sábado, 27 de febrero de 2016

La cara oscura: Francia y su rol en el genocidio argentino



La visita del presidente francés a poco de cumplirse 40 años del golpe y el silencio sobre el rol de Francia en la formación de militares locales en atroces técnicas de tortura y aniquilamiento.

Muchas páginas se han escrito por estos días sobre la visita del primer mandatario francés, desde las buenas relaciones con el gobierno de Macri hasta su paseo por la Bombonera, y uno de los actos que más impacto mediático tuvo fue su paso por el Parque de la Memoria junto a Estela de Carlotto y otros referentes de organismos de derechos humanos, para homenajear a las víctimas francesas de la dictadura.
"Quiero expresar aquí mi emoción y la solidaridad de Francia para la víctimas de la dictadura y de la opresión, de la barbarie”, dijo Hollande, y agregó: "Francia ha querido acompañar no sólo porque estaba afectada (fueron 22 los franceses desaparecidos, víctimas de la dictadura) sino también porque somos conscientes de que en la Argentina se cometió un crimen en masa". Luego fueron arrojadas flores al Río de la Plata como señal de homenaje.
Si Hollande fuese un “ciudadano” francés simplemente, podríamos hasta conmovernos por su gesto. Sin embargo, el ciudadano Hollande, resulta ser el jefe del estado francés, nada menos que el país imperialista que durante la dictadura argentina, y previamente también, jugó un rol deleznable dando cátedra a los genocidas locales sobre métodos de tortura, vuelos de la muerte y técnicas de “aniquilamiento”.
No por nada se denomina “Escuela francesa” a la doctrina con que militares galos dieron cátedra y lecciones a los genocidas argentinos, basados en su aberrante accionar en Argelia. Un perverso doble juego del imperialismo francés, que tras las banderas luminosas de Libertad, Igualdad y Fraternidad, en la oscuridad cometía los más atroces crímenes colonialistas en Indochina y Argelia, creando además una formación paramilitar, la OAS (Organización del Ejército Secreto), verdadero rostro del terror que actuó para intentar aniquilar la lucha del pueblo argelino por su liberación e independencia entre 1954 y 1962, en la que fueron asesinados cerca de medio millón de argelinos. Recomendamos al lector la película La batalla de Argel, de Gilo Pontecorvo.
Fue Marie-Monique Robin, directora del documental “Escuadrones de la muerte. La escuela francesa” y autora del libro homónimo quien puso el foco en Reinaldo Bignone, Albano Harguindeguy y Ramón Genaro Díaz Bessone, genocidas que habían sido entrenados por militares franceses y que en entrevistas que realizó la autora, confesaron cómo utilizaron esas “enseñanzas” contra la vanguardia obrera y estudiantil durante la dictadura argentina.
Como parte del Plan Cóndor, Argentina fue la cabecera del ejército francés en América Latina, desde donde extendió su influencia hasta Brasil y Chile. En nuestro país una misión francesa permaneció durante más de veinte años, desde 1959 hasta fines de 1980. También viajan a Francia para recibir instrucción oficiales argentinos entre los que estaba el general Alcides López Aufranc, quien luego desempeñó un activo rol como instructor y en la coordinación de la misión, tal como él mismo revela a Marie-Monique Robin.
En 1959 los ejércitos de Francia y la Argentina firmaron un acuerdo para la creación de una misión militar francesa permanente, cuyos asesores se instalaron en Buenos Aires, en la sede del Estado Mayor. Todos eran veteranos de Argelia. A pesar de que ninguno quiso hablar públicamente, Robin logra en su documental testimonios muy valiosos, entre muchos, el del Coronel Bernard Cazaumayou, quien integró la misión entre 1962 y 1965 y decía: “Viajamos a pedido del Ejército Argentino para enseñar la guerra contrarrevolucionaria. La misión cumplió esa tarea y ninguna otra”.
El militar argentino López Aufranc, que dirigió el Primer Curso Interamericano de Guerra Contrarrevolucionaria en 1961 en el que participan militares de 14 países, reveló que se reunieron oficiales de todo el continente, inclusive de los Estados Unidos: “Todos los oficiales de América del Norte y del Sur se reunieron en nuestra Escuela Superior de Guerra”.
La autora, que brindó testimonio en la causa “Díaz Bessone”, relató en una entrevista: “La teoría de los franceses es una concepción militar apoyada en la experiencia de Indochina (…) ahí nace la teoría de la guerra contrarrevolucionaria, la llaman una guerra moderna. ¿Por qué es moderna? Porque no hay frente, es una guerra de superficie, el enemigo está escondido en todo el terreno, no se sabe dónde está. El enemigo es interno, no está afuera, todo el mundo se vuelve sospechoso, hay que controlar a toda la población y hay que buscar nuevas formas militares para luchar contra esta nueva forma de guerra. Por eso la cuadriculación territorial, que fue tomada aquí al pie de la letra, o la división en zonas y sub-zonas para que el ejército controle todo el territorio. Entonces la inteligencia se vuelve muy importante, y quien dice inteligencia dice interrogatorio, y quien dice interrogatorio dice también tortura.
Fue Díaz Bessone, excelente alumno de la Escuela Francesa, quien le dijo a Robin en una de las entrevistas que pueden verse en el documental: “En cuanto a los desaparecidos, ¿qué podíamos hacer? ¿Fusilarlos? Se nos venía el mundo encima, ¿Encerrarlos? Un gobierno constitucional los liberaría..."
Digamos finalmente, volviendo a Francia, que los militares que idearon y llevaron adelante este siniestro plan en Argelia e Indochina y luego lo legaron sus colegas argentinos y chilenos, nunca fueron juzgados.
Esta es una de las caras oscuras del imperialismo francés, cuyo representante hoy arroja flores al río en un cínico intento de que de “eso” no se hable.

Gloria Pagés
Hermana de desaparecidos | CeProDH

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