domingo, 26 de febrero de 2017
De rodillas ante el rey
Fue el acto de coronación -como para seguir con las alegorías a la corona- de una forma de pensar y concebir el mundo por parte de un sector de la sociedad que siempre vivió a costas de las mayorías explotadas.
Fue un símbolo de cómo “entienden” el “progreso”. Después de años de enmascaramiento “nacional y popular”, el establishment se saca la careta, se arrodilla sin miramientos ante el Rey. El capitalismo nacional fracasó, hay que volver a las fuentes.
Hoy España no es el imperio saqueador que vació Latinoamérica, pero sigue representando a esa “Madre Patria” para las clases dominantes. Para esa clase dominante, estar allí, frente al Rey, con todos los galardones y “honores”, es un orgullo, una forma de demostrar “crecimiento”, “avance”, “civilidad”, “nivel”.
Esa misma “Madre patria” saqueó sin piedad nuestras riquezas durante siglos de forma descarnada, y ahora lo hace de manera mucho más sofisticada (Repsol, Telefónica), gobernando las economías de sus ex colonias.
Luego de haber recorrido parte de Sudamérica y parte de África, y haber visto la historia y el presente de estos saqueos imperiales, estos actos de pleitesía ante los países “centrales”-más allá de toda coyuntura política-, se me figuran desde una perspectiva diametralmente opuesta a la visión dominante.
Lo que se ve por los medios como un acto de “inserción” en el mundo, “hermandad” entre Estados, en una trampa en la que caen muchos “demócratas” y “republicanos”; muchos de ellos con buenas intenciones, pero cegados por esta idea de “progreso” y “respeto por las instituciones” que viene desde hace siglos machacando los imaginarios. Ideas “evolucionistas” sembradas por los imperios para justificar sus saqueos y su poder dominante.
Esta “inserción” en el mundo no es más el afianzamiento del tejido de relaciones entre esas clases dominantes; una “hermandad” entre pares. Un claro retroceso para todo tipo de proyecto de autodeterminación e independencia. Esa clase es la que hoy maneja la estructura estatal, y por ende, hacen actuar esas tan exaltadas instituciones según sus intereses.
Por eso esta “apertura” al mundo, es una apertura sesgada por una visión economicista y evolucionista de las relaciones humanas, una visión que retrotrae a lo ocurrido en los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX, donde gobernaba un grupo de “notables” a costas de mayorías empobrecidas. Un modelo tan actual que asusta. Un modelo recurrente a lo largo de la historia que hoy se simboliza y llega a su sumun con este encuentro entre Macri y el rey español.
Ignacio Incardona
@PanoramaNegro
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