Los incendios en La Pampa, Río Negro y Buenos Aires mostraron la inutilidad total del secretario de Medio Ambiente, Sergio Bergman. Además de su responsabilidad individual es obvio que Macri también tiene la suya.
Las causas de los incendios en la Patagonia norte, así como de inundaciones en Pergamino y otras ciudades, no pueden ser facturadas al gobierno. Son, antes que nada, fenómenos naturales asociados a falta o exceso de lluvias, tormentas eléctricas, calor extremo, etc.
A partir de ese reconocimiento básico debe comenzar el examen de la conducta del gobierno nacional y los provinciales para determinar si actuaron con prevención o no, si adoptaron las medidas correctas o no una vez producido el problema. Y eso no se agota en la planificación sino, sobre todo, en la ejecución de las medidas conducentes a que el daño no se repita o que sea el menor posible.
Hubo estudios previos de los técnicos del INTA informando que en el sur de La Pampa y Buenos Aires, y norte de Río Negro, había una acumulación de materiales y basura propensa a arder en caso de tormentas eléctricas. El preaviso llegó claro a las autoridades pero, a tenor del daño producido, no parece que se tomaran medidas.
¿El poder provincial y sobre todo el nacional estaban mirando el cielo a ver qué regalos recibirían en Navidad u oteando la lluvia de inversiones? En principio luce mejor la preocupación y disposiciones de las autoridades pampeanas, rionegrinas y bonaerenses frente a los voraces incendios que dejaron una superficie quemada de 1.400.000 hectáreas en esas tres provincias.
Será por el dicho de que “donde pega, duele”, pero esas gobernaciones se movieron; claro que, como los bomberos, una vez que el fuego empezó a quemar hectáreas. No antes.
El que se quedó dormido, o de largas vacaciones, en muda contemplación veraniega, fue Mauricio Macri reposando en Villa la Angostura. El ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, también estaba “rascándose el higo”. Recién el 5 de enero el rabino llegó a zonas de La Pampa y Buenos Aires con tardanza y promesas genéricas que a pocos contentaron. Su jefe máximo siguió en “borratina”.
Esta crítica al poder político en sus diversos escalones no los cree los únicos responsables. Tratándose de campos, una porción de los propietarios tiene su cuota parte, por no pagar impuestos justos que permitan afectar más partidas a varios rubros, entre otros a éste de combatir los fuegos. También porque cuando hay inundaciones abren canales en sus tierras para perjudicar a otros, o bien cuando hay riesgos de incendios no sacan la basura o no queman franjas con cuidado para que sirvan de contención y seguridad. Siempre será más fácil echarle la culpa a otros y reclamar créditos baratos, subsidios y ayuda al Estado, que por supuesto deben disponerse en emergencias como ésta, pero que no ocultan que todos debían hacer algo y no siempre lo hicieron.
“Es la política, estúpido”.
Quedó aclarado de inicio que estos fenómenos naturales generalmente no tienen que ver con la mano mal metida del hombre, excepto cuando ex profeso o involuntariamente comienzan incendios por “mala praxis” de asados o fuegos mal apagados.
A partir de allí corresponde juzgar el rol de la política. Un ejemplo latinoamericano puede ilustrar las buenas conductas políticas, por gobiernos y sistemas sociales que tienen buena organización y ponen la prevención de la vida y no de los negocios en primer término.
El 4 y 5 de octubre del año pasado el huracán Matthew se abatió sobre Cuba y otros países del Caribe, incluso penetró en territorio de Estados Unidos donde provocó decenas de muertos. En la isla socialista pegó muy duro sobre seis municipios del este, con cuantiosos daños en viviendas, escuelas, industrias, hoteles, instalaciones de la infraestructura vial, eléctrica, hidráulica y de telecomunicaciones. Sin embargo, gracias a los preavisos y la excelente organización, Cuba no tuvo que lamentar la pérdida de una sola vida, a diferencia del saldo luctuoso en los demás países por donde pasó el huracán.
Esas cosas no son magia ni obra de la casualidad. Tienen que ver con una organización política, una cultura solidaria de la población, los bajísimos índices de delitos, una fuerza policial y militar al servicio de la sociedad y otros valores inculcados por la revolución cubana.
Acá, en cambio, si bien hay gente valiosa y trabajadora en el combate contra las emergencias, se ve a los gobernantes después de varios días de tragedias y sin agarrar nunca la pala, salvo excepciones. Los intendentes, que están en la primera fila de la dramática escena, suelen tener mejor conducta. También los bomberos, como se vio estos días con la enorme repercusión de la foto de una mujer de esa fuerza, Luciana Rizzo, que se había quedado dormida tras un duro esfuerzo.
Ese debería ser el estilo de trabajo de la política y las fuerzas afectadas a combatir estos dramas. Y eso es precisamente lo que el gobierno de Macri no tiene, precisamente por ser un gabinete de CEOs que tienen otras habilidades, para apostar al dólar a futuro, evadir dinero rumbo a Bahamas, pescar licitaciones millonarias, zafar de causas judiciales engorrosas, diluir sus promesas de campaña con ayuda de los medios monopólicos, etc.
“Los incendios de La Pampa se ven en el mundo por las fotos satelitales de la NASA, pero no lo ha visto el Gobierno Nacional que no ha ofrecido ayuda al Gobierno de La Pampa”, habría declarado un funcionario del gobernador pampeano Oscar Verna.
A raíz de los incendios en La Pampa, con centro en La Adela, se formó una Comisión de Emergencia con representantes de Carbap, FAA, SRA, Coninagro, INTA, Senasa, Banco de La Pampa, Banco Nación y un representante de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados. ¿Y de Utelpa y gremios no hay nadie? ¿Tampoco invitaron a los pueblos originarios de la zona quemada? ¿Y a los científicos del Conicet no los invitaron? ¿Y a las universidades? ¿Y la Fundación Chadileuvú? ¿Y a las intendencias afectadas? En principio los integrantes lucen como gente de muchas hectáreas y créditos, pero pocos conocimientos científicos y concretos.
¿Chau Bergman?
En octubre pasado, de visita a Bariloche, el rabino dijo que el presupuesto de su ministerio -convertido en tal con la asunción de Macri- había sido recortado. Y lejos de protestar, declaró a “El Cordillerano”: “para el verano lo más útil que podemos hacer es rezar”. Ahora dijo que esa frase fue sacada de contexto, una clásica gambeta política para no hacer autocrítica.
El presupuesto de su cartera se sub-ejecutó porque a fin de 2016 se había gastado el 51 por ciento de lo presupuestado. Según el ministro la cifra correcta fue del 90 por ciento sólo que no había sido asentada correctamente.
Los incendios comprobaron que faltaban bomberos, aviones, helicópteros, equipos, etc. para aplicar al teatro de operaciones. Y también, a más de un mes de comenzado el fuego, no se vieron respuestas financieras del gobierno nacional ante este drama de tres provincias. Los 25.000 millones de pesos extras que el poder central anunció para María Eugenia Vidal apuntan a apagar el incendio político del PRO-Cambiemos en las elecciones de octubre venidero, no a solucionar los graves problemas derivados del incendio en Carmen de Patagones, Villarino, Puán y Bahía Blanca.
Otras de las metidas de pata “dialécticas” de Bergman fue calificar ante Radio Rivadavia de “profecía apocalíptica” el tener inundaciones en Santa Fe e incendios en el Sur. Quizás el rabino escuchó mal el tema “Civilización” de Los Piojos, que habla de que “Dios perdona, el hombre a veces y a Naturaleza nunca”, y le salió esa pifiada de la que tuvo que admitir como expresión desafortunada ante “Todos Nosotros” (léase Todo Negativo”).
Bergman podrá argüir que cuando fue premiado con el ministerio advirtió lo obvio: “mi perfil no tiene que ver con un conocimiento técnico y profesional del medio ambiente”. Igual lo nombraron allí, aunque a principios de 2017 tuvieron que sacarle el manejo de la Comisión de Limpieza del Riachuelo, de resultados nulos. La dependencia pasó a depender de Presidencia, con el posible mismo aplazo en 2018.
En eso el rabino sionista anticipó la historia del reemplazante de Isela Costantini en Aerolíneas, Mario Dell´Aqua, quien confesó a los gerentes que no sabía nada de aerolíneas sino algo, poco, sobre rampas.
Si éste es el mejor equipo de los últimos cincuenta años, como presumió Macri, ¿cuál será el peor? ¿Habrá alguno peor que este rejunte de ejecutivos de grandes empresas mixturado con algunos personajes como el rabino?
Macri seleccionó al bioquímico como legislador por la Ciudad de Buenos Aires y luego lo encumbró como ministro al solo efecto de atraer a sectores judíos y a dirigentes que -provenientes de la AMIA y Daia- pudieran ayudarlo políticamente a fogonear la causa Nisman y su altisonante denuncia contra Cristina Fernández de Kirchner. Bergman y el ex vicepresidente de la AMIA, Waldo Wolff, impulsaron la reapertura de la denuncia de Nisman contra CFK, un objetivo que tras muchas vueltas en Comodoro Py lograron con un fallo de Casación Penal.
De armar causas judiciales en defensa del sionismo, algo sabe Bergman. De apagar incendios o prevenir inundaciones, no tiene la menor idea.
Emilio Marín
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