domingo, 26 de marzo de 2017

La Carpa Blanca: ¿un hito en la lucha docente?



La CTERA reivindica la Carpa Blanca que durante el gobierno de Menem se instaló casi por tres años frent al Congreso Nacional como un gran ejemplo de lucha. ¿Fue así?

Los dirigentes de la CTERA hablan en sus discursos de la Carpa Blanca como un importante hito en la lucha de los docentes en Argentina. Pero para lograr presentarla como un hecho positivo la tienen que aislar de la conflictividad social que surgió como respuesta a las políticas neoliberales en la segunda presidencia de Carlos Menem. Políticas que golpeaban fuertemente a las provincias.
Los recortes salariales, los ajustes en los presupuestos educativos provinciales, el pago de los salarios en bonos, el cierre de cursos y escuelas, y las consecuencias de la aplicación de la Ley Federal de Educación, generaron un auge en la lucha docente durante 1996. Ese año, los docentes de Río Negro pararon por 140 días; en Jujuy, San Juan y Misiones la huelga duró 45 días y los neuquinos pararon por más de un mes.
Las políticas neoliberales implementadas por el menemismo basadas en las recetas del “Consenso de Washington”, el FMI (Fondo Monetario Internacional), el Banco Mundial entre otras, aplicaron una política privatista y de desregularización y descentralización de los organismos públicos. En educación, un ejemplo, es la Ley de Transferencia Educativa de 1992. El gobierno se desligó de los presupuestos nacionales a la educación, transfiriéndolos a las provincias. En las universidades comenzaron las políticas de desfinanciamiento estatal y el control de los organismos internacionales, el intento de arancelamiento y los cambios en los planes de estudio.
Estas políticas generaron desde fines de 1993 levantamientos populares como el “Santiagueñazo” y en Tierra del Fuego (1995) donde es asesinado Víctor Choque. En 1997, a partir de la huelga en Neuquén y el “Cutralca-zo”, nuevamente los docentes vuelven a unirse y se planteaba la posibilidad de tirar abajo la Ley Federal de Educación. Los docentes neuquinos fueron vanguardia en el rechazo y la implementación de la LFE. Esta potencialidad se mezclaba con el odio de los obreros del gas y el petróleo despedidos en las privatizaciones. El asesinato de Teresa Rodríguez por la policía, dio lugar a múltiples manifestaciones de repudio.
La carpa se instaló el 2 de abril de 1997. El 14 de abril la CTERA llamó a un paro, movilización y acto en Plaza de Mayo. Pero fue solo un gesto de repudio coyuntural. La central se negó a impulsar un plan de lucha nacional que exprese la bronca de los docentes y las escuelas y la coordinación con los sectores de desocupados y otros gremios como se realizó en Neuquén. La dirigencia de la CTERA prefirió continuar solamente con lo mediático de la Carpa Blanca.
La CTERA pretendía hacer creer que esta modalidad era más efectiva que una huelga nacional como parte de un plan de lucha, para que el gobierno nacional aumentara los fondos destinados a las provincias. Pero lo hacía sin cuestionar el esquema de la provincialización educativa establecido por la Ley Federal de Educación (LFE) menemista en 1993. La derogación de esta ley educativa y el pedido de mayor presupuesto en base a la suspensión del pago de la deuda externa fueron, para la CTERA, reclamos esporádicos.

Luchar o ayunar

Durante 1003 días, maestros y profesores ayunaban de forma rotativa: “Docente ayunando” fue la frase que recorrió el país. Es decir, reducían la “lucha” a los que estaban en la Carpa utilizando uno de los métodos más defensivos de lucha: el ayuno. Cientos de artistas la visitaron: Luis A. Spinetta, León Giecco, Julio Bocca, Eleonora Cassano, Eduardo Galeano, entre tantos otros. Además recibió el apoyo y la adhesión de distintas organizaciones sindicales, sociales, de intelectuales, pedagogos y organismos de Derechos Humanos, expresando un amplio arco de denuncia a las políticas menemistas. Todo este apoyo logrado, en lugar de ser utilizado para fortalecer un plan de lucha junto a padres y alumnos, permitió que toda esta fuerza se desgastara durante los casi tres años de instalación de la Carpa.
Con este claro objetivo, organizó una lucha simbólica de docentes ayunantes rotativos, mientras se agravaba los conflictos docentes en 15 provincias. La política de la CTERA fue crucial para desviar la lucha de los docentes que podían empalmar con las respuestas obreras y populares que empezaban a darse contra el menemismo. Era una situación donde se podía conseguir mucho más. La instalación de la Carpa Blanca fue una política de la dirigencia de la CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina) para desviar esas huelgas, movilizaciones y las luchas en las calles y marginarlas crónicamente a las provincias.

Ahora con los K antes con la Alianza

Junto a la Carpa, la CTERA formó parte y apoyó al frente opositor menemista que en 1997 se constituyó como Alianza (FrePaSo-UCR). Como consecuencia, llamó a votar a la Alianza en 1997 y en 1999. La frase de Marta Maffei (dirigente de la CTERA en ese momento) recordando a los docentes “saber votar” llevó las expectativas de la lucha docente tras una alianza electoral patronal de radicales y frepasistas.
Cuando la Alianza gana en octubre de 1999. La Carpa Blanca se empieza a desmontar y se levanta definitivamente el 30 de diciembre de ese año tras el acuerdo de la dirigencia de la CTERA, encabezada por Marta Maffei y Hugo Yasky (actual secretario de una de las CTA), con De la Rúa la Ley de Financiamiento Educativo.
Esta ley por la cual la CTERA levantó la carpa, se basaba en un impuesto al automotor que pagaba toda la población, incluso los propios docentes. Una ley aún vigente que toca el bolsillo popular y no el de los sectores capitalistas del campo y la ciudad, que no grava a la renta financiera. Por otro lado es una suma "en negro" (no incorporada al básico en todos estos años) que puede ser borrada de un plumazo. Y que achata el conjunto de la escala familiar y desfavorece a los jubilados docentes.
El mismo día que se desarmó la Carpa la llevaron a Necochea para crear un “Museo de la Carpa Blanca”. Dos años después, durante el 19 y 20 de diciembre del 2001, el pueblo y los trabajadores salían a las calles contra el ajuste y la represión al grito de “que se vayan todos”. La CTERA no podía jugar ningún rol político-social en estas jornadas ya que fue parte del mismo gobierno.
La Ley Federal de Educación siguió en pie hasta el 2006 cuando fue reemplazada por la Ley de Educación Nacional que a pesar de la reforma de los ciclos educativos, mantiene lo esencial de la ley menemista. Las negociaciones salariales siguieron siendo por provincia y el presupuesto educativo ni siquiera llegaba al 6% del PBI como plantea la Ley de Financiamiento que depende del monto del PBI. Además de ese presupuesto, el destinado a la educación privada ronda el 19% en Capital y 14% en provincia de Buenos Aires. Las paritarias nacionales se volvieron a realizar entre 2007 y 2016, aunque esta vez identificada con el gobierno de NK y CFK la CTERA tampoco consiguió aumentos significativos.
Hoy se vuelve a presentar la posibilidad de que la CTERA utilice la gran fuerza de la lucha docente al servicio electoral de CFK y que desgaste la lucha en múltiples conflictos provinciales. Por eso es importante aprender las lecciones del pasado y no seguir detrás de una dirección que ha llevado a los docentes a múltiples fracasos.

Gabriela Liszt

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