sábado, 20 de febrero de 2016
La ignorancia de Fernando el Converso
Transformado en francotirador mediático del gobierno derechista de Cambiemos, Fernando Iglesias ha escrito una nota, “Troskos con OSDE” (publicada acá en La Voz del Interior y acá en Los Andes), donde ante todo vuelve a mostrar ignorancia al por mayor en temas elementales. Y todo al servicio de tratar de deslegitimar a quienes somos la oposición consecuente a Macri, no como un FPV donde sobran “traidores” mientras dejan pasar el ajuste y lo aplican ellos mismos en las provincias e intendencias que gobiernan. A esta altura enviar a Iglesias a leer libros creo que sería inútil (aunque nunca se pierde la esperanza) pero al menos podría tomarse el trabajo de “googlear” los temas a los que se refiere para evitar el papelón de escribir sin cotejar con la realidad los dislates que pasan por su cabeza.
Un pasante de un diario de pueblo no podría escribir una nota con tantas inexactitudes y elucubraciones como las que realiza el exdiputado “carrioista”. Quizás se sintió tocado porque en el programa Intratables que menciona dejamos en evidencia el absurdo de presentar como “modelo” a Chile, y en particular su sistema educativo, cuando este viene siendo impugnado por multitudinarias movilizaciones populares por ser el más elitista y excluyente del sub continente, donde para seguir una carrera universitaria una familia tiene que endeudarse como si comprase un departamento en un crédito hipotecario de por vida. O por tener la legislación más antiobrera de la región, prohibiendo las huelgas por rama gremial y con la legalización del “carneraje” sindical, con un promedio de afiliados por sindicato que apenas supera los 30 trabajadores, lo cual ha llevado a la proliferación de huelgas “ilegales”. A lo que podríamos agregar los escándalos de corrupción que hoy golpean a todo el sistema político chileno (entre los que destacan los casos Penta, SQM y Caval) y la fuerte deslegitimación de su régimen político, donde en la segunda vuelta presidencial de diciembre de 2013 la abstención llegó a casi un 60% del padrón electoral, un récord difícil de igualar.
La respuesta de Christian Castillo en La Voz del Interior
Ahora llega a comparar a Trotsky, una de las más grandes personalidades del siglo XX (y sino que le pregunte al también reaccionario Marcos Aguinis que se debe agarrar la cabeza ante lo que escribe Iglesias), con un mafioso menor de un barrio de Chicago desplazado por Al Capone (¡sic!)… Para ello recurre a los hechos de Kronstadt como todo argumento, ignorando que estos ocurrieron bajo la excepcionalidad de una guerra civil, donde la naciente Unión Soviética fue invadida por catorce ejércitos contrarrevolucionarios. ¿Qué dirá entonces de las medidas también excepcionales protagonizadas por Abraham Lincoln durante la guerra de secesión norteamericana? ¿O de las tomadas por Moreno, Castelli, Belgrano o San Martín durante la guerra de la independencia? ¿Los considerará “asesinos seriales” como hizo un filósofo, seguramente del agrado de Iglesias) con el Che Guevara? Pero lo de Iglesias es tan vulgar que una discusión sobre estos temas le queda grande.
En su cruzada “antitroska” nos dice que nos enojamos más cuando nos acusan de “stalinistas” que de “totalitarios”. Pero el fundador de la Cuarta Internacional fue el primero en utilizar el término “totalitarismo” para identificar uno de los rasgos característicos del régimen estalinista, al que enfrentó sufriendo cárcel y exilio hasta ser asesinado por un sicario de Stalin en México. Pero, a diferencia del análisis superficial de los liberales siempre señaló la diferencia específica de la Unión Soviética bajo dominio burocrático con otros regímenes totalitarios como el nazismo: la propiedad nacionalizada de los medios de producción, una herencia de la revolución de octubre que la burocracia soviética tardó décadas en revertir para avanzar hacia la restauración capitalista (puede leerse de Trotsky al respecto: Los astros gemelos Hitler-Stalin).
También pretende hacernos cargo a los trotskistas de las barbaridades cometidas por las burocracias gobernantes en China, Corea del Norte o Camboya, cuando siempre hemos denunciado y enfrentado a esos regímenes (los trotskistas chinos fueron asesinados y perseguidos por Stalin y encarcelados por Mao), oponiendo a los privilegios de las burocracias y su dominación totalitaria la perspectiva de una democracia de los trabajadores basada en consejos obreros con pluralidad de representación política en los mismos (el “pluripartidismo soviético” del que hablaba Trotsky). O presentarnos como acríticos defensores del régimen vigente en Cuba, cuando junto a la lucha intransigente contra casi 60 años de un bloqueo criminal por parte del imperialismo estadounidense (a pesar que a Iglesias no le guste no vamos a dejar de llamar a las cosas por su nombre) siempre hemos planteado nuestro cuestionamiento al dominio del partido único y los privilegios burocráticos. Partiendo siempre del hecho que si no fuese por la victoria de la revolución el destino de Cuba hubiese sido el que hoy podemos ver en Haití, y no podría ostentar la segunda tasa más baja de mortalidad infantil del continente (solo por detrás de Canadá) a pesar de su escasez de recursos.
Entre otros dislates (y por razones de espacio solo podemos responder algunos), Iglesias deduce que de nuestra oposición al gobierno macrista de los CEO’s que él apoya para nosotros el peronismo sería sinónimo de “poder popular”, y que solo él debería gobernar “en tanto se espera el triunfo de la revolución permanente”. ¿De dónde sacó semejante afirmación? Quienes hoy conformamos el Frente de Izquierda fuimos oposición por izquierda al kirchnerismo, una izquierda que es independiente de todas las variantes que defienden este régimen de explotación y opresión. Fuimos nosotros y no Iglesias los que nos movilizamos frente a los asesinatos de militantes populares bajo los gobiernos K, con Mariano Ferreyra como caso emblemático. En ninguna de las marchas por la perpetua a Pedraza vimos participar a quien hoy defiende al gobierno cuyos gendarmes dispararon impunemente sobre pibes que ensayaban para una murga sin que de Iglesias partiese una palabra de condena. ¿Y quién denunció el espionaje ilegal del Proyecto X o la infiltración del oficial de la Policía Federal Balbuena en la Agencia Rodolfo Walsh? ¿O el fortalecimiento de las policías que manejan el narco y la trata que continúa el gobierno de Cambiemos? ¿O quien estuvo codo a codo en las principales luchas obreras que tuvieron lugar en la era kirchnerista, como Kraft, los tercerizados ferroviarios o LEAR sino los trotskistas que tanto le molestamos a Iglesias? Fue a nosotros, los diputados del FIT (que cuando ejercemos nuestros mandatos cobramos como docentes), y no a Iglesias (que no cuestiona los ingresos privilegiados de la casta política que gobierna para los grandes empresarios), que Berni nos tiró gas pimienta y balas de goma cuando acompañamos a los “indomables” de Lear en los nueve meses de lucha contra los despidos.
Por eso la última trinchera de Iglesias, un argumento que sería más propio de un populista de los que él denosta, es querer presentar a la izquierda como un fenómeno pequeñoburgués. ¿Le suena a Iglesias el nombre de Raúl Godoy, obrero toda su vida, referente de la gran lucha de Zanon y diputado en Neuquén por el PTS y el Frente de Izquierda? ¿O Claudio Dellecarbonara, miembro de la Comisión Directiva del sindicato de los trabajadores del subte? ¿O Rubén Matu, delegado de LEAR? ¿O Javier “Poke” Hermosilla y Lorena Gentile de Kraft? ¿O Alejandro Vilca, obrero de recolección de residuos en Alto Comedero en Jujuy, que obtuvo un 8% como candidato a diputado provincial del FIT y solo por la proscriptiva ley electoral provincial no alcanzó ese cargo? ¿O José Montes, que fue candidato a presidente por nuestro partido en distintas ocasiones, obrero del Astillero Río Santiago hasta su reciente retiro y uno de los referentes de la fábrica en la lucha contra la privatización menemista? Con muchos de estos compañeros tengo el orgullo de compartir la Dirección Nacional del PTS, así como con Myriam Bregman, Nicolás Del Caño y tantos otros compañeros. Decenas de artículos en los medios más diversos han dado cuenta del crecimiento de la izquierda en el movimiento sindical y de nuestro partido en particular en lo que hace a los gremios industriales. Solo que Iglesias pretende ignorarlos para repetir un cliché pasado de moda. Personalmente no tengo contradicción entre haber abrazado la lucha por el socialismo y la militancia en el trotskismo desde mis años de estudiante secundario y ser profesor universitario en la UBA y en la UNLP desde hace 25 años. Es más, en medio de la crisis de un sistema donde los 65 más ricos poseen la misma riqueza que los 3000 millones que menos tienen; donde cada crisis –como la que vive el capitalismo desde 2008- significa el envío de millones de trabajadores al desempleo y la miseria; donde el tratamiento inhumano a los refugiados y a los inmigrantes en el “primer mundo” habla por sí mismo de la barbarie del sistema; creo que la militancia anticapitalista y socialista es el compromiso intelectual más sincero que puede asumirse con el destino de la humanidad, como lo entendieron antes que nosotros gigantes como Marx, Engels, Lenin, Trotsky o Rosa Luxemburgo, ellos sí “modelos” en los que nos referenciamos. Y no por una supuesta creencia en las “leyes objetivas de la historia” sino porque si algo sabemos es que el capitalismo no va a ser sobrepasado como una consecuencia automática de los movimientos de la economía sino que es necesario construir la herramienta política que pueda arrojarlo al basurero de la historia. ¿Para qué militar si el final de la historia ya estuviese escrito? Lo cierto es que es en los resultados de la lucha de clases donde se define día a día nuestro destino. Y nosotros somos de los que luchamos, no de los que vemos pasar la historia. Pero pretender que el cinismo ignorante y posmoderno de Fernando “El Converso” comprenda esto queda fuera de mis capacidades pedagógicas. Ah, y me atiendo por IOMA, la obra social que corresponde a los estatales de la Provincia de Buenos Aires, entre ellos los docentes de la UNLP a la que pertenezco.
Christian Castillo
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