Entrevista al economista político Julio Gambina, director del Fisyp
M.H.: Escuchábamos el audio grabado en la puerta de Artes Gráficas Rioplatense (AGR), en la conferencia de prensa del miércoles pasado, que hoy (19/1) dio lugar a un paro nacional gráfico y a una importante movilización que partió desde el Obelisco hacia el Ministerio de Trabajo. Los trabajadores denunciaban que el verdadero objetivo era modificar el Convenio Colectivo de Trabajo y que ante su negativa el Grupo Clarín tomó la medida de lock out ofensivo. Al no poder lograr un acuerdo flexibilizador de las condiciones laborales como en Vaca Muerta con Guillermo Pereyra, se llega a esta instancia en complicidad con el Ministerio de Seguridad y el de Trabajo. Hay un hecho muy grave denunciado ayer por los trabajadores, que mientras estaban reunidos en el Ministerio de Trabajo se desencadenó una violenta represión hacía quienes acompañaban a los trabajadores desde afuera de la planta, fundamentalmente familiares, mujeres, niños y compañeros de los trabajadores que están fuera de la planta, con la intención de desalojarlos. Esto en un contexto en el que la Directora Nacional de Relaciones Laborales les comunica que ella no puede hacer nada porque es un problema que se resuelve más arriba y no dicta la conciliación obligatoria que pedían el sindicato y los trabajadores.
J.G.: La reflexión es clara. En Vaca Muerta sucede algo parecido en cuanto a los métodos. La negociación entre las petroleras, el sindicato petrolero, la Nación y las provincias petroleras del sur, viene de lejos y de alguna manera aparece como un chantaje. Ahora el chantaje en AGR es mucho más fuerte, más violento, más directo, ocurre en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que en la Patagonia apareció escamoteado, pero el chantaje es que de alguna manera el sindicato tenía que aprobar esas concesiones que cedieron en cuanto a las formas de contratación, en los niveles salariales, algo así como resignar salario a cambio de mantener el empleo. Ese chantaje va a ocurrir en todas las ramas de la economía, lo logrado en Vaca Muerta y como de alguna manera se ha logrado en algunos sectores con el SMATA (mecánicos) y se va a avanzar con todas las ramas de la actividad económica. Venimos de un año de recesión muy importante donde según las estadísticas oficiales se han perdido más de 120.000 puestos de trabajo entre el 4º trimestre de 2015 y finales de 2016. Es un año de pérdida de trabajo y sabemos que esa es una forma de disciplinar a los trabajadorxs, la amenaza de perder el empleo, el ingreso mensual, en el caso de los petroleros patagónicos estamos hablando de salarios altos, no necesariamente eso ocurre con los gráficos acá en Buenos Aires, pero la práctica del chantaje es lo que acontece. Además, el Grupo Clarín acaba de recibir cuantiosos volúmenes por publicidad estatal y es el principal receptor de publicidad del Estado. Así como Clarín tuvo su momento de luna de miel con el gobierno kirchnerista al principio del gobierno de Néstor Kirchner, también ahora tiene una luna de miel con el gobierno de Macri y, por lo tanto, se anima a avanzar en este camino, que es el que quieren y buscan las patronales pero que también el Estado. Hay cuatro ministros del gabinete nacional que están participando en Suiza en Davos y el principal objetivo es ofrecer la Argentina para atraer inversiones externas y los inversores externos lo que preguntan es qué pasa con el movimiento sindical argentino, porque hay una historia y una tradición de lucha y se está expresando ahora en Buenos Aires con la movilización de hoy, porque este es un ataque directo al movimiento de los trabajadores. Venimos de la represión a los manteros en la Ciudad de Buenos Aires y al pueblo indígena mapuche en el Sur, pero la tradición obrera en la Argentina es de mucho peso y si algo tienen que disciplinar es en eso. Parte de esto es todo el trabajo que hizo el gobierno argentino el año pasado por separar la lucha de las centrales sindicales, habíamos hecho una víspera del 1º de Mayo con todas las centrales sindicales en una jornada de protesta, una movilización masiva en todo el país y a partir de eso la estrategia del gobierno fue dividir, acercar a la CGT al diálogo, intentar mecanismos de conciliación, de alguna manera transferir recursos como un mecanismo de compra de voluntades y evitar el paro general que es lo que está dando vueltas, ahora aparece como paro gráfico, pero lo que se está buscando son condiciones sociales de una protesta más general.
Digamos que hay un objetivo económico entre las empresas y el gobierno para bajar el costo salarial y tratar de eliminar derechos largamente y dificultosamente conquistados por el movimiento obrero en su historia, pero me animo a decir que más que lo económico lo que importa es lo político, disciplinar al movimiento social, al movimiento popular, al movimiento sindical y eliminar la conflictividad en la Argentina. Esto es lo que se vio en las últimas semanas del año pasado, cuando hubo acuerdos con algunos movimientos sociales que a cambio de algunas compensaciones y concesiones de tipo económico aseguraban al gobierno la inexistencia de conflicto social por todo el período. Es poco creíble que esto vaya a durar todo el tiempo del gobierno Macri, pero toda concesión que arranque le permite consolidarse como proyecto político sobre todo en este 2017 que hay una disputa electoral, y si algo quiere mostrar el gobierno es que por un lado ante los límites de la recesión económica, de la inflación, de las dificultades y cierto descontento que hay por la economía, lo que intenta es alivianar la situación del conflicto social para disputar consenso y en todo caso pasar el primer período de gestión Macri e intentar largarse a un segundo período.
Tengamos en cuenta que estamos hablando del primer gobierno no peronista o no radical desde que hay gobiernos constitucionales en Argentina y, por lo tanto, está la aspiración de iniciar un nuevo ciclo político en la Argentina, con otros procesos de alternancia, donde la crisis de los partidos políticos es evidente, todo dicho en un marco de nuevas condiciones del sistema mundial. Mañana asume Trump en EE. UU. y hay mucha incertidumbre a nivel mundial por lo que va a significar en el vínculo con América Latina y en las disputas de la geopolítica mundial.
La economía es mundial, pero la política sigue siendo nacional
M.H.: Mencionó como al pasar, vinculado a la presencia argentina, la reunión de Davos. ¿Cuál es su reflexión acerca de ese encuentro de la gran burguesía internacional? Allí aparece una suerte de contradicción, vemos a un Primer Ministro chino defendiendo la globalización y a un Presidente norteamericano que asumirá mañana en una posición aparentemente diferente.
J.G.: Ni tanto ni tan poco. Es correcto el enfoque del interrogante, los medios lo han expresado así también. China viene en un proceso de cambio económico muy profundo, de reinserción en la economía mundial desde hace 40 años aproximadamente, con las modernizaciones hechas de la mano de la apertura de la economía china a las inversiones extranjeras, China no podría haber crecido como lo hizo sin las inversiones de EE. UU., de Europa, Japón y Taiwán.
China en 2001 se incorporó a la Organización Mundial de Comercio (OMC), que le había dado hasta el 2016 para ser reconocida por el sistema mundial como un país para ser aceptado en condiciones de libre comercio. No ha recibido el reconocimiento de sus pares del sistema mundial y en la OMC están pidiendo postergación del plazo que venció en diciembre de 2016, por lo tanto, China busca su interés nacional para ser recibido y ser parte más que de la globalización de la liberalización económica.
Ahora, desde la crisis de 2008, la orientación de la política económica china cambia de un crecimiento vía exportaciones e inserción en el comercio mundial a ser un país inversor en el resto del sistema mundial, mientras EE. UU. entra en esta etapa abandonando el liberalismo a ultranza y planteando una protección de su economía nacional, con lo cual China siente que EE. UU. puede dejarle abierta la puerta para ganar mercados, por ejemplo, el caso de América Latina donde en los últimos años China ha ganado mucho en inversiones. En Argentina la presencia de los capitales chinos ha sido creciente en los últimos años, como lo ha hecho en la mayoría de los países de América Latina. China es socio comercial, inversor económico, prestamista de última instancia a varios países de América Latina. Con lo cual China está planteando la lógica de la liberalización en el sentido de la penetración de sus capitales excedentes en el resto del mundo y favorecer al mismo tiempo el aliento del consumo interno de una masa muy grande de población china con capacidad de consumir lo que ya no coloca en el mercado mundial por la crisis, colocarlo en el mercado chino.
La realidad es que rota la polaridad socialismo-capitalismo con la caída de la URSS, lo que aparece ahora es una disputa del sistema mundial y Donald Trump toma la misma consigna de Reagan “volver a hacer grande a EE. UU.”, es tratar de lanzar una nueva ofensiva para la hegemonía estadounidense en el sistema mundial, pero en el camino entre Reagan y Trump ha crecido mucho el peso económico de China y, por lo tanto, la confrontación que en aquél momento aparecía entre la URSS y EE. UU. ahora Trump la pone como una confrontación con China.
El tema es grave y delicado para nosotros, y me refiero a toda la población del mundo porque suenan tambores de guerra, esta semana China ha contestado que si Trump quiere ir a la guerra China va a contestar con guerra. China se ha convertido en los últimos años no solo en potencia económica sino en la segunda potencia militar del mundo. Esta apuesta que plantea EE. UU. con Trump de ir contra los Tratados de Libre Comercio, de generar condiciones para que los capitales reviertan sobre EE. UU., le abre las puertas a China para negociar relaciones económicas con América Latina, con Europa, con Asia y, por lo tanto, seguir expandiendo su influencia.
Muchos imaginan que EE. UU. va a poder romper la alianza China-Rusia, algo que me parece totalmente imposible porque tanto China, Rusia como EE. UU., cada uno defiende sus intereses nacionales, esto es una contradicción que siempre marco, porque la economía es mundial, pero la política sigue siendo nacional, complementada con la política exterior de cada uno de los países para mejorar su posición en las relaciones internacionales, entonces Rusia va a seguir mandándose flores con el gobierno de Trump en tanto y en cuanto favorezca a sus intereses y su desarrollo nacional en la proyección que tiene desde el punto de vista geopolítico y geoestratégico. Y China viene desarrollando poderío económico y militar que con este posicionamiento de EE. UU. va a agudizar la disputa por la hegemonía del sistema mundial.
Hay muchas incógnitas en ese plano y para nosotros habrá que ver que el gobierno Macri, que en principio apoyó a la contrincante de Trump, Hillary Clinton, rápidamente dio una vuelta de campana y planteó el saludo, el vínculo de relaciones e incluso están los vínculos del nuevo Ministro de Economía vía empresas de construcción con la gran empresa constructora que representa Trump. Así que Argentina va a ser totalmente funcional a EE. UU., así como antes lo fue a la política claramente liberalizadora de la economía mundial, ahora lo será en esta transición entre la liberalización y el proteccionismo que no es otra cosa que agudizar el proteccionismo que ya existía y potenciar la liberalización que ya existe y Argentina solo puede funcionar si vienen capitales de afuera, esto es lo dramático de la tendencia argentina.
Por esto decimos que no alcanza con discutir cómo se gestiona el capitalismo argentino sino que realmente hay que pensar en mecanismos de confrontación que superen al orden capitalista, porque el capitalismo hoy lo que quiere es bajar los salarios, el cambio de los Convenios colectivos, sacar derechos que los trabajadores conquistaron en los ´70 en el momento de máxima acumulación de los trabajadores.
Macri dice que en el capitalismo contemporáneo, aquellos derechos conquistados en los ´70 ya no tienen sentido, por eso la lucha de AGR hay que verla en ese plano y debe ser una lucha de todo el movimiento obrero, de lxs trabajadores, los movimientos sociales, porque con los petroleros y con otros ejemplos y con esto que ocurre en AGR es la perspectiva para todo el movimiento social, es parte del ajuste y la reestructuración regresiva que plantea el gobierno Macri, en este primer año de gobierno, en la disputa por completar el primer año de gobierno, y ya empieza a animarse para un segundo período. Por eso los cambios en el gabinete que se hacen son para seguir mejorando la disciplina del equipo económico político para cumplir con objetivos estratégicos de relanzar un nuevo ciclo político económico en Argentina.
El informe Oxfam describe el fenómeno, pero no plantea una crítica de cuáles son las causas que explican la desigualdad
M.H.: Otro aspecto de la reunión de Davos, es la denuncia de la asociación humanitaria Oxfam que dice que 8 grandes empresarios internacionales poseen la riqueza de 3.600 millones de personas. Oxfam solicita en su informe un aumento en los títulos impositivos contra los particulares ricos y las corporaciones así como un acuerdo mundial para que los países dejen de competir para decretar impuestos bajos para las empresas. Una suerte de solución Piketty. Este tipo de soluciones ¿podrían llevar a una mayor equidad al mundo?
J.G.: Yo quiero ser muy claro en este tema, el informe Oxfam sirve para describir la desigualdad creciente en el mundo, lo hemos conversado y escrito a propósito del libro de Piketty en su momento (El debate Piketty sobre El Capital en el siglo XXI, Editorial Metrópolis, Buenos Aires, 2014), donde analiza el crecimiento en la desigualdad del ingreso y, sobre todo, en la riqueza desde 1850 hasta el presente. El libro de Piketty, El Capital del Siglo XXI, así como el informe Oxfam, nos muestran cómo se concentra año a año la riqueza. Hace algunos años Oxfam decía que 370 fortunas individuales tenían la misma riqueza que la mitad de la población mundial, el año pasado dijo 62 fortunas individuales y este año en el informe dice 8 y agrega “corrigiendo los datos del año pasado, incorporando los datos de China y de India, el año pasado debimos haber dicho que 9 fortunas individuales tenían la riqueza de 3.600 millones de personas”.
Creo que tanto el libro de Piketty como el informe Oxfam describen el fenómeno, pero ninguno de los dos plantea una crítica de cuáles son las causas que explican esta desigualdad que es el orden capitalista. Por lo tanto, las soluciones que plantean es algo así como planteaban los socialistas utópicos, pedirle a los ricos que humanicen el capital, que socialicen la riqueza. James Tobin en los ´70 ya planteó el impuesto Tobin que era un impuesto a las transacciones monetarias para que con los recursos que se obtengan entorpecer la lógica especulativa que había comenzado a inicios de los ´70. Ya estamos en el 2017 y la lógica especulativa creció de manera espectacular, no se aplicó la tasa Tobin que es mínima, es una medida reformista elemental y no se puede aplicar porque va contra la lógica del capital. El capital quiere ganar, esa ganancia la quiere aplicar de nuevo a la producción para obtener más ganancia y acumular y esa acumulación la quiere para la dominación. Es lo que estamos viendo ahora, incluso en la política tanto de América Latina como del mundo, Donald Trump es un empresario que está poniendo de Secretario de Estado a uno de los principales funcionarios de la Exxon Móvil, que desarrolló el fracking en EE. UU. y hoy es un tema clave para pensar la economía argentina, tanto en el gobierno anterior como en el actual.
Entonces, lo que tenemos son empresarios que se ponen a manejar el orden capitalista para regular, legislar y orientar la política de Estado en favor de los intereses de la ganancia, eso fue Piñera en Chile en su momento, que hoy vuelve a ser candidato para las próximas elecciones, en Argentina es Macri y los Ceos en el gabinete, en Uruguay ha aparecido un gran empresario como expectativa para romper con el tradicional bipartidismo e inclusive superar al Frente Amplio. El mundo empresario busca acumular, ganar y dominar el Estado capitalista que es la palanca principal para hacer viable el problema de rentabilidad que tienen los capitales en la época de la crisis capitalista. Oxfam permite denunciar el fenómeno pero no habla de la esencia, no ubica el problema en el capitalismo y, por lo tanto, no plantea un horizonte anticapitalista y este es el problema ideológico central que tenemos para constituir una izquierda en el sistema mundial, porque el descontento que genera la globalización capitalista, hasta ahora viene saltando por derecha, el Brexit en Gran Bretaña, Trump en EE. UU., Macri en Argentina. Y el problema sigue estando en la incapacidad de articulación de las luchas populares, de la lucha de los trabajadores con un horizonte de transformación económica profunda que no imagine que los ricos van a darse cuenta que la solución está en distribuir la riqueza que ellos acumulan mediante una lógica de naturalización del proceso de reproducción del capital.
La principal aspiración es juntar fuerzas para frenar la ofensiva del capital en Argentina, en América Latina y en el mundo
M.H.: Hablaste de cómo la salida de Prat Gay y Melconián, entre otros, apuntan a homogeneizar el equipo económico, pero también escribiste en tu último artículo “Flexibilización laboral y endeudamiento público” que el año 2017 comienza con claras señales sobre la orientación de la política económica en la Argentina. ¿Cuáles son esas claras señales a las que hacés referencia?
J.G.: Una tiene que ver con esto que empezamos hablando que son los acuerdos por Vaca Muerta. Esto es estratégico, el gobierno está pensando que antes que se abran los debates en ordinarias, sacar por decreto los cambios en el régimen de ART que ya tienen media sanción en el Parlamento y antes de esperar que se resuelva por ley, negociarlo por decreto. Quieren negociar a la baja los salarios, modificar los convenios colectivos, disciplinar a los movimientos sociales, ese es un rumbo estratégico, un rumbo principal y eso es lo que está motivando el conflicto del día a propósito del de Clarín y AGR.
El otro tema es que mientras el gobierno no consigue los dólares o divisas por negociaciones externas, lo va resolviendo con deuda y se apuraron a tomar deuda antes de que asumiera Trump porque desde que fue elegido empezó a subir la tasa de interés en EE. UU. y la Reserva Federal ha señalado que para este 2017, va a aumentar la tasa de interés en 3 ocasiones y la política que anticipa Donald Trump es de crecimiento de las tasas de interés y esa es una incógnita, cuánto subirán las tasas de interés y, por lo tanto, el gran costo financiero para los países endeudados.
Argentina el año pasado entre las provincias y la Nación ha tomado un poco más de 35.000 millones de dólares de deuda pública externa y la semana pasada tomaron un préstamo de 6.000 millones de dólares otorgados por 6 bancos transnacionales que son los mismos que hoy, un día antes de la asunción de Trump, difunden que salen a colocar en el mercado mundial 7.000 millones de dólares y unos 5.000 millones de pesos en el mercado local, con lo cual es un anticipo de las necesidades financieras para todo este año.
Ese dinero viene para lubricar la macroeconomía argentina que está afectada por una recesión profunda. Los datos del Indec hablan de una caída superior al 5% respecto al año pasado del producto bruto industrial, marco la industria porque fue lo que significó la recuperación del empleo luego de la crisis del 2000/2001 y, por lo tanto, ahí se siente más fuerte el impacto y los más de 120.000 puestos de trabajo perdidos en el sector privado, a eso hay que sumarle todo lo que se despidió en el Estado y tenés una cifra que ronda los 200.000 puestos de trabajo perdidos en el 2016. Por eso es que las señales de este año son en ese plano.
Comenzó el año con una liberalización del ingreso y salida de capitales, cualquiera puede traer dinero del exterior, colocarlo sin plazo en el mercado financiero local, algo así como entrarlos un día y sacarlos al siguiente haciendo ganancias especulativas sin ninguna contribución al desarrollo productivo. Se han eliminado las restricciones a la compra-venta de dólares, que a los grandes operadores que manejan el sistema de cambio especulativo en Argentina les interesa para poder comprar y vender toda la divisa que quieran en el momento que quieran sin restricciones. Las divisas entran y salen en Argentina en función de la capacidad de producir riqueza y ésta es producida socialmente tanto en Argentina como en todo el mundo, pero la apropiación dineraria de esa riqueza social es de particulares y, por lo tanto, lo que el gobierno Macri está mostrando es una capacidad liberalizadora muy grande y una subordinación a la lógica del capital mundial que se vio muy claramente en la defensa de sus amigos, del empresario Lewis con Lago Escondido, defendiendo esa inversión espuria y en el caso del funcionario denunciado (Arribas) por el caso Odebrecht que dicho sea de paso, se acaba de caer el avión en Río de Janeiro donde iba el titular de la Corte Suprema que tenía que presentar la semana próxima el informe del Lavajato que involucra principalmente a Odebrecht, caso que salpica a varios funcionarios en la región.
M.H.: Pasan cosas raras, mencionabas a Arribas y me preguntaba qué tendrá que ver un comprador y vendedor de jugadores de fútbol con los servicios de inteligencia y con Odebrecht que es una empresa constructora. Se producen estas combinaciones extrañas a la luz de estos gobiernos neoliberales.
J.G.: Más que con calificar a los gobiernos, tiene que ver con el capitalismo, primero que Trump no es solo construcción, tampoco lo es Odebrecht, hoy hay un entrelazamiento de los capitales que son verdaderos grupos económicos que actúan transnacionalmente con capacidad de intervenir globalmente. Yo me animo a decir que es una simplificación decir que Trump está en la construcción, o que Odebrecht está solo en esto, o que el mismo Macri puede tener una empresa que sea vanguardia en su grupo económico, pero normalmente están en varios sectores. El grupo Macri supo estar en el sector automotriz pero también en la privatización del correo que se re-estatizó por los incumplimientos de pago en la gestión del grupo Macri. Hay que ver cómo el capital se mueve por distintos lugares y si ha desarrollado algo que es el mecanismo de la especulación, ya no se puede pensar en el capitalismo solo como una cuestión productiva de bienes materiales sino que crecientemente es el capitalismo delictivo, la trata de personas, la venta de drogas, de armas, y por eso cuando se piensa en estas derivaciones militaristas y de confrontación bélica a escala mundial, ahora EEUU-China, son las consecuencias de las características y formas de desarrollo del capitalismo contemporáneo.
Lamentablemente las luchas en Argentina ante todo esto son muy fragmentadas y hay que seguir trabajando mucho, ayudando a que el movimiento obrero y popular no siga alimentando luchas parciales y desarticuladas, sino ir a la confluencia, terminar con la fragmentaciones, el sectarismo y generar unidad de acción para generar éxito en el debate ideológico en la sociedad y lograr que la represión que hay desatada en Argentina no pase desapercibida. Más allá de cómo responde el activismo social más convencido, realmente en términos de electorado y consenso electoral de la sociedad todavía se orienta a que el macrismo tenga éxito en las elecciones de este año y consolide un proyecto que nos va a costar mucho revertir. La principal aspiración es juntar fuerzas para frenar la ofensiva del capital en Argentina, en América Latina y en el mundo.
M.H.: Sí. Y un tema no menor es el cerco informativo, lo hemos vivido en el tema de El Bolsón, en el de la represión a la comunidad mapuche en la provincia de Chubut y en el tema de AGR. Aunque en los tres casos se ha logrado romper el cerco informativo, ha sido con muchas dificultades.
J.G.: Para mí lamentablemente en un ámbito muy estrecho del activismo social y de los sectores más politizados, pero con el sector mayoritario de la sociedad, que es el que ha permitido el triunfo de Macri, todavía hay mucho ámbito para debatir y discutir, por eso insisto en que hacen falta argumentos sólidos sobre lo que acontece y lo que debería acontecer.
Mario Hernandez
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