Desde la esquina de San Juan y Treinta Orientales, en el barrio de Boedo, hasta Temperley, Ingeniero Budge y Adrogué, vecinos de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano bonaerense han vuelto a la calle a protestar por los cortes de luz que se cuentan por decenas en la durante la última semana. Solo en el día de hoy, los usuarios sin servicio sumaban más de 69.000, mientras que el jueves esa cifra ascendía a más de 200.000 –según datos de las propias Edenor y Edesur. En algunos casos, los afectados se encuentran en el cuarto día consecutivo sin servicio. Entre los barrios porteños más afectados se hallan Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Flores, La Boca, Boedo, Caballito, Retiro, Floresta y Recoleta; mientras que los partidos bonaerense con mayores cortes son San Isidro, Tigre, La Matanza, Escobar, San Martín, Hurlingham, Morón, Pilar, Merlo, Vicente López, San Miguel, San Fernando y 3 de Febrero.
A fines del mes pasado, Mauricio Macri sostuvo en un acto en Casa de Gobierno que este verano se habían reducido significativamente los cortes de luz (La Nación, 1/2), presentando el asunto como una consecuencia de la política de tarifazos crecientes. Sin embargo, bastó que subiera un poco la temperatura para que esta tesitura se cayera por su propio peso.
El cuadro de crisis del sistema energético es el que ha configurado más de una década en que el kirchnerismo garantizó abultados beneficios estatales a las privatizadas de servicios, que recibieron multimillonarios subsidios sin rendir cuentas de sus números ni de inversiones en el mantenimiento del sistema. Al cabo de este recorrido, el macrismo ha vuelto a premiar a Edenor, Edesur y compañía con un camino de aumentos garrafales que apuntan a una redolarización de las tarifas, en el marco de un ajuste en toda la regla sobre los bolsillos de los trabajadores.
Tomás Eps (@tomaseps)
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