martes, 10 de enero de 2017

Berger, el autor que enseñó a mirar



Falleció este lunes en su hogar en la campiña francesa. Se destacó como novelista, crítico de arte y ensayista.

Hay una posibilidad de leer el mundo en sus imágenes. Es decir, que la mirada se pose sobre los objetos y sus circunstancias y que, de allí, entonces surjan aproximaciones al tiempo en que vivimos. Algo así logró John Berger –poeta, novelista, crítico de arte, ensayista, pintor– que acaba de fallecer a los noventa años en la campiña francesa, donde residía. Fue también un partidario socialista durante toda su larga vida.
Berger se había dedicado desde muy joven a la pintura, actividad que mantuvo hasta el fin de sus días, aunque en cierto momento decidió que su actividad profesional debía realizarse en el campo de la escritura. Había en su decisión una urgencia. Y era una urgencia política. Berger había empezado a militar en el partido comunista inglés y la necesidad de la revolución se había convertido en una guía de sus días.
Había nacido en 1926. Luego de servir en el ejército inglés en los últimos momentos de la II Guerra, dio clases de pintura y escribió en la revista Tribune, en la que George Orwell –autor de 1984 y crítico del estalinismo– ofició como su editor antes de abandonar la publicación en 1947. En 1958, a los 32 años, escribió Un pintor de nuestro tiempo, su primera novela, escrita en primera persona y que narraba las pericias y reflexiones de un artista húngaro en Inglaterra, con una mirada crítica. A los pocos meses fue retirada de las bateas ya que grupos anticomunistas británicos presionaron por su censura ya que consideraban que se trataba de literatura subversiva.
Modos de ver fue el libro que lo llevó a la fama, ya que exponía ideas sobre la lectura del mundo a través de las manifestaciones artísticas o cotidianas de los hombres. Todavía es posible recordar cómo reconstruía el imaginario de los hombres de las cavernas a partir de los dibujos que hacían de las mujeres embarazadas, las presas de caza o sus propias manos. El texto se convirtió en canónico y formó a toda una generación de críticos de arte. En 1972 ganó el Booker Prize por su novela G. y donó la mitad del premio a las Panteras Negras estadounidenses.
Se mudó a la campiña francesa y observó y describió y sintió al campesinado como reducto anómico en el tiempo de la expansión capitalista industrial. Varios libros describieron esa vida antigua en los tiempos modernos.
En su obra Mirar el crítico Berger logró describir los cambios que el capitalismo producía en la sociedad a través del análisis de fotografías de época que mostraban a unos campesinos yendo a una fiesta comunal vestidos como burgueses, fotos de burgueses propiamente dichos e imágenes de los campesinos europeos en su vida natural. El detallismo de su mirada fue siempre productivo.
Berger, alejado de los centros urbanos y de los acontecimientos relevantes de las noticias del día a día, nunca renegó de su posición socialista. Sostuvo que era necesario avanzar hacia una etapa que superara las miserias y sufrimientos del capitalismo. Esta posición trasunta su obra. Que queda. Y en sus lectores anida ese legado como una tarea contemporánea.

Antonia Torrebruna

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