La dirigente del Frente de Izquierda y abogada querellante contra Milani habla tras la detención del exjefe del Ejército en La Rioja.
La noticia de la prisión preventiva dictada sobre César Milani por parte del juez de La rioja Daniel Herrera Piedrabuena sorprendió a mucha gente. Tal vez por cierto aire progenocida que se respira en algunas instituciones desde que asumió Mauricio Macri y porque el último martes, tras su paso por los tribunales de Tucumán siguió en libertad, tal vez hasta el mismo general se sentiría confiado en que no iba a terminar tras las rejas.
Sin embargo, pasado el mediodía del viernes, la novedad se extendió como reguero de pólvora, desatando todo tipo de reacciones. Con matices, claro. Si desde varias organizaciones de sobrevivientes de la dictadura, de familiares y organismos de derechos humanos se celebró la noticia junto a los querellantes en la causa, desde los sectores que le habían hecho “el aguante” a Milani durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner más bien se apostó por el silencio.
Lo cierto es que Milani pasó su primera noche tras las rejas y ahora esperará detenido la continuidad del proceso que lo tiene como imputado por delitos de lesa humanidad.
Myriam Bregman es, además de dirigente del PTS y del Frente de Izquierda, miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), desde donde participó en una importante cantidad de juicios contra represores. En junio de 2015, junto al abogado Matías Aufieri presentaron en los tribunales riojanos una querella contra Milani, acompañando a Oscar Schaller, quien fue secuestrado y torturado durante la dictadura.
Esa denuncia se sumaba a otras tantas que ya habían sido presentadas en el marco del proceso por los crímenes cometidos bajo la órbita del III Cuerpo del Ejército, dirigido durante aquellos años por el multicondenado Luciano Benjamín Menéndez.
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“La detención de Milani es una conquista de quienes luchan contra la impunidad y reafirma la necesidad de que la lucha contra los genocidas sea independiente del Estado y los gobiernos de turno”, dice Bregman en diálogo con La Izquierda Diario y recuerda, entre otras cosas, el derrotero de la causa durante estos años.
¿Cómo recibiste la noticia de la detención de Milani?
- Apenas recibimos la información sentimos que se había dado un paso importante contra la impunidad, más aúnen estos tiempos en los que desde el macrismo se está haciendo una campaña feroz para intentar dar vuelta la historia sobre lo que ocurrió durante la dictadura. Como publiqué enseguida en Twitter, nosotros fuimos parte de quienes denunciaron a Milani por genocida durante el kirchnerismo pese a que muchos habían elegido protegerlo.
Es que somos querellantes contra Milani y hablamos con conocimiento de causa y no son pocas las pruebas. Las denuncias por el caso de Alberto Ledo en Tucumán como las realizadas por Pedro y Alfredo Olivera, Verónica Matta, Plutarco Schaller y Oscar Schaller en La Rioja, y muchos testimonios que lo incriminan, demuestran que este personaje siniestro no tenía mucha escapatoria.
Pero a su vez no podemos olvidar que Milani pasó muchos años impune y con privilegios enormes otorgados por quienes gobernaron.
El CeProDH patrocina a Oscar Schaller. En su caso, ¿de qué se lo acusa a Milani?
- Oscar estuvo un mes entero de 1976 detenido y torturado en el Batallón de Ingenieros 141 del Ejército, en la Ciudad de La Rioja, donde cumplía funciones Milani. Nunca olvidó su rostro ni el rol que desempañaba a cargo de ese centro clandestino de detención disponiendo de la vida y la libertad de los detenidos.
Pero no sólo Oscar sufrió a Milani. Su padre, Plutarco, estuvo detenido durante toda la dictadura y también reconoció a Milani como parte de los torturadores de La Rioja.
Toda la familia Schaller debió abandonar la provincia y durante esos años tanto Oscar como su madre (también detenida un tiempo) lucharon incansablemente por la libertad de Plutarco. Muchos años después Oscar pudo identificar a Milani cuando su imagen recorría los medios al asumir como jefe del Ejército, y ahí fue cuando decidió presentar la denuncia en La Rioja en el marco de la causa del III Cuerpo del Ejército y nosotros lo acompañamos.
Ustedes presentaron esa denuncia y a las dos semanas renunció Milani
- Sí, dos semanas después que denunciamos a Milani en La Rioja el Gobierno de Cristina Kirchner le pidió que deje el cargo de jefe del Ejército en el que lo habían puesto dos años antes. Obviamente Milani ya estaba más que desprestigiado por todas las denuncias anteriores, pero la denuncia de Oscar Schaller ayudó a desenmascarar la coartada de Milani, ya que sostenía que por la dependencia por la que pasó Oscar (y donde él reportaba) no habían pasado civiles detenidos. Esto sumó fuerzas a las anteriores denuncias. Recordemos que en ese tiempo el kirchnerismo se jugaba muchos en las elecciones y lo de Milani ya le resultaba insostenible.
Mirando en retrospectiva ¿qué pensás de todo lo que hizo el kirchnerismo para sostenerlo?
- Milani era un “soldado K” y evidentemente eso fue lo único que les importó, algunos dicen que para que realice tareas de espionaje. El Ejército tiene 1.400 agentes civiles de inteligencia ¿para qué los usan?
Tampoco era la primera vez que se relacionaban con genocidas. En las listas del PJ han estado Aldo Rico, Bussi, Patti. Al igual que otros genocidas, Milani tuvo la astucia de ir metiéndose en los intersticios del poder político y llegar a lugares muy importantes, en su caso nada menos que a la jefatura del Ejército.
Si todos ellos pudieron ser candidatos o llegar a jefe del Ejército es porque hubo impunidad. Hay impunidad.
Ahora, en realidad, quienes lo bancaron durante tantos años y desacreditaron a quiénes denunciaban deberían dar explicaciones.
¿Creés que hubo gente que realmente confiaba en que Milani era inocente?
- Puede haber habido algunas personas que, por desconocimiento de las acusaciones y por pensar que el Gobierno no iba a mentirles, desconfiaban de lo que se decía sobre Milani.
Pero si hablamos de los funcionarios y quienes siguieron de cerca el caso, todo el mundo sabe que hubo una decisión política de defender cerradamente a este genocida, incluso en el momento en que se iban sumando imputaciones y querellas contra él. Y eso es gravísimo viniendo de quienes dijeron defender los derechos humanos, se consagró un doble discurso perverso.
Si bien la detención de Milani es un paso contra la impunidad, hay muchos genocidas libres y el macrismo no quiere más juicios ni condenas
- Milani ingresó en el Ejército en febrero de 1975 y a la Escuela de Inteligencia en 1982 para pasar luego al Batallón 601. Milani y 50 generales más son parte de un Ejército argentino que cuenta con más de 3.000 miembros que provienen de la dictadura.
La situación se repite en la Armada. Unos 500 oficiales y 700 suboficiales comparten ese origen. Varios de ellos pasaron por la ESMA, pero tienen la fortuna de que ningún ex detenido desaparecido los haya reconocido, por lo que se amparan en el pacto de impunidad que se mantiene con firmeza y efectividad gracias a que este Gobierno mantiene ocultos los archivos de la represión. La Fuerza Aérea incluso supera esos números, con más de 600 oficiales y 1.700 suboficiales que aún están en funciones desde la dictadura.
Milani es la punta de un iceberg. Ni que hablar de los responsables civiles, empresarios y eclesiásticos que participaron del golpe.
En ese sentido este gobierno busca una reversión política y cultural. Como en todo avanza probando hasta donde le da la relación de fuerzas. Las declaraciones de los funcionarios negando el genocidio o cuestionando el número de víctimas tiene como objetivo torcer la vara y buscar un punto final. El negacionismo es para buscar impunidad.
Por eso es tan importante que este 24 de marzo realicemos una enorme movilización señalando a todos los autores y participantes civiles y militares del golpe.
¿La exigencia de apertura de los archivos recobra más fuerza con esta detención?
- Totalmente. Reafirmamos nuestra exigencia histórica de que se abran todos los archivos de la represión en Argentina, tanto militares como policiales, judiciales, eclesiásticos y de otras instituciones comprometidas con el genocidio.
Con esos archivos podríamos avanzar en determinar quiénes fueron todos los genocidas, a dónde fueron a para nuestros treinta mil compañeros y dónde están los más de 400 jóvenes apropiados.
En el caso de Alejandrina Barry, en la causa ESMA exigimos esa apertura y logramos demostrar que la SIDE conserva sus archivos. Pero eso aún sigue guardado bajo siete llaves.
Como demuestra el caso de Milani, sólo cuando las víctimas logran hablar y hacer públicas sus denuncias los genocidas están en problemas.
Daniel Satur
@saturnetroc
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