miércoles, 9 de marzo de 2016

¿Quién gobierna en Argentina?

Muchas veces se ha dicho que se puede tener el gobierno pero no el poder, si antes era así, en un contexto en que este último se ha ido trasladando a los grandes medios de comunicación y sus financistas, esa afirmación se ha vuelto más real que nunca.
Por eso, más que hablar de medios progubernamentales, lo apropiado hoy sería referirse a gobiernos promediáticos para describir la relación entre empresas como Televisa y Clarín y varios de los triunfadores en los más recientes procesos electorales de Latinoamérica.
Ante la decisión del Canal Cablevisión, perteneciente al Grupo Clarín, de dejar de distribuir la señal del canal multinacional latinoamericano TeleSUR, muchos se han escudado en que es una decisión empresarial, de Clarín, no del gobierno de Mauricio Macri. Pero ahí está el detalle: el gobierno de Macri es el de ese poderoso grupo mediático y la oligarquía agraria que se sentía afectada por las retenciones impuestas a partir de las políticas redistributivas implementadas por Cristina Fernández.
Clarín es el poder, Macri en la Casa Rosada es su instrumento, como lo es de los grandes intereses que no quieren compartir sus extraordinarias ganancias con los de abajo. De ahí el incremento de 300% de las tarifas eléctricas, los grandes recortes en el empleo público y otras medidas similares adoptadas por decreto en sus primeros días de gobierno.
Esa decisión, al igual que la de intervenir durante 180 días la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y la Autoridad Federal de Tecnología de la Información y las Comunicaciones (Aftic), dos instrumentos fundamentales para la política de medios y telecomunicaciones del país y herramientas de implementación de la Ley de medios del kirchnerismo contra la que tanto batalló Clarín, es una prueba de quién manda hoy en Argentina.
TeleSUR no es un canal de televisión más, es el único medio de comunicación de gran alcance que tienen las fuerzas populares de América Latina frente a la agenda unánime de los cientos de medios privados que en el continente actúan como el Partido Único de la Restauración Neoliberal, al que incluso pertenecen aquellos con asiento fuera de la región como CNN en español y El País.
Si Clarín en el poder deja de distribuir la señal de TeleSUR, el único canal latinoamericano con una agenda alternativa que le hace oposición a aquella hegemonía y visualiza a movimientos sociales, intelectuales críticos y fuerzas populares que la represión, el desempleo y los tarifazos de su instrumento Macri están tratando de desarticular, más que de censura, que lo es, se trata sobre todo, como la obsesión antivenezolana del macrismo, de un acto de la lucha de clases que en este instante es cada vez más global.
En Latinoamérica, como también se hace evidente en Europa, no hay soluciones nacionales. Defender el acceso a TeleSUR para los argentinos es también defender el derecho de los latinoamericanos a una información independiente de las transnacionales de la información y a decidir por sí mismos su futuro, fuera del control de la alianza mediático financiera que ha regresado al gobierno en Argentina y amenaza con hacerlo en otros países del Sur del continente.

Iroel Sánchez
Cubahora

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