sábado, 22 de abril de 2017

La CGT, a cuarteles de invierno



En estos días, han trascendido por los medios violentas discusiones internas en la última reunión del Consejo Directivo de la CGT, especialmente entre Héctor Daer y Facundo Moyano. Estas discusiones expresan apenas algunas de las enormes fracturas de la burocracia sindical.
Notablemente, todo arrancó con un pedido de disculpas de Moyano Juniors por haber criticado al triunvirato como forma de organización de la dirección de la central obrera y haber propuesto al bancario Sergio Palazzo como secretario general. Pero a renglón seguido, facturó que no se anunció el paro en ocasión de la movilización del pasado 7 de marzo (lo que desató, recordemos, la revuelta que puso en fuga al triunvirato). Moyano reprochó también la foto de fin de año en Olivos.
Lo de Moyano constituye una liviandad, casi un asesoramiento para mejor entregar al movimiento obrero, porque la foto en Olivos fue la estética de la entrega de Ganancias mediante una ley que perpetúa el impuesto. El bochorno del palco, por otra parte, fue el resultado de que la CGT no convocó a la lucha en 15 de meses de ajuste y despidos, de que no se quiso anunciar una medida de lucha ante centenares de miles, en caliente, en medio de una descomunal huelga docente y su masiva movilización a Plaza de Mayo del día anterior -un día antes del soberbio paro de las mujeres del 8 de marzo.
Es decir que Facundo Moyano, puertas adentro, reivindicó el triunvirato y criticó las formas (pero no el contenido) de una entrega de la que formó parte decisiva el bloque del Frente Renovador de Sergio Massa (que él integra), que votó las leyes centrales del ajuste, aunque el peajista se haya ausentado de algunas votaciones y se haya abstenido en otras.
Por otro lado, Daer criticó que Moyanito se pasee promoviendo la “democratización” del modelo sindical. El joven se delató en su respuesta: “no cuestiono el modelo sindical sino la reelección indefinida”. Otra vez, Facundo Moyano aconsejando cómo mejor continuar con el dominio del unicato, cómo mejor continuar con el sindicalismo basado en la intervención del Estado en los sindicatos, buscando maquillar un régimen ajeno a la democracia sindical, asentado en barras bravas y esencialmente un agente de la patronal al interior de las organizaciones del movimiento obrero.
Luego hubo cruces varios entre camarillas de poder, como entre el sector del transporte y los gordos, o entre Pablo Moyano y el “Barba” Gutiérrez de la UOM, quien mete la mano en la normalización sólo de CGTs regionales afines a su momentánea filiación kirchnerista -más leal al miguelismo que a ninguna cosa.

Entrega

Pero aún no llegamos a lo esencial de la reunión, siempre menos visible a los ojos, particularmente del periodismo escándalo que difundió profusamente el reproche de Daer al trajín del galán de los peajes por los programas del corazón.
Lo esencial de la reunión es que canceló toda continuidad del plan de lucha -que nunca existió- después del formidable paro del 6 de abril. Lo que no debatieron los cegetistas es cómo llevar a la victoria a la lucha docente, a los trabajadores de la Santa Cruz de Alicia Kirchner, que se debaten en uno de los conflictos más profundos contra el ajuste de Macri y los gobernadores, a los obreros de AGR-Clarín que siguen en lucha tras 90 días o al pueblo trabajador de Baradero -al borde de ser transformada en ciudad fantasma por la crisis industrial.
La estética de la entrega, esta vez, será un acto recoleto, en un pequeño estadio cerrado, Obras Sanitarias, el 1º de Mayo, donde “la casa se reserva el derecho de admisión” para evitar bochornos de escenario. La poderosa CGT argentina ha pasado a cuarteles de invierno ante el recrudecimiento del ajuste macrista-pejotista-kirchnerista, es decir ante la ofensiva de toda la burguesía contra las condiciones de vida de las masas laboriosas, y ante los sucesos represivos cada vez más frecuentes. Acompaña, así, la revisión de los convenios colectivos para flexbilizarlos más de lo que están, aísla a los docentes y a todas las paritarias para mandarlas a condicionarlas de a una, con la extorsión de la recesión económica, el parate y los despidos.
Obras servirá para cancelar los movimientos de “desahogo” de la gran burocracia sindical y pasar a negociar y encausar el proceso en los andariveles electorales de las corrientes del peronismo y aún de Cambiemos, en los que tributa la burocracia sindical.

Nuestro planteo

Nosotros, el clasismo, la izquierda obrera y socialista, en las fábricas y sindicatos, nos haremos fuertes mediante la difusión de un programa y un método: 35% de aumento en paritarias con paritarios electos en asamblea, salario equivalente a la canasta familiar, que ninguna paritaria se firme sin mandato. Ante la desocupación y los despidos masivos, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, ocupación de toda fábrica que cierre y estatización bajo control obrero. Ningún convenio a la baja.
Este es nuestro plan de lucha, desde abajo. Se abre un período de luchas y confrontaciones en el que madurarán grandes movilizaciones como las de marzo, desde otro espiral de la evolución de los trabajadores y sus organizaciones. La conquista de nuevos cuerpos de delegados expulsando a la burocracia, las listas opositoras como las de Telefónicos o Suteba, son un eje fundamental. Desde ese lugar, y no como factor de presión de burócratas que buscan un reacomodamiento; con total independiencia de los Daer, los Moyano y los “Barba” Gutiérrez, tenemos planteado un período de gran importancia en el movimiento obrero.
En esa perspectiva, movilicemos con todo el 1º de mayo a la Plaza internacionalista del Frente de Izquierda y movilicemos a la vanguardia de lucha por un Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda para articular la intervención sindical y política de la izquierda revolucionaria.

Néstor Pitrola

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