sábado, 31 de agosto de 2019

Argentina en default: que la crisis la paguen los capitalistas // Néstor Pitrola

El Marginal 3: la sociedad carcelaria



Concluyó esta semana la tercera temporada de la exitosa serie de Canal 7, que explota el submundo de la vida carcelaria.
Los ocho capítulos de esta nueva entrega, que puede verse en plataformas, se desarrollan en el intervalo que va desde el ascenso de “Los Borges” al control del penal de San Onofre (2° Temporada) a su agotamiento y decadencia (1° Temporada), y tienen como hilo conductor el ingreso de un nuevo reo que será cuidado por “Los Borges” a cambio de dinero y conexiones.

Los negocios al día

Una de las marcas registradas de la serie a lo largo de sus tres temporadas es la fluidez y combinación de distintos negocios al interior del penal. Están los de fachada, como el manejo de la carpintería, que a su vez expone el régimen de precarización y las condiciones de cuasi servidumbre como única oferta excluyente para quienes quieran cumplir su condena aportando algún ingreso a sus familias dentro de los marcos de la legalidad y el buen comportamiento. Y por otro lado, el sinfín de negocios turbios que forman el botín que suscita los reiterados conflictos por el control de San Onofre: la producción y comercialización de drogas; los vínculos con el narcotráfico; la prostitución y la coacción a los familiares de los reos; los “kioscos”; las apuestas; los secuestros y salidas exprés; los favores e intercambios; todo tiene su precio en San Onofre y cada quien ocupa su lugar en la diferenciación social garantizada por las bandas y la connivencia con la estructura carcelaria. De esta forma los negocios legales solo operan como la tapadera de los verdaderos negocios, esos que inyectan miles de dólares y que sirven para mantener la estructura jerárquica al interior del penal. El disciplinamiento en San Onofre no será por obra de una “sana” política carcelaria sino que estará en manos de la circulación y reproducción del capital.
En esta temporada, “Los Borges” mantienen el liderazgo de los asuntos del penal e imparten disciplina y justicia bajo sus métodos, tarea que tienen a su cargo gracias a la participación de uno de los personajes más destacados de la serie, el director de San Onofre, Antín (Gerardo Romano). Con su flexibilidad y cintura, Antín es el último garante del funcionamiento de este extracto exacerbado de nuestra sociedad capitalista. Es quien se vale de su autoridad para volcar los recursos represivos del establecimiento del lado de sus socios circunstanciales (antes el “Sapo”, ahora “Los Borges”). Y quien se anticipa a armar los relevos necesarios allí donde el liderazgo de las bandas empieza decaer. Antín es el tutor de la sociedad carcelaria, a las veces que hace de nexo entre las bandas y el poder político y empresarial.
Tal es así la cosa que incluso la serie le resta valor a las disputas entre garantistas y punitivistas. Mientras se muestra a los primeros como alejados de la realidad, manipulables e impotentes, se condena a los segundos como rígidos, inflexibles e ineficientes. Antín, sin bandos ni principios, será la pieza fundamental que aceite los mecanismos de la maquinaria carcelaria, en una sociedad donde jueces, funcionarios y empresarios convalidan este tipo de sistema carcelario.

La lucha por el poder

Otra de las constantes que nos deja San Onofre es la disputa entre las distintas bandas por el control del penal.
En esto, las revoluciones se incuban allí donde se acumulan las arbitrariedades, abusos y contradicciones, dando lugar a que la cantidad se convierta en un salto de calidad. Aquí jugará un papel imprescindible “la sub 21”, quienes representan al sector más prole de San Onofre. Confinados al patio del penal, al despojo de todo derecho y al ninguneo de las autoridades, ocupan en la representación de la cárcel el lugar del pueblo. Todas las rebeliones del penal tienen lugar cuando alguna de las bandas logra volcar a su lado a “la sub 21”. Inexpertos, sin ambiciones de poder, con principios propios, “la sub 21” carece de un horizonte independiente y de confianza en sí misma, lo que la lleva a convertirse en una variante manipulable de quienes se candidatean para asumir el control de San Onofre, quienes una y otra vez defraudan las expectativas de los primeros en transformar las condiciones del penal.
Una de las incorporaciones llamativas de esta tercera temporada es la referencia casi explícita a Ricardo Barreda (“Tubito”, interpretado por David Masajnik), a partir de la cual se trata de desarrollar profusamente la psicología del femicida: sin culpas, ni remordimientos, y como un factor de descomposición de lo más sano del penal (Emma, la asistente social que encarna Martina Gusmán). En esto la serie no aporta mucho , ya que encara la cuestión sin salirse de la órbita de las relaciones interpersonales, en un abordaje tan superficial y paralelo de la cuestión que termina por deslindar de responsabilidades al poder político y al Estado.
Con el final de esta tercera temporada queda consolidada toda la historia de los principales protagonistas de El Marginal, señalando que la próxima entrega será sobre el futuro de “Los Borges” y otros protagonistas. Desde el punto de vista de esta ficción donde se extreman ciertos aspectos que hacen más al marketing de la producción que a la realidad carcelaria, nos es lícito plantearnos ¿cuán lejos están de parecerse las cárceles a nuestra sociedad? Y ¿bajo qué formas se reproduce esta dinámica en el contexto de encierro? Habrá que ver que otras sorpresas y conclusiones nos deja el próximo tramo de esta historia.

Marcelo Mache

5 preguntas y 5 respuestas para entender el default



Responde Gabriel Solano

5 preguntas y 5 respuestas para entender el default

-¿Qué impacto tiene en la economía nacional la renegociación de la deuda pública anunciada por el Ministro Lacunza esta semana? ¿Esto afecta a los bancos y la industria?
El anuncio de Lacunza equivale a un default. Los vencimientos inmediatos que tiene que pagar el gobierno no los puede cumplir. Carece de los dólares para eso y confiesa por esa vía también que no van a llegar los 5600 millones de dólares del FMI. El default abarca a la industria desde hace mucho tiempo, porque la Argentina ya estaba en un semi-default. El semi-default se manifestaba en una tasa de interés usuraria que había hundido todo tipo de financiamiento en el país y paralizado el consumo.
Y en relación a los bancos, en particular, es una situación muy delicada que recién se va a notar en toda su amplitud ahora, porque el negociado que armaron con las Leliq, como lo denunció el Partido Obrero desde el primer momento, era una emisión monetaria encubierta, que en un momento iba a tener que ser saldada por el Banco Central y se iban a plantear dos alternativas: o un corralito, confesando que no podían devolver los depósitos, o en caso contrario una hiperinflación porque el Central iba a tener que emitir una cantidad enorme de pesos para hacer frente a una bola de Leliq de 1.3 billones de pesos a una tasa del ochenta por ciento, que es la última tasa que se licitó.
Entonces, el sistema financiero está quebrado. Nosotros lo hemos dicho en su momento. Aunque los bancos ganaron mucho dinero, sus cotizaciones en la bolsa de Wall Street no dejaban de caer. Lo cual era la prueba de que todo el mundo entendía que esto era “pan para hoy, hambre para mañana”. No era algo consistente, que se iba a mantener en el tiempo. Y ahora se va a volver a plantear, como ya ha pasado en Argentina tantas veces, que las bancarrotas financieras terminan en una confiscación de depósitos de los ahorristas. Y eso se va a plantear más tarde o más temprano, pero es seguramente uno de los próximos capítulos de la crisis financiera argentina.
-Las medidas anunciadas por Lacunza estarían destinadas a amasar dólares para teóricamente contener una nueva escalada del dólar. ¿Garantizan con esto una situación controlada hasta octubre o diciembre?
No, no hay ninguna posibilidad. El potencial de dolarización que tiene la economía argentina es enorme. Si los plazos fijos que están en pesos se convierten en dólares, Argentina no tiene la posibilidad de hacerlo, salvo mediante una gigantesca devaluación que desvalorice en dólares esos plazos fijos en pesos. Luego, está la posibilidad de un retiro de los depósitos en dólares de los bancos y, como dijimos antes, el hecho de que Argentina está en default. Así que está claro que el tipo de cambio no ha tocado su techo, y que esta medida de default para tener dólares y afrontar una corrida no va a ser de ninguna manera eficaz.
-¿Qué quieren decir en términos concretos las declaraciones de Alberto Fernández de que Macri y el FMI tienen la culpa de la corrida? ¿Cómo incide esto sobre la negociación en curso?
Alberto Fernández, desde que se impuso en las PASO, ha dicho que “Macri y el FMI se tienen que hacer cargo”. En el Partido Obrero entendimos esa declaración como el pedido a Macri de que haga el trabajo sucio y que limpie su ascenso al gobierno así de las tareas más costosas políticamente, llámese una mega-devaluación, llámese un eventual corralito, una renegociación de los plazos de deuda.
Ahora bien, Alberto Fernández también enfrenta contradicciones enormes. Él culpó al gobierno de la devaluación del día posterior a las elecciones y a la vez pide que se cuiden las reservas. Es una cosa u otra. Si el gobierno cuida las reservas, no tiene ninguna posibilidad de afrontar una corrida. La única forma que tiene, con su actual política económica, es vendiendo dólares. Entonces Alberto Fernández quiere que el gobierno haga este trabajo sucio. De todas maneras la crisis lo tiene que afectar a él también y va a tener que hacerse cargo de la situación.
-¿Qué sucede si el Congreso rechaza la renegociación promovida por Macri?
Bueno, sería un golpe más al gobierno macrista. Pero podría ocurrir también que haya un acuerdo ahí o que los plazos de ese debate en el congreso sean extensísimos. La convocatoria de Macri es una fuga hacia adelante, entonces no tenemos claro cuáles van a ser los términos de ese debate en el Congreso. Lo que sí, y esto vale mucho, la oposición va a tener que decidir si avala esta renegociación de la deuda, que supone para el país un nuevo endeudamiento a plazos más largos y un incremento del stock general de deuda, o si lo rechaza, y termina de voltearlo a Macri definitivamente. Ahora, por los tiempos que han dicho los medios de comunicación, ellos han armado un cronograma en el Congreso para llegar hasta el 27 de Octubre. No lo quieren discutir mañana. Es probable que el macrismo quiera ganar tiempo en el Congreso. Y la oposición no tiene ningún interés en que se reúna el Congreso, porque no quiere dejar establecida su posición. Prefiere jugar con una dualidad, que insisto, les sirve para que Macri asuma la totalidad del costo político por esta crisis.
-¿Qué posición fijará el Frente de Izquierda frente al debate de las medidas del gobierno en el Congreso Nacional?
Nosotros rechazamos los anuncios de Macri. Por lo que decía antes, entendemos que significan una nueva hipoteca. Las renegociaciones de deuda siempre han terminado con un crecimiento de la deuda misma. En relación al FMI cualquier modificación en los plazos de pago significa también extender en el tiempo la tutela del Fondo sobre nuestro país. Y lo que vamos a plantear en el Congreso es nuestro programa. Que es el repudio de la deuda usuraria, la nacionalización del sistema financiero, la intervención de todas las sociedades de bolsa, el establecimiento del control público sobre el comercio exterior, y un programa de emergencia para los trabajadores frente a una crisis que los está golpeando: el salario mínimo igual a la canasta familiar, un aumento a los jubilados que permita recuperar todo lo perdido por la inflación, la prohibición de los despidos y las suspensiones.
Ese va a ser nuestro programa en el Congreso, y vamos a llamar, desde la tribuna parlamentaria también, a la clase obrera a intervenir. Vamos a insistir con el paro activo de 36 horas. Porque los trabajadores, que son quienes van a pagar la crisis no pueden asistir pasivos a los tiempos de la sucesión presidencial tal como están previstos en la ley. Los ritmos de la crisis tampoco se adaptan a ese cronograma electoral. Nuestra lucha por una intervención de la clase obrera es crucial. Y desde la tribuna parlamentaria también lo vamos a impulsar.

Prensa Obrera

El FMI quiere que gobierne Alberto Fernández

Aunque fue desmentido por un comunicado inmediato, lo cierto es que el FMI fue a la reunión con Alberto Fernández para reclamarle que se haga cargo del poder. El Fondo da por concluido el proceso electoral y considera que Macri no tiene ninguna chance de revertir la derrota. Pretende que la negociación de un nuevo acuerdo sea con quien asumirá la presidencia, sea el 10 de diciembre o, de ser posible, quizás antes para llenar el “notorio vacío de poder”. La versión de que había solicitado un adelantamiento electoral cobra credibilidad porque va en esa dirección. Pero finalmente se trata de un hecho secundario: con o sin elecciones anticipadas, lo cierto es que el FMI reclama un compromiso de la fórmula Fernández-Fernández.
El FMI tiene un elemento fuerte para chantajear por ese compromiso. Sucede que puede atar el desembolso de los 5.400 millones de dólares correspondiente a la cuota que debe girar en el mes de setiembre a ciertas garantías reclamadas a los Fernández-Fernández. En el cuadro actual, sin esos fondos es muy probable que Argentina termine de cabeza en un default, y que se anticipe una nueva devaluación, que pueda llevar el dólar cerca de los 100 pesos. Con reservas netas del BCRA que rondan los 11.000 millones de dólares, contra vencimientos cercanos a los 10.000 millones hasta fin de año y una tendencia incesante a la fuga de capitales, el escenario económico de corto plazo es de carácter explosivo. Los 5.400 millones del Fondo podrían no alcanzar para apagar este incendio, pero su ausencia equivaldría a una chispa en la pradera seca. El FMI tiene experiencia en estos menesteres. A fines del 2001 su negativa a depositar una cuota comprometida con el gobierno de De la Rúa precipitó su caída.
La respuesta de Alberto Fernández al reclamo del FMI fue la búsqueda de un compromiso. Detrás del radicalismo verbal le reclamó al Fondo que se haga cargo. Según sus propios voceros señaló en la reunión que “quienes han generado esta crisis, el Gobierno y el FMI, tienen la responsabilidad de poner fin y revertir la catástrofe social que hoy atraviesa a una porción cada vez mayor de la sociedad argentina”. ¿Pero cómo el FMI, responsable del ajuste en marcha y del endeudamiento voraz puede revertir la catástrofe social? El sólo pedido entraña una capitulación y muestra que ya está en marcha una negociación. Los economistas que responden a Alberto Fernández ya anticiparon cuál sería el contenido de la misma. Incluiría una extensión en los plazos de pago, algo a esta altura inevitable, porque Argentina no tiene ninguna posibilidad de devolverle al FMI los 56.000 millones que le prestó en los próximos 4 años. Si quisiera hacerlo, incluso, chocaría con los bonistas privados en manos de fondos de inversión, al acaparar los pocos dólares que tendrá el país.
Pero esa extensión de los pagos solo sería factible mediante un pacto que incluya condicionamientos mayores. En relación a los ajustes fiscales, las declaraciones de Alberto Fernández y la liga de gobernadores que lo secunda contra la rebaja del IVA a los alimentos, la elevación del mínimo no imponible de Ganancias y el congelamiento de los combustibles van en sintonía con la política diseñada por el FMI. Para atacar estas medidas, e incluso recurrir a la Justicia para solicitar que suspenda su aplicación, Fernández no ha esperado a las elecciones a ser consagrado oficialmente como presidente. El argumento de que lo hace en defensa de las provincias carece de fundamento. Si lo que se quiere es evitar una caída o desvalorización de la coparticipación podrían haber planteado un impuesto especial a quienes ganaron con la devaluación. Pero eso lo hubiese llevado a un choque con el capital sojero y los exportadores, en momentos que busca congraciarse con la Sociedad Rural.
En relación a los otros pedidos del FMI, como ser la reforma laboral y previsional, Alberto Fernández ya anticipó que avanzará en una flexibilidad mediante la modificación de los convenios colectivos de trabajo. Cita como ejemplo a seguir lo que fue una verdadera catástrofe para la clase obrera. Es que la modificación del convenio colectivo de los petroleros que actúan en Vaca Muerta no sólo llevó a los trabajadores a perder derechos sino que incrementó exponencialmente las muertes obreras. Fernández también se declaró partidario de una reducción de aportes patronales a las pymes, lo cual llevará a un mayor desfinanciamiento del Anses y de darle garantía jurídica a las mineras.
El balance de la reunión de Fernández con el FMI echa luz sobre cuáles deben ser las consignas de esta transición política. Los que ponen el eje en la consigna “fuera Macri” deben saber que se ha transformado en el estandarte del Fondo Monetario, para acelerar un compromiso político con la fórmula Fernández-Fernández. Por el contrario, el abordaje correcto de la situación es promover la intervención de la clase obrera para enfrentar los pactos devaluadores y ajustadores que están en marcha, y transformarlos en insumos de denuncia que permitan acelerar la experiencia entre los trabajadores y el bloque peronista-kirchnerista.
La transición del derrumbe del macrismo a un nuevo gobierno está cruzada por la bancarrota económica. No se puede descartar que a la presión del FMI se sume en breve una nueva corrida que obligue a los Fernández a asumir sus responsabilidades. Frente a esto el programa del Frente de Izquierda de repudio a la deuda usuraria y nacionalización de la banca gana mayor vigencia.

Gabriel Solano

Capitanich: una reforma constitucional contra el pueblo

La propuesta del candidato a gobernador chaqueño del PJ-kirchnerismo avanza contra la salud y la educación, amenaza el régimen jubilatorio y blinda al partido de gobierno.

No había terminado de bajar la espuma alrededor de la lista unitaria del PJ en Chaco, luego de que Domingo Peppo se bajara de la candidatura a gobernador en favor de Jorge Capitanich y el asunto fuese festejado por muchos activistas como un triunfo del ala “nacional y popular” del peronismo provincial, cuando el postulante que quedó en pie se despachó con un proyecto de reforma constitucional digno de sus mejores tiempos en el menemismo.
El proyecto tiene, para empezar, un problema metodológico central, que es que la convocatoria a una Constituyente plantea la posibilidad de reformar el régimen jubilatorio del 82% móvil, en un momento en el cual el FMI promueve (y Alberto Fernandez debate) una reforma del sistema previsional para eliminar los “regímenes especiales” (el 82% móvil en los gremios y provincias que todavía lo pagan). Las presiones en este sentido van a acrecentarse en los próximos meses. En mandatos anteriores, el propio Capitanich promovió la llamada “armonización” previsional. El voto en favor de una reforma constitucional en estas condiciones abre la puerta a la destrucción del régimen jubilatorio provincial.
Pero además, el proyecto de Capitanich retoma la vieja idea menemista de la municipalización de la educación y la salud. La transferencia de servicios a las provincias (siempre sin espalda financiera) ya fue un golpe al sistema educativo, y la crisis del sistema de salud es hoy un problema central de la provincia. ¿Cómo harían los municipios para sostener los centros de salud? Los municipios pobres tendrán centros de salud pobres; los municipios mejor posicionados, mejores condiciones.
La degradación de los sistemas sanitario y educacional va de la mano con el retroceso laboral (la tarea de limpieza de escuelas ya la realizan, en muchas intendencias, trabajadores municipales precarizados que cobran 1.000 pesos por mes). La municipalización implica la destrucción del sistema de salud y educación de la provincia; por algo miles y miles de estudiantes y docentes salieron, el año pasado, a frenar el proyecto de Centros Regionales de Educación Superior, que municipalizaba la educación terciaria.

Blindar al PJ

El punto central de la reforma, sin embargo, no es este. Es que el rediseño del régimen institucional de la provincia busca reforzar el dominio del partido de gobierno contra toda oposición. A eso apunta la elección de diputados por distrito, donde ocho diputados se elegirían por parte de la fuerza que más votos saque en cada sección, sin poder ingresar diputados por la oposición. Y al mismo tiempo, esta elección estará atada a la de gobernador, arrastrando como lista sábana a los diputados. En diversas provincias, los departamentos están representados en senados provinciales, que tienen una característica antidemocrática, pero al menos ingresan minorías. En el proyecto de Capitanich, un tercio de la Cámara responderá al que gane en cada distrito.
A esto va atada la elección por voto de jueces de paz y otros funcionarios. Se trataría de una propuesta democrática, pero va anudada a un rediseño anti democrático de la provincia. Si se eligieran en conjunto con el Poder Ejecutivo, reforzarían, por arrastre, el control de la Justicia por parte del partido de gobierno, dando lugar a un blindaje de los tres poderes del Estado por parte del Ejecutivo.
Esta reforma antidemocrática, destructiva de la salud y la educación y peligrosa para el régimen jubilatorio, debe ser rechazada por la población trabajadora.

Juan García

viernes, 30 de agosto de 2019

Para frenar el saqueo hay que empezar por nacionalizar la banca

Cumbre del G7, entre dos semanas negras



La cumbre se da en medio de un agravamiento de la crisis capitalista mundial

Todo fueron sonrisas y abrazos durante las jornadas de G7 en Biarritz. Esta vez no hubo tuits insultantes ni descalificaciones públicas, ni cruces subidos de tono entre los mandatarios como ocurrió en el cónclave anterior de Canadá. Trump guardó las formas.
Emmanuel Macron, en su calidad de huésped, recibió el elogio de la prensa francesa por la capacidad que había exhibido para actuar como piloto de tormentas y devolver a Francia -destacaron- un papel central de “mediador” y protagonismo en las relaciones internacionales. El presidente de Francia tuvo su día de gloria, lo cual, de todos modos, sirve apenas de consuelo cuando su gobierno viene a los tumbos, su popularidad en picada, acosado en todos los frentes, empezando por los "chalecos amarillos".
Uno de los logros que se pondera de la cumbre es que se salió con una declaración común, lo que revela cuán bajo ha caído la vara puesto que se termina considerando un éxito la firma de un texto, aunque el mismo no pasa de fórmulas vagas y anodinas, mientras la tensión aumenta.

Guerra comercial y monetaria

Por más puesta en escena que haya, la cumbre se da en medio de un agravamiento de la crisis capitalista mundial. El escenario internacional está surcado por una intensificación de la guerra comercial, a la que se ha agregado el condimento de la guerra monetaria, una desaceleración de las principales economías en el mundo, una recesión en puerta y estallidos en los países emergentes.
Biarritz deliberó en medio de un nuevo salto en el enfrentamiento entre Washington y Pekín. Antes del arribo a Francia, Trump venía de plantear que ordenaría el retiro de las corporaciones norteamericanas del gigante asiatico. Las incendiarias declaraciones del magnate habían llegado después de que Pekín anunciara nuevos aranceles del 5 y el 10% a productos estadounidenses por valor de 75.000 millones de dólares (67.500 millones de euros) y la aplicación de otros de hasta el 25% a los automóviles de Estados Unidos, a los que había dejado exentos previamente como muestra de buena voluntad. A su vez, la iniciativa de Pekín era la respuesta a la decisión de Washington de este agosto de aumentar el gravamen sobre cerca de 300.000 millones de dólares de sus compras a China.
Cuando transcurrían las deliberaciones de la cumbre, ambas partes optaron por bajar la tensión. Pero esto no pasa de una tregua que, por ahora, se circunscribe a las declaraciones públicas.
Entretanto, la crisis no se detiene. La moneda china, el yuan, ha respondido ante el horizonte de nuevos aranceles con un fuerte descenso y su cotización ha tocado su valor más bajo en once años frente al dólar, superando la barrera de los 7 yuanes. La guerra monetaria ha entrado definitivamente en escena lo cual abre un nuevo capítulo de la crisis con el ingreso a un ciclo ingobernable de devaluaciones competitivas, que aceleran la fractura y el freno de la economía internacional.
Si los europeos pretendían usar el espectro de la recesión global para persuadir a Trump de frenar la guerra comercial con China, el resultado es absolutamente desalentador.
Más bien el que sacó la principal tajada fue Washington. Sus socios occidentales no sólo se cuidaron esta vez de confrontar con Trump sino que, presionados por los nubarrones que asoman en la economía mundial y que están pegando de lleno en sus propias fronteras, buscaron poner paños fríos y ceder frente a los diferendos comerciales que tienen con la Casa Blanca.
Macron retrocedió en su proyecto de “tasa Google”, consistentente en imponer un impuesto a las tecnológicas que son, mayoritariamente, de origen norteamericano. Washington viene de lograr una mayor apertura del mercado interno japonés a los productos yanquis, así como la promesa de Angela Merkel, preocupada por las represalias arancelarias que pesan sobre los fabricantes alemanes (y la caída de las exportaciones de automóviles a Estados Unidos que ya se registran como resultado de la desaceleración económica internacional), de avanzar "lo más rápido posible" en cuanto a la conclusión de un acuerdo comercial entre la Unión Europea y los Estados Unidos.
Por encima de las diferencias que separan a Estados Unidos de sus socios occidentales, todos ellos no dejan de mirar con recelo a China y buscan acotar su creciente influencia económica y política en el plano internacional. No ha pasado desapercibida la presencia en la cumbre del primer ministro hindú, que no puede obviar el hecho de que India oficia como principal dique de contención de China en el continente asiático y en momentos en que se ha agudizado hasta el extremo el enfrentamiento entre la India y Pakistán -aliado de China en la región- por Cachemira.
La lista de invitados incluyó al gobierno de Australia, uno de los principales aliados de Washington en la región y que viene alentando un reforzamiento de las alianzas en el Pacífico contra el gigante asiático, del gobierno egipcio y sudafricano que, de acuerdo con ciertos analistas, apuntan a contrarrestar la injerencia china creciente en Africa, en lo que antes fue un coto colonial cerrado e indiscutido de Occidente.

Todos contra todos

En este contexto, en el que hay poco o nada para festejar, la prensa ha destacado un avance en lo que se refiere al conflicto con Irán. La sorpresa de la cumbre ha sido la visita y entrevista del ministro de Asuntos Exteriores de Irán con el presidente francés, quien habría sido el gestor de esta movida audaz. El caso iraní está muy lejos, sin embargo, de resolverse, ni siquiera puede hablarse realmente de una distensión. Trump manifestó su voluntad de reformular los términos de un acuerdo nuclear, del cual Washington se retiró. Lo cual debe ser tomado con pinzas más viniendo del magnate que viene dando volantazos permanentemente, en particular en la política exterior. “Nada está hecho, las cosas son eminentemente frágiles”, se apresuró a añadir Macron, prueba de la falta de garantías de las negociaciones concluidas en el marco de esta cumbre.
En medio de ese clima enrarecido no podían faltar los choques internos entre las potencias europeas. La cumbre estuvo surcada por las consecuencias del Brexit en momentos que el primer ministro británico Johnson amenaza con una salida no amigable en las negociaciones sobre el retiro de Gran Bretaña de la Unión Europea, desconociendo los 30.000 millones de euros que reclaman sus ex socios en concepto de resarcimiento por su retiro de la comunidad. Entretanto, Trump no deja de meter la cuchara ofreciendo la conclusión de un "gran acuerdo comercial" después del Brexit con Gran Bretaña.
Estados Unidos viene haciendo un trabajo implacable para oradar a la Unión Europea. Trump no se priva de utilizar a Rusia como cuña contra las naciones europeas. La cumbre de Biarritz fue nuevamente el escenario para un pedido norteamericano de reincorporar a Rusia al G7, del que fue excluida luego de la ocupación de Crimea. Si bien la propuesta no prosperó, volvió a notarse la falta de homogeneidad de las potencias europeas, muchas de las cuales defienden una reconciliación con el régimen de Putin. Del mismo modo, el abandono de Estados Unidos del acuerdo con Irán es un tiro por elevación contra Europa, desde el momento que las sanciones económicas que alienta Estados Unidos contra las empresas que mantengan vínculos económicos con la nación persa, afectan primordialmente las inversiones europeas cuyo volumen ha crecido aceleradamente a partir del pacto.
Como si no fuera suficiente, a los choques se le unió el estallido por los incendios en el Amazonas. Dicho episodio disparó la división existente, esta vez, entre los propios socios de la Unión Europea, en lo que se refiere al acuerdo de la Unión Europea-Mercosur. Macron planteó que Francia se negaría a firmar dicho acuerdo comercial por la supuesta negativa del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, a tomar medidas contra los incendios en la selva amazónica. Pero la medida francesa provocó la oposición de Alemania porque se espera que sus compañías automotrices se beneficien del acuerdo que aún no ha sido ratificado por los parlamentos de la Unión Europea. Angela Merkel dijo que no concluir el acuerdo comercial "no era la respuesta adecuada a lo que está sucediendo en Brasil en este momento".

Perspectivas

El G7 se estableció en 1975 como un mecanismo para desarrollar la colaboración y cooperación económica internacional frente a lo que fue, hasta ese momento, la recesión más severa desde el año '29. Está a la vista que la posibilidad de coordinación no existe. Esto se constató también en Jackson Hole (Wyoming), donde los principales banqueros centrales mundiales se dieron cita y sesionaron en paralelo a Biarritz. Allí también se salió con sabor amargo, pues quedaron en evidencia las rivalidades crecientes entre los Estados y el ingreso a una fase más aguda de guerra monetaria. Al mismo tiempo que los asistentes reconocían que la perspectiva de una recesión era más cercana y anunciaban que muy posiblemente habría que apelar a más medidas de estímulo, aunque no eran muy optimistas sobre su eficacia.
Los resultados de ambas cumbres fueron recibidos con una segunda caída de las bolsas. Una segunda semana negra, que coincide con la que estamos atravesando en Argentina.
El panorama aquí expuesto revela el callejón sin salida de los planes devaluatorios que propone Alberto Fernández. Las tres devaluaciones últimas no repusieron la competitividad capitalista sino que acentuaron el descalabro económico. Con más razón ahora, que entramos en un escenario de guerra monetaria y en un ciclo de devaluaciones competitivas, en un marco en que asistimos a un salto de las tendencias recesivas y una intensificación de la guerra comercial.

Pablo Heller

Caso Próvolo: se inició un juicio histórico contra curas abusadores

Los curas Nicola Corradi (quien goza de la prisión domiciliaria por su edad) y Horacio Corbacho, junto al administrativo Armando Gómez llegan al banquillo por los abusos sexuales cometidos en el Instituto Antonio Próvolo de Mendoza contra menores hipoacúsicos en un juicio histórico de repercusión internacional.

En 2018 otro de los acusados, el empleado Jorge Bordón, admitió 11 abusos logrando un juicio abreviado y tuvo una simple condena de 10 años de prisión. Otra beneficiada por la justicia fue la monja Kumiko que obtuvo la libertad bajo fianza millonaria (2 millones) que pagó la orden a la que pertenecía “Señora del Huerto”, con uno de los abogados penalistas más costosos de la provincia, Carlos Varela.
Este juicio es una conquista histórica de la lucha de los familiares y sobrevivientes del Próvolo en primer lugar. Como muestran los antecedentes, no es fácil llevar al banquillo del Poder Judicial a los curas abusadores protegidos por el derecho canónico y por supuesto también por el Estado clerical argentino.
Arrancar este juicio también tiene mucho que ver con aquel levantamiento de las personas con discapacidad contra el recorte de las pensiones y con la fuerza del movimiento de mujeres en lucha por el aborto legal, la educación sexual y la separación de las iglesias del Estado que ganó las calles, y siempre acompañó el pedido de juicio y castigo a los curas abusadores.
Este juicio tiene además una relevancia internacional, pues el cura octogenario Nicola Corradi fue recibido por el Arzobispado de Mendoza décadas atrás escapando de denuncias de abuso de Verona y La Plata.
En el primer día del juicio la defensa de los curas violadores y abusadores de menores, mostró su perversidad solicitando que los denunciantes vuelvan a declarar frente al tribunal, lo que fue rechazado por los abogados de la defensa (ONG Xumek), quienes solicitaron se respeten las declaraciones realizadas en cámara Gesell y se evite una revictimización institucional.
Ha sido clara la acción hostil del Arzobispado de Mendoza para con los sobrevivientes y familiares desde un principio, el modus operandi de negar las denuncias, desentenderse del conocimiento de los antecedentes de los acusados, entorpecer la investigación del caso, etc. Sin embargo, ante la presión social y el cuestionamiento a la Institución, días antes del juicio emitieron un comunicado en solidaridad con los sobrevivientes que fue rechazado por los mismos en todos sus términos por demagógico y falto a la verdad de sus acciones.
El instituto del horror contó con la complicidad estatal y de los partidos del régimen para lograr impunidad. Tal fue el salvataje del Intendente de Lujan de Cuyo, Omar de Marchi (PRO) que concretó la compra millonaria de los predios del Próvolo para trasladar allí el centro cívico del municipio.
Esta “burla” del gobierno la denunciamos ante la Fiscalía de Estado en su momento con Soledad Sosa, Nicolás Córdoba (concejal lujanino por el Frente de Izquierda-Partido Obrero) junto al abogado Carlos Lombardi. Pedimos el freno de la compra venta atento que advertimos una forma de rescatar el patrimonio del Próvolo perjudicando la futura indemnización de las víctimas en un juicio civil, también por entorpecer la investigación penal en los terrenos. Lo cual fue rechazado por la Fiscalía (Unidiversidad.com.ar, 13/9/18).
Una vez desatado el caso Próvolo por las denuncias de los valientes estudiantes, se suspendieron las clases quedando sin alternativas para continuar sus estudios porque los centros educativos hipoacúsicos, como otras discapacidades, están casi por completo delegados a instituciones privadas, con costos elevadísimos que las obras sociales no cubren en su totalidad, y para quienes no tienen obra social es casi imposible acceder.
El despojo a estos jóvenes en la provincia es llevado adelante sistemáticamente por los gobiernos que delegan la educación “especial” en la Iglesia Católica, que recibe subsidios millonarios por parte del gobierno de Alfredo Cornejo.
El FIT reclamó tanto en el Congreso Nacional como en la Legislatura provincial, con Soledad Sosa y Víctor da Vila, la expropiación sin indemnización del Instituto Próvolo y su estatización para reconvertir el lugar y favorecer la atención de los menores y demás demandas, lo que fue rechazado por los partidos del régimen aliados del clero.
Acompañemos a los sobrevivientes y familiares en este juicio histórico con una gran movilización política que favorezca la comprensión de la clase trabajadora de la necesidad de la separación de las iglesias del Estado, de la defensa de la educación pública contra las exigencias privatistas de los gobiernos fondomonetaristas. Para que se pudran en la cárcel común los curas abusadores y lleguemos hasta lo más alto de la jerarquía oscurantista.

Soledad Sosa y Nadya Ortiz Gazzo

¿Por qué debemos preservar el Amazonas?



Desde que se viralizó el famoso video en el 2018 donde el diputado Jair Bolsonaro, por entonces candidato a la presidencia, manifestaba que terminaría con la Reserva indígena Raposa Serra Do Sol y armaría a los terratenientes, quedó bien claro cuál sería su política respecto a los recursos naturales de Brasil.

En sólo siete meses, las motosierras y el fuego han sido los elementos principales con que Bolsonaro, ya desde el gobierno, armó a la clase capitalista terrateniente para resarcir todos los favores que le brindaron en su campaña.
Los incendios siempre tuvieron a la mano del hombre como una causa principal, siguen un patrón típico de la tala de bosques, a los largo de los bordes de las fronteras agrícolas; el proceso se comienza con la apertura de caminos, la deforestación de algunas especies de valor maderero y el fuego para limpiar las áreas ya deforestadas. Así, se van generando superficies que inmediatamente se cubren de pastizales y comienzan a aparecer los alambrados detentando propiedad, y con ellos la ganadería. No hay dudas de que el aumento indiscriminado de incendios está relacionado y asociado al aumento de deforestación para ganadería.
La falta total de prevención hace que esos incendios se propaguen a áreas que no se quería quemar. Por dicha razón ya se han propagado las llamas en varios estados brasileños y a partes de Bolivia y Perú. Estas prácticas son pan para hoy y hambre para mañana, pues esos suelos mantienen la fertilidad por la propia existencia de la cubierta arbórea; desnudos y con procesos productivos nunca tendrán larga vida. Por lo tanto, la amenaza de desertificación está siempre presente. Paralelamente comienzan los procesos de titularización y así los grandes “facendeiros” van incrementando su patrimonio en tierras. Por supuesto, siempre a costa de la represión y muerte de las comunidades indígenas, habitantes de esos sitios desde tiempos inmemoriales.
La situación actual refleja esta problemática. Si bien los primeros fuegos ya llevan más de 20 días, recién en los últimos se ha registrado un creciente aumento de la información sobre este flagelo.
Que éstos no son naturales lo confirma el hecho de que se han originado en sitios donde la temporada seca aún no llegó, y son provocados del mismo modo que ocurre con la gran mayoría de las casi 300.000 hs/año que se deforestan en nuestro país, sin que el gobierno haga nada. Esta situación se repite en Colombia, Bolivia y Perú, y se retroalimenta porque una vez que un bosque ha sido víctima de las llamas es más susceptible a que esto se repita.
El Amazonas, mayoritariamente perteneciente a Brasil, es la más extensa región de bosque tropical del planeta, llegando a siete millones de kilómetros cuadrados. Toda la flora de la selva tropical húmeda sudamericana está presente en la Selva Amazónica. Existen en ella innumerables especies de plantas todavía sin clasificar, miles de especies de aves, innumerables anfibios y millones de insectos.
Por tanto reviste una importancia enorme para la salud del planeta. El mote de “Pulmón del Planeta” que ostenta la Amazonia no es casualidad, ya que permite mantener equilibrados los ingresos y salidas de dióxido de carbono y de oxígeno. Pero sus funciones son muchas más: abastecimiento de agua potable (del cual depende la mayoría de las grandes ciudades de América del Sur), regulación de secas e inundaciones, producción del 20% del oxígeno mundial, captación de dióxido de carbono, regulación de la temperatura, albergue de infinidad de comunidades nativas, fuente de alimentos y de principios activos para medicinas, el control de la fertilidad de los suelos, entre otras.
Lo dicho muestra que la preservación de este pulmón es vital para no agravar la comprometida situación del cambio climático mundial, un fenómeno que tiene sus principales causales en los procesos de deforestación en todo el planeta -fundamentalmente en América del Sur, África Central y el Sudeste Asiático-, además de la quema de combustibles fósiles en los procesos industriales.
Brasil es el país que encabeza los ranking de deforestación a nivel mundial, pero también aportan lo suyo Colombia, Bolivia, Perú, Argentina y varios países de Centroamérica. En cuanto a superficies, Brasil es excluyente.

La causa de los incendios

El ministro de Medio Ambiente de Bolsonaro, Ricardo Salles, dijo el miércoles pasado que el avance de los incendios se debe "al tiempo seco, el viento y el calor”, ocultando cómo han estimulado a los hacendados y grandes terratenientes a destruir la selva con las llamas, para limpiar la superficie y volcarlas al uso ganadero o para la agricultura, como caña y palma aceitera para producción de biocombustibles.
Los incendios aumentaron un 80 % respecto del año pasado, con un incremento del 278% en julio y un 88% en junio. Entre enero y lo que va de agosto han habido 72.843 focos detectados por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), la cifra más alta desde que en 2013 comenzaron a divulgarse estos datos. Según este mismo organismo, desde que asumió Bolsonaro el aumento de la deforestación amazónica realizada en forma ilegal fue del 45%. En apoyo a esta política de destrucción de las áreas de la Amazonía, el gobierno emprendió otras acciones como desmantelar las oficinas y echar a los técnicos de organismos vinculados al control del accionar destructivo de madereros, terratenientes, mineras y petroleras, dejando sin subsidios a un gran número de ONG que bregaban por controlar este recurso. Además, aseguró que no habrá más demarcación de tierras indígenas y que pretende enviar un proyecto de ley para permitir la minería dentro de los territorios ancestrales.
El gobierno está repitiendo el mismo discurso que la dictadura brasileña utilizó en 1973, año del llamado “milagro económico”, para poblar la Amazonia llevando agricultores de la región de la frontera de Argentina y Uruguay hacia la selva para plantar soja y criar ganado.
El imperialismo europeo (Francia, Alemania) vocifera muy fuerte contra las medidas de Bolsonaro y critica su política. Pero esta es exactamente la misma política que los países imperialistas llevan adelante en todo el mundo. Más allá de que las principales empresas que operan en el Amazonas, tanto petroleras como mineras y agrícolas, pertenecen al capital financiero internacional. El Amazonas es una fuente inagotable de recursos minerales e hidrocarburíferos, además de las extensas superficies destinadas a la ganadería, soja y a la producción de energía hidroeléctrica. Las crecientes exportaciones cárnicas y de soja también pesan, y en ellas está presente el gran capital. El Amazonas se encuentra entre estos dos peligros -la nefasta política derechista de Bolsonaro, de un lado, y del otro el verso de Francia y el resto de los países europeos, que actúan en defensa de sus propias empresas-; y su defensa aparece ligada a una transformación social y productiva en manos de la clase obrera y los explotados.

Raúl Stevani

"Si sigue esta política no van a poder controlar la calle, la gente está desesperada"// Belliboni

jueves, 29 de agosto de 2019

Masiva jornada de cortes de organizaciones piqueteras // Por medidas de urgencia y trabajo genuino

Una política obrera frente a una transición de crisis



Cuando en el gobierno se ilusionaban sin motivo con que la modesta movilización macrista del sábado les devolvía una chance de pelear las elecciones, la corrida cambiaria que se desató esta semana puso las cosas en su lugar. Sin embargo, el encargado de pinchar el globo no fue su rival electoral, sino el FMI, su principal aliado en el último año y medio. Es que por más que los macristas quieran disimularlo, acusando a Alberto Fernández de desestabilizador, lo cierto es que fue el FMI quien reclamó de modo categórico que Alberto Fernández se haga cargo del gobierno para llenar lo que ellos llamaron “un vacío de poder”. Si el peregrinaje hacia Alberto Fernández ya lo habían comenzado los empresarios del grupo de Whatsapp, ahora también se sumó el FMI, dejando a Macri reducido a una nulidad total. Si la transición ya era convulsiva, ahora se ha transformado en traumática. Un gobierno acabado debe lidiar con una bancarrota económica y un muy probable estallido financiero.

El FMI

Así las cosas, el pedido del FMI persigue una mecánica previsible. Con un país al borde del default, quieren cobrar caro la entrega de la nueva cuota de 5.400 millones de dólares que debe depositar en las próximas semanas. Es que aunque no hay seguridad que ese dinero alcance para evitar el default y una nueva megadevaluación, lo cierto es que sin ese préstamo la suerte ya estaría echada. La negativa del FMI no sólo tendría un impacto económico sino también político. Sería la señal de que el capital financiero empuja a la Argentina al abismo para dictar las condiciones de la sucesión presidencial.
Es cierto, sin embargo, que el FMI debe responder a sus mandantes, que no son exclusivamente los Estados que lo integran sino, por sobre todas las cosas, los fondos de inversión y la banca acreedora. Los fondos prestados por el FMI prácticamente coinciden con la fuga de capitales. Los recursos del Fondo se aplicaron masivamente a garantizar una política de rescate estatal al capital que lucró con la bicicleta financiera. El intento de atenuar la salida de capitales y la desvalorización consecuente de la moneda, así como del conjunto de la economía nacional mediante las tasas de interés por las nubes, ha fracasado, porque ni con tasas del 70% el Estado ha sido capaz de rescatar el valor de la moneda nacional. El intento de absorber la emisión monetaria con Leliq está llevando a la quiebra al Banco Central y amenaza los ahorros depositados en los bancos. El pago de las Leliq conduciría a un estallido monetario, el no pago, a una confiscación directa. En el medio, las tasas de interés profundizaron la bancarrota industrial y la parálisis del consumo. El empeño a fondo en esta política de rescate al capital arrastra al Estado a la bancarrota.
Detrás del default se esconden disputas despiadadas de intereses, con sectores que ganan y otros que pierden. Lenin retrataba esas situaciones ironizando que los capitalistas se iban a pelear por ver quién vendía la cuerda con la que serían colgados. El capitalismo es un sistema basado en la competencia, que se intensifica en momentos de crisis. Por lo pronto, un derrumbe mayor del precio de los bonos, que ya cotizan al 50% del valor nominal, permitiría convertir a una reestructuración de la deuda en un negociado fenomenal, a costa de quienes compraron los bonos a un precio superior. En estas condiciones, la continuidad del pago de la totalidad del capital en cada vencimiento es un acto de confiscación del capital privado sobre los fondos públicos. Ya sucedió bajo el gobierno kirchnerista, cuando los bonos comprados a precio de remate fueron reconocidos luego a un valor muy superior que al que fueron adquiridos en el mercado secundario y con el premio adicional del llamado cupón PBI. Cuando Alberto Fernández afirma que quiere volver al kirchnerismo de los orígenes, puede querer referirse a esta hipótesis.
El derrumbe de los bonos conduce además a la quiebra del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, un 56% del cual está en bonos del Tesoro, potenciando los planteos en función de una nueva reforma del régimen jubilatorio.
Con las acciones ocurre otro tanto: el derrumbe conduce a una tendencia a la baja y coloca al conjunto del capital que actúa en el país en situación de remate en relación con la capacidad de compra y financiamiento en dólares. El escenario de rapiña generalizada entre capitalistas es un factor de disgregación económica y política. Como sostuvimos en nuestro XXVI congreso, las elecciones presidenciales ponen en juego quién va a ser el síndico de esta gran quiebra nacional.
Como se ve, el depósito o no de la cuota del FMI está sometido a choques de intereses capitalistas. Argentina se ha transformado en una colonia financiera y su suerte es decidida en la mesa de los especuladores. En el mismo sentido juega la suerte del valor de la moneda nacional. La devaluación permanente, la inflación que se va transformando en hiper, anticipan el default. Aquí también aparecen intereses contrapuestos. Un editorialista del diario BAE, muy ligado al kirchnerismo, comentaba que en el círculo íntimo de los Fernández-Fernández había opiniones contrapuestas sobre la conveniencia o no de un nuevo salto devaluatorio. Mientras un grupo de sus economistas apostaba a esa posibilidad para licuar aún más salarios y jubilaciones, y también los pasivos del Banco Central, otro sector entendía que dado el alto grado de dolarización de la economía, la devaluación se trasladaría muy rápido a los precios y se neutralizaría su efecto. Pero mientras se discuten las alternativas, la crisis y la fuga masiva de capitales hacen su trabajo imponiendo en los hechos la licuación de la moneda.
Todas estas alternativas, sin embargo, no solucionan la cuestión de fondo: luego de asistir a la incapacidad de superar el derrumbe económico con un financiamiento externo masivo, ahora vemos la incapacidad del país de acceder al financiamiento internacional para superar la crisis financiera y el derrumbe general que afecta la industria y a todas las ramas de la economía. Una reciente reunión de la Cámara de la Construcción acaba de declarar que el gobierno no les paga las obras en curso; en otras palabras, que ante ellas ya está en default. Por eso hay quienes avizoran que la única variante a mano es recurrir a nuevos préstamos del FMI. Tendríamos así una situación harto llamativa: cuando todo el país reconoce el fracaso de los planes del Fondo Monetario, se insistiría en el mismo camino. De algún modo es lo que ocurrió en Grecia, donde los sucesivos planes de la troika se fueron sucediendo uno a otro a pesar de su recurrente fracaso.

Alberto Fernández

Está claro que un nuevo acuerdo con el FMI, aún más si incluye el compromiso de nuevos desembolsos, deberá contar con el acuerdo abierto de Alberto Fernández y de su compañera de fórmula Cristina Kirchner. Quienes afirman (Altamira entre ellos) que un acuerdo con el Fondo Monetario haría “saltar por los aires” la coalición de gobierno revelan que consideran a la ex presidenta como una líder anti-imperialista. Ignoran, sin embargo, que la devaluación reciente fue reclamada por la fórmula Fernández-Fernández con el único propósito de garantizar el pago de la deuda. Es que se ha pasado por alto un detalle para nada menor. Cuando Fernández señaló que el dólar estaba atrasado en su cotización anterior, incurría en un forzamiento de la realidad. Con un dólar a 40 pesos, la recesión había logrado un superávit comercial que, proyectado, se acercaba a los 10.000 millones de dólares al año. Se había equilibrado también la cuenta que contabiliza el turismo. El desequilibrio monetario se reducía a una única causa: el pago de la deuda, que reclama una cantidad de dólares que el país no puede generar por su circuito comercial, lo que se agrava por la fuga de divisas que promueven el gran capital. No es casual que Fernández haya acusado al Fondo Monetario de apartarse de sus estatutos, tolerando el uso de reservas para sostener la moneda cuando debían usarse sólo para el pago de la deuda. Fernández se declara más papista que el Papa.
Alberto Fernández y la liga de gobernadores han ido muy a fondo en sus planteos capitalistas contra las masas. Al cuestionar las medidas desesperadas de Macri de reducción de impuestos, se presentaron como defensores del equilibrio fiscal que reclama el Fondo Monetario. Más grave aún fue su posición sobre el congelamiento de los combustibles, al asociarse de modo directo a las petroleras, en especial a las que tienen inversiones en Vaca Muerta. La invocación a la defensa de los intereses de las provincias fue reveladora, porque asocia la suerte de los Estados provinciales a la de las oligarquías locales y los monopolios imperialistas allí instalados. Nunca se les pasó por la cabeza establecer un impuesto especial a los sectores capitalistas beneficiados por la devaluación, como ser los exportadores de granos.
La defensa de estos intereses capitalistas le da un sentido concreto al pedido de Alberto Fernández para que “Macri y el FMI se hagan cargo”. Siendo virtualmente el presidente electo, pretende que el trabajo sucio del ajuste contra las masas lo haga el gobierno saliente.

Promover la intervención de los trabajadores

En este cuadro de bancarrota económica y de crisis política se están dando grandes luchas como en Chubut, Ran Bat, municipales de Jesús María y Colonia Santa Rosa o el movimiento piquetero. Sin embargo, están lejos de adquirir un carácter político de conjunto y de proyectar a la clase obrera como fisonomía independiente de la crisis. El proceso de contención para evitar una intervención masiva, aún restringida al terreno reivindicativo, alcanza tanto a la burocracia sindical como a las expectativas políticas en el gobierno que debe asumir. La fórmula Fernández-Fernández obtuvo una votación masiva en la clase obrera y en los sectores empobrecidos, refutando de paso a los que declaraban que el nacionalismo burgués había dejado de ser un obstáculo de peso. La superación del nacionalismo reclama el desarrollo de un partido de la clase obrera. Quienes sostienen esa superación invocando la ausencia de bases materiales para una política nacionalista no sólo caen en un mecanicismo que ignora la política y la evolución subjetiva de los explotados. También desconoce la forma contradictoria que asume la bancarrota capitalista que, al plantear la quiebra de capitales, obliga a una intervención estatal que recrea la ilusión en los trabajadores de una política nacionalista que utilice el Estado para atenuar el impacto de la crisis.
Frente a la situación tomada de conjunto, la política que el Partido Obrero le plantea a los trabajadores y también al Frente de Izquierda es promover la intervención de la clase obrera y los explotados para que la crisis la paguen los capitalistas. Esa intervención parte de levantar un programa de transición que incluya la reapertura de paritarias, el aumento de emergencia a los jubilados, la lucha contra los despidos y suspensiones mediante la ocupación de las fábricas que despiden masivamente. Sobre la base de este programa planteamos el reclamo de Congreso de trabajadores ocupados y desocupados mandatado por asamblea y el paro activo nacional a la CGT y a todos los sindicatos, y agrupar al activismo que lucha en el Plenario Sindical Combativo y en las agrupaciones clasistas. Los planes de lucha que impulsa el PSC tienen el valor de brindar al activismo una ruta de acción y atraer nuevos destacamentos de trabajadores. Es un instrumento de delimitación con el kirchnerismo y la burocracia sindical que reclama no hacer olas para no afectar la campaña electoral.
Junto con este programa ante la catástrofe social, planteamos una salida de fondo anticapitalista, rechazando el pago de la deuda y por la nacionalización de la banca, el comercio exterior, la energía, la apertura de libros, impuestos progresivos a grandes rentas y fortunas, y el control obrero general. Este programa es la base de la plataforma del Frente de Izquierda-Unidad, cuya estrategia se resume en el gobierno de los trabajadores. La forma de la campaña debe estar determinada por su contenido. En este caso supone una fuerte movilización de trabajadores, mujeres y jóvenes para reforzar una construcción política socialista. Nuestra propuesta de un Congreso del Frente de Izquierda apunta en esa dirección. Colocamos a debate de toda la vanguardia obrera y popular esta caracterización de conjunto, el programa y esta iniciativa.

Gabriel Solano

Argentina en default



El gobierno ha arrastrado al país a una cesación de pagos.

Macri terminó haciendo lo mismo que Cavallo, De la Rúa y todos los pagadores seriales de la deuda.
Este nuevo default es la confesión de que la deuda es impagable.
Confirma lo que siempre hemos alertado: los sacrificios y privaciones que venimos soportando no iban a evitar una nueva bancarrota.
El sistema financiero y los fondos públicos colocados parasitariamente al servicio del rescate del capital y la deuda usuraria fueron hundiendo la economía nacional y a los millones de argentinos que vivimos de nuestro trabajo.
Pretenden ahora, una vez más, que los platos rotos los paguemos los trabajadores y no sus responsables.
Macri y el FMI quieren que los Fernández dejen marcadas sus huellas digitales y se comprometan con las medidas que se preparan.
Los ganadores de las Paso, en cambio, aspiran a que sea el gobierno nacional y el Fondo los que asuman esa responsabilidad.
Lo que está en discusión no es el ajuste contra el pueblo, sino quién hace el “trabajo sucio”.
Discuten quién paga el costo político, pero acuerdan en que el costo social lo pague la masa laboriosa del país.
Alberto Fernández saludó que el dólar esté a 60 pesos, e incluso ha dado un guiño para que siga subiendo todo lo que haga falta.
Señaló, además, que honrará todos los compromisos de la deuda. No olvidemos que los K fueron también pagadores seriales bajo su
mandato.
La reestructuración de la deuda que se viene, como consecuencia del default, irá de la mano de una nueva confiscación de los salarios, las reformas laboral y jubilatoria.
Es necesario que le hagamos frente a esta ofensiva.
La pueblada en Chubut, la imponente movilización de los piqueteros que volvieron a ganar las calles y las acciones del sindicalismo combativo marcan el camino.
Más que nunca es necesario que la clase obrera intervenga en el escenario político.
Los trabajadores debemos ser protagonistas.

Prensa Obrera

Los bosques del planeta arden en el altar del capitalismo y sigue el sobreconsumo teledirigido



Los bosques del planeta están ardiendo en el altar del capitalismo: la quema es el mecanismo previo al saqueo capitalista. La Amazonía y otras zonas boscosas de la región, los bosques de África Central, el bosque tropical de Indonesia, arden. Gran parte de las áreas quemadas son bosque protegido: una vez arrasadas por el fuego, una vez desplazadas las comunidades indígenas, los territorios serán saqueados por multinacionales mineras, hidroeléctricas, del agro industrial. Cometiendo ecocidio y genocidio las multinacionales perpetran su acumulación capitalista: miles de especies son extinguidas, los últimos pueblos indígenas de los bosques tropicales sufren exterminio.
La burguesía transnacional coloca a sus matarifes más eficaces en las presidencias de países estratégicos (porque no nos engañemos, es la burguesía la que coloca presidentes, dirigiendo el "voto" a través de sus medios de alienación masiva). Así por ejemplo en Brasil, país riquísimo en recursos, la burguesía colocó a un Bolsonaro que claramente expresó que "acabaría con las reservas indígenas" por considerarlas un obstáculo "a la economía", es decir por considerarlas un obstáculo al lucro que perpetran un puñado de multimillonarios. Por eso no se está agilizando apagar los incendios en Brasil, porque hay una voluntad de quema. La burguesía echa mano de su herramienta fascista cuando pretende incrementar brutalmente los niveles de saqueo del medio ambiente e incrementar la tasa de explotación contra las y los trabajadores.
Por todo el mundo impera la perversa lógica de capitalizar, de "liberar tierras de bosque" para lucrarse del territorio y sus recursos. El fuego avanza y no hay nunca suficientes hidroaviones para apagar incendios porque los Estados, funcionales al capital aducen que "no hay presupuesto para comprarlos", en cambio sí tienen presupuesto para comprar decenas de aviones de guerra al complejo militar industrial, para inyectar capital público a la banca privada, para gigantescos cuerpos represivos encargados de reprimir el descontento social que generan la explotación, la injusticia social y el saqueo.
En base al saqueo del planeta y a la explotación de las y los trabajadores, la clase explotadora perpetra la acumulación capitalista.
En el momento histórico que vivimos se agudizan las contradicciones. La contradicción de intereses entre la clase explotadora y la clase explotada se agudiza: la clase explotadora incrementa la tasa de explotación e intensifica su arremetida de privatizaciones, excluyendo a millones de personas de una vida digna, precarizando cada día más las condiciones de vida. La contradicción entre los intereses de la clase explotadora y la supervivencia del mismo planeta, también queda de manifiesto. La contradicción entre la naturaleza y un modelo socioeconómico perverso basado en capitalizar, es ya inocultable, cuando hay un "continente" de plástico flotando en el océano Pacífico; cuando el sobreconsumo teledirigido convierte al planeta en un basural; cuando los bosques tropicales, pulmones del planeta, son arrasados; cuando el modo de producción alimentario capitalista nos envenena; cuando un puñado de multinacionales modifican genéticamente las semillas y prohíben el uso de las semillas autóctonas; cuando se derriten los polos; cuando las emisiones de CO2 a la atmósfera, producto del modo de producción y consumo capitalista, son abrumadoras.
No obstante la evidencia de la devastación de la naturaleza, no obstante los discursos de los voceros políticos de la burguesía (que fingen preocuparse por el cambio climático), siguen vigentes todos los mecanismos de destrucción del medio ambiente, porque al capital no le piensan poner freno. Para que un puñado de multimillonarios acumule más y más riqueza, sigue vigente la criminal obsolescencia programada (se programa, desde la producción, que cada cosa dure un tiempo muy inferior al que podría durar, para fomentar la compra de otro objeto... la lógica aberrante de usar y tirar significa negocios para el gran capital), sigue también vigente la alienación masiva que perpetra la clase explotadora contra la clase explotada a través de sus medios de propaganda y publicidad, incitando incesantemente a las masas a consumir, a practicar una orgía de sobreconsumo que calcina al planeta. Los voceros de la burguesía proponen tiritas para la gangrena, medidas cosméticas: en vez de prohibir la obsolescencia programada, te invitan a llevarte una bolsa de tela para tus compras (o a comprar las bolsas de plástico), te proponen espejismos de "soluciones" siempre individuales, nunca se ataca la raíz del problema, y a estas alturas de la destrucción, hay que atacar la raíz sistémica de la depredación. La gangrena no se cura con cosmética. Por muy buena voluntad que tengamos a nivel individual, frenar la barbarie capitalista requiere de una toma de conciencia de la raíz del problema (no solamente de sus síntomas), requiere de una lucha colectiva.
La burguesía instala, a través de sus medios, la idea fatalista de "el ser humano es malvado", para obviamente evitar ser señalada como la depredadora que es, para sembrar inmovilismo y el "sálvese quien pueda". Los medios nunca dicen que es la clase explotadora y su sistema capitalista los que origina esta devastación del planeta, esta devastación en la que también son depredados los seres humanos, porque también los seres humanos son intoxicados, alienados al punto de ser funcionales a este sistema, enajenados de toda empatía y de toda relación de armonía con la naturaleza.
Es la lógica del capitalismo: capitalizar cada día más, monopolizar en desmedro de lo que haga falta.
Desde la desaparición de la URSS, los niveles de acumulación capitalista, de concentración de riqueza en monopolios cada vez más descomunales, los niveles de explotación y saqueo, se han venido incrementando de manera brutal: es algo tangible y verificable. Al no haber contrapeso importante al capitalismo, las burguesías han procedido a desmantelar paulatinamente los llamados "Estados de Bienestar" en las metrópolis capitalistas, ya que no les son ahora necesarios para fingir la estafa del supuesto "rostro humano" del capitalismo. El capitalismo NO tiene rostro humano, y las caretas se caen cuando ya no son necesarias. La burguesía está hoy en una arremetida contra la seguridad social, contra las pensiones públicas, contra la educación pública, contra la sanidad pública, etc.
En cuanto a los países concebidos como meras "bodegas de recursos", los países de la periferia capitalista (los países de África, Asia y América Latina), ya sabíamos de la cara infame del capitalismo, porque llevamos décadas padeciendo la injerencia imperialista, padeciendo los golpes de Estado fomentados desde el Pentágono, los servicios secretos franceses, belgas, ingleses y demás potencias neocoloniales, contra todo gobierno que pretenda frenar el saqueo capitalista. Sabemos de la cara infame del capitalismo porque sufrimos su arremetida brutal: sufrimos los bombardeos "humanitarios" de la OTAN en las guerras imperialistas que la UE y EEUU implementan para arrodillar a pueblos enteros a un mayor saqueo de sus recursos (Irak, Libia, etc); sufrimos estados criminales como el Estado colombiano (por poner un ejemplo entre muchos), que hacen la guerra al pueblo con terrorismo de Estado (con militares y paramilitares, con torturas y masacres) para desplazar comunidades enteras de las zonas codiciadas por multinacionales, para exterminar toda oposición al saqueo que perpetra el gran capital transnacional. Sabemos de la cara infame del capitalismo, porque sabemos de éxodos forzados, porque vemos el cinismo de la UE, Estados Unidos y demás metrópolis capitalistas que succionan las riquezas de África, Asia y América Latina, pero rechazan a las personas desposeídas, construyendo fronteras-fortalezas en torno al botín saqueado... fronteras-fortalezas frente a las que mueren anualmente miles de seres humanos, intentando escapar de la pesadilla a la que el saqueo capitalista ha arrojado a sus países.
Hay una guerra de clases: la burguesía hace la guerra a la población al precarizar sus condiciones de vida, es una guerra de explotación, de empobrecimiento, de despojo, de hambreamiento, de alienación (la clase explotadora fomenta racismo, machismo, individualismo, xenofobia, a través de sus medios: la estrategia es "dividir para reinar", poco le importa a la clase explotadora que su fomento del odio racista cause matanzas horrendas, que su fomento de la misoginia cause feminicidios, lo importante es mantener a la clase explotada dividida, en "caos controlado" como mecanismo de control social). La guerra de alienación que perpetra la clase explotadora contra la clase explotada es un mecanismo fundamental del capitalismo y es cimiento de la aberrante destrucción de la naturaleza en el altar del sobreconsumo, las masas son bombardeadas de publicidad, de incitación permanente al "consumo compensatorio" de las frustraciones y soledades creadas por el mismo sistema, el individualismo y la destrucción del tejido social resultan abono para el sobreconsumo, los constantes mecanismos de alienación teledirigen a millones de personas hacia la orgía sobreconsumista.
La guerra que perpetra la clase explotadora contra la clase explotada también se expresa en el exterminio físico de las y los luchadores sociales que se oponen a la explotación de las y los trabajadores y al saqueo de la naturaleza.
«El capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y los seres humanos», expresaba Marx.
Frente a la explotación y a la devastación que perpetra la clase explotadora, los pueblos luchan por sus derechos a una vida digna, a la educación, la vivienda, la alimentación saludable, la salud, el derecho a un entorno seguro, el respeto por el medio ambiente. Los pueblos indígenas, las comunidades afrodescendientes, el pequeño campesinado del planeta, luchan en primera línea contra las multinacionales mineras, energéticas, del agro industrial... luchan por la soberanía alimentaria, por la preservación de la naturaleza. La burguesía asesina, a través de sus matarifes, asesina a centenares de ambientalistas, sindicalistas y luchadores sociales anualmente para acallar sus voces y toda organización social que cuestione la barbarie y sus causas sistémicas.
Pero pese a la represión brutal y a la criminalización de la protesta, la lucha sigue porque para algunos pueblos es cuestión de supervivencia inmediata, porque para la clase explotada mundial es urgente salir de este sistema que todo lo depreda y lo pudre, incluídas las relaciones humanas, porque para el planeta es cuestión vital.

Cecilia Zamudio

Tres claves para evitar la catástrofe y frenar el saqueo de dólares



El dólar volvió a trepar y el riesgo país alcanzó los 2.112 puntos. El Central vendió U$S 367 millones, la sangría no se detiene. El Gobierno anunció postergar vencimientos de la deuda. El saqueo se profundiza. Medidas necesarias para evitar el colapso.

El dólar saltó a $ 60,17 a pesar de la venta de U$S 367 millones de reservas y de la subasta de U$S 60 millones por cuenta del Tesoro. El saqueo de recursos no se detiene. El Gobierno anunció postergar vencimientos de deuda y comenzar el diálogo con el FMI para extender los plazos de vencimiento. Es decir, patear para adelante los pagos de la deuda.

¿Qué hacer para detener el saqueo de recursos?

Invertir las prioridades: No al FMI. Plata para trabajo, salud y educación
El Gobierno propone discutir en el Congreso un proyecto de ley para extender los plazos de la deuda local sin quita de capital.
El candidato a presidente por el Frente de Izquierda Unidad, Nicolás del Caño criticó las medidas anunciadas por el ministro de Economía, Hernán Lacunza.
Del Caño declaró “abren el Congreso para salvar a los especuladores re-negociando la deuda ilegítima”.
Abren el Congreso para salvar a los especuladores re-negociando la deuda ilegítima. Hay que discutir medidas que terminen con la fuga de capitales y el chantaje de los mercados. Sólo la nacionalización del sistema bancario y del comercio exterior pueden empezar a frenar el saqueo
El candidato del Frente de Todos cuestionó en varias ocasiones el endeudamiento del macrismo, pero se encargó de repetir que la deuda se pagará sin analizar sus irregularidades. Eso significa pagar una deuda que incluye el bono a 100 años emitido por el exministro de Finanzas, Luis Caputo.
La historia de la deuda está llena de ilegalidades. La deuda pública aumentó exponencialmente durante la dictadura. El juez Jorge Ballestero emitió un fallo donde se verificó 470 ilícitos en la conformación de la deuda pública durante la dictadura a partir de una denuncia de Alejandro Olmos Gaona (padre). ¿Por qué tendremos que seguir pagando esa deuda ilegal?
El Frente de Todos para ser consecuentes con sus críticas al endeudamiento macrista al menos deberían suspender los pagos y realizar una auditoría de la deuda. Pero no. Están decididos a pagar cada dólar a costa de ajustar a las mayorías populares.
La izquierda propone invertir las prioridades y que los recursos se destinen a mejorar la educación, y la salud y no a los especuladores. No al FMI.

Por una banca estatal única

Nicolás del Caño tuiteó que “una banca estatal única como proponemos desde el Frente de Izquierda no sólo evitaría la fuga de capitales, sino que es la forma de proteger a los pequeños ahorristas que siempre son estafados como pasó en el 2001 con el corralito”.
Los bancos son los grandes ganadores en esta crisis, en los últimos doce meses ganaron $ 241,4 mil millones. La fuga de capitales en lo que va del año alcanzó los U$S 13.832 millones.
En julio hubo salida de inversiones de cartera relacionadas a la “bicicleta financiera”. Sólo diez bancos concentraron el 82 % de las operaciones de compra venta de dólares, entre ellos Santander Río, HSBC, BBVA Francés, Citibank, BNP Paribas, Galicia, ICBC, Banco Provincia, Banco Nación y el JP Morgan Chase.
Hay que nacionalizar la banca y conformar una banca estatal única. Esta es el único camino de evitar la evasión y fuga organizada por los capitalistas, y de asegurar el valor de los activos para los pequeños ahorristas. También sería una herramienta para el crédito barato para la vivienda popular o para el pequeño comerciante ahogado por la crisis.

Por el monopolio estatal del comercio exterior

Nicolás del Caño señaló que “hay que discutir medidas que terminen con la fuga de capitales y el chantaje de los mercados. Sólo la nacionalización del sistema bancario y del comercio exterior pueden empezar a frenar el saqueo”.
Un pequeño grupo, sólo 200 empresas, que integran la cúpula económica concentran casi el 70 % de las exportaciones. Son muchas de las compañías que remarcaron los precios tras la devaluación como los grupos nacionales trasnacionalizados (Techint o Arcor) y cerealeras (Cargill, Bunge, AGD, Vicentín, Dreyfus, Toepfer, Molinos Río de La Plata y Nidera), automotrices y mineras.
El monopolio del comercio exterior permitiría administrar los dólares que provienen de las exportaciones en función de las necesidades del pueblo trabajador y no que lo decidan los exportadores que especulan con un tipo de cambio más elevado para liquidar.
Además, de estas medidas es necesario un conjunto de medidas de emergencia para evitar el saqueo al salario y que sigan empeorando las condiciones de vida del pueblo trabajador. Como señaló Nicolás del Caño “junto a medidas de emergencia como el aumento inmediato de salarios, jubilaciones y planes sociales, la prohibición de los despidos y la anulación de los tarifazos. ¡¡Hay que discutir las prioridades del pueblo trabajador!!”

La Izquierda Diario

El Amazonas y el fuego del capital



El enorme incendio forestal que está devorando al Amazonas se ha convertido en una crisis política para Bolsonaro, y tuvo un fuerte impacto internacional, al punto que ocupó un lugar central en la agenda del G7.
Durante los últimos días se sucedieron movilizaciones en distintos puntos del país. Una multitudinaria concentración se llevó a cabo en la famosa playa de Ipanema, en Río de Janeiro, que contó con la participación de figuras conocidas como Caetano Veloso que ayudaron a lograr una amplia difusión. Se marchó también en las ciudades de Belo Horizonte, Sao Paulo, y Porto Velho -capital del amazónico estado de Rondonia, de los más afectados por los incendios. También se registraron protestas en capitales europeas como Madrid, Londres, París, Ámsterdam y Berlín, en Colombia, Venezuela y hasta en la India, además de la realizada frente a la Embajada de Brasil en Buenos Aires.
A la consternación que generaron las imágenes satelitales de la devastación, se sumó la indignación que despertaron las respuestas del gobierno brasileño, que llegó a responsabilizar a las ONGs y grupos ambientalistas que actúan en el territorio, luego de alegar que todo se trataba de una operación contra su país. Por ese motivo, todas las pancartas apuntaron contra Bolsonaro, identificado como el principal responsable por declararse promotor de la explotación capitalista de la principal reserva forestal y de oxígeno en el mundo.
Se trata de un verdadero desastre ambiental y sobre todo social, que pareciera aún de lejana resolución. El sábado, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués) difundió que entre jueves y viernes identificaron alrededor de 900 nuevos focos de incendio en esa región. El daño es enorme: se calcula que desde mayo ya fueron destruidas 1.200.000 hectáreas de bosques. Un estudio del INPE de 2007 pronostica que si pereciera el 40% del bosque sería irrecuperable, porque la pérdida de humedad haría que gran parte del territorio restante no tenga suficiente lluvia para sobrevivir.

Nerón y el Capitán Motosierra, espada del gran capital

“Solía llamarme Capitán Motosierra, ahora soy Nerón incendiando el Amazonas. Pero si es la temporada de incendios”, había twiteado Bolsonaro en respuesta a quienes lo responsabilizaban por la situación. Sin embargo, su accionar quedó expuesto con la revelación de que los funcionarios de su gobierno habían recibido el 7 de agosto una denuncia de la oficina regional de Pará del Ministerio Público Federal sobre la convocatoria de los hacendados de ese distrito a realizar el “Día del Fuego” para el 10 de agosto, pero desestimaron intervenir para disuadirlos.
Esta condescendencia con los incendios provocados tiene detrás intereses muy potentes, sobre todo de los agronegocios. La organización Amazon Watch publicó una investigación titulada “Complicidad en la Destrucción” en la que da cuenta de los grandes grupos capitalistas que estimulan los desmontes. En abril de 2018, destaca el informe, grandes grupos sojeros y entre ellos los principales comerciantes de granos del mundo (Cargill, Bunge, Dreyfus) fueron descubiertos comprando 3.000 toneladas de soja y otros granos de fincas previamente embargadas por el Ibama (Instituto de Medio Ambiente y Recursos Naturales) por destruir vegetación nativa. Estos pulpos tienen un peso creciente en la economía carioca, como muestra el hecho de que desde 2010 el área plantada con soja en Brasil aumentó en un 45% (The Economist, 19/8).
Amazon Watch también recopila la acción desmontadora de distintas empresas de cría de ganado, que abastecen a los principales mataderos de Brasil, como JBS, Marfrig, Minerva. Señala además que otras empresas comercializan el cuero, un rubro que en un 80% produce para exportación. Los investigadores realizaron un seguimiento para demostrar cómo los sojeros y ganaderos en cuestión están financiados por los principales bancos y grupos de inversión del mundo (BlackRock, JP Morgan, Citigroup, HSBC, BNP Paribas), que llevan aportados un billón de dólares entre préstamos, suscripción e inversión de capital.
La exportación sojera y ganadera es la principal fuerza motora en el avance de la deforestación, y su producción llena los camiones que circulan por los miles de kilómetros de carreteras que surcan el Amazonas –con fuerte impacto ambiental-, cuya construcción cobró particular impulso desde la dictadura militar. El gobierno de Bolsonaro ha dado importante respaldo a los ruralistas al punto que acaba de aprobar una ley que permite la posesión de armas de fuego en propiedades rurales.
La tala ilegal y el cultivo creciente de caña de azúcar para la producción de biocombustibles están también dirigidos a la exportación hacia empresas de Bélgica, Holanda, Dinamarca, Francia, el Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos –según el mencionado informe de Amazon Watch. Pero es la minería el otro rubro en el que el capital extranjero protagoniza la destrucción de la Amazonía; la canadiense Belo Sun está tratando de instalar la mina de oro a cielo abierto más grande de Brasil en el estado de Pará, y si bien su proyecto se había empantanado en 2017 por numerosa presentaciones judiciales, en marzo de este año el ministro de Minas y Energía, Bento Albuquerque, viajó a Canadá a un congreso minero para asegurar que el gobierno tiene la intención de legalizar la exploración minera en tierras indígenas. Por su parte Ricardo Salles, el ministro de Medio Ambiente, ha sido condenado en el pasado por favorecer a las empresas mineras cuando formó parte del gobierno de Geraldo Alckmin en San Pablo.

Aves de rapiña

Esta vinculación entre los desmontadores y el gran capital internacional es muy esclarecedora de los verdaderos intereses que se ocultan detrás de la demagogia ambientalista que exhiben por estos días varios gobiernos europeos, incluyendo la aprobación en la reunión del G7 de una ayuda económica de 22 millones de dólares para ayudar a controlar el fuego. Bolsonaro rechazó los fondos, poniendo como condición que sean administrados exclusivamente por su gobierno. Es que la cuestión amazónica se ha colado en las disputas comerciales que caracterizan al mercado mundial de nuestros días. Emmanuel Macron, el presidente francés, planteó la necesidad de discutir “si es posible definir un estado internacional para el Amazonas”, lo que implicaría un control directo del imperialismo sobre la región. Sumado a las amenazas de Donald Tusk (secretario de Comercio de la UE) de torpedear el acuerdo Mercosur – Unión Europea, y el pedido de Finlandia (en ejercicio de la presidencia rotativa de la UE) de analizar la posibilidad de prohibir la carne vacuna brasileña, constituyen una apretada para blindar los intereses de los pulpos europeos de agronegocios, principalmente galos, en detrimento de los productores sudamericanos. Bolsonaro recibió como contrapartida el apoyo de Trump desde su cuenta de Twiter, una contraprestación por sus servicios como peón de los intereses yanquis en la región.
El facho carioca intenta explotar esta situación para posar de defensor de los intereses nacionales contra la embestida de las potencias del viejo continente, en momentos en los que se difundieron encuestas que muestran una profunda caída de su imagen en la consideración popular (la desaprobación a su gobierno pasó de un 28,2% en febrero a un 53,7% seis meses después). El humor popular del estancamiento económico, en un país al borde de la recesión y que ha incrementado en 77% su déficit de cuenta corriente (El Cronista, 27/8).
Los trabajadores deben tomar nota de que se trata de una puja entre depredadores. Ninguna colaboración para extinguir el fuego o emprender una reforestación debe ser a costa de una subordinación a los intereses del imperialismo europeo, cuyas exportadoras y su banca están metidas hasta el cuello en la explotación de la Amazonia. Al mismo tiempo, más que nunca está planteado ganar las calles contra la política predatoria del gobierno derechista de Bolsonaro, que con la promesa de una expansión económica impulsa por un lado la devastación de las reservas naturales e indígenas –como socio menor del imperialismo yanqui en la guerra comercial- y por el otro un profundo ajuste contra las jubilaciones, la educación y el ataque a los derechos laborales.
La movilización internacional que hizo eje en el mandatario brasileño deben servirle la clase obrera carioca como punto de apoyo para golpear al gobierno, empezando por frenar el desastre que aqueja hoy al Amazonas, reclamando el control popular sobre los trabajos de control de incendios y reforestación, así como la formación de asambleas populares que agrupen a campesinos, indígenas y trabajadores de cada distrito para impedir que continúe el saqueo. La “Luta pela Amazonia” requiere de la intervención independiente de los trabajadores contra los capitalistas desmontadores.

Iván Hirsch

miércoles, 28 de agosto de 2019

Myriam Bregman "Si pagás al Fondo, no hay plata para otra cosa"

"Los anuncios de Lacunza son un default encubierto" // Gabriel Solano

El final de un devaluado Urtubey y los desafíos para la clase obrera

El cuadro político de Salta luego de las PASO nacionales y la presentación de listas provinciales

El triunfo aplastante de la fórmula Fernández- Fernández en Salta, 28 puntos arriba de Macri y 38 de Lavagna -Urtubey, ha reconfigurado el panorama político en la provincia.
El Frente de Todos ha logrado agrupar a la mayor cantidad de organizaciones sociales, partidos y agrupaciones municipales, incluida la mayoría del PJ salteño que oficialmente integra el frente. En él, se dirimirá en las PASO del 6 de octubre el candidato a gobernador entre el actual diputado nacional K, Sergio “Oso” Leavy, y el actual vice gobernador Miguel Isa, que llegó a la interna a partir de una presentación judicial que evitó su proscripción. Que Leavy dispute una interna con el vice gobernador y además lleve de candidato a vice al ministro de hacienda, hoy renunciado para ser candidato, revela lo que denunciamos hace ya tiempo, que el kirchnerismo local es el vehículo de reciclaje del PJ, partido histórico de estado oligárquico en Salta.
Esta derechización de los K ha provocado que un ala “progresista” impulsada por el Frente Grande vaya con su propia lista por fuera del frente, aunque sin ninguna chance.
Por su parte el intendente de Salta ha armado su propio frente “Sáenz Gobernador” donde agrupa a sectores del macrismo (oficialmente el PRO es parte de este frente), del radicalismo y al ex urtubeycista Frente Plural. Desde hace un tiempo Sáenz ha buscado despegarse de Macri en la medida que se agudizaba la crisis e incluso llegó a posicionarse cercano a la candidatura de Urtubey con un planteo localista, aunque finalmente no tomó una posición definida en las elecciones nacionales. Sobre el cierre de la presentación de listas terminó acordando con un histórico del PJ, Antonio “Gringo” Marocco, quien actualmente es el representante del partido de Alberto Fernández en Salta, que será el candidato a vice gobernador.
El otro frente patronal es el que encabeza Olmedo. El esclavizador xenófobo y homofóbico se presenta junto a la UCR, que lleva a su actual diputado nacional, Miguel Nanni como el candidato a vice del amarillo. Este frente además incorpora a todo el arco que ha militado contra el derecho al aborto legal seguro y gratuito, que ha formado un partido propio con una escisión del PRO. En los municipios hay una enorme cantidad de listas celestes con candidatos de las iglesias evangélicas. La UCR ha entrado en una enorme dispersión. Un ala que se presenta como progresista y ha hecho planteos de defensa de un “estado laico” ha quedado pedaleando en el aire. El partido centenario fue en su momento reconstruido artificialmente, con gran impulso de Urtubey, mostrándolo como una oposición independiente y “razonable” frente a un PO que proclamaba una “revolución que nunca llega” según las palabras del propio Nanni, quien ha terminado siendo una colectora de Romero en las elecciones nacionales y de Olmedo en las provinciales, contradiciéndose así mismo luego de manifestar que estos personajes eran su límite.
El final de un Urtubey devaluado. Construyamos una alternativa de los trabajadores y la izquierda
El actual gobernador ha sufrido una dura derrota electoral quedando tercero en la provincia. No ha podido establecer claramente un sucesor en la gobernación y se va derrotado también por la extraordinaria huelga docente.
Se va dejando una provincia devastada, con los peores índices de pobreza, desocupación y precarización laboral, a nivel del NOA e incluso nacional. La deuda pública está en un 80% en dólares. La reciente devaluación del peso sin dudas tendrá un impacto brutal en esta deuda que se tornará impagable.
En los meses que le queda de mandato Urtubey deberá afrontar la cláusula gatillo arrancada por la docencia y que la devaluación y la quita del IVA (un impuesto coparticipable) en algunos productos, han puesto en cuestión, lo que podría provocar una nueva lucha docente y/o de todos los estatales.
Así como la situación planteada pone a prueba a Urtubey, también pone a prueba a la clase obrera, que viene desarrollando grandes luchas como la de los viales, salud y educación. En medio de la corrida cambiaria y el golpe que implicó al bolsillo, la burocracia sindical y el kirchnerismo apoyado en un gran resultado electoral, buscaran frenar cualquier intento de lucha. No solo la vieja burocracia intervendrá en esa perspectiva, también lo hará la que busca ser un recambio, como los delegados docentes “de la plaza”.
Frente a este panorama tenemos el desafió de construir una alternativa de los trabajadores junto al Partido Obrero, haciendo valer el lugar de la única oposición popular y socialista al régimen oligárquico que quiere perpetuarse bajo distintas facetas.
En esta perspectiva también intervenimos en el proceso electoral con la Lista Unidad que hemos conformado para las PASO del FIT-U junto al PTS. Allí también daremos batalla contra el rupturismo de Altamira, para que la representación de la izquierda quede donde debe estar, entre los que rechazamos el embellecimiento del Kirchnerismo-pejotismo que hace su grupo, y defendemos al Partido Obrero y al Frente de Izquierda como un gran canal de independencia de clase. Nuestra campaña electoral estará será un impulso a las luchas que se vendrán y a la necesidad de organizar a la combativa clase obrera salteña para disputarle el poder al régimen oligárquico que gobierna Salta hace más de 25 años.

Pablo López

Qué anuncian las Paso en Argentina

Como nunca antes, la burguesía argentina está aturdida, paralizada. No es para menos: a caba de desmoronarse el último intento por construir una efectiva herramienta política para comandar el sistema. Los escombros de Cambiemos aplastan, además, el plan de edificar la contraparte de un ansiado bipartidismo con los restos de lo que llaman “peronismo racional”. Es un cimbronazo de graves consecuencias históricas para el sistema capitalista, al margen de lo que depare la coyuntura inmediata.
Se trata de una coyuntura excepcional. Si lograra conformarse un conjunto de hombres y mujeres con sólida formación teórica, mirada de largo alcance, coraje para la acción e integridad moral sin tacha, dispuestos a darlo todo por la abolición del capitalismo y la edificación de una nueva Argentina, éste es justamente el momento para afirmar los talones, frenar la decadencia nacional y comenzar a remontar la cuesta. Pero ésa es harina de otro costal.
A diez días de las Paso (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) todavía no está definida la conducta de las clases dominantes. La ventaja de 15 puntos obtenida por el peronismo frente al gobierno de Mauricio Macri abrió una crisis política y detonó el frágil equilibrio económico de los últimos meses. El capital no sabe cómo evolucionará el país hasta el 10 de diciembre.
Dicho de otro modo: Argentina tiene a un lado un Presidente vaciado de poder; enfrente, Alberto Fernández, receptor de mayor cantidad de votos en una elección en la que nada se eligía. Pero el país carece también de una burguesía con opciones claras y capacidad de acción para cualquier otra cosa que no sea transferir miles de millones de dólares al exterior. Sus editorialistas, con mayor desconcierto del habitual, se limitan a repetir naderías y reproducir chismes. No hace falta insistir en el dato esencial: la clase obrera continúa ausente del escenario.
Los sorprendidos buscan culpables. Tenían una veintena de empresas encuestadoras que hasta última hora se refugiaban en la idea de un “empate técnico”. El equipo de Fernández anunció a media tarde una ventaja de entre 6 y 8 puntos mediante las encuestas de boca de urna. El oficialismo recién tomó conciencia de la realidad cuando en el atardecer del 11 de agosto se contabilizaron las llamadas “urnas testigo”, eficiente mecanismo de proyección estadística.
Buscan en el lugar errado. No es que los encuestadores no pudieron prever el resultado electoral. Es que las clases dominantes no tienen instrumentos válidos para comunicarse con la sociedad y conocerla. Tampoco, claro está, para gobernarla con métodos de apariencia democrática. Carecen de Partidos. Y al menos en el sentido tradicional, el de la democracia burguesa, no volverán a tenerlos.
Sólo organizaciones políticas con arraigo genuino en la sociedad pueden medir con certeza el clima social, además de determinarlo en gran medida. En ausencia de Partidos, progresivamente fueron ocupando lugar las consultorías de opinión pública, última moda en negocios de ocasión. No es la primera vez que muestran su precariedad e insuficiencia a la hora de saber cómo discurre la conducta social. Pero esta vez convirtieron incapacidad en colapso.

Expresión electoral

Pese al impacto provocado por la inesperada ventaja a favor de Fernández, hubo una rara persistencia del voto tradicional. Esa continuidad la puso de manifiesto, a contrapelo de análisis adocenados, el columnista de Clarín Ignacio Zuleta : “ en las Paso del domingo el Gobierno sacó dos puntos más que en las Paso de 2015, y aumentó casi un millón de votos, de 30% a 32,81%, de 6.791.342 a 7.824.496. Los Fernández, en cambio, sacaron 47,66%, más de diez puntos menos de lo que habían obtenido, sumados, en 2015 Daniel Scioli y Sergio Massa, que sumaron 59,24%”.
Desde luego fue diferente el comportamiento en la segunda vuelta de las presidenciales en 2015 y en las legislativas de 2017. Sobre todo cuando Cambiemos venció con un candidato desconocido a Cristina Fernández en la disputa por senadores en la provincia de Buenos Aires. En 2018 reapareció la crisis económica estructural detonada por una suma de razones coyunturales y Cambiemos comenzó a trastabillar. En todo caso, nadie previó el vuelco electoral ocurrido en las Paso.
Tampoco las izquierdas entrevieron lo que vendría, convencidas de que el obvio y más que visible descontento aumentaría su cosecha. No fue así. Por mi parte, adelanté lo siguiente en un artículo fechado tres días antes de los comicios: “La confusión de muchos y el hartazgo de otros tantos puede dar lugar a giros impredecibles de la conducta electoral”. Y a partir de experiencias similares años atrás deduje la posibilidad de “un aumento significativo de la abstención o el voto en blanco” (Consecuencias previsibles de una elección absurda).
Ese supuesto también falló. Error por exceso al medir la conciencia social. Y por defecto al sopesar el vuelco de las clases medias golpeadas por la recesión. No hubo abstención superior a la media ni significativo aumento del voto en blanco. El rechazo no tomó esos caminos. En todo caso, los votos en blanco superaron a la suma de las izquierdas (758.955), mientras los anulados sumaron otros 300 mil. Se puede –y se debe- buscar proyecciones tácticas en esta expresión de rebeldía electoral que suma más de un millón y medio de votos. Lo que no se puede es ocultar que el peronismo, con un candidato asociado públicamente a la embajada estadounidense, ante el colapso del plan de saneamiento, circunstancialmente ha recuperado el voto desesperado de la mitad de la población. Mucho menos desconocer que los candidatos explícitamente burgueses y procapitalistas obtuvieron 94 de cada 100 votos.

¿Victoria de quién?

Como saldo, proliferan afirmaciones que hablan de “victoria popular” y “derrota del neoliberalismo”. Nada más lejos de la verdad. Dos razones explican la disparidad de votos a favor de Fernández y la sorpresa por ese resultado: la ausencia de canales de expresión de las mayorías –es decir, su silencio durante la campaña- y la unificación de un peronismo extremadamente diverso. Ni una ni otra pueden computarse como un paso delante de la clase trabajadora y el conjunto de la población.
Hay quienes atribuyen el paso al costado de Cristina Fernández a una gestión del Papa. Como sea, lo cierto es que tras designar como candidato presidencial a Fernández, quien se define como liberal y oculta su historial como discípulo de Domingo Cavallo, ella mismo sobreactuó durante la campaña su adhesión al capitalismo. Permítase repetir sus palabras, citadas en un artículo publicado el 4 de agosto: “Los buenos capitalistas quieren que la gente gane bien y tenga trabajo, porque si no, ¿quién corno compra las cosas de ellos? Estos (los macristas) se dicen capitalistas y no te podés comprar nada, no podés viajar, no te podés comprar ropa ni ir al supermercado”. Y agrega para que no haya lugar a dudas: “Yo soy mucho más capitalista que ellos. Conmigo en Argentina había capitalismo y la gente se podía comprar lo que quería. Que no me jodan más con lo del capitalismo. ¡Por Favor! Conmigo había capitalismo” (Ideología y política en la reconfiguración del poder continental).
Pretender que trabajadores y juventudes obtienen una victoria al votar semejantes conceptos es algo diferente a la ingenuidad. En cuanto a la derrota del “neoliberalismo”, la confusión inconsciente o deliberada descalifica a quienquiera haga esta afirmación y pretenda llamarse “dirigente”. Aparte la inexistencia del supuesto neoliberalismo como categoría consistente, está más que probado que la pretensión de Macri y los suyos era sanear la estructura capitalista. Es ese ambicioso proyecto de largo alcance el que ha fallado, no el “neoliberalismo”. En todo caso, se ha demostrado la irreversible impotencia del desarrollismo. Fracaso previsible, que golpea a la totalidad de la burguesía, incluidas fracciones advenedizas y núcleos mafiosos.
La sola alusión al neoliberalismo revela aquello esencial que se pretende escamotear: como su antecesora y todos los que lo precedieron en el último medio siglo, Macri se ve impotente frente a la crisis estructural del capitalismo. Por lo mismo, no es cambiando “el modelo” como se resuelve la crisis. En esa afirmación palpita una nueva estafa política a las mayorías por parte de quienes se sienten vencedores, aunque en rigor no lo son todavía. De allí el desconcierto de la burguesía: es el capitalismo lo que está en juego, aun sin desafío socialista.

Lo que vendrá

No habrá unidad consistente de las fracciones con denominaciones peronistas. Es ridículo ingresar al mundo conjetural que imagina un Alberto Fernández renunciante o un decorado institucional con él como presidente y Cristina Fernández conduciendo todo tras bambalinas. Esto incluso sin contar que la ex presidente tiene 13 procesamientos sólidamente fundados y 7 pedidos de prisión preventiva. El hecho incontrastable es que, por los caminos que sean, los aparatos provinciales y municipales del PJ, más los sindicatos, no son compatibles con una política unificada para afrontar una crisis que no hará sino agudizarse.
Sea quien sea que gobierne, sostener el sistema capitalista exige asumir sin demora el saneamiento estructural y las enormes consecuencias sociales que conlleva. Cambiemos avanzó significativamente por ese camino, pero está a años luz de la meta, es decir, de restablecer bases sólidas para relanzar un capitalismo estable. Si ganaren, los Fernández deberían recorrer el tramo faltante. O tomar por el camino de la revolución socialista…
Allá quienes sostengan que esto último es posible. Aquí quienes comprendan que lo primero provocará el estallido. Una mayoría se aferrará al obvio recurso de zigzaguear por el camino del medio. En lugar de optar, dejarse llevar por la inercia. Sólo que la indefinición conduciría a la desagregación no ya del elenco gobernante, sino de la sociedad toda.
Véase un adelanto: para afrontar la coyuntura y el riesgo cierto de ingobernabilidad, el Macri post Paso elimina el IVA para 14 mercancías básicas de la canasta familiar y congela el precio de los combustibles, a la vez que asegura a las entidades agrarias que no aumentará impuestos al campo. Alberto Fernández no condena la permisividad frente a las patronales agrarias, pero dice sin rubor que está en contra del congelamiento de precios al combustible y la eliminación del IVA para los alimentos básicos (¡esto último figura en la plataforma electoral con la que fue a elecciones!). Los gobernadores le exigen semejante contorsión. Él obedece. La ex presidente calla y viaja a Cuba. ¡Y la bandera de eliminación del IVA a los alimentos básicos queda en manos de Macri!
Quienes integran o confían en el Frente de Todos (¡¿Frente de Todos?!) deberían saber que avanzan por el camino del quiebre sistémico, la ingobernabilidad, disgregación social mayor de la que ya aqueja al país, a la vez que dificultan o incluso clausuran la posibilidad de construir una fuerza de masas democrática, federal, antimperialista y anticapitalista.
No es una afirmación de ahora. En la oscuridad pre Paso era visible sin embargo la impotencia de los partidos tradicionales y el terremoto que en todos los órdenes desataría cualquier resultado del 11 de agosto. Con fecha 8 de agosto puede leerse: “Muertos sin sepultura, los partidos tradicionales encaran en Argentina (las Paso) que con toda probabilidad será el último gesto de impotencia en su actual configuración. Después del ciclo electoral en curso habrá un nuevo cuadro político, cuyo rasgo principal será la convulsión permanente” (Consecuencias previsibles…).
Lo mismo ocurriría en la improbable hipótesis de que Macri lograse impedir una victoria de Fernández el 27 de octubre y pudiera vencer en segunda vuelta, el 24 de noviembre. El problema en sustancia sería el mismo: crisis estructural desatada, fragmentación política, ingobernabilidad con métodos de democracia burguesa.
Hay indicios de que los principales núcleos del capital impulsan –ya para antes de las elecciones de octubre- una amplia “unidad nacional”. Eso significa unidad de fracciones burguesas y sus agentes políticos, sindicales y sociales. Van a la “unidad nacional” con un cuchillo entre los dientes y una pistola en cada mano. En eso están por estos días. Faltan dos meses para la elección verdadera. La calma lograda en los mercados es tan frágil como la que regía antes del 11.
Proponer, como hace un sector de las izquierdas, “Fuera Macri ya” y convocar a elección constituyente es una suma de irresponsabilidad y desapego de la realidad. Se pretende (¡para colmo con ayuda de un paro general de la CGT!) cambiar con otra elección el cuadro de situación plasmado en las Paso. La enfermedad del electoralismo produce también ceguera.
Y aquí se llega el nudo del problema: ¿Qué relaciones de fuerza dejan como saldo las Paso? La respuesta ya se ha dado: 94 de cada 100 electores votaron por candidatos capitalistas.
Salir de esa trampa requiere algo más que pegar afiches con rostros sonrientes, pedir un salvavidas a la CGT o imaginar una Constituyente en la que los trabajadores y las juventudes tengan mayoría y puedan afirmar los cimientos de un nuevo país.
Por delante hay una tarea más ardua, pero insoslayable: formar en la lucha de clases a las vanguardias y el activo militante; asumir y difundir la teoría científica de la transformación social; enfrentar con programas de acción y métodos organizativos democráticos a las representaciones políticas, sindicales y sociales del enemigo de clase.
Promover la organización de masas y la participación de millones en torno a un programa de acción anticapitalista no es reemplazable con artilugios retóricos, marchas de algunos cientos a la Casa Rosada u otros recursos para obtener un legislador más.
Con el Vaticano como vanguardia la burguesía promoverá un nuevo “Gran Acuerdo Nacional”. La militancia consciente habrá de romper con todas las variantes que inducen a la ciudadanía a creer en las instituciones del capital. En un momento de crisis excepcional, se trata de afirmar los cimientos conceptuales, morales y organizativos de una Argentina socialista.

Luis Bilbao
@BilbaoL