viernes, 24 de marzo de 2017

24M: el día que el kirchnerismo rompió la marcha única



En la víspera de un nuevo aniversario del golpe, en muchos lugares de trabajo y de estudio se debate a cuál convocatoria movilizarse el próximo 24. Para clarificar esta polémica, conviene remitirse a sus orígenes.

El Encuentro Memoria, Verdad y Justicia fue fundado en 1996, durante la presidencia de Menem, para organizar la movilización del vigésimo aniversario. Allí participaban casi trecientas organizaciones de derechos humanos, sindicales, estudiantiles, sociales y gremiales, desde Madres (Línea Fundadora) y Abuelas de Plaza de Mayo hasta las asambleas barriales, pasando por el Partido Obrero y toda la izquierda.
Durante diez años, marchamos a Plaza de Mayo con una convocatoria y documento unificados por consenso. Incluso, cuando el documento no reunía el “consenso” de todos, las organizaciones participaban de la movilización sin suscribirlo.
En 2006, sin embargo, el gobierno de Néstor Kirchner fue a fondo en la pretensión de estatizar el 24 de Marzo.
Primero, operó a través de la cooptación de dirigentes de los organismos, como lo había hecho con algunos grupos piqueteros. Designó como funcionarios a familiares de Estela Carlotto y Marta Vázquez, y comenzó a alimentar de fondos a la fundación de Madres de Plaza de Mayo, en lo que después derivaría en el escándalo de “Sueños Compartidos”.
Segundo, declaró “feriado nacional” la jornada de lucha del 24 de Marzo. El “día de la memoria” se integraría en lo sucesivo al calendario turístico.
La culminación de este operativo político pretendía convertir el acto del 30° aniversario en un acto semioficial, en Plaza de Mayo, salida al balcón incluida.
Esto fue rechazado por la abrumadora mayoría de las organizaciones convocantes al acto de Memoria, Verdad y Justicia.
En esos días, el gobierno militarizaba Las Heras para sofocar la lucha de los petroleros -Aníbal Fernández prometía “gobernar con el Código Penal en la mano”-, apuñalaba por la espalda la lucha del pueblo de Gualeguaychú contra la instalación de las pasteras en la costa uruguaya, encubría el espionaje del almirante Godoy y enviaba tropas a Haití. El gobierno que pretendía apropiarse del 24 de Marzo había rechazado anular los indultos junto a las leyes de “obediencia debida” y “punto final”. El documento del acto denunciaba los crímenes y la impunidad de los genocidas y también todos estos atropellos. El operativo K había fracasado. Solamente 14 de las 356 organizaciones que integraban Memoria, Verdad y Justicia rehusaron firmarlo.
Sin embargo, en el acto, se vivieron episodios de una gravedad inusitada. Una patota de la juventud peronista copó desde temprano la cercanía al palco y se dedicó a hostigar y lanzar objetos contundentes contra los compañeros que debían leer el documento central del acto. Su objetivo era acallar las críticas al gobierno de menemistas redomados que hipócritamente se habían declarado “hijo de las Madres” un par de años antes.
Esa fue la última vez que se realizó un acto unificado. En lo sucesivo, los organismos cooptados por los K rechazarían cualquier crítica al gobierno y subordinarían sus consignas a las necesidades políticas coyunturales del oficialismo. Las patotas de Guillermo Moreno, La Cámpora y los intendentes del PJ serían los encargados de custodiarlos.
La deriva de los gobiernos K estaría jalonada por la condena a prisión perpetua de los luchadores de Las Heras, el empleo de la Gendarmería contra las luchas obreras, el Proyecto X, la “tercerización” de la represión a través de las patotas de la burocracia sindical (Hospital Francés, Casino, Mariano Ferreyra) y la designación del genocida Milani al frente del Ejército. El intento (fallido) de apropiarse de la jornada del 24 de Marzo apuntaba a encubrir esta política represiva. Con los K fuera del gobierno, el acto de los organismos cooptados y La Cámpora pretende manipular el 24 de Marzo al servicio del “vamos a volver”.
A 41 años del golpe, el acto de los luchadores será, otra vez, el de Memoria, Verdad y Justicia. Allí estará el Partido Obrero con sus banderas.

Jacyn

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