martes, 18 de abril de 2017
Macri y su “Estado aguantadero”: contra los empleados públicos, a favor de los CEO
Este mediodía en Casa Rosada, el presidente volvió a cargar contra los empleados públicos y a hablar de la “modernización de la gestión”. ¿A quién “aguanta” Cambiemos?
Otra vez, Mauricio Macri dejó otra frase para la historia. Haciendo gala de su discurso “de gestión”, eligió una nueva definición para argumentar la necesidad de “modernizar y hacer más eficiente” el Estado.
Rodeado de varios gobernadores, aseguró que "tenemos que dejar de lado la intervención nociva de la política en transformar el Estado en aguantadero, en lugar de algo que jerarquiza y potencia".
Sin ponerse colorado, Macri señaló que “no sólo tenemos que abrir la información, sino poner en marcha mecanismos de transparencia porque producto de la corrupción que sufrimos por años en nuestro país hizo que muchos se hayan enriquecido, pero que una enorme cantidad de argentinos no tengan cloacas, rutas, agua potable, escuelas en condiciones”.
Además se refirió a los empleados estatales y reclamó “mayor transparencia y eficiencia en el servicio de la administración pública”.
Los anuncios se dieron en el marco del "Compromiso Federal por la Modernización del Estado". Lo acompañaban 13 gobernadores de distinto signo político, que suscribieron el compromiso. Se trataba de María Eugenia Vidal (Buenos Aires), Lucía Corpacci (Catamarca), Ricardo Colombi (Corrientes), Gildo Insfrán (Formosa), Gerardo Morales (Jujuy), Hugo Passalacqua (Misiones), Omar Gutiérrez (Neuquén), Alberto Weretilneck (Río Negro), Juan Manuel Urtubey (Salta), Sergio Uñac (San Juan), Claudia Ledesma Abdala (Santiago del Estero) y Juan Manzur (Tucumán), y el vicegobernador de Chubut Mariano Arcioni.
“Estado aguantadero”
La nueva metáfora elegida por los publicistas de Cambiemos enseguida desató una polémica.
¿No está Macri en realidad detrás de un “Estado aguantadero”? ¿De un gobierno cuyos cargos han sido ocupados por gerentes de las grandes empresas que lo utilizan como “junta de negocios”?
¿No es un “Estado aguantadero” que, desde que asumió, implementó una transferencia de ingresos impresionante en favor de la oligarquía terrateniente, la agroindustria, las mineras, las concesionarias de las empresas de servicios públicos y la banca, mientras 1,5 millón y medio de personas cayeron en la pobreza?
¿No es un “Estado aguantadero” el que se endeudó durante 2016 por 50.000 millones de dólares a tasas usurarias a pesar de que millones de habitantes “no tengan cloacas, rutas, agua potable, escuelas en condiciones”?
¿No es un "Estado aguantadero" el que preside el referente de un grupo empresario que se favoreció con la estatización de su deuda en la dictadura, con las privatizaciones y la patria contratista?
¿No es un “Estado aguantadero” el que tiene funcionarios que cobran entre 100.000 y 140.000 pesos mientras el promedio salarial es de $7.500 pesos y el 80% de los trabajadores no cubren la canasta familiar?
¿No ha sido Macri el que amplió ese “Estado aguantadero” al aumentar un 25 por ciento la estructura del Estado, pasando de 16 a 21 ministerios, de 70 a 87 secretarías y de 169 a 207 subsecretarías, con funcionarios millonarios?
El nuevo ataque de Macri ha abierto la polémica. Pero no hay que confundirse: no es un problema de “progresistas” o “neoliberales”, “Estado ausente o presente”. El "Estado aguantadero” de Macri solo confirma, de manera más brutal y directa, que desde allí siempre se representan los intereses comunes de la clase empresaria.
Lucho Aguilar
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