sábado, 22 de abril de 2017

"Chequeado": argumentos reaccionarios contra la lucha docente



El sitio financiado por grandes bancos y empresas manipula el cálculo de la canasta familiar para atacar a los reclamos obreros.

A propósito de una entrevista que el oficialista diario La Nación le hiciera a Romina Del Plá, el sitio denominado “Chequeado” acumula una serie de argumentos –con opiniones de “especialistas” incluidas– donde se intenta desmerecer los argumentos de la secretaria general del Suteba Matanza respecto de una realidad incontrastable: que el salario docente está lejos de cubrir las necesidades mínimas de una familia.
Es llamativo y novedoso el ángulo utilizado por el sitio, porque parte de una apreciación respecto de cómo se deben medir los niveles de pobreza de la población que ni siquiera se anima a utilizar el conservador diario La Nación ni los rancios economistas liberales que machacan permanentemente a la población con argumentos antiobreros.
Para “Chequeado” -sitio que, cabe aclarar, es financiado por varios bancos y grandes grupos y empresas nacionales y extranjeras- la pobreza de una familia docente es tal si el ingreso no supera los 3.500 pesos. Esto porque –sostiene– los $14.000 de la canasta de bienes y servicios necesaria para no ser pobre es la sumatoria de los consumos de los cuatro integrantes de la familia tipo y el salario debe compararse exclusivamente con las necesidades de quien lo percibe.
Por lo tanto, con los salarios mínimos de $9.800 que cobran actualmente los maestros, debería entenderse que ellos tienen un ingreso que se ubica en el triple de lo que se necesita en esos hogares para “no ser pobre”. Esta argumentación y la propia nota tienen el claro objetivo de denostar la lucha docente frente a la miseria salarial que ofrece el gobierno. Y, colateralmente, golpear sobre la candidata a secretaria general en el Suteba bonarense, por la combativa lista Multicolor, que enfrenta a la burocracia de Baradel.
Es tan forzado el argumento que uno de los “especialistas” consultados debe reconocer que “hay hogares” docentes (los estima en casi el 9%, casi el doble que un año antes) donde el salario del maestro es el único ingreso y entonces "sería válido" decir que allí sí es un “salario de pobreza”.
Pero el razonamiento es absurdo no solo porque muchos hogares dependen exclusivamente del ingreso docente del o de la jefa de familia, sino porque la comparación entre el salario y el valor de las canastas (indigencia, pobreza), es la única forma de medir cual es el nivel de necesidades que cubre un salario en una familia.
Que en un hogar más de un integrante tenga ingresos está determinado, justamente, por la necesidad de cubrir necesidades básicas que no son alcanzadas por los salarios medios actuales.
Pero, además, esa forma de cálculo colocaría como trabajadores no solo a los demás adultos que integren la familia, sino también a los pequeños. Es decir, sería una regresión a los orígenes del capitalismo o aún más atrás, cuando era normal y habitual el trabajo de los niños.
Y es tan miserable el ángulo de la argumentación, que plantea utilizar el salario mínimo vital y móvil, ubicado apenas por encima de los $8.000, como parámetro de cuánto debe ganar como mínimo un trabajador para cubrir las necesidades familiares. Esto –sostiene el autor de la nota– porque esa es una cifra "acordada" entre el gobierno, las empresas y los sindicatos, como si esto fuera palabra santa. El "salario mínimo" no se elabora en base a las necesidades de ingresos mínimos de una familia sino que establece un piso de miseria. Actualmente, representa menos de un tercio del costo de la canasta familiar.
Generalizando el argumento de la nota, los salarios obreros estarían hoy sobredimensionados y superarían con creces las necesidades de las familias trabajadoras. Si el costo de la canasta familiar total alcanza hoy a los $27.000, el salario de un obrero que supere los $6.750 alcanzaría para que ese trabajador pueda darse por satisfecho. Delicias de las estadísticas.
La burguesía no descansa a la hora de inventar argumentos para justificar la miseria salarial y la explotación de los trabajadores. El planteo de defensa del hogar obrero es que el salario alcance a cubrir los costos de la canasta familiar. Ha sido el ángulo de la victoriosa lucha de los aceiteros santafesinos y el reclamo permanente del clasismo y de los sectores sindicales combativos.

Nelson Marinelli

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