miércoles, 22 de febrero de 2017

Macri sueña inversiones en las habitaciones del rey y el dictador Franco



Hoy arranca su gira en España. Tras viajar en la empresa que fundió Aerolíneas, se alojó en el palacio más lujoso de Europa. Será recibido por la Guardia Real con cañonazos y un banquete real.

Este martes a las 15 hora española, llegó Macri al Aeropuerto de Madrid. Como primer gesto, voló por la aerolínea Iberia, la misma que vació y saqueó Aerolíneas Argentinas con el concurso del Grupo Marsans y el Estado Español. Lo hizo junto a 200 empresarios, con los que irá en busca de inversiones y “para estrechar las relaciones comerciales entre España y el Mercosur”.
La visita ha causado sensación en el Estado Español, por lo menos en sus círculos políticos, empresariales y de la “alta sociedad”. Es que luego de 600 días sin visitas de mandatarios, será el momento de estrenar el nuevo ceremonial de la monarquía española, encabezada hoy por “Don Felipe y Doña Letizia”. Como cuenta el realista diario ABC, “a partir de ahora, los recibimientos oficiales se celebrarán en el Patio de la Armería del Palacio Real y será más solemne y brillante que el que tenía lugar en los jardines del Palacio de El Pardo. El cambio obedece a una decisión personal del Rey, que ha querido dotar a esta ceremonia de una mayor solemnidad, dignidad y brillantez, con el fin de transmitir la grandeza y el orgullo de lo que significa ser un gran país con una larga y sólida historia”.
El diario Clarín, emocionado, cuenta que “la mole imponente del Palacio Real presentará una de sus más bellas perspectivas. El jefe de Estado argentino será recibido por los Reyes, se ejecutarán los himnos nacionales, y habrá coloridos desfiles de tropas y de la Guardia Real”. El ceremonial de los reyes prepara una serie de eventos y lujosos banquete para la recepción de este miércoles.
También emocionados parecen algunos medios españoles. La frívola revista Hola publicó un informe sobre Juliana Awada, “Desde su pasión por la revista ¡HOLA! hasta su maleta para venir a España”. El País notó que “la imagen de familia feliz forma parte esencial de la estrategia de comunicación de la era macrista”.
Semejantes pompas y opulencias chocan con la situación de millones de españoles que vienen sufriendo la crisis social y económica, con millones de parados (desempleados), 13 millones de pobres y 450 mil niños con pobreza severa. Quizá el símbolo más grande es que esa población más pobre dedica un 28,2 % de sus ingresos a pagar impuestos para mantener esa realeza. Como si su suerte fuera distinta a la de aquellos siervos que sostuvieron con sus diezmos y sus cuerpos la construcción del Palacio El Pardo.

Negocios en la sala de Franco y el Rey

Durante los 5 días de su estadía, Mauricio, Juliana y su comitiva se alojarán en el Palacio de El Pardo. Ciertamente, otro emblema de la realeza española. Su construcción comenzó hace 550 años, en el reinado de Carlos I, para transformarse en el palacio más grande de Europa occidental. Tiene nada menos que 3.418 habitaciones y el doble de superficie que el Palacio de Versalles.
Pero el palacio real guarda un símbolo casi tan crudo como el de los banquetes de la monarquía. Allí se mudó el dictador Francisco Franco después de la Guerra Civil, eligiéndolo como residencia personal y sede de su Gobierno.
Fue tal la asociación de El Pardo con la sangrienta dictadura franquista, que desde la restauración monárquica no solo los presidentes sino los propios reyes debieron tomar distancia del palacio.
Sin embargo, como anuncia el diario La Nación, “Macri tendrá a disposición para encuentros con empresarios el Comedor Real, la sala donde Franco celebró entre 1939 y su muerte las reuniones del Consejo de Ministros”.
Seguramente el presidente estará contento con los honores, salones y sus anfitriones. Con ellos intentará “hacer negocios”, que como anticipan nuestros 500 años de historia se ha tratado siempre de la entrega del país a la “madre patria”. Pero no nos ensañemos con Mauricio. Ya antes se alojaron en El Pardo de Franco y los reyes todos sus antecesores de la era democrática: Alfonsín en 1984, Menem en 1990, Néstor Kirchner en 2006 y Cristina en el 2009.

Lucho Aguilar

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