miércoles, 5 de abril de 2017

Las amenazas de Bullrich en la víspera del paro



En las vísperas del paro nacional, la ministra de seguridad Patricia Bullrich ha decidido a desparramar amenazas a los cuatro vientos con el único propósito de intentar quebrar el alto acatamiento que tendrá la medida de fuerza. Según los medios de comunicación, Bullrich sigue órdenes estrictas dadas por Macri en la reunión de gabinete. Entre ellas está la de desplegar las fuerzas represivas en los puentes y accesos a la Ciudad de Buenos Aires para evitar los piquetes anunciados para mañana por muchas organizaciones, entre ellas nuestro partido. Las amenazas de Bullrich deben ser tomadas muy en serio. En el pasado, represiones como las que terminaron con la vida de Kosteki y Santillán, estuvieron precedidas por campañas reaccionarias similares contra los piquetes y las acciones de lucha de los trabajadores. Otro tanto ocurrió con el asesinato de Carlos Fuentealba en Neuquén, del que ayer se cumplió el décimo aniversario, preparada por la campaña difamatoria del ex gobernador Sobisch contra los docentes. Hoy, Vidal hace suyo el mismo libreto.
Para justificar su campaña represiva, la ministra Bullrich calificó al paro como “ilegítimo”, lo que contradice el derecho constitucional a ejercer el derecho a huelga por parte de los trabajadores. Bullrich quiere actuar como juez y parte, porque a pesar de ser funcionaria del gobierno a quien se le realiza el paro nacional se arroga el derecho de ser quien permite o no la medida de fuerza, o dictar la forma que ésta finalmente adopte.
Los cortes y piquetes son parte del ejercicio efectivo del derecho a huelga, sobre todo en un país donde casi el 40% de la fuerza de trabajo está en negro y en el que sólo el 5% de los lugares de trabajo cuenta con delegados o comisiones internas. El piquete, en estas condiciones, es un contrapeso al poder que tiene la clase capitalista que detenta el monopolio de los medios de producción, los medios de comunicación y, por distintas vías, el manejo del aparato del Estado. La clase obrera sólo puede hacer un ejercicio efectivo del derecho a huelga de manera colectiva, organizada como clase. La bandera de la “libertad de trabajar” está basada en la ficción de la igualdad entre los ciudadanos, que escamotea las diferencias reales que existen en la sociedad.
Aunque el gobierno ha salido a cuestionar a las ´mafias sindicales´ en los últimos días, comparte con éstas el rechazo a las acciones independientes de los trabajadores. La burocracia sindical ha montado un paro dominguero sin actos ni marchas, quedando con las manos libres para un acuerdo con el gobierno. Que ese acuerdo ya está en marcha lo prueban las fotos de Macri con Gerardo Martínez, miembro destacadísimo de la ´mafia sindical´, o con Guillermo Pereyra de petroleros de Neuquén, que maneja su sindicato a punta de pistola. A esta burocracia sindical patoteril la ministra Bullrich le pidió que “no se deje correr por la izquierda y por el Partido Obrero”, lo que equivale a reclamar una represión para-estatal como la que llevó al asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra.
Repudiamos las amenazas de Patricia Bullrich y hacemos responsable al gobierno por las consecuencias que traerá toda acción represiva contra las acciones de lucha que se desplegarán por todo el país. En oposición a esta campaña defendemos el derecho a huelga y las medidas necesarias para hacerlo efectivo, como ser los piquetes, bloqueos y manifestaciones.

Gabriel Solano

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