Entrevista a Gustavo Lahoud, licenciado en Relaciones Internacionales y Magister en Defensa Nacional
M.H.: Vamos a hablar ahora del presupuesto 2017. Varios compañeros realizaron un estudio de 41 páginas, entre ellos Gustavo Lahoud. Hay un título que particularmente me llamó la atención al principio del trabajo: “Presupuesto 2017 y una sutil forma de mentir. Los falsos realistas del presupuesto macrista”. El macrismo ha presentado este presupuesto como “un presupuesto que no miente”. Ustedes hacen una serie de observaciones al respecto que me gustaría compartieras con nuestros oyentes.
G.L.: Hablamos de una sutil forma de mentir, porque en realidad bajo la idea de que este presupuesto esta sincerando el desastre heredado del kirchnerismo con todas las variables económicas que incluye el reacomodo del INDEC, que ahora vuelve a dar herramientas confiables, y toda una serie de cuestiones que esta gente ha puesto en marcha ligado al discurso que afirma que hasta ahora el kirchnerismo sub ejecutaba los presupuestos, hablaba de horizontes de crecimiento que no eran tales, subestimaba la inflación, tenía herramientas de uso discrecional de las partidas con lo cual las podía derivar de un lado a otro. Todo eso podría ser cierto, pero hablamos de sutil mentira porque el conjunto de los presupuestos de los que ellos parten para hablar de qué nos espera en 2017, creemos que son inconsistentes.
La inconsistencia tiene varios niveles, uno que es fundamental para nosotros es un escenario de estabilización con inflación a la baja después de una devaluación del 60% y de la forma que los precios se han disparado. Recordemos que en alimentos acumulamos un 70% de aumento anual si tomáramos diciembre de 2015 contra diciembre de 2016. Con todas las transferencias, particularmente a cerealeras, al sector agrícola, mineras, otro problema que nosotros marcamos también y que el gobierno no quiere ligar con este tema, es el aumento del déficit fiscal proyectado, que a fin de este año va a estar en 7 puntos o más. Cuando se había heredado un déficit de 4.
Otra de las cuestiones de la inconsistencia tiene que ver con las inversiones, en un clima como el actual, con una caída de 1.5 del PBI que vamos a tener en el año 2016 contra un crecimiento del 2% como en el 2015, si la economía en términos de las decisiones que toma este equipo económico, no empieza a dar señales de reactivación seria y real, consistente con el consumo, por ejemplo, que es el 83% del PBI argentino, ese shock de inversiones ante un mercado deprimido y ante el sector empresarial concentrado que cualquier cuestión que tiene la lleva a precios y cuanto más concentrado es el mercado donde opera más pueden actuar sobre esa lógica. Por eso hablábamos del 70% de aumento en alimentos. En esas condiciones nosotros decimos que es inconsistente plantear un shock de inversiones porque en la realidad de cómo funciona la economía, si el Estado no aparece para cambiar esa ecuación, lleva a que las inversiones se establezcan en los sectores que le permiten al empresariado hacerse de renta fácil.
Por eso en el sector agrícola, que es donde han recibido esas transferencias y hoy tienen unos precios internacionales estables, se dedican a exportar. Otro sector es el minero, que recuperaron la rentabilidad gracias a las cero retenciones, entonces plantean recuperar algunos proyectos que estaban en carpeta. Lo que ocurre con este tema es que las inversiones que podrían realizarse irían a la confirmación y consolidación del patrón extractivo de la economía, un patrón depredador. De esos complejos económicos, el minero y el sojero agroexportador son dos centrales, el otro es el hidrocarburífero.
Lo que sucede es que si ese shock de inversiones no se genera tenés una economía estancada, si no hay una reactivación real del consumo generada desde el Sector Público, metiendo dinero en la inversión pública que va a ser el real motor de la economía. Por eso decimos que ahí hay un elemento central de esta mentira sutil, porque tiene que ver con el engranaje del esquema desde cómo ellos lo piensan.
M.H.: Escribiste con Claudio Lozano un trabajo vinculado al triunfo de Donald Trump y aunque son más las preguntas que las respuestas, ¿cuando se elabora este presupuesto 2017 el gobierno nacional evaluó ese factor?
G.L.: Nosotros elegimos hacerlo de esa manera porque tratamos de ir al análisis de los fundamentos argumentales, de cómo pensaron económicamente el presupuesto. El elemento que señalás, del análisis de la situación internacional estimamos que no ha sido en absoluto identificado ni tenido en cuenta. Uno de los indicadores que nos permite confirmar eso, tiene que ver que desde el punto de vista monetario y del manejo del crédito público de la deuda está encarado por un camino contractivo con el tema de las Letras del Tesoro que no paran de emitirse, y la toma de deuda permanente. Con una tasa de interés que está en niveles muy importantes, ha estado por arriba del 30%. Esto marca otra inconsistencia central, tenés una tasa de interés necesaria para contener la inflación, pero la inversión no la podés generar porque la economía real no se mueve en ese escenario, nadie invierte un peso ante una economía que promueve la aparición de negocios en el sector financiero.
En este escenario creemos que supusieron que iba a ganar Hillary Clinton, que iban a tener la canilla de los mercados internacionales abierta como para endeudarnos. Este presupuesto está marcando hasta el año 2019 que necesita endeudamiento. Este año vamos a cerrar con U$S 45.000 millones de deuda nueva, veníamos de una tasa de endeudamiento privado bajísima y el endeudamiento público sobre el PBI estaba en niveles muy manejables, hablábamos de un 25%, ahora con el endeudamiento que dejan de este año y con la proyección que viene que es muy parecido al actual, suman otros 40.000 millones, estamos hablando de 80.000 millones en dos años. Lo cual hace que el nivel de endeudamiento supere en dos años el 50% del PBI, duplique el nivel de representación de PBI que teníamos hasta ahora.
Si eso se combina con otra cosa insólita que dicen en el presupuesto, que vamos a tener una balanza comercial deficitaria en los próximos 3 años, eso significa que vas a necesitar dólares. O sea, no prevén que vaya a haber crecimiento en términos de exportación en sectores económicos importantes que nos permitan tener dólares reales, con lo cual pretenden sacarlos del endeudamiento, ahí es donde el escenario Trump les crea un problema.
Si Trump en los primeros meses decide encarar una suba de la tasa de interés real de la Reserva Federal, va a actuar como una aspiradora de capitales, muchos de ellos de los países emergentes como los nuestros. Y ahí empieza un fenómeno ya visto, donde podés tener corridas bancarias presionando sobre el dólar para aumentar el ritmo de la devaluación y que eso te lleve a una situación en la que el Banco Central siga perdiendo divisas y la problemática del endeudamiento se convierta otra vez en un problema gravísimo.
No deja de ser menor que en el presupuesto 2017, coherente con una lógica que para nosotros es inconsistente, uno de los rubros que más aumenta en términos de partidas es el destinado al pago de deuda, aumenta el 32% en relación a 2016. El 29 % aumenta el gasto social, pero en esta idea de crear una situación de malla de contención social en un escenario donde ven que la inflación la van a contener, pero en esta situación en la que estamos es muy difícil que este escenario se dé si no hay un aumento importante de las inversiones y en sectores que permitan crear empleo, no en los que mencionamos anteriormente.
Los sectores que crean empleo son los que están siendo víctimas de la ola importadora y de la baja del consumo doméstico, textiles, indumentaria, metalmecánica, etc. Estos sectores están cayendo, si no se prevé un esquema de fortalecimiento de esos sectores y el año que viene estas tendencias se consolidan, vamos a estar frente a una situación complicadísima.
En cuanto al tema energético, prevén el 32% más de deuda que implica unos 60.000 millones de pesos, recortan 58.000 millones de subsidios al sector energético, que es algo más de un cuarto de lo que se va a llevar este año en subsidios a todo el sector energético, donde incluyen las transferencias a las empresas, que es el otro gran tema que nadie discute. Como contrapartida de eso esperan transferirle menos recursos a las empresas, quieren que las empresas reciban menos incentivo para producir ganancia y petróleo y esos incentivos los paguemos los consumidores por mayor precio. Esa es la explicación básica del tarifazo. Eso también está abordado en el trabajo.
En definitiva, nosotros creemos que el Presupuesto 2017 es altamente inconsistente por lo que estábamos diciendo y lo que es realmente preocupante porque puede funcionar en un escenario internacional que permita el endeudamiento permanente, si eso Trump lo llega a imposibilitar por el aumento de las tasas, van a ir con el FMI. Probablemente busquen un paquete de financiación del FMI.
Es un presupuesto pensado para llegar a las elecciones en octubre y que nada se mueva
M.H.: Eduardo Duhalde declaró que el gobierno debía pactar con Massa porque si no se arriesgaba a un escenario como el de De la Rúa. Ayer apareció Machinea en “A dos voces”.
G.L.: Y Cavallo, en América 24.
M.H.: ¡Cartón lleno! Volviendo al tema del presupuesto, otro de los elementos que se analizan al principio del trabajo tiene que ver con la intención del gobierno de que los trabajadores acepten la caída de su poder adquisitivo. Ustedes señalan la caída ya sucedida este año, vía devaluación e impacto en los precios y de ahora en más los salarios crezcan en función al aumento a la productividad. Hay un primer elemento que es el acuerdo de María Eugenia Vidal con UPCN en la Provincia de Buenos Aires de un 18% cuando se prevé una inflación mayor. En el presupuesto se habla de un 17%, pero en la previsión general se habla de un 23 a un 25%.
G.L.: Este es el otro aspecto que quería desarrollar. Aquí también hay inconsistencia, porque están poniendo la perspectiva de que se dé un escenario de disciplinamiento social por parte de los movimientos sociales y el mundo gremial para el año que viene que les permita hacer dos cosas: por un lado que los trabajadores asuman la pérdida de su poder adquisitivo, que los compañeros de la CGT, la CTA Autónoma, a través de estudios han calculado la pérdida del poder adquisitivo entre un 8 y un 10% con paritarias que cerraron al 30/31%, después que el gobierno aspiraba que cerraran al 20%. Lo que pasó es que esa ficción que quieren instalar, en la realidad durante 2016 no la lograron. Entonces ese cuadro que ellos prevén, que haya un crecimiento del 3% de la economía, que haya una inflación del 17% y que las paritarias cierren por el 20% el año que viene, se dará si y solo si, los sectores sociales y gremiales estén más o menos quietos.
M.H.: O que no lleguen a acuerdos.
G.L.: Exactamente. Lo que pasa es que hay una cuestión subjetiva también. Nosotros creemos que si la conflictividad social crece y efectivamente empieza a haber un problema de insuficiencia de inversión que no permite aumentar las expectativas de empleo, que las cuestiones que descreíamos antes siguen presentes y seguís sin perspectiva pasados los primeros meses del año que viene, la llamada puja distributiva como corrientemente se llama, puede incrementarse. Esto lo digo porque lo relaciono con el acuerdo de Emergencia social que se firmó como un paraguas hasta 2019. Más allá de lo que hubieran querido firmar los compañeros que estuvieron en esto, nadie puede firmar que es una garantía de paz social para el gobierno durante los 3 años que siguen hasta que concluye su mandato. Porque la dinámica del conflicto social en Argentina responde a hechos tan importantes como que desde 2003 en adelante se recuperó la idea de discutir salario en paritarias y todo el sector de la economía en negro en los momentos que hubo mayor dinámica laboral accedió a mejores ingresos, más allá de que no se combatió seriamente el trabajo en negro.
Ellos deben suponer que la cuestión social la van a contener más que nada con este aumento del gasto intentando que los gremios acepten la pérdida de este 8/10% y planteen empezar con una nueva perspectiva. La verdad es que hay muchos sindicatos que cuando se abran las paritarias, docentes, bancarios y demás, van a intentar plantear la pérdida salarial acumulada este año.
M.H.: Ya lo están planteando y además se suma el tema de las elecciones legislativas en octubre.
G.L.: Nosotros también decimos que es como un presupuesto pensado para llegar a las elecciones y que nada se mueva, para que no se sienta el grave deterioro de la situación social y económica, de manera tal de tener una elección de medio término que les permita mantener la gobernabilidad y luego encarar un proceso más “serio” de ajuste que es lo que les están pidiendo.
Ese podría ser un escenario, pero lo que yo veo es que el camino del endeudamiento es la contracara de no haber querido encarar el disciplinamiento fiscal que desde la ultraderecha le están pidiendo. Porque esto contrae el aumento de la tasa que es lo que permite la inversión, ahí está el gran problema, pero a la vez el llamado ajuste fiscal lo han moderado en sectores, lo han suspendido en otros, han hecho transferencias, porque sino no se explica cómo están dispuestos a disponer de mucho dinero para los movimientos sociales.
Esta propuesta de canalización de las inquietudes de los movimientos sociales a través de la CGT, el gobierno se sentó a negociar y de allí surgió el acuerdo conjunto de Emergencia social. Hay que tener cuidado porque tiene sus bemoles esto. El gobierno allí ve que la gente de la CGT le hace una especie de guiño para evitar que esto se desmadre, aunque nadie puede garantizar que no suceda, pero hay un juego donde ellos en definitiva no van a ir al disciplinamiento fiscal con todo como lo habían encarado en un principio, hasta que se produzcan las elecciones, ahí si el cuadro económico no les responde no sé hacia dónde van a ir, probablemente para ese momento veamos qué escenario de deuda tenemos a partir de las decisiones que tome Trump. Si el escenario de suba de tasas en EE. UU. empieza a ser inmediato vamos a tener problemas en marzo, en términos de acceso a deuda, y ellos necesitan seguir tomando deuda. Este es el gran problema.
M.H.: A veces se toma el presupuesto como un tema económico cuando en realidad tiene más que ver con la política. Como le gusta decir a Julio Gambina, con la economía política. Hay una serie de medidas que se han tomado pensando en ese escenario electoral de octubre del 2017. Creo que esta suerte de acuerdo con los movimientos sociales tiene que ver con esto, por otro lado, el acuerdo ha sido cuestionado. Yo lo decía ayer y el martes que tuve la oportunidad de entrevistar a Julio Gambina, cómo ha descendido la discusión de los movimientos en esta reaparición política a partir del 7 de agosto con la movilización a San Cayetano. He escuchado hablar a algunos dirigentes de la importancia de la sidra, el pan dulce, la motito, poder poner una ventana en una vivienda precaria, que la jubilación llegue al Impenetrable, y realmente creo que esa es la política que nos ha llevado a este escenario. Lo digo porque se tomó este rumbo, al menos muchos movimientos lo tomaron durante el gobierno anterior y terminamos en el gobierno de Macri. Parece que no se ha aprendido, se repiten ciertos clichés fundados en la coyuntura y me ha sorprendido la nota de Ramonet en Le Monde Diplomatique comentando lo que fueron las intervenciones del Papa Francisco en la reunión de movimientos sociales en Roma, que explican un poco la distancia que ha tomado Francisco respecto de este acuerdo que llevaron adelante algunas organizaciones, no todas, con el gobierno. Porque allí se señala que la coyuntura es un momento, y esto me sorprendió, ya me habían llamado la atención en conversaciones con James Petras y Guillermo Almeyra, que sostienen que Francisco es el ala más extrema dentro del sistema, en cuanto a su crítica al capitalismo, al dinero, al consumismo, en su reivindicación de la necesidad de la reforma agraria, etc. Los dirigentes políticos de los movimientos sociales que reivindican al Papa Francisco están por detrás de este programa, van por un programa sumamente coyuntural, sin estrategia. No digo que esté mal luchar por la sidra y el pan dulce, pero ese no puede ser el objetivo de un movimiento social ni de nadie. Eso también le está haciendo un gran favor al macrismo. Hace unos días escribí un artículo que en uno de sus subtítulos dice, referido a la CGT, “la columna vertebral del macrismo”. Barrionuevo lo pone blanco sobre negro, cuando dice que podrían llamar a paro de 24 o 72 horas pero apuestan a la gobernabilidad a pesar de la devaluación, los despidos, etc. No les interesa que la crisis se descargue en las espaldas de los trabajadores.
G.L.: Esto es lo grave. Lo que sí yo tengo una gran incógnita que la discutimos en el grupo con el que hicimos este trabajo, algunos de los compañeros preguntaban, toda la nueva activación sindical, con nuevos dirigentes, hasta dónde puede llegar en los grandes gremios que son los que mueven el amperímetro cuando se convoca a un proceso de lucha continuado, que no se resuelve en un paro, porque el paro es parte de una estrategia para luego continuar de alguna manera.
Decimos esto porque se ven las dirigencias, pero por debajo se mueve una corriente diferente, de unidad, con reivindicaciones fuertes que van más allá de lo que estabas diciendo recién de los movimientos sociales. El día de la marcha del 25 de noviembre, abrió el un dirigente de la CGT y cerró otro dirigente de la CGT.
M.H.: Y uno de los organizadores fue Andrés Rodríguez, que después termina firmando con Vidal un acuerdo salarial a la baja en la Provincia de Buenos Aires.
G.L.: Ahí lo que quedó plasmado es esta estrategia de contención o de articulación de estos sectores dentro del sindicalismo tradicional y eso tiene sus bemoles porque puede desmovilizar.
Mario Hernandez
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