miércoles, 28 de diciembre de 2016

Laiseca: la muerte de un gigante que jugaba como un niño con las letras



El autor de la monumental Los Soria falleció a los 75 años. Su obra es única en la literatura argentina. Fue maestro de grandes escritores de hoy.

Enorme. Así como físicamente era alto e imponente, la obra literaria de Alberto Laiseca ostentaba esas mismas cualidades. Baste decir que Los Soria -que Ricardo Piglia definió como la mejor novela argentina desde Los siete locos, de Roberto Arlt- tenía más de 1300 páginas y durante mucho tiempo permaneció inédita, leída solamente por una cofradía de amigos de Laiseca, que esparcieron el mito interminable (como se ve, todo es desmesura en cuanto a Laiseca se relaciona). La novela transcurre en geografías dominadas por totalitarismos desaforados. El texto muchos años después de haber sido escrito fue editado por Simurg y más tarde tuvo una reedición por Gárgola. Entonces, si bien no llegó a las masas, al menos los lectores de esa novela mítica crecieron en extensión.
Desorbitado, su estilo fue denominado por él mismo como “realismo delirante”. Se trata del uso del delirio como método para ver la realidad: magnifica o reduce elementos de la realidad para que esas distorsiones sirvan para verla mejor, según explicaba acerca de su método Laiseca. Con ese método -que incluye el humor como un elemento fundamental- además de su novela monumental escribió las novelas El jardín de las máquinas parlantes, La hija de Keops o el libro de cuentos Matando enanos a garrotazos. Una literatura elogiada por lectores disímiles como César Aira, Fogwill u Horacio González.
Laiseca fue peón rural (recorría las provincias al ritmo de las cosechas), trabajador telefónico y corrector en el diario La Razón. Luego recibió la beca Guggenheim y pudo estabilizarse en oficios referidos a la literatura, como el escribir o los talleres literarios. Sus talleres son muy recordados: mientras bebían cerveza en su departamento en el barrio de Caballito -rodeados por una biblioteca secreta ya que los libros en los estantes estaban todos forrados en papel blanco y acompañados por los perros y los gatos blancos de “Lai”, como le decían sus talleristas- escribieron algunos de sus textos autores jóvenes y talentosos como Leo Oyola, Alejandra Zina, Juan Guinot, Selva Almada, Gabriela Cabezón Cámara Leandro Ávalos Blacha.
A diferencia de muchos otros escritores argentinos, Laiseca fue popular, masivamente popular -aunque quizás no tan leído-. A principios de este siglo el canal I-Sat emitió unos segmentos protagonizados por Laiseca en el que el escritor fumaba y leía histriónicamente cuentos de terror (así también se llamaba el ciclo). Entonces se hizo muy conocido y ofrecía lecturas ante la mirada y escucha atenta de su público, que adquirió la categoría de fan.
También incursionó en el cine al protagonizar la punzante película El artista, dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat. Fue muy elogiado al interpretar a un hombre mayor en un geriátrico cuya obra es apropiada por un enfermero que ingresa en los círculos del mercado del arte de esa manera.
Durante el último tiempo su salud se resintió. Falleció el jueves 22 de diciembre. Su obra permanecerá entre aquellas destacadas de la literatura nacional.

Antonia Torrebruna

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