jueves, 13 de abril de 2017
Levantamiento obrero en Mina Aguilar en 1964
Ante tanta explotación de la empresa yanqui, los trabajadores mineros y sus familias se rebelan a través de un paro de 33 días y una enorme marcha desde la puna hacia la capital jujeña.
Antesala al paro indeterminado de 1964
Corrían los primeros años de la década del ’60, y los trabajadores de la empresa Mina Aguilar S.A. de capitales yanquis, sufrían innumerables flagelos laborales y del orden económico, su único canal de expresión era su sindicato, éste venía dando peleas desde la nueva comisión directiva, que había sido renovada en 1958. Su secretario General era Avelino Bazán. La base obrera minera se destacaba por su participación activa y ávida de conseguir sus reivindicaciones laborales, esto queda constatado con la enorme intervención en las asambleas de la época y, más adelante, también estará reflejado en la marcha de 1.000 obreros hacia la capital Jujeña.
Centralmente denunciaban los múltiples accidentes de trabajo, y sin un sistema de salud acorde a la situación; exigían medidas preventivas: política de higiene, salubridad y seguridad en el trabajo; denunciaban enfermedades mortales para los obreros, como la silicosis; utilización de maquinas en los socavones, sin mecanismos de seguridad; el alcoholismo, que también deterioraba la vida obrera y de su familia; y el total incumplimiento de las leyes sobre accidentes de trabajo: N° 9688/15 y la N° 15488/60.(1)
Llegando al año 1964 la lucha gremial inicia con la negativa de parte de la empresa minera en aceptar las negociaciones por la renovación del Convenio Colectivo de Trabajo del año en cuestión, ante tanta arbitrariedad los obreros en asamblea deciden ir al paro por tiempo indeterminado. El apoyo a esta medida era contundente y queda expresado en todas las secciones de la mina, a través de sus delegados, la adhesión era unánime: las 11 secciones apoyan activamente. El día elegido para iniciar dicho paro fue el 10 de abril a las 10hs de la mañana, utilizando el efecto sorpresa, ya que 15 minutos antes el gremio presentó la nota de oficio, informando el día y hora del inicio del paro. Esta operación audaz les permitió tener una mejor posición en las acciones para controlar los lugares estratégicos de la Mina.
La pelea entre los jefes y los trabajadores por el dominio de la Mina fue intensa, y eso se manifestó por el control de la Usina, lugar estratégico para parar totalmente la empresa. En las primeras horas la empresa sacó ventaja, pero en un paso en falso, los obreros tomaron de “rehenes” a unos jefes que estaban robando en la proveeduría, lugar de abastecimiento de alimentos para toda la empresa, y la negociación fue si querían a los jefes, que se pare la Usina. Este fue un primer golpe a favor de los obreros, aunque la lucha seria tenaz, es así que duro 33 días el paro hasta culminar con una marcha de cientos.
La heroica marcha de 1000 obreros mineros
El 8 de mayo de 1964 a las cero horas comenzaba la heroica marcha, esta debería estar dispuesta en columnas formadas por pelotones de cuatro hombres por fila y separadas por secciones al mando de sus delegados, la primera etapa culminaría en Humahuaca. Mil obreros caminaron sin parar las primeras nueve horas, el amanecer los encontró con una postal de filas interminables de los que durante la caminata se iban sumando.
Los obreros deberían soportar las condiciones climáticas propias de la puna jujeña, por las noches casi 15 grados bajo cero y con el sol de mediodía que rasga las mejillas, se podía llegar a los 40 grados. Caminaron 18 horas y finalmente llegaron a Humahuaca donde todo un pueblo los esperaba, allí se hicieron ollas populares y las enfermeras del hospital fueron a asistirlos curándoles las ampollas por la caminata. “La marcha había impactado fuertemente en los medios de prensa de Buenos Aires y corrían versiones que querían pararla a toda costa, las imágenes de los obreros llegando a Humahuaca tomadas por el diario Pregón, se habían difundido como reguero de pólvora en los circuitos internacionales, que mil obreros estaban desafiando a la empresa multinacional”.(2)
Un delegado del ministerio de trabajo de Buenos Aires arribó a Jujuy, pero para empezar a negociar debían suspender la marcha, la respuesta fue contundente y no se acepto. Al seguir la marcha y acercándose al pueblo de Tilcara, se podía notar el cansancio y el desgaste físico, sangraban los pies, y las condiciones climáticas hacían lo suyo, aunque los obreros repetían constantemente “Si salimos a pie de mina El Aguilar a pie llegaremos a Jujuy”. A pesar de las innumerables maniobras de la empresa, la marcha de los mineros continuo hasta Maimará otro pueblo de la Quebrada de Humahuaca, aquí fue en donde recibieron la última propuestas de parte de la empresa y los gobiernos, y llegando a un principio de cierre del conflicto, ya que mínimamente cumplía con las expectativas de los trabajadores.
Los aliados de la patronal
En plena lucha la empresa mostrara su poderío, no solo en el manejo de los medios de comunicación sino el resorte del poder sobre los gobiernos. A penas iniciado el conflicto, los medios nacionales vinculaban la lucha de los mineros con un foco guerrillero detectado por Gendarmería Nacional en Oran-Salta, la dirección gremial tuvo que brindar una conferencia de prensa en el Congreso Nacional para desvincularse de la guerrilla. Y llegando al colmo, tener que presentarse hasta al destacamento de los gendarmes en Salta, para verificar que la lucha emprendida solo es por reivindicaciones laborales.
A medida que el paro indeterminado continuaba, la empresa endurecía sus posturas, es así que se inicia el rol de los gobiernos. En primera instancia el presidente Arturo Ilia, “había intercedido con la empresa y otorgaban un aumento salarial de 39,5% […] (los trabajadores) aceptaron la formula de la mediación con la condición de que se reconocieran los días caídos por la huelga. Sin embargo, la empresa negó el pedido y no pagaría los días de paro” (3). Ante esta situación, la base obrera minera no aceptó la intransigencia patronal, y resolvieron continuar con la marcha, aunque los delegados querían convencer a los trabajadores para arreglar el conflicto. Es cuando interviene activamente el gobernador jujeño Horacio Guzmán, con la promesa de hacerse cargo de los días de paro con el fin “de mantener la paz social y en reconocimiento al sacrificio que habían tenido que llegar los mineros por un salario mejor” (4). Fue una promesa más, de la que nunca efectuaron, los gobiernos solo cumplieron con el objetivo patronal de levantar el paro obrero y, no profundizar una crisis política frente a un conflicto que empezaba a general una enorme simpatía social.
El rol de las mujeres en la huelga minera
Como ha quedado demostrado en la historia, el rol de las mujeres en procesos de lucha es fundamental y en momentos decisivos, lo que ocurrió en El Aguilar es otra muestra de ello.
Las compañeras, esposas o familiares de los mineros son el testigo más fiel de las duras condiciones de este trabajo, las jornadas extenuantes de más de 15 hs, los riesgos y accidentes a los que están expuestos, las estadísticas de la época indican que en Jujuy los obreros tenían un promedio de vida inferior en 10 a 15 años en comparación con otros obreros de la Argentina. El hacinamiento era otro grave problema, había casillas en las que convivían hasta tres familias enteras, además tenían un deficiente centro sanitario, el trato discriminatorio que sufrían las mujeres más humildes y particularmente en el momento del parto, por eso las mujeres decidían tener sus hijos en sus casas.
En las proveedurías, es decir en los almacenes del complejo minero, una vez seleccionada las frutas y verduras para “las familias de los jefes” lo que sobraba era vendido a la familia de los obreros. La división de clase era indignante e impune, la jerarquización en los puestos de trabajo se manifestaba en los privilegios que eran para las familias de los gerentes, jefes, administrativos y el trato para las familias obreras, esto se combinada y recrudecía con la discriminación y el maltrato por su pertenencia étnica, por ser originarios de los pueblo Collas de la provincia, o traídos como mano de obra barata de las fronteras de Bolivia. Todo esto sucedía en el campamento minero de Mina Aguilar de la patronal yanqui donde tenían que “convivir” patrones con obreros.
A días de haber empezado la gran huelga de 1964, y ante las artimañas y negativas del bloque que conformaban la patronal, el gobierno provincial y nacional, la comisión directiva del Sindicato Obrero Mina Aguilar (SOMA) y los obreros pensaban la manera de mantener viva la moral y de llevar al conflicto a otras dimensiones, es así que el secretario general llama a una nueva asamblea donde concurrieron gran cantidad de mujeres a la sede del sindicato, en la sesión se pone a discusión la situación del conflicto y la necesidad de visibilizarlo y hacerlo llegar hasta la Capital de la provincia, es así que se pone a votación la medida de marchar hasta la casa de gobierno. Esta medida no tuvo buena recepción entre los obreros hombres, ahí es donde se hace decisiva la intervención de las mujeres que querían marchar a pie hasta el centro del poder político, se escucha en medio de la asamblea “¡Que los hombres se queden a cuidar nuestros hijos y nosotras marcharemos a pie a buscar la solución de la huelga!” solo de esta manera, ante el grito aguerrido de la esposa de un obrero la medida fue votada y así iniciaba una de las huelgas obreras más importante de la rica historia que posee el movimiento obrero jujeño.
A modo de reflexión
Esta gran huelga obrera que duro 33 días se cerró con un acuerdo y compromiso de parte de la empresa que nunca cumplió, ni el gobierno consumó su promesa a los obreros. A pesar de la enorme voluntad de los obreros mineros, significó un desvío de la lucha, al confiar en dichas promesas, y esto llevó a que pasen varios años para recuperar las fuerzas y confianza para encarar nuevamente la lucha por sus reivindicaciones, ya que seguían vigentes. También quedó demostrado el gran temor que sentían los gobiernos que esta gesta obrera sea contagiosa para los demás sectores, y como vimos a cada pueblo que arribaba la marcha obrera la simpatía era enorme, y por eso no querían que lleguen al centro del poder político, en donde podían empalmar con los trabajadores estatales y demás sectores populares.
Durante el transcurso de los acontecimientos, el reclamo y huelga de los mineros, se iban transformando en un conflicto político, cuestionando el rol del Estado, los gobiernos y la patronal e, incipientemente, a la conducción sindical. El hecho que el acuerdo con la empresa fuera firmado antes de llegar a la capital provincial, en última instancia, no pudo poner a prueba hasta el final la política de la dirección del sindicato.
Por último, citaremos las palabras de Avelino Bazán, para que se entienda los resultados de los 33 días de paro, “…La huelga no fue un éxito porque todas las huelgas desde que han logrado su derecho, jamás han sido ganadas por los trabajadores. La ley hecha por y para los patrones cobrara enorme poderío de una empresa que se movía y pesaba tanto en esferas del gobierno nacional como en la prensa que había deformado los hechos al principio. […] La palabra del gobernador no se cumplió jamás, como no se cumplirían muchas de las promesas a que estaban acostumbrados a hacer los gobernantes de turno con tal de conseguir la adhesión de los trabajadores”.(5)
En su conjunto las palabras del secretario general minero son una confesión, y esto quedará de manifiesto en la próxima proeza de éstos obreros aguerridos, que es conocido como “El Aguilarazo” en 1973, pero en este caso Avelino Bazán estará del otro lado formando parte de la gestión peronista, que tenía como gobernador a Carlos Snopek. Y como decía A. Bazán son gobiernos de turno, que buscan “conseguir la adhesión de los trabajadores”, y que en el fondo éstos gobiernos no responde a los intereses de los trabajadores y el pueblo. Este debate estratégico lo desarrollaremos en una próxima entrega.
Raúl Barba
Natalia López
Docente universitaria | Jujuy
Notas
1-Maisel, Delia. Rebeliones Mineras. Lucha sindical en Mina Aguilar-Jujuy. 1era Edición. Lanús-Oeste. Nuestra América. 2013. pag. 102.
2-Maisel, Delia. op. cit., p. 137.
3-Maisel, Delia. op. cit., p. 140.
4-Bazán, Avelino. El por qué de mi lucha. 30 años en la vida gremial del pueblo aguilareño. Bs. As. Colección memoria en movimiento. 2011, p. 132.
5- Bazán, Avelino. op. cit.,. p. 133.
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