Del entusiasmo inicial, la dirigencia sindical fue pasando paulatinamente al desencanto ante el anuncio del presidente Mauricio Macri sobre las modificaciones en el Impuesto a las Ganancias. Viejas caras conocidas de la CGT Azopardo (Hugo Moyano a la cabeza), la CGT Caló (Antonio, titular de la que antes se denominaba central oficialista) y la CGT Azul y Blanca (Luis Barrionuevo) acompañaron desde la primera y segunda fila el discurso presidencial en el salón principal de la Casa de Gobierno. Y es que de la expectativa inicial de lo que aparentaba ser “la suba al doble” del piso de salarios y una mejora sustancial de los salarios de bolsillo, fue derivando en lo que terminó resultando un mero “ordenamiento” del impuesto, con muchas promesas de campaña postergadas y un impacto favorable mucho más restringido. Los principales “beneficios” enunciados por las autoridades quedaron en controversia. Hagamos un repaso sobre los principales interrogantes que dejaron los anuncios.
¿El piso del impuesto subió de 15 mil a 30 mil pesos de salario bruto?
El “piso” de 30 mil pesos de salario, que se interpretaba que dejaría fuera del alcance del impuesto a todos los que estuvieran por abajo, no era tal. De acuerdo con los nuevos valores de las deducciones, un trabajador sin cargas de familia, con un sueldo de 30 mil pesos en bruto deberá pagar 1281,40 pesos mensuales de impuesto, alrededor del cinco por ciento de su salario neto. Podría tratarse incluso de un empleado casado y con dos hijos (la tan mentada familia tipo), pero si su cónyuge tiene empleo y además declara a los hijos a su cargo en el impuesto, aquel trabajador no podrá hacer deducciones por carga de familia. No es un caso extraño; es más, probablemente sea más frecuente que el caso del jefe de familia como única fuente de ingreso al hogar.
Incluso otros empleados con ingresos muy inferiores a los 30 mil quedarán alcanzados por el impuesto. Sin familia a cargo, quienes tengan un sueldo bruto superior a 22.476 pesos se encontrarán con que el empleador empezará a descontarle por Ganancias desde la próxima liquidación.
¿La modificación en las deducciones aumentó el mínimo no imponible en un 160 por ciento?
Lo que se conoce como mínimo no imponible es la suma de la “ganancia no imponible y la “deducción especial”, según las identifica la ley de Impuesto a las Ganancias. La suma de ambas, con la modificación de esta semana, alcanza a 18.880,30 pesos mensuales para el año 2016.
En el año 2013, cuando se fijó en 15 mil pesos la retribución bruta hasta la cual el trabajador no estaba alcanzado por el impuesto, dicho mínimo no imponible era de 6938,50. Es decir, que quienes tenían un sueldo bruto mayor a 15 mil pesos, descontaban a sus ingresos esos 6938,50 pesos y no los 15 mil (a los que erróneamente se sigue aludiendo como el “mínimo no imponible del año 2013”).
En el año 2014, ese mínimo no imponible (MNI, para abreviar) fue incrementado pero sólo para quienes en 2013 (que pasó a ser el “año base” para definir la categoría del contribuyente) tuvieran un sueldo bruto ente 15 mil y 25 mil pesos. Con un incremento del 20 por ciento, ese MNI pasó a 8326,40 pesos mensuales para esa franja (quienes en 2013 no llegaban a los 15 mil pesos, siguieron con el status de “no alcanzados” por el impuesto, sin importar a cuánto ascendiera su nueva remuneración). Los que en 2013 hubieran tenido un ingreso bruto superior a 25 mil, seguían con el MNI de 6938,50.
En el año 2015 se introdujo una complicación todavía mayor, porque se ajustaron las deducciones según el tramo de ingresos que tenía el trabajador en 2013. Así, a los de la franja de 15 a 18 mil se les aumentó el MNI en 25 por ciento (pasó a 10.407,90 pesos), a los de 18 a 21 mil pesos, el 20 por ciento; y sucesivamente en porcentajes decrecientes por tramos de a mil pesos, hasta llegar a la franja de 24 a 25 mil pesos, con un aumento del MNI del 5 por ciento (a 8742,70 pesos). Para los de más de 25 mil pesos de sueldo bruto en 2013, se les mantuvo el MNI en los mismos 6938,50 pesos de 2013.
El nuevo mínimo no imponible sólo representa un aumento del 172 por ciento para quienes cobraban más de 25 mil pesos en bruto en 2013 (que si hubieran recibido los aumentos de paritarias de estos años, hoy equivaldría a sueldos por arriba de 52.800 pesos). Ya en la franja de 24 a 25 mil pesos, el incremento del MNI se achica al 116 por ciento, pero todavía se trata de una porción ínfima de empleados. La franja mayoritaria de los alcanzados por el impuesto, quienes ganaban entre 15 mil y 21 mil pesos en 2013, tienen con el nuevo MNI un aumento del 81 al 89 por ciento. Lejos del 160 por ciento que expuso el gobierno.
¿La baja en Ganancias representará mejoras de hasta el 22 por ciento en los sueldos?
El ejemplo que utilizó Macri en su discurso, y después incluyó la AFIP en las diapositivas que acompañaron la exposición de Alberto Abad y el titular de la Anses, Emilio Basavilbaso (foto), es el de un empleado con un sueldo bruto mensual de 32 mil pesos, y compara el resultado en el salario de bolsillo de aplicarle las deducciones como estaban antes de la modificación y después. Expone que antes hubiera cobrado en mano 21.661 pesos y ahora, 26.379 pesos, con una mejora del 22 por ciento.
Pero el cálculo parte de suponer que el trabajador no tuvo aumentos en el valor de sus deducciones desde 2013 a 2015. Se trataría, entonces, de alguien que cobraba un sueldo bruto superior a 25 mil pesos en 2013. Con tres paritarias entre 2013 y 2016, con habérsele otorgado un aumento anual de apenas 20 por ciento, de 25 mil hubiera pasado a 43.200 pesos, no a 32 mil. No es razonable que con 32 mil pesos hoy, no haya gozado de aumentos en el mínimo no imponible y en las deducciones por carga de familia. Si tan sólo se considerara que estaba en la franja de 18 a 21 mil pesos en 2013, el salario de bolsillo resultante por las deducciones que le correspondían hubiera sido de 23.139 pesos antes de la nueva modificación, no de 21.600. En consecuencia, el aumento de las deducciones lo benefician sólo en un 14 por ciento.
En relación con otros planteos que se consideraban imprescindibles para lograr una mayor equidad en el impuesto, como el replanteo de la escala de tasas del impuesto o la movilidad automática del mínimo no imponible y demás deducciones, ayer el Gobierno coincidió en su necesidad pero no en su premura. Macri aseguró que esas modificaciones pendientes –deberían formularse por ley– recién se tratarían el año próximo. Pero el impuesto que se cobrará este año se calculará con alícuotas que trepan rápidamente apenas empieza a subir la “ganancia imponible”, la que queda después de hacer las deducciones.
La tasa inicial del impuesto sobre la ganancia sujeta al mismo es del 9 por ciento, pero con escalones muy cortos para subir a tasas más altas. Para el ejemplo dado al principio de esta nota, del trabajador sin familiares a cargo que cobra un sueldo bruto de 30 mil pesos, tiene una ganancia gravada de 6320 pesos. Sobre 5000 pesos paga un monto fijo de impuesto de 925 pesos, y sobre el excedente (1320 pesos) paga una tasa del 27 por ciento. Con el próximo aumento en paritarias, llegaría a pagar la tasa máxima del 35 por ciento sobre el último tramo de ingresos gravados. Con el anuncio de Macri de ayer, postergando el tratamiento de la actualización de las escalas, muchos trabajadores alcanzados por el impuesto estarán en la misma situación. Para desazón de los dirigentes sindicales que aplaudieron los anuncios, sin medir sus consecuencias.
Raúl Dellatorre
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