mil millones –“curiosamemente” un número similar a las exportaciones extras que proyectan en el futuro equipo económico–.
Pero, como se mencionó, las proyecciones del albertismo son afiebradas. En las condiciones actuales, en todo caso mayores exportaciones hidrocarburíferas permitirán aliviar levemente la escasez estructural de dólares, pero resultarán insuficientes para abordar el pago de una deuda imposible de pagar. Por eso, ya se barajan todo tipo de apuestas sobre las características de la futura reestructuración.
En la suba de la bolsa porteña de este viernes, además de la mejora en la cotización de las compañías energéticas, impactaron las declaraciones de Alberto Fernández en la neoliberal Fundación Mediterránea: allí confesó que se encuentra en conversaciones con los buitres acreedores para realizar una reestructuración de deuda a la uruguaya.
¿De qué se trata? De un canje de bonos sin quita de capital ni intereses, pero con extensión de los plazos. Significa patear la pelota hacia adelante. El exministro de Economía uruguayo, Isaac Alfie, en declaraciones a Bae Negocios indicó que “nuestra reestructuración es cierto que compró tiempo pero a la vez se hicieron una gran cantidad de reformas estructurales". ¿Cuáles fueron? Apertura comercial, acuerdos de inversión con Estados Unidos y México, políticas de cielos abiertos y baja en la presión impositiva.
No solo eso, también “se realizó una política fiscal y monetaria muy ortodoxa. La inflación se redujo de 25 % a 2 % en dos años. El déficit fiscal, que era de 4 % del PBI, se redujo, mientras que el gasto público se disminuyó entre 4 % y 5 % en tres años”, señaló Alfie. ¿Alberto se aproxima al precipicio de tomar parte del programa de Macri? Esperar y ver.

Pablo Anino

domingo, 29 de septiembre de 2019

La Internacional de Karl Marx



El 28 de septiembre de 1864 se fundó la Asociación Internacional de Trabajadores, conocida como la Primera Internacional. El movimiento obrero daba sus primeros pasos de organización mundial para derrotar los planes de la burguesía que sólo significaban miseria para las mayorías. Los mismos objetivos de aquellos obreros, hoy continúan vigentes.

La Revolución Industrial marchaba a todo vapor. El Capitalismo se extendía por el mundo y con él la clase obrera.
Inglaterra, cuna de la industria, el país más avanzado del siglo XIX, fue el lugar donde primero comenzaron a manifestarse y desarrollarse los antagonismos de clase modernos, la lucha de clases entre burgueses y proletarios. Cerca de 1840, el Movimiento Cartista [1] se consagraba como la primer movilización política de los trabajadores como clase.
Al calor de esas primeras demostraciones de la clase obrera europea, Carlos Marx y Federico Engels escribían el Manifiesto Comunista por encargo de la Liga de los Comunistas, que saldría en 1848, donde pronosticaban que el espectro del comunismo recorría el viejo continente ya que los objetivos de los obreros eran comunes y, por eso mismo, que la lucha de clases era nacional en su forma pero que tenía un contenido internacional.
También en Inglaterra, al calor de las primeras huelgas de finales de la siguiente década, la clase obrera se organizó por primera vez en trade-unions (sindicatos), tomando en sus manos tanto demandas sindicales como políticas de los trabajadores. Y fue en este país donde el proletariado antes tuvo un sentido de solidaridad internacional y tuvo la necesidad de luchar contra el capitalismo basándose en esa solidaridad.

De la solidaridad entre obreros de distintos países a una organización internacional

En el marco de la crisis económica europea que había estallado en 1846, el Manifiesto adelantaba lo que se conoció como “la primavera de los pueblos” [2]. En 1848 la revolución se extendió por gran parte de los países del continente europeo, pero fueron derrotadas. Luego de estas oleadas, el capitalismo tuvo un importante desarrollo durante la década de 1850, provocando inmovilismo y depresión en el movimiento obrero. Fenómenos políticos enormes conmovían a la clase trabajadora.
Además de la gran crisis económica de 1857, Estados Unidos se encontraba inmerso en una guerra civil (1861-1865) donde los capitalistas del Sur del país luchaban contra el Norte para que se mantuviese la esclavitud. La causa de la liberación de los esclavos despertaba la solidaridad internacional de los trabajadores de Europa. En Francia se obtuvieron conquistas económicas y políticas, como poder votar en las elecciones y el rechazo de las leyes que prohibían las organizaciones sindicales. En Inglaterra, el derecho a sindicalizarse se había obtenido en 1825, pero las masas no tenían derecho a votar. A su vez, el desarrollo del capitalismo en el continente europeo había creado una competencia peligrosa para los obreros ingleses en forma de trabajo sobreexplotado y la burguesía británica amenazaba con importar fuerza de trabajo de otros países. Estas circunstancias hicieron manifiesta la necesidad de la lucha y organización a nivel internacional. En 1863 las trade-unions de Inglaterra harían un llamamiento a sus hermanos de clase de otras naciones para organizarse contra esta competencia entre obreros que quería imponerle la burguesía.
Pero además de la lucha de clases a escala internacional, fueron también las propias condiciones económicas y políticas del capitalismo, el carácter mundial de la economía y el desarrollo de las fuerzas productivas las que abonaron el terreno para el internacionalismo de la clase obrera. El proletariado luchó contra el capitalismo desde que nació como clase social hace más de doscientos años. La Primera Internacional será la culminación organizativa de ese período inicial de lucha y resistencia contra las condiciones de explotación capitalista.
Ese despertar de la clase obrera inglesa y francesa revivió la idea del internacionalismo. Un 28 de septiembre de 1864, en Londres, se reunían en el St. Martin’s Hall los representantes de obreros franceses e ingleses. Pero a dicha convocatoria, también concurrieron obreros alemanes, belgas, polacos, italianos y suizos. Así se fundaba la Asociación Internacional de Trabajadores, más conocida como la Primera Internacional. Marx fue el encargado de escribir el Manifiesto Inaugural, que al igual que en el Manifiesto Comunista hace una aguda denuncia al capitalismo y deja delineadas los objetivos de la clase obrera. Si bien no fue el fundador de la Primera Internacional, rápidamente se transformó en su principal dirigente y organizador. No era producto de la casualidad. Junto con Engels, ya eran veteranos revolucionarios y en el exilio habían cultivado una estrecha relación con los círculos obreros de Londres. Además, sus tesis expresaban las conclusiones más avanzadas del movimiento obrero de la época y se imponía a otras corrientes luego superadas por la misma experiencia histórica, como los socialistas utópicos, los sindicalistas ingleses, los anarquistas, entre otras.
En el discurso inaugural, Marx parte del hecho fundamental del desarrollo político de la lucha de clases, que no empieza con frases generales, con objetivos elevados, sino con los hechos que caracterizan la situación de la clase obrera. Plantea que entre los años 1848 y 1864, a pesar del desarrollo industrial y comercial, la miseria de las masas obreras no había disminuido. Basándose en los documentos de las comisiones parlamentarias, demuestra que la mayoría de los trabajadores se alimenta de forma insuficiente y sufre enfermedades producto de la miseria, mientras la burguesía incrementa sus riquezas insaciablemente. Remarca también que en esos años los trabajadores han obtenido importantes conquistas. La ley de la jornada de diez horas producto de la lucha del proletariado inglés. Además de las fábricas cooperativas, que demostraron en la práctica que los trabajadores pueden organizar la producción y sus intercambios sin necesidad de empresarios. Sin embargo, mientras la sociedad se mantenga sobre las mismas bases, los antagonismos de clases continuarán agudizándose. Por ello Marx deja claro en este texto que la gran tarea de los trabajadores es tomar el poder político. Los obreros “poseen un elemento para el éxito, su número. Pero el número pesa en la balanza sólo cuando está unido en una organización y dirigido hacia un fin consiente”. [3]

“¡Proletarios de todos los países, uníos!”

Con este grito profundamente internacionalista culmina el Manifiesto Inaugural, al igual que 16 años antes había sonado en el Manifiesto Comunista.
Si bien el movimiento obrero surge y se desarrolla dentro de cada nación, si quiere triunfar, no puede quedar restringido dentro sus fronteras. Una vez que se organiza tiende, por necesidad, a forjar lazos internacionales. Así como los gobiernos burgueses establecen relaciones internacionales contra los trabajadores, estos en contraposición para defenderse estrechan vínculos con sus hermanos de clase de otras tierras.
El internacionalismo es una necesidad estratégica, ignorar la solidaridad y organización que debe existir entre los trabajadores de todos los países, termina llevando a un fracaso general de todos los esfuerzos. El movimiento obrero tiene que seguir con atención la política exterior. La liberación de la clase obrera no puede realizarse si las clases que dirigen la política exterior aprovechan los prejuicios nacionales para enfrentar a los obreros de los distintos países, derramar la sangre de los pueblos en las guerras y despilfarrar sus riquezas. Marx aseguraba en el Manifiesto Inaugural que: “No ha sido la prudencia de las clases dominantes, sino la heroica resistencia de la clase obrera de Inglaterra a la criminal locura de aquéllas, la que ha evitado a la Europa Occidental el verse precipitada a una infame cruzada para perpetuar y propagar la esclavitud más allá del océano Atlántico. La aprobación impúdica, la falsa simpatía o la indiferencia idiota con que las clases superiores de Europa han visto a Rusia apoderarse del baluarte montañoso del Cáucaso y asesinar a la heroica Polonia (…) han enseñado a los trabajadores el deber de iniciarse en los misterios de la política internacional, de vigilar la actividad diplomática de sus gobiernos respectivos, de combatirla, en caso necesario, por todos los medios de que dispongan; y cuando no se pueda impedir, unirse para lanzar una protesta común y reivindicar que las sencillas leyes de la moral y de la justicia, que deben presidir las relaciones entre los individuos, sean las leyes supremas de las relaciones entre las naciones. La lucha por una política exterior de este género forma parte de la lucha general por la emancipación de la clase obrera. ¡Proletarios de todos los países, uníos!”.
El capitalismo, en su voraz competencia, ha dado muestras notorias de su barbarie desde su propia existencia. No ha dudado en invadir territorios, llevar a cabo genocidios, dos guerras mundiales con sus campos de concentración y sus bombas atómicas. La llamada crisis de los inmigrantes africanos en Europa a la que se asiste en estos días, que genera odio por ver morir a miles y a millones de hombres, mujeres y niños huyendo de terribles sufrimientos, es el subproducto de los planes imperialistas y sus políticas de hambre, guerras y destrucción para las poblaciones de los países que supieron ser antiguas colonias.
Como en 1864, cuando en la primera etapa del proletariado industrial, los obreros más conscientes sacaban la conclusión de que el peor enemigo era el patriotismo; que había que unirse internacionalmente, dado que tenían los mismos objetivos que sus hermanos de clases de todo el mundo: la abolición de las condiciones existentes El marxismo ha demostrado que esto sólo es posible con la abolición del capitalismo. La clase obrera tiene una rica historia, que nos ha dejado importantes enseñanzas. La AIT fue la primera de cuatro internacionales que pusieron en pie grandes revolucionarios, que enfrentaron no sólo a los capitalistas sino también la traición en sus propias filas. Hoy, 155 años después, ese gran objetivo de refundar una internacional continúa vigente.

Emilio Salgado
Delegado ATE-INDEC @EmilioSalgadoQ
Jazmín Jimenez
Lic. en Sociología / @JazminesRoja
Sábado 28 de septiembre | 10:00

[1] Cartismo: Se inicia en Gran Bretaña en 1837. El Cartismo fue el primer gran movimiento político de los trabajadores, en su primera etapa del movimiento obrero. Su nombre viene de “la Carta del Pueblo”, que era el documento que sintetizaba su programa que exigía una serie de derechos políticos como el sufragio universal masculino (el sufragio universal femenino recién se conquistó por primera vez en con la Revolución Rusa de 1917), el voto secreto, la posibilidad que los obreros puedan ser candidatos, que los diputados cobren un salario para que todo trabajador pueda ejercer esta función, etc.
[2] Primavera de los pueblos: última oleada revolucionaria de “las revoluciones burguesas” contra la dominación aristocrática, que comenzó en Francia en febrero de 1848 y rápidamente se extendió a numerosas regiones de Alemania, a Hungría, Polonia, Italia y otros pueblos de Europa central. El proletariado, aunque al lado de la burguesía que peleaba por la República y después lo traicionaría, aparece con grados avanzados de organización en estos procesos.
[3] Marx, Karl, Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores

Investigaciones sobre la corrupción menemista que involucran a Fernández



El candidato a presidente Alberto Fernández, cuando le hablan de corrupción, no duda en afirmar “nunca fui acusado en hechos de esta naturaleza”. El periodista Santiago O’Donnell desmiente esta afirmación, y saca a la luz viejas investigaciones.

Hace algunas semanas el periodista publicó una nota que tituló “Alberto Fernández y la mafia del INdeR”. Santiago O’Donnell dirige el sitio Medioextremo.com, allí publicó las principales denuncias que realizaron Roberto Guzmán -quien falleció en el 2004-, y que continuó el periodista Julio Nudler, ex jefe de Economía de Página/12, hasta que falleció en 2005.
O’Donnell sostiene que cada vez que escucha a Alberto Fernández decir que nunca fue acusado de corrupción, “no puedo dejar de pensar que es un hombre con suerte, ya que sus dos principales denunciantes están muertos”.
La historia de Alberto Fernández con la corrupción menemista, es denunciada tanto por Guzmán como por Nudler. Lo acusan, dice O’Donnell, “de ser el responsable político y jurídico de un saqueo, el saqueo que las empresas aseguradoras hicieron de las arcas del Estado, durante la larga década menemista, a través del Instituto del Reaseguro (INdeR), una caja estatal creada durante el segundo gobierno de Perón para asegurar a las aseguradoras. Y también, de que, a cambio de hacer la vista gorda en uno de los mayores desfalcos de la historia argentina, las aseguradoras y los bancos a las que pertenecen han financiado y apoyado desde entonces la ascendente carrera política del amplio favorito para suceder a Macri”.
Alberto Fernández fue titular de la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) durante la primera mitad del gobierno de Carlos Menem. En el cargo lo sucedió Claudio Moroni, un hombre de confianza de Fernández y número dos en la SSN.
Durante la gestión Fernández-Moroni, dice O’Donnell, “el INdeR era un barril sin fondo de pagos inflados por siniestros apenas comprobados, o ni siquiera, reconocen hoy prácticamente todos los actores con conocimiento del tema. Basta decir que desde el retorno de la democracia hasta entonces los montos de los reclamos de las aseguradoras se multiplicaban año a año y los pagos se hacían a las empresas favorecidas con total discrecionalidad mientras los precios de las pólizas de reaseguro permanecían congeladas y la deuda del instituto se disparaba sin control”.
El libro que escribió Guzmán, “Saqueo asegurado”, relata los escandalosos negociados que entonces ocurrían en el INdeR, “desde pagos millonarios a empresas en bancarrota que acumulaban deudas igualmente millonarias con el fisco, hasta la creación de un fondo especial financiado por las aseguradoras para recompensar a inspectores, empleados y funcionarios del instituto, pasando por la política de pagar sin comprobante alguno cualquier siniestro valuado en menos de diez mil dólares”.
Además, según Guzmán, Fernández arregló con las aseguradoras pagarles 1.200 millones de dólares para saldar la deuda del Estado, pero según había calculado el liquidador esa deuda era de menos de 500 millones. Para Guzmán, si se tomaran en cuenta las acreencias del Estado con respecto a estas aseguradoras es muy probable que ni siquiera se le debiera plata.
“Debido a que estuvo al frente de la Superintendencia desde el 89, Fernández fue uno de los funcionarios con mayor continuidad como autoridad del INdeR (según la ley, quien se desempeña como superintendente es además miembro del directorio del instituto). Así, en tanto miembro del órgano directivo del INdeR y autoridad de control del mercado asegurador, puede decirse que le correspondió una alta cuota de responsabilidad respecto de las políticas aplicadas durante los 90 en el ámbito del seguro y las reaseguradoras,” denunció en su libro Guzmán.
Por su parte, el periodista Nudler, que escribió varias columnas de denuncias por los negociados en el INdeR, escribe otro artículo contra Fernández cuando este es ascendido a jefe de Gabinete -en la presidencia de Néstor Kirchner-, y nombra a su fiel amigo Moroni en la Sigen. Un órgano de control estatal que debería vigilar la corrupción, y que terminó blindando la corrupción kirchnerista que empezaba a asomar por entonces.
Alberto Fernández puede seguir negando que está en contra de la corrupción y que él no esta acusado en ningún caso de esta naturaleza, sin embargo formó parte de gobiernos, que no solo eran corruptos, sino que liquidaron, todo lo que pudieron, los derechos de las grandes mayorías. Durante el menemismo remataron las empresas estatales, dejando a miles de trabajadores en la calle.
Esta política contó con la complicidad de Alberto Fernández. Las consecuencias de la privatización de estas empresas de recursos esenciales, que ni los gobiernos kirchneristas revirtieron, las paga el pueblo trabajador. Tarifas altísimas, y quienes en el mejor de los casos pueden pagar, reciben a cambio un pésimo servicio. Una verdadera estafa.

La Izquierda Diario
Sábado 28 de septiembre | 00:44

Esa vieja tradición nacional llamada izquierda



El tiempo y la distancia. El pasado y el presente. Buenos Aires, 1919; New York, 1932; México, 1938; Buenos Aires, 2017. Cuatro historias y una revolución, la más grande de todos los tiempos.
Tras más de 3 años de trabajo, Violeta Bruck y Javier Gabino nos presentan La Internacional del fin del mundo, un extenso y hermoso recorrido por las trayectorias de Pedro Milesi, Mika Etchebéhère, Mateo Fossa y Liborio Justo. De fondo, el rugido eterno de la lucha de clases.

Un motor siempre encendido

La historia, sentenció Marx, tiene un motor potente: la lucha de clases. En la Argentina del siglo XX, los bordes de la narrativa nacional se erigieron en las calles y sus manifestaciones, en las fábricas y sus huelgas, en los combates y sus barricadas.
La Internacional del fin del mundo nos invita a ese recorrido. Las cuatro trayectorias que nos presenta están unidas a uno de los hechos más vibrantes del siglo que pasó: la revolución rusa de 1917. A su manera, con sus palabras y sus acciones, Pedro, Mika, Mateo y Liborio son testigos y voceros de un tiempo donde las callen guían la mano de los cronistas.
Esos fantasmas son los que las clases dominantes pretenden conjurar, llamar al silencio, borrar. Ahí está la saña represiva del régimen dirigido por la oligarquía con olor a bosta, al decir de Sarmiento. Con las plazas y los parques porteños de fondo, la clase dominante descarga su furia contra quiénes rechazan su (nada) natural dominación.
Y entre esas calles cubiertas de barricadas encontramos a nuestros protagonistas. A quienes nos hablan desde un pasado que es, a la vez, presente y futuro. Como en un caleidoscopio, La Internacional del fin del mundo presenta a sus personajes confundidos en aquel universo que los rodea. Donde hay cuatro historias hay, en realidad, miles. O millones.
El lector o la lectora pueden despreocuparse. No hay, en las líneas que siguen, nada parecido al spoiler. Lo atrapante de La Internacional... está, y mucho, en quienes la protagonizan.

El viejo Pedro

Pedro Milesi es testigo de grandes gestas y movilizaciones obreras. Desde la Semana Trágica de 1919, pasando por el 17 de octubre de 1945, llegando a los convulsivos años 70, en la Córdoba del clasismo. Su huella, imborrable, está en los recuerdos de Susana Fiorito: “Él escribió toda su vida. Tenía unos dedos gordos de metalúrgico, de haber pavimentado calles. Tenía una máquina portátil. Y sin embargo, se las arreglaba”.
Confinado en el penal de Ushuaia, un infierno en el fin del mundo, el “viejo” se erige como educador de sus compañeros de lucha y presidio. “Comenzamos un curso sobre organización sindical, siguiendo con otro sobre el rol de la mujer obrera en las luchas revolucionarias. Días después, a pedido de los compañeros, dí un curso sobre materialismo histórico y economía política”, rememora en la voz de Susana.

Capitana y mujer, mujer y capitana

“La pasión que sentían por las revolución los llevó a irse a Europa”, dice Andrea D’Atri.
Mika e Hipólito huyeron de las comodidades de una vida tranquila en el sur argentino. Aquella pasión se había tejido en los años previos, al calor de la hoguera revolucionaria que ardía en el viejo continente. Hoguera que quemaba más allá de las fronteras rusas, con tizones regando el mundo entero, incluida la Argentina granero del mundo.
Su destino es la convulsionada Alemania. La fecha no tiene nada de anodina: finales de 1932. Hitler se encamina al poder. Poco después, en 1936, España les hace un llamado urgente. Se enlistan en las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Parten al frente, combaten. Hipólito es asesinado por las balas fascistas.
Mika se convierte en capitana. La única mujer capitana de aquella indómita revolución en tierras españolas.

El hombre que desafió a Roosevelt

El 1° de diciembre de 1936, ante el Congreso de la Nación y ante los ojos del mundo, Franklin Delano Roosevelt fue increpado por un joven de 34 años.
“Abajo el imperialismo”, grita Liborio Justo desde los balcones internos que dan al recinto. De pie, junto al líder de la mayor potencia mundial, está Agustín Pedro Justo, presidente de la nación... y su padre.
“Es un personaje muy fuera de serie”. Desde las entrañas de esa inmensidad arquitectónica que es el Palacio Barolo, Mónica Justo habla de su padre: “Hubiera tenido un lugar al lado del establishment, que es lo que le correspondía. Pero él eligió ser la oveja negra y enfrentar a todo el mundo”.
Aquella oveja negra, bajo múltiples pseudónimos, tejió una vasta obra. Los seis tomos de Nuestra patria vasalla constituyen un aporte sustancial a la comprensión de la historia nacional.

El carpintero que entrevistó a Trotsky

Buenos Aires, finales de 1935. Otra escala de viaje en el tiempo. “Se derrumba la patronal”, reza el encabezado de un boletín de huelga. La clase trabajadora hace sentir se fuerza. Los obreros de la construcción sacuden al país.
En ese torbellino de la lucha de clases, el nombre de Mateo Fossa gana un lugar destacado. Dirigente del gremio de los madereros, se convierte en activo impulsor de la solidaridad con los obreros en huelga. “Utilizar todos los medios al alcance, de tal manera que la huelga general penetre hasta el último rincón de la clase obrera”, reza el comunicado que Alicia Rojo lee ocho décadas más tarde.
La potencia de aquella gran huelga lo llevará a México. A miles de kilómetros de su país, conocerá al hombre más perseguido del planeta. El impacto personal se fundirá con el interés político. En aquel viaje, Mateo Fossa hará las veces de periodista y entrevistará a León Trotsky.

Continuidades

Ficción y realidad se entrecruzan en La Internacional… Se unen, amalgaman y multiplican. Sus protagonistas no viven solo en el pasado. Están aquí, ahora, en el presente de esta moderna Buenos Aires. Buceando entre viejas fotos, leyendo viejos diarios, subiendo en viejos ascensores.
En ese cruce de dimensiones, las calles son –una vez más– el campo de (múltiples) batallas. Las imágenes de un Congreso militarizado llegan a las retinas. Los pañuelos verdes invaden la pantalla. La clase trabajadora resiste, enfrenta despidos y represiones. Cae y se vuelve a levantar. El motor sigue encendido.
El guion de la historia se reescribe. Los protagonistas, con sus rostros cambiados, son los mismos. La izquierda está ahí, en las calles. Las banderas rojas flamean detrás de la densa cortina montada por los gases lacrimógenos. Jóvenes, estudiantes, mujeres y trabajadores combaten. Del otro lado, llueven balas de goma. De fondo, macizo, emerge el Congreso Nacional.
Pedro, Mika, Liborio y Mateo siguen allí. En cada bandera, en cada cántico, en cada hecho de resistencia y lucha.
La Internacional… nos presenta la Buenos Aires de dos comienzos de siglo: el XX y el XXI. Esa presentación está fuertemente documentada. Fotos, escritos, filmaciones, grabaciones. Todo está ahí para dar cuenta de los pasos que siguieron realmente los acontecimientos.
En el mismo registro, a lo largo de 90 minutos, nos encontramos con historiadores como Hernán Camarero, Roberto Pittaluga y Alicia Rojo; investigadoras militantes como Andrea D’Atri y Susana Fiorito. O con la misma Mónica Justo. Ellos y ellas también le ponen voz a la historia viva de la lucha de clases en nuestro país.

Eduardo Castilla

El autor de esta nota está muy lejos de ser un especialista en cine. Opina, reseña, como espectador y militante político. En ese marco, no puede más que recomendar La Internacional del fin del mundo, que se estrena en muy pocos días en el Cine Gaumont.
A los argumentos antes vertidos súmese una excelente presentación visual, que incluye, entre otras cosas, múltiples tomas áreas de Buenos Aires. Vista desde el cielo, la ciudad donde ardieron barricadas tiene una notoria belleza.
ESTRENO: 12 de septiembre, Cine Gaumont

Congreso de la Fuba: la victoria del Rectorado y las tareas del movimiento estudiantil y de la izquierda

Este sábado 28 de septiembre se realizará el Congreso Ordinario de la Fuba en la Facultad de Medicina. El mismo consagrará en la conducción el bloque del Rectorado que cogobierna la facultad entre radicales y pejotistas (Franja Morada/MLI-UES). Significará el cierre del ciclo de la Fuba recuperada en el 2001 al calor del Argentinazo.

Ajuste nacional y en la educación

Este Congreso se llevará adelante mientras el derrumbe del macrismo llevó al país al default y a una situación de quebranto casi inaguantable, con una devaluación gigante de la moneda y el riesgo de una hiperinflación. Para continuar con el saqueo al salario y asegurar el cumplimiento con el FMI, Alberto Fernández y el kirchnerismo preparan el “Pacto Social” de contención del movimiento obrero mientras este ataque se profundiza.
La continuidad y extensión de las políticas fondomonetaristas tendrán su correlato en la Educación y Universidades Públicas: implicarán el avance de las políticas que ha venido implementando el macrismo.
El Presupuesto presentado por el ministro de Hacienda Hernán Lacunza destina una partida al sector universitario que recorta al menos entre un 20% y un 25% en términos reales (aumento del 35% frente a una inflación interanual del 55%/60%). Continúa, a su vez, la orientación del Presupuesto anterior, que destinaba seis veces más partidas al pago de la deuda que a la educación superior. Así, la UBA tendrá recortes de presupuesto incluso mayores al de este año (30% en términos reales).
A su vez, esta política traerá mayores recortes a las carreras. Implicará el avance de la orientación de la Resolución 1254, que deteriora las carreras de grado y fomenta el pasaje de contenido a posgrados arancelados. En la Facultad de Ingeniería ya se ve el primer prototipo (carrera de cuatro años sin incumbencias con posibilidad de arancelamiento). Buscarán avanzar en la política diseñada por el actual cogobierno de la Universidad.

La Fuba de Macri…. y de Alberto

La UBA está gobernada por una alianza entre la UCR-Cambiemos (Emiliano Yacobitti, tercer candidato a diputado nacional de Juntos por el Cambio) y el Frente de Todos (Alberto Barbieri, rector de la UBA, apoya al kirchnerismo a nivel nacional). Es decir, para los planes de privatización de la UBA antes señalados, Macri y Alberto gobiernan juntos.
Este armado encontrará, desde este sábado, una Fuba que le será funcional. El frente entre la Franja Morada y la pata peronista del Rectorado (MLI-UES) encontró en las últimas elecciones una mayoría que le permite quedarse con la Federación más grande del país. Este bloque fue quien mejor explotó su vínculo directo a las gestiones de las facultades para presentarse como “centros de servicios”, que facilitan algunas cuestiones básicas a los estudiantes, en un cuadro caracterizado por un enorme ajuste que se hace sentir fuertemente sobre la juventud, y donde se impuso un proceso de contención por el lado de las direcciones kirchneristas de los sindicatos docentes.
Vale puntualizar, en ese sentido, la responsabilidad del kirchnerismo. Primero que nada, sin que una pata del “Frente de Todos” realice una alianza con la Franja Morada, ésta no hubiera podido volver a presidir la Federación. Tanto el MLI como la UES integran la lista del Alberto Fernández.
En segundo lugar, este proceso requiere un análisis de la parte del kirchnerismo que no estaría en el mismo bloque que el rectorado de la UBA.
Cuando nuestra corriente, el año pasado, realizó un frente con este sector para evitar un triunfo de la Franja Morada, lo hizo con la apuesta a que la posibilidad de desenvolver la intervención del movimiento estudiantil iba a poner en evidencia el rol de contención del kirchnerismo en la universidad (Conadu K entregó la lucha educativa el año pasado en su momento más álgido) y permitiría superarlo. Pero el hecho de que la burguesía haya logrado imponer que el ajuste es irremediable en el cuadro de crisis se plasmó en los comicios de los centros de estudiantes.
No solamente en el avance del Rectorado, sino también en que en diez de trece elecciones ganaron las listas alineadas a las gestiones de las facultades. Las mismas dejaron un dato interesante: el kirchnerismo ganó en donde es una expresión del régimen universitario (Filo, Exactas), y sufrió derrotas en donde había usufructuado, con muchas contradicciones, movimientos de lucha (Psicología, Sociales).
La victoria de Alberto Fernández profundizará la tendencia de este sector K aun no enrolado del todo con Barbieri. Se demostró con la participación de lxs decanxs de Filosofía y Letras y Exactas con el rector o sus aliados en los actos del Frente de Todos. A su vez, tendrá un correlato bien claro en la práctica. Por ejemplo, cuando Alberto Fernández decrete los 180 días sin paritarias del “pacto social”, ¿será diferente la reacción de La Cámpora con la de la Fuba de la Franja y el MLI-UES? La pregunta se responde sola.

La lucha que viene

Nuestra corriente colocará la experiencia de 18 años de lucha que reivindica absolutamente en la Fuba, al servicio de las próximas batallas en las que buscará la organización independiente de les estudiantes y su salida a las calles, contra esta política. Es la misma pelea que daremos desde la conducción de los centros de Veterinaria, Farmacia y Agronomía y nuestras posiciones en los consejos, juntas de carrera y secretarías de los centros.
Los próximos ataques a la Educación Pública plantean más que nunca poner las energías en desenvolver un movimiento de lucha contra el ataque a la Universidad. Esto plantea la necesidad de unir al movimiento estudiantil con la clase obrera, para derrotar las reformas del FMI. La recuperación de la Fuba y los centros serán una conclusión de esta experiencia.
La UJS seguirá batallando contra la privatización de la Universidad, levantando el programa de la ruptura con el FMI y el no pago de la deuda, el aborto legal y la separación de las iglesias del Estado, el boleto estudiantil gratuito, los comedores universitarios, la defensa del salario docente, la unidad obrero-estudiantil, la democratización de la UBA.
Llamamos a toda la izquierda a esta pelea, sobre todo teniendo en cuenta que una parte de ella ha renunciado a la intervención independiente del movimiento estudiantil para cambiarlo por agitativismo auto-proclamatorio.
Son muchas y próximas las peleas que hay en el horizonte. Sólo la movilización independiente podrá defender la universidad y nuestra corriente pondrá todas sus energías en esa perspectiva. La lucha es ahora.

Santi Nuñez

sábado, 28 de septiembre de 2019

Postales noventistas: Alberto, entre Magnetto, Arcioni y la Fundación Mediterránea



De Menéndez a Cavallo, la historia y la Fundación Mediterránea. La “paz social”, eterno reclamo del peronismo. Un Pacto Social de dos patas.

“Ando penosamente lastimándome las plantas con el filo del presente”. Los peregrinos del fin del mundo. Gustavo Ferreyra.

El 6 de julio de 1977, en plena noche negra de la dictadura, Piero Astori puso la piedra basal de la Fundación Mediterránea. Conformado como una suerte de think tank, fue siempre algo más. Devino símbolo del poder económico y político de los grandes grupos empresarios. Bajo su techo se bendijeron presidentes y gobernadores, eventuales y efectivos.
Aquel origen está indisolublemente ligado a un nombre: el de Luciano Benjamín Menéndez, el genocida que regenteaba diez provincias argentinas. El periodista Camilo Ratti recordó que aquel represor “recibió la bendición de los sectores eclesiásticos y económicos que confiaron en él para conducir la Córdoba de mediados de los ´70. Los Roggio, los Tagle, los Verzini, los Garlot, los Urquía, los Astori, los dueños de Fiat y muchos otros popes del empresariado mediterráneo, hacían cola en el comedor del Tercer Cuerpo para sacar número y tener el privilegio de almorzar con el ‘Comandante’”.
Pasaron los años, pero no los apellidos. A la cabeza de la Fundación están hoy, entre otros, María Pía Astori y Sergio Oscar Roggio.
Alberto Fernández no desconoce esta historia. El candidato presidencial inició su carrera muy cerca de Domingo Cavallo, otro nombre estrechamente asociado a la Mediterránea. El ex ministro de Economía supo oficiar de director de la revista Estudios, publicada por la fundación.
Este jueves, cerca del mediodía, Fernández posó los pies en el lujoso hotel Holliday Inn para hablar ante los dueños del poder económico. Según describió el periodista Gustavo Molina en El Destape, cosechó varias rondas de aplausos a lo largo de su exposición. El último, directamente, se celebró de pie.

Moderación infinita

El “frente antimacrista” cristalizó en una verdadera trampa para quiénes ejercen algún nivel de progresismo. En nombre del “mal menor”, la sapofagia se amplió exponencialmente. A los gobernadores peronistas y Sergio Massa se sumó la buena sintonía con Clarín. Ahora, el rango se amplió hacia las patronales que apadrinaron a Domingo Cavallo.
Este viernes, ilustrando lamentos y tensiones, Alejandro Bercovich escribió que “hasta los ateos en el Instituto Patria rezaban ayer porque el candidato haya encontrado en Córdoba su límite hacia la derecha”.
En el terreno estrictamente político, esa moderación se volvió a escenificar en la tierra del sol y el vino. En un acting de federalismo, Alberto Fernández acudió rodeado de gobernadores. Entre ellos estuvo Mariano Arcioni, el ajustador de Chubut sobre el que sus aliados guardan un cuidadoso silencio.
Inmersa en la neblina, la (alguna vez) llamada “izquierda kirchnerista” sufre y se lamenta por la deriva derechista de Alberto Fernández. Padece por su candidato, aun antes de que éste devenga presidente formalmente electo.
Bajo la misma presión, cierto progresismo fustiga al Frente de Izquierda Unidad. Molesta, básicamente, el que sostenga una posición independiente en la escena nacional. En nombre de un “realismo” que consiste en honrar las ganancias del gran capital, esta semana le tocó el turno al economista Emmanuel Álvarez Agis.
Este sábado 5 de octubre, apostando a sostener esa ubicación política independiente y reunir a miles de personas, la izquierda se prepara para un acto histórico en la avenida 9 de Julio.

“Paz social” a pedido

“Te quería adelantar que vamos a solicitar al gremio una tregua para garantizar que los estudiantes puedan volver al aula (…) Es importante para garantizar la paz social que haya una tregua, que los estudiantes puedan volver al aula”.
No es María Eugenia Vidal quien habla. Tampoco Soledad Acuña, la cuestionada ministra de Educación porteña. El audio -que circuló profusamente entre la docencia de Chubut- fue enviado por Guillermo Oyarzo, referente de la Agrupación de Docentes Peronistas, a Santiago Goodman, secretario general de Atech.
Un retazo de esa “paz social” fue la que logró Arcioni este lunes. La obtuvo muy lejos de su provincia, en Buenos Aires, de la mano de Sergio Massa y Wado de Pedro.
Sin prisa, pero sin pausa, el candidato presidencial suele repetir el pedido de “paz social”. Esta semana, en una entrevista radial, intentó asustar con la perspectiva de que “haya muertos”.
La demanda del candidato choca contra la realidad. El ajuste, a diferencia de la campaña electoral, no se toma una pausa. La resistencia, tampoco.
En la semana que pasó hay que contabilizar no solo la continuidad de la lucha en Chubut, sino también las movilizaciones y acciones por distintos reclamos. El martes, el sindicalismo combativo y sectores del movimiento de desocupados tomaron las calles.
Cabría sumar, a modo de breve enumeración, la pelea de las obreras de Mielcitas, el reclamo contra el vaciamiento en Ran-Bat, o el rechazo a la amenaza de desalojo en La Terre (Mendoza).

Una mesa con dos patas

El esquema del Pacto Social publicitado por el peronismo se sostiene en un eventual acuerdo tripartito entre empresarios, burocracia sindical y gobierno. Se basa en la posibilidad conceptual de conciliar intereses entre capitalistas y asalariados. La historia, reciente y antigua, demuestra su inviabilidad. Son “consensos” donde los de abajo siempre pierden.
Sin embargo, en ese universo de actores no todos parecen dispuestos a desempeñar el papel imaginado en, valga la redundancia, el papel. La conducción burocrática de los gremios se muestra, como siempre, más que solícita para postergar demandas de sus afiliados. Los empresarios, por el contrario, muestran poca empatía con la idea de “compromiso”. Repasemos.
La semana inició con un reclamo de los grandes jugadores del sector petrolero. Reunidos en el siempre lujoso predio de La Rural, desplegaron un pliego de demandas hacia el futuro inmediato.
A la hora de boicotear consensos, la Unión Industrial Argentina no quiso quedarse atrás. La presión patronal logró que el bono de $ 5.000 no sea ni obligatorio ni inmediato. Librado a la negociación entre las partes, los capitalistas estarán habilitados para abonarlo cuando consideren. Lo cual también podría equivaler a…nunca.
Evidenciando la misma sintonía, esta semana la patronal de Ran-Bat decidió vaciar de máquinas la empresa. La acción, manifiestamente ilegal, implica desconocer lo firmado por ella misma en el Ministerio de Trabajo.
La posibilidad de conciliar intereses entre capitalistas y asalariados es el engaño más viejo del mundo. O por lo menos, el más viejo de la llamada modernidad. Ante los ojos del empresario, los trabajadores asumen la forma de un simple costo. Bajo esa mirada, el Pacto Social equivale a congelar temporalmente costos.
El desprecio capitalista a la vida obrera quedó duramente al desnudo esta semana. Ocurrió el martes, cuando una obra en construcción se derrumbó sobre la cabeza de los operarios. Los heridos superaron la decena. Un par de gravedad. José Bulacio perdió la vida.
Hacia el futuro inmediato, el peronismo le propone a la clase trabajadora un pacto con fugadores, vaciadores y cómplices de las muertes obreras. La respuesta obligada es la organización y la preparación consciente para la lucha.

Eduardo Castilla
@castillaeduardo
Viernes 27 de septiembre | 23:42

Dominación 2.0, psicografía en las redes sociales

Parafraseando a una adolescente de una famosa serie de Netflix: Ten cuidado, que no te encuentren haciéndolo. ¿Te has imaginado cómo sería acosar a alguien? Invadir su privacidad, saber sus secretos, descubrir sus trapitos sucios. Porque aunque digas que te genera incomodidad, o algo parecido, mejor es reconocerlo. Espías gente a diario. Observas, sigues, te siguen.
Facebook, Twitter, Instagram nos han convertido en una sociedad de acosadores, de acosados. Y nos encanta.
¿Nos encanta? Claro que acosar a alguien en la vida real es diferente y hasta está penado por la ley. Pero las redes sociales no reconocen esas leyes, pues tienen las propias. Y nosotros, los usuarios, en este juego estamos atados a las reglas ajenas, lejos de imponerlas. De hecho, somos las víctimas enamoradas del victimario.
Nuestras interacciones en Facebook, Twitter, Instagram, Youtube y otras redes sociales no se reducen al contacto con “amigos” sino que las plataformas se han vuelto un espacio alternativo de vida.
Allí nos informamos de lo quizás que sucede en el mundo -en detrimento del uso de los medios masivos de comunicación, incluso en formato digital-, accedemos a herramientas de formación profesional, aprendemos el cómo hacer de infinitas cosas, participamos políticamente en las causas que nos movilizan, compramos, vendemos, consultamos al médico y hasta buscamos y a veces encontramos el amor.
Bajo la apariencia casi perfecta de la libertad, hemos trasladado como sociedad una buena parte de nuestro tiempo y de nuestros deseos al mundo virtual. Tan bien lo saben los dueños de las redes, que vienen trabajando con filósofos, psicólogos, publicistas, psiquiatras, neurocientistas, programadores y otros investigadores, en el desarrollo de una estrategia de dominación cultural totalizante.
Ello implica la construcción de nuestros perfiles psicológicos a partir de la información personal que, tan gentilmente, les entregamos. Las redes y plataformas nos conocen, a veces, mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos.
En un minuto de redes sociales en la actualidad, 41,6 millones de mensajes son enviados a través de Facebook, Messenger y WhatsApp, 347.222 personas están mirando Instagram, 87.500 personas publican en Twitter y 4,5 millones de videos son vistos en YouTube, generando un océano de datos sobre quienes están del otro lado de la pantalla.
Es decir, la humanidad toda se ha convertido en un “esclavo absoluto” -según el filósofo Byung-Chul Han- que produce “datos”, la materia prima central de la producción de mercancías inmateriales, de los únicos bienes no restrictivos: el conocimiento.
La matriz de pensamiento y de sentimiento que elaboran, almacenan y utilizan, es denominada por algunos autores como “psicografía”. Esta es, ni más ni menos, una radiografía de nuestra personalidad y de nuestra historia, que es, por lo tanto, un arma privilegiada para la seducción y la dirección de nuestra voluntad.
En ese marco, la sociedad es atravesada, de manera transversal, por una nueva forma de poder, que incluso Byung-Chul Han define como una nueva “forma de gobierno”. Nos referimos el tránsito de la “biopolítica” a la “psicopolítica”, de la organización de los cuerpos del capitalismo industrial, a la organización de las mentes del capitalismo financiero.
Numerosos son los estudios que develan en las conclusiones a las que arriban, que vivimos inmersos en un bombardeo de estímulos imposibles de procesar, en una verdadera guerrilla comunicacional.
Entre 3.500 y 5.000 impactos publicitarios nos atraviesan cada día en las grandes ciudades y tenemos la capacidad atencional de procesar solo el 10%. El resto, sin embargo, no se descarta: nos impacta a otros niveles por fuera de la conciencia, generándonos estrés, malestar, confusión, aturdimiento mental.
Ese 10% que procesamos se traduce en insumos para nuestro razonamiento y para la afectividad de cada uno. Somos llevados todo el tiempo a mirar, oír e interactuar con contenidos de cualquier tipo, afines a nuestros intereses. Nos relacionamos con quienes se nos parecen. Nos movemos en “comunidades” virtuales segmentadas que se vuelven familiares y por ello, confiables para nosotros.
En ese tiempo y espacio de vida virtual que se ha instalado en nuestras sociedades, de la mano de la revolución de las tecnologías, se combinan dos aspectos explosivos para que quienes controlan los hilos del mundo -el capitalismo trasnacionalizado-, a través de su intervención en las redes sociales hagan de nuestra voluntad, su voluntad: la necesidad de amor y la necesidad de seguridad.
Tan básicas para la psiquis, como respirar o alimentarse, para los órganos del cuerpo.
Ya lo decía Sigmund Freud: “la humanidad siempre ha comprometido un poco de felicidad por un poco de seguridad”. Y el siglo XXI, caracterizado por las crisis, la incertidumbre y los cambios radicales -económicos, políticos, sociales, culturales-, no es la excepción.
El problema es que ya no estamos trocando un poco de felicidad, sino nuestra libertad y nuestra intimidad también. O lo que nos queda de ellas.

Solange Martínez y Paula Giménez

* Martìnez es Profesora en Psicología, de la Universidad Nacional de San Luis. Giménez es Licenciada y Profesora en Psicología (UNSL), estudiante de la Maestría en Políticas Públicas para el Desarrollo con Inclusión (FLACSO). Ambas, redactoras-investigadoras argentinas del CLAE (www.estrategia.la)

El asesinato de Frondizi, Troxler y Ortega Peña



Se cumplen 45 años del asesinato de Silvio Frondizi, sumándose al de Julio Troxler y de Rodolfo Ortega Peña. Todos cometidos por la Triple A durante el gobierno peronista.

En tiempos de gobiernos constitucionales, uno de los años más duros para la vanguardia obrera y las organizaciones de izquierda fue 1974. Durante la presidencia de Perón, y aún más después de su muerte, las bandas armadas de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), en complicidad con la burocracia sindical, tenían vía libre para atacar y amedrentar a activistas obreros y estudiantes, intelectuales, personalidades de la cultura y defensores de Derechos Humanos. Aunque se estima que el número de víctimas oscila entre los 1.500 y 2.000, son incontables la cantidad de heridos y torturados; incluyendo robos, amenazas y ataques a locales partidarios entre los años 1973 y 1976. Su objetivo fue claro: diezmar a la vanguardia y sembrar el terror entre sus filas.
Esta organización de la derecha peronista, comandada y financiada por el “brujo” López Rega desde el Ministerio de Bienestar Social, presentó públicamente el 29 de enero de ese mismo año una lista negra que incluía a personalidades políticas e intelectuales que serían “ejecutadas inmediatamente en donde se las encuentre”.
Entre los nombres se encontraba a Hugo Bressano (Nahuel Moreno del PST), Mario Roberto Santucho (PRT-ERP), Roberto Quieto (FAR-Montoneros), Agustín Tosco, Rodolfo Puiggrós, Rodolfo Ortega Peña, Julio Troxler, Silvio Frondizi, entre otros. Aunque algunos de ellos lograron sobrevivir multiplicando las medidas de seguridad o pasando a la clandestinidad, muchos otros no corrieron la misma suerte. Entre ellos Silvio Frondizi y Julio Troxler, ambos asesinados en el mes de septiembre hace 45 años.

La Triple A en acción

La noche del 27 de septiembre Silvio Frondizi se encontraba descansando en su domicilio ubicado en la calle ex Cangallo (actual Pte. Perón de Capital Federal), junto a su esposa y nieto de 6 meses cuando un escuadrón, dirigido por el subcomisario Juan Ramón Morales y el subinspector Almirón Sena, irrumpió en la vivienda golpeándolos salvajemente. A pesar de los intentos de Luis Alberto Mendiburu – su yerno– de defenderlo a punta de pistola, se lo llevaron en uno de los falcón verdes que se utilizaron en el operativo; dejando a este último herido de muerte.
Horas más tardes la Triple A se adjudicaba el asesinato informando que el cuerpo se encontraba en un descampado de Ezeiza. Hallado con más de 50 impactos de bala fue velado en el aula Magna de la UTN acompañado por un masivo cortejo fúnebre. Frondizi no era sólo un intelectual marxista de izquierda, en los últimos años de su vida se vinculó al PRT y a su frente de masas (FAS y Movimiento Sindical de Base). Como abogado defendió a presos políticos y denunció fervientemente la matanza de militantes del ERP en Catamarca. Esto le valió su muerte.
Pero no fue el único, siete días antes Julio Troxler –reconocido dirigente peronista y sobreviviente de los fusilamientos de José León Suarez– corrió la misma suerte cuando fue secuestrado en las inmediaciones de la facultad de derecho y acribillado por la espalda junto a un paredón del ferrocarril Roca en Barracas. Nuevamente la Triple A se adjudicó el asesinato acusándolo de “bolche y mal argentino”. Durante la gobernación de Bidegain en Buenos Aires ocupó el cargo de subcomisario de la Policía durante 85 días y renunció cuando la derecha se impuso en la provincia con Victorio Calabró a la cabeza y sus culatas, tras la renuncia del gobernador. Troxler militaba en el peronismo revolucionario.

“La sangre derramada no será negociada”

Anteriormente, con tan solo 38 años Rodolfo Ortega Peña era diputado nacional por el Peronismo de Base y había sido defensor de presos políticos cumpliendo su rol de abogado. Cuando sus amigos le pedían que se cuide frente a las constantes amenazas él respondía diciendo “la muerte no duele”.
A las 22:15 del día 31 de julio también de 1974, Ortega Peña fue acribillado (tenía 24 impactos de bala) dentro de un taxi cuando viajaba con su esposa en la intersección de Arenales y Carlos Pellegrini. Este fue el primer asesinato en el que la Triple A se adjudicó su autoría.
Desde su revista Militancia peronista para la liberación había desentramado los vínculos entre esta organización y el Ministerio de Bienestar Social. Pero más importante fue la denuncia que realizó en el acto del 29 de mayo por los militantes del PST asesinados en la Masacre de Pacheco. No sólo responsabilizó a Perón por estas muertes sino que también dijo “no me cabe la menor duda que la política represiva surge desde el ámbito de la burocracia sindical con el consentimiento del gobierno y ejecutada, posiblemente, por cuadros militares, policiales o paramilitares, reclutados entre el nacionalismo de derecha o el activismo de derecha tradicional, pero respondiendo a una política de la burocracia sindical que se ve afectada concretamente por la política de base”. Se había comprometido a denunciar los asesinatos en el Congreso. Estas palabras fueron su sentencia de muerte.
En un velorio multitudinario en la Federación Gráfica Bonaerense se despidieron sus restos, acompañado de una bandera en la que podía leerse: la sangre derramada no será negociada. Centenares de militantes fueron detenidos ese día.
Estos tres casos son ejemplos concretos del accionar de las bandas parapoliciales que actuaron durante el gobierno de Perón y de Isabel Perón. Si bien en el 2007 se reabrió la causa “Triple A”, la mayoría de sus integrantes están prófugos y los crímenes permanecen impunes.

Claudia Ferri
@clau.ferriok
Viernes 27 de septiembre

viernes, 27 de septiembre de 2019

China, en el ojo de la tormenta



Volantazo del Partido Comunista

La burocracia china mira con recelo a la elite empresaria que está tomando cada vez más vuelo propio.

China viene siendo afectada sensiblemente por la guerra comercial. Como si fuera poco, ahora se ha agregado el aumento del precio del petróleo, cuya cotización llegó a trepar casi un 20%, como resultado del ataque a las instalaciones sauditas. El gigante asiático es el primer importador mundial. Sólo en 2018 la demanda le insumió la friolera de 223 mil millones de dólares.
La guerra comercial está provocando un dislocamiento de la economía mundial, echando leña al fuego al parate que se viene constatando. La amenaza de recesión ya no es sólo especulación de especialistas. Según los datos que viene de dar a conocer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), vivimos el crecimiento global más bajo en una década. Las luces de alarma se han encendido en todo el planeta. La Reserva Federal norteamericana ha vuelto a recortar las tasas otro cuarto de punto, aunque eso está muy lejos de revertir el desinfle de la economía norteamericana. Más allá de los agravios del magnate, que han pasado a ser moneda corriente, esto es lo que explica los reproches de Trump contra el presidente de la Reserva, al que reclama rebajas más pronunciadas.
En el caso de China, los indicadores locales señalan que su producción industrial marcha a su nivel más lento en 17 años. Un fenómeno “principalmente debido al aumento de los vientos en contra externos”, según el oficialista China Daily, que aludía a la guerra comercial y a la escalada proteccionista generalizado en el planeta (Clarín, 21/9) Según datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadísticas local, ese rubro clave se expandió 4,4% interanual en agosto, muy por debajo de las previsiones de los analistas.

Devaluación del yuan

Las autoridades chinas han apelado a devaluar el yuan, pero difícilmente esta medida contrarreste los aranceles impuestos por Estados Unidos y, de un modo general, el enfriamiento de la demanda global. El panorama económico que se constata en el espacio geográfico circundante a China es muy elocuente al respecto: las exportaciones coreanas a China cayeron un 13%; los índices de producción de Malasia, Myanmar y Taiwán, economías muy dependientes de China, se congelaron en el último cuatrimestre; la economía de Singapur registró un crecimiento de 1,6%, por debajo del 3,5% previsto; el dólar australiano se está hundiendo.
Por otra parte, las ventajas competitivas de una depreciación de la divisa local son relativas. Por lo pronto, esto entraña un encarecimiento de las importaciones, por lo que Pekín tendrá que pagar más caro su petróleo importado. Dadas las cadenas de abastecimiento globales, las ganancias de los exportadores se terminan compensando con el mayor precio que se paga por los componentes importados.
Pero la preocupación mayor es que una depreciación de la moneda china termine siendo un bumerán. Un yuan más débil es un arma de doble filo. En primer lugar, alentando una fuga de capitales. Está fresca aún en la memoria, la estampida en 2016 en la que, frente a una depreciación del yuan, se fugaron 725.000 millones de dólares y si bien China tenía reservas extranjeras superiores a 3 billones, las agotó a un ritmo alarmante para contener la corrida. Un debilitamiento del yuan podría provocar, asimismo, defaults de deuda local nominada en dólares, especialmente en el sector inmobiliario. Para no hablar que eso perjudicaría a los consumidores chinos, que pagan precios más altos por los productos importados.
Ante este panorama sombrío, desde finales de 2018 ha habido una flexibilización de la política monetaria, dirigida a facilitar el acceso al crédito. Pero los resultados no son alentadores, lo que ha puesto sobre el tapete la cuestión de mayores estímulos. Pero esto choca con el alto endeudamiento que ya registra el gigante asiático. La economía china está sentada sobre una montaña de deudas: pasó de 7 billones de dólares en 2007 a 30 billones ahora, y representa el 282 por ciento del PBI. La mitad de las deudas de los hogares y particulares, de las corporaciones no financieras y del Estado están asociadas a la actividad inmobiliaria. La deuda corporativa china ha pasado a ser una de las más elevadas del mundo (125 por ciento del PBI) y abarca tanto a las empresas del Estado como las privadas. Dichas empresas se venían financiando a través de créditos bancarios, tanto en el circuito institucional como en un mercado paralelo, una suerte de sistema financiero en las sombras y hoy no están en condiciones de devolver los préstamos que contrajeron, con más razón a partir de la desaceleración económica. Pero, además, este financiamiento barato ha aumentado la especulación bursátil e inmobiliaria. Se ha creado, en este último caso, una burbuja parecida a la que se vivió en Estados Unidos previa a la crisis financiera de 2008.
La cúpula dirigente del PCCH optó por cerrar la canilla y ahora, vacila en abrirla, lo cual ha potenciado los reproches internos, acusando al gobierno de inmovilismo. Lo cierto es que el Estado ya no tiene el mismo margen de maniobra y no tiene a mano los mismos recursos que en 2009, cuando puso en marcha un gigantesco paquete de estímulo. Esos cartuchos se han ido agotando.

División

Esto ha avivado la división y los choques internos. Esto se expresa al interior del PCCH, pero trasciende ese ámbito y expresa una lucha crucial que envuelve a toda la elite dirigente sobre cuál es el rumbo estratégico que debe tomar el país.
Existen crecientes presiones por acelerar la apertura y la consolidación de leyes de mercado. En este sector está enrolada la clase capitalista nativa que ha ido abriéndose paso a la sombra del régimen y que pretende afirmarse como clase dirigente. Esta burguesía en formación o proto-burguesía, si bien conduce empresas que incluso han conquistado una posición destacada en el mercado mundial, ocupan un lugar de segundo violín en el escenario chino. Su rol está mediatizado por la burocracia, alrededor del PCCH, que sigue teniendo una presencia determinante a la hora de las decisiones.
Esta tendencia pugna por poner fin al proteccionismo y la regulación que ejerce el Estado, de modo de abrir las puertas a un amplio proceso de privatización y una consolidación de su liderazgo. Un reconocido economista y docente chino Zeng Xiangmin sintetizó este programa: “El mayor defecto de China es la falta de competencia (interna) y de una mayor presencia del mercado (…) Hay espacios de mercado donde la competencia no existe y las empresas son monopólicas. Pero la competencia requiere de cambios, de nuevas leyes y eso en China demora” (ídem). Este sector no se priva de utilizar la guerra comercial como un factor de presión para acelerar esta desregulación, aunque no necesariamente sus aspiraciones son las mismas que las del gran capital internacional, que pretende abrir la economía china en su propio provecho, y eso tropieza con los apetitos de la burguesía local. Las relaciones que mantienen las corporaciones extranjeras y locales oscilan en un abanico contradictorio de asociaciones, rivalidades y choques.
El régimen chino dio señales de avanzar hacia una apertura, procurando contemporizar con estas tendencias, sobre todo, cuando la economía china viene entrando en un impasse y el rescate estatal se viene haciendo insostenible. Así, presentó un calendario para levantar todas las restricciones de propiedad que afectan a los fabricantes de automóviles extranjeros que operan en China. Lo mismo con otras ramas de la industria.
Esto venía de la mano con una serie de reformas para permitir la entrada de capital privado en las empresas de propiedad estatal, que tienen en general altos niveles de endeudamiento y no son, en muchos casos, rentables. Esto abría las puertas a cierres o absorciones.

Volantazo

La noticia, sin embargo, que acaba de conocerse, ordenando la incorporación de funcionarios del régimen a cien empresas privadas, incluida Alibaba, indicaría un volantazo. “La medida podría percibirse también como un esfuerzo por controlar un sector no estatal que está ganando influencia como motor principal en la segunda economía del mundo” (Perfil, 19/9). La burocracia china mira con recelo a la elite empresaria que está tomando cada vez más vuelo propio. Sus aspiraciones en perspectiva son incompatibles con la permanencia en el tiempo del régimen híbrido burocrático actual bajo la tutela del Partido Comunista.
“El Partido Comunista aceptó a los llamados ‘capitalistas rojos’ o empresarios privados en el partido en 2001, lo que les permitió formar parte de la legislatura del país un año después. Aun así, la relación entre Pekín y conocidos empresarios sigue siendo delicada” (ídem). No hay que olvidar que el régimen chino no se ha privado de apelar a detenciones y encarcelamiento de empresarios acusados de corrupción. La ley de extradición, alentada por el PCCH, que pretendió imponerse en Hong Kong, iba en esa dirección. Además de ser un arma de persecución contra la protesta social, apuntaba contra los capitalistas de la isla que podrían quedar expuestos a represalias económicas, incluida la pérdida de su patrimonio, como ya le ocurre a sus pares en el continente. Por otra parte, la autonomía a la que aspira la burguesía de Hong Kong coincide -o al menos tiene importantes puntos de contacto- con la que fogonea la clase capitalista en China continental.
La presencia de agentes gubernamentales apunta a actuar, asimismo, en forma preventiva y poner un freno, si hiciera falta, a la emergencia de despidos masivos a medida que las empresas intentan proteger sus beneficios. Un temor fundado que anida en las autoridades chinas es que el parate provoque un retroceso importante del PBI y, junto con esto, una pérdida marcada de puestos de trabajo, lo cual podría conducir a una reacción social incontrolable. Esto explica los bandazos de Pekín y, en este marco, este nuevo giro.
Pero este intervencionismo es impotente para hacer frente a las contradicciones crecientes que va acumulando la política oficial. Este nuevo volantazo da cuenta de las vacilaciones del gobierno. El régimen bonapartista de Xi Jinping, al cual se le han conferido facultades excepcionales al habilitársele la reelección indefinida, está obligado a conciliar la tendencia a la autonomía de sus proto-capitalistas con la necesidad de contener la desintegración del Estado. Las ex economías estatizadas han incorporado a sus contradicciones autárquicas, las más violentas aún, de la economía mundial. China ingresa a una fase más convulsiva de la restauración capitalista, lo que prepara el terreno para una intervención de mayor amplitud de la clase obrera.

Pablo Heller

"Oponer al laburante, al que no tiene laburo es una idea fascistoide de Bullrich" // Solano

Mendoza: el FIT enfrenta una “polarización” a la derecha

Las elecciones provinciales en la vidriera nacional

Impulsamos, como parte de la campaña, una asamblea de la militancia del FIT.

El domingo 29 se realizarán en Mendoza las elecciones provinciales donde se elegirán gobernador, 14 de los 18 intendentes, la mitad de los integrantes de las cámaras legislativas y de los concejos deliberantes. “Cambia Mendoza”, la variante local de Cambiemos que suma a Libres del Sur y el massismo, intentará retener la provincia, la mayoría legislativa y 13 de los 14 municipios que se ponen en juego. Una tarea complicada.
El peronismo se ha amontonado tras la candidatura de la camporista Anabel Fernández Sagasti, ganadora de la elección Paso provincial en el PJ. El grupo Protectora, del diputado nacional José Luis Ramón, pierde espacio en un escenario de polarización.

Agenda patronal

Los candidatos de las fuerzas patronales se esforzaron por mostrarse como personas de Estado. El candidato de los capitales sigue siendo Rodolfo Suárez (candidato de Cambia Mendoza), pero Anabel Fernández Sagasti le disputa milímetro a milímetro ese lugar.
Ambos impulsan a Vaca Muerta, en su segmento mendocino, como uno de los grandes ejes “para el despegue económico de la provincia”. Esto significa una adhesión al fracking para la extracción de hidrocarburos, una modificación sustancial frente a la ambigüedad que mantuvieron en el pasado reciente. También dejaron en claro que son partidarios de la modificación de la Ley 7.722, que prohíbe la utilización de material contaminante.
Frente al reclamo de los exportadores y grandes bodegueros, la “disputa” radical-peronista fue por quién ofrecía comprar el vino subsidiado más caro.
Suárez y Sagasti defendieron el reforzamiento del aparato represivo: más armamento y más comisarías. El peronismo incluso planteó la incorporación de los cuerpos de preventores municipales (cuidadores) a la fuerza policial. En ambos casos con especial atención en las barriadas obreras y populares.
La disputa por quién pretende ir más lejos en estos planteos se expresó en la adhesión de sendas fuerzas para la modificación de la Constitución. En este punto, el debate sobre la reelección del gobernador aparece como un factor de distracción frente a la verdadera naturaleza de las modificaciones en discusión, que consisten en un cambio de la normativa en función de los intereses del capital.
Las necesidades populares solo aparecen en la campaña como demagogia y como parte de los guiños a distintos sectores del capital, por ejemplo la promesa a los industriales de un “peso competitivo” y “promociones” que generarían una mayor demanda de trabajo. En realidad, van en la línea del dólar “razonable” de Alberto Fernández que favorece a los exportadores pero empobrece aún más a los trabajadores.
Las encuestas, incluidas las del peronismo, dan ganador a Rodolfo Suárez, pero con diferentes porcentajes de diferencia. Fernández Sagasti cuenta en su contra con una fuerte identificación camporista que en un sector importante del peronismo despierta resistencia.

Nuestra campaña

El PO en el FIT-U se esforzó por desarrollar una movilización política. Por esta razón impulsamos la asamblea de la militancia del FIT para relanzar la campaña electoral de la provincia. Esta votó resumir la plataforma en 5 puntos centrales donde se destacan romper con el FMI suspendiendo el pago de la deuda nacional y provincial, la reorganización de la producción agraria, la defensa de la escuela pública y la protección del salario y el trabajo.
Nuestra campaña estuvo también al servicio de la lucha del movimiento piquetero y sectores de trabajadores que, aún de forma aislada, expresan enormes esfuerzos por superar los límites que impone la burocracia sindical.
La candidata del peronismo nos dedicó un spot que decía “Con ideología no se llena la heladera” a lo que Soledad Sosa le respondió desde el escenario de la jornada nacional de lucha de ocupados y desocupados del 24/9: “La heladera no se puede llenar si se mantiene el acuerdo con el FMI, se garantiza el saqueo de las petroleras y megamineras y se endeuda aún más el país para que los buitres fuguen los dólares del país”.
El peronismo necesita la desarticulación de una izquierda independiente pero, por sobre todo, que lucha por darle una salida obrera y socialista a la crisis, que lucha por el poder político para el proletariado, que es muy diferente a declamarlo.
En nuestra campaña casa por casa, la pelea y debate por separar a los trabajadores del nacionalismo burgués se expresó cuerpo a cuerpo. Lejos del objetivo del peronismo por anularnos como fuerza política, en el corazón de las barriadas obreras, en las charlas y asambleas se refuerza y madura una vanguardia obrera y socialista.

Balance preliminar

El radicalismo mendocino fue uno de los primeros en “vacunarse en sano” al despegar las elecciones provinciales de las nacionales. Esto le sirvió para ganar claramente las Paso pero no para evitar que Alfredo Cornejo fuera derrotado en las Paso nacional. Ahora apuestan a retener la provincia como un acto de sobrevivencia y desde esa posición estructurar la futura oposición al casi seguro gobierno de los Fernández.
Un triunfo radical es bien visto en la Casa Rosada, en momentos en que Macri intenta completar su mandato.
El peronismo, montado sobre el envión de la Paso nacional, apuesta a ganar Mendoza y potenciar la fórmula de los Fernández. Y también destruir las intenciones del actual gobernador Alfredo Cornejo de liderar la oposición a Alberto Fernández desde la presidencia del bloque opositor en el Congreso.
Los trabajadores mendocinos deben tomar nota que, con excepción de los del FIT, los planteos políticos en estas elecciones implican descargar más brutalmente las consecuencias de la crisis sobre quienes viven de su trabajo. Pero las intenciones de las fuerzas patronales no implican que tengan la capacidad de llevar adelante esta política. Apostamos a la intervención directa del movimiento obrero como factor decisivo para modificar el escenario político. En este cuadro se vota el domingo 29 en Mendoza.

Víctor da Vila