lunes, 13 de febrero de 2017

El Pro no sólo es burguesía urbana

La página 25 de “La Nación” de Buenos Aires del 11 de febrero trae una nota en torno a una visita del presidente de la Juventud de Pro (partido de pertenencia del presidente Mauricio Macri) y subsecretario de Juventud de la Nación, Pedro Robledo al barrio “La Juanita” de La Matanza (distrito de las afueras de la ciudad de Buenos Aires, muy extenso y con vastas áreas con gran proporción de población “pobre”). Se nos informa de que la subsecretaría mencionada ejecuta “Acá estamos” programa destinado a políticas sociales en barrios pobres de todo el país. Se lee “Es una red de 240 referentes territoriales, la gran mayoría en el Gran Buenos Aires. Identificados con pecheras azules, muy parecidas a las que usan los militantes de La Cámpora, estuvieron en La Emilia, la localidad más afectada por las últimas inundaciones.”
La nota incluye luego opiniones de Robledo sobre variados temas que comprenden entre otras un breve pronunciamiento acerca del aborto, “…hay una realidad: si una mujer de recursos quiere practicarse un aborto lo hace en condiciones sanas y las mujeres que no tienen recursos se mueren. Esto no puede seguir ocurriendo.”
Quienes quieran centrarse en la pertenencia de “clase media-alta” de Robledo podrán burlarse de su sobrenombre “Peter”, del reto a su secretaria “Michelle”, de las cuatro camisas de repuesto que lleva en la camioneta que lo transporta o su alegría por estar en el ranking de “los políticos más lindos del mundo”.
Mientras tanto, él y otros dirigentes de Cambiemos seguirán trabajando por ganar las elecciones de este año, y si pueden las presidenciales de 2019.
Los que siguen aferrados a la premisa de que el Pro es un fenómeno característico del “corredor Norte” de la Ciudad Autónoma y el GBA, pueden irse a dormir con la conciencia tranquilizada por sus esquemas inmodificables. O desgañitarse lanzando maldiciones a la “incomprensible” actitud de los pobres y la clase media “modesta” que votaron a Macri y persisten en las expectativas favorables sobre su gobierno.
Esperemos no tener que asistir a su “despertar” en 2023 (año de elecciones presidenciales), increpando a “la sociedad argentina” ante la inminente elección como presidente de Argentina de la carismática gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, o algún otro candidato hoy no visible o a “construir” en el futuro. Un Macri reelecto en 2019 y la perspectiva cierta de un tercer período con un presidente perteneciente a PRO, es para buena parte de la sociedad argentina una terrible pesadilla. Eso no invalida la posibilidad de que finalmente ocurra, sobre todo si amplios sectores populares se sumen en la pasividad o la melancolía, y sólo se consuelan con el recuerdo de los doce años de gobierno de Néstor Kirchner y luego su esposa, que ya empiezan a evocar como una “edad de oro” irrepetible. El porvenir funesto se acentúa en su factibilidad, si sobreviene el encierro en culpar de la interrupción de los “años felices” a los reaccionarios, o bien incautos, o tildados de “traidores” que votaron desde el inicio o en la resignación del balotaje la candidatura del actual Presidente. Y en la paralela exculpación de todos los dirigentes “kirchneristas”, cuya responsabilidad en el triunfo del candidato de la derecha al menos habría que explorar en carácter de hipótesis.
Una aclaración final quizás innecesaria. Este comentario no alberga el más mínimo propósito de atenuar consideraciones negativas y repudios necesarios acerca de las políticas antipopulares y favorables al “programa máximo” del gran capital que lleva adelante el actual gobierno. Por el contrario, apunta a la posibilidad de que muchos compatriotas, buena parte de ellos compañeros de muchas luchas actuales o recientes, contribuyan de modo inconsciente a la perspectiva de continuidad de las mismas.

Daniel Campione

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