miércoles, 14 de diciembre de 2016

Un favor del PJ-Frente para la Victoria al macrismo en su peor momento

Bajo presión del macrismo y los gobernadores, el bloque del PJ-FpV, mayoritario en el Senado, no emitió dictamen para tratar hoy el proyecto del impuesto al salario. Se abrió una negociación con el gobierno nacional. Final abierto.

Como ya analizamos en La Izquierda Diario, el macrismo atraviesa uno de sus peores momentos desde que asumió el gobierno.
Cumplido un año de su mandato, administra una economía en crisis sin que haya una mejoría a la vista, con el consumo en baja por la caída de los salarios y un escenario internacional cada vez más adverso por el triunfo de Donald Trump, que se suma a la profunda y larga crisis de la economía brasileña. En el terreno político, el gobierno viene sufriendo importantes derrotas legislativas, como la caída de la Reforma Política, y la semana pasada la media sanción en la Cámara de Diputados de un proyecto de modificación del impuesto al salario. En cuanto a lo social, el ajuste económico genera un importante descontento, que se potencia por la acumulación de las promesas electorales incumplidas y un "segundo semestre" que no fue.
Si en la hoja de ruta del macrismo algunos meses difíciles estaban previstos para “sincerar” la economía, como le llaman en el PRO al ajuste y la entrega, la prolongación de la recesión se ha vuelto ahora un grave problema político de cara a las elecciones de 2017. Una derrota en las legislativas no sólo le restaría seriamente al gobierno poder político para aplicar su programa, sino que también dejaría a la experiencia de Cambiemos con altas probabilidades de culminar en 2019. Todo esto, sin descartar la posibilidad de que un nuevo salto en la crisis económica, posible por una mayor inestabilidad internacional, combinado con crisis políticas y luchas contra el ajuste, abra previamente algún escenario más convulsivo.
En este marco, ayer el PJ-Frente para la Victoria le ha prestado un importante favor al macrismo ofreciéndole una negociación cuando el mismo se asomaba a una dura derrota en el Senado que lo hubiera puesto ante dos malas opciones: aceptar un proyecto opositor de modificación del impuesto al salario, quedando además el rédito político para los bloques del Frente para la Victoria y el massismo; o bien proceder al veto presidencial, lo que hubiera sido una medida enormemente impopular no sólo por su carácter antidemocrático, sino también porque hubiera subrayado aún más la falta de cumplimiento de una promesa electoral.
Llegado a este punto operó con fuerza la principal contratendencia a los elementos de crisis de la situación: la gobernabilidad que los principales factores de poder le otorgan al gobierno nacional.
Hace poco fue el jefe de bancada del PJ-Frente para la Victoria en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, quien había explicado en qué consistía esto último en el Congreso Nacional. Sin pudor, el hombre de Río Negro había señalado que “durante todo el año acompañamos las políticas económicas del Gobierno”. A confesión de partes, relevo de pruebas, por si a alguien no le alcanzaban las evidencias de haber acompañado la entrega a los buitres, el blanqueo o el presupuesto de ajuste para 2017.
Ayer Pichetto fue una vez más una pieza clave que le permitió al macrismo iniciar una negociación para suspender el tratamiento del proyecto del impuesto al salario que iba a tener lugar hoy en el Senado, a cambio de organizar una mesa para alcanzar un consenso entre el Gobierno nacional, los gobernadores, burócratas sindicales y legisladores.
Al cierre de esta edición el jefe de Gabinete Marcos Peña anunció que hoy el presidente Mauricio Macri tendrá una reunión con sus colaboradores para analizar la "mejor metodología" a fin de "generar una instancia de diálogo. Creemos y siempre apostamos al diálogo, es la única forma de gobernar en democracia... Hay que bajar la pelota, sentarnos a charlar".
También Rosana Bertone, gobernadora del PJ-Frente para la Victoria en Tierra del Fuego, jugó un rol importante en este sentido. Fue una de las mandatarias provinciales que ayer llevó la voz cantante contra el proyecto proveniente de Diputados, tomando como propio todo el discurso macrista al señalar que si se aprobara el proyecto "tendría que hacer malabares" para solventar el impacto que tendría, al tiempo que pidió "no desfinanciar a las provincias".
Vale recordar que es exactamente ése el chantaje con el que el macrismo apretó en los últimos días para conseguir frenar el proyecto, presionando especialmente a los gobernadores para que intercedieran sobre los senadores vinculados a ellos. Los mandatarios provinciales han sido otros “dadores de gobernabilidad” en este primer año macrista y ayer por la noche Rogelio Frigerio había logrado alinear a 21 gobernadores contra el proyecto proveniente de diputados.
Por su parte, el senador Abal Medina del Pj-Frente para la Victoria mencionó dos alternativas posibles: "Puede haber un gran acuerdo que signifique un consenso sobre este tema o, si no hay acuerdo, que el conjunto de nuestro bloque apoye el proyecto como vino de Diputados", dejando la puerta abierta a que finalmente se vote en la Cámara Alta si no se llega a un acuerdo con el macrismo.
Con su doble juego en senadores y diputados, el Frente para la Victoria, durante todo el año, le ha aportado a Macri la indispensable gobernabilidad que necesita para su proyecto económico, a la vez que resguardó su perfil opositor en vistas de intentar capitalizar el descontento en las elecciones del año que viene. Mientras que a la vez se disputan entre las distintas alas el liderazgo del peronismo, Cristina Kirchner llama a todos a ser juntos parte de un Frente Ciudadano. Es probable que las listas electorales de 2017 encuentren a los fieles y a los traidores en las mismas boletas.
También Sergio Massa adoptó una ubicación muy conciliadora con el macrismo. En una carta dirigida al presidente que había hecho pública el día anterior, y para que no queden dudas de su moderación, el dirigente del Frente Renovador había señalado que “desde el comienzo de su mandato, y a lo largo de estos 9 meses de sesiones legislativas, trabajamos con todos los bloques de este Congreso, acompañando la sanción de las leyes fundamentales para el funcionamiento de su gobierno (…) A lo largo de todo este año aportamos gobernabilidad y lo vamos a seguir haciendo en los temas que sean trascendentes para nuestro país”.
Si en algo coinciden el PJ-Frente para la Victoria y el massismo, es en garantizarle a Macri la gobernabilidad para aplicar su plan económico a favor de los grandes capitalistas, mientras levantan tribunas que no tienen otro objetivo que prepararse para la próxima campaña electoral.
Resta saber si el macrismo, luego de haber cometido innumerables errores, logra ahora tomar la soga que le alcanzaron y salir de la crisis en la que se metió solo por la discusión del impuesto al salario. Negociaciones en curso y final abierto.

Un diálogo contra los trabajadores

Si finalmente el macrismo convoca a la mesa de diálogo, se conformará una instancia donde discutirán un nuevo proyecto sobre el impuesto al salario que limite aun más las tímidas mejoras votadas en Diputados la semana pasada. Lo trabado y discutido para definir una mejora mínima en un impuesto que afecta a una minoría de la clase trabajadora (y ni siquiera se discute su anulación como propone el Frente de Izquierda), contrasta enormemente con la velocidad que tanto el gobierno nacional como los bloques mayoritarios de la oposición tuvieron durante todo el año para otorgar beneficios millonarios a los fondos buitre, las mineras o las patronales del campo.
Para la clase trabajadora no se trata de sostener al gobierno en su momento de crisis como hacen los bloques mayoritarios de la oposición, sino de poner en pie un plan de lucha contra el ajuste y por todas las demandas del pueblo trabajador, denunciando la tregua de las centrales sindicales y exigiéndoles paro nacional. La burocracia sindical ha sido otro de los grandes factores de poder que le ofreció gobernabilidad al macrismo a cambio del manejo millonario de la caja de las obras sociales sindicales, al igual que los movimientos sociales que pactaron la paz social por tres años a cambio de la Emergencia Social. Estas denuncias y estas banderas serán las que el Frente de Izquierda llevará el 20 de diciembre a la Plaza de Mayo.

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

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