jueves, 13 de abril de 2017
Todo para Shell y Techint
Subsidios y precarización laboral: gobiernan las petroleras
El gobierno de Macri ha pactado que la petrolera angloholandesa Shell sea la primera en vender Gas Natural Licuado a la Argentina, vía buques. Esto se agrega al negociado de la importación por gasoducto desde Chile, que también beneficia al monopolio Shell, del cual ha sido gerente y accionista el ministro de Energía, Juan José Aranguren.
La segunda compañía que venderá gas al país será Trafigura, “multinacional embarrada en el mega escándalo de sobornos brasileño Lava Jato.” (El Intransigente, 25/3).
El precio de estas importaciones ronda los 7 dólares por unidad calórica (millón de BTU) que provee el gas, contra el precio del gas proveniente de Bolivia de 3 dólares por millón de BTU, es decir, menos de la mitad.
Ahora bien, acá no termina el negociado.
Luego de la privatización menemista y durante el gobierno de los Kirchner, el país perdió el autoabastecimiento petrolero y de gas. En este escenario, se presentó la explotación del gas no convencional (fracking) de Vaca Muerta, en Neuquén, como la vía para aumentar la producción nacional de gas. Pero las inversiones todavía no llegaron.
En este cuadro, el secretario de Recursos Hidrocarburíferos, José Luis Sureda, lanzó en el mes pasado un subsidio al precio del gas denominado “Programa de Estímulo a las Inversiones en Desarrollos de Producción de Gas Natural proveniente de Reservorios No Convencionales, por el cual las petroleras que se adhieran al plan recibirán un precio mínimo de 7,5 dólares el millón de BTU”. Es la continuidad de uno similar (Gas Plus) que rigió durante el gobierno kirchnerista.
Dos grupos petroleros dieron a conocer que destinarán “inversiones” en el gas de Vaca Muerta: primero Pan American Energy (PAE, de los Bulgheroni) hacia fines de 2016 y en marzo último anunció Tecpetrol (petrolera del grupo Techint) que colocará u$s2.300 millones.
Carlos Ormaechea, CEO de Tecpetrol, aclaró cual es el peso que tienen los “beneficios” oficiales. Dijo que decidieron instalarse en Vaca Muerta luego de acordar precios (más altos) con el gobierno y un nuevo convenio a la baja, precarizador, con los gremialistas. Se trata del subsidio de Sureda y de la adenda (las modificaciones) al convenio colectivo de trabajo que firmó Guillermo Pereyra, del Sindicato del Petróleo y el Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, que permite el trabajo de menos personal por turno, en condiciones peligrosas para la vida del obrero y apunta a la rebaja salarial. En el mejor de los casos, tomarán a menos de la mitad de los obreros que despidieron y en condiciones de mayor precariedad laboral.
Ormaechea utilizó el mismo concepto que Aranguren, cuando este último defendió el tarifazo del gas: dijo que se fija un precio en boca de pozo sobre la base del “costo de oportunidad “, que es el precio (más alto) del gas importado. Es decir el precio que se paga en el exterior por el gas si no se produce localmente. ¿Y este precio quién lo define?, ¡la Shell!
Un negocio redondo para las petroleras. El precio que pagamos por el gas no tiene que ver con el costo de extracción, sino con la fabulosa renta petrolera.
Por otro lado, las “inversiones” de PAE Tecpetrol no provienen de sus utilidades, sino de los subsidios que viene recibiendo como sobre precios al petróleo, desde 2014 que, por ejemplo, el año pasado superaron los u$s5.000 millones.
Ambas compañías son operadoras en la provincia de Chubut (Cuenca el Golfo de San Jorge), pero allí el precio del gas es menor: 3 dólares el millón de BTU. Por eso están retirándose de la zona dejando un tendal de desocupados y una profunda crisis social. El gobernador de Chubut, Mario Das Neves, y el burócrata sindical petrolero K, Jorge Ávila, reclaman para ellas y otras petroleras que operan en la provincia, el mismo subsidio para el precio del gas que el que se otorga para Vaca Muerta.
Además, Ávila se ha convertido en portavoz del chantaje a los obreros para imponer la modificación en el convenio, como en Neuquén.
En estos días, la población de Comodoro está sufriendo, además, un temporal que ha sumergido a la ciudad en agua y barro, demostrando –entre otras cosas- que ni siquiera las regalías petroleras se han invertido en obras de infraestructura. La catástrofe impidió la huelga general que se preparaba en Comodoro para el 5 y 6 de abril.
Hay que parar el saqueo del gobierno y las petroleras. Para desarrollar la industria y asegurar los puestos de trabajo y el salario, apertura de cuentas y nacionalización de la industria bajo control de los trabajadores.
Silvia Jayo
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