jueves, 25 de febrero de 2016
Paro y jornada nacional de lucha: cuando las calles dicen NO
Decenas de miles de personas marcharon contra los despidos estatales, el ajuste y el protocolo represivo. El sindicalismo combativo y la izquierda exigen continuidad de las medidas y plan de lucha.
Este miércoles las calles de las principales ciudades del país se vieron sacudidas por importantes movilizaciones de rechazo al ajuste y los despidos en el Estado. En la agenda también estuvo, y no como tema menor, el rechazo al protocolo represivo que la ministra de Seguridad Bullrich intenta imponer.
Una de las primeras noticias de la jornada fue el masivo piquete que protagonizaron sectores del sindicalismo combativo y la izquierda en Corrientes y Callao, en la Ciudad de Buenos Aires. Allí estuvieron los principales referentes del Frente de Izquierda como Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Christian Castillo, entre otros.
Pero también fueron parte sectores del sindicalismo combativo como la Agrupación Marrón Clasista de ATE –con una nutrida delegación- y figuras reconocidas del sindicalismo combativo y de izquierda como Claudio Dellecarbonara (Subte) y Rubén Matu (Lear), entre muchos otros. También estuvieron trabajadores de Cresta Roja, marchando junto al sindicalismo combativo levantando el reclamo por la continuidad del conflicto. Posteriormente, en la movilización general, participó una delegación de las Mujeres de Cresta en Pie, que impulsan el fondo de lucha en universidades y lugares de trabajo.
El piquete, desafiando el anunciado protocolo represivo, le imprimió parte del carácter a la jornada, defendiendo el derecho a la protesta y a la movilización, y mostrando que se pueden hacer medidas de lucha contundentes.
Miles en las calles
Con movilizaciones en todo el país, la convocatoria central se dio en la Ciudad de Buenos Aires. Ahí marcharon hasta Plaza de Mayo diversos sectores políticos y sindicales, desde las dos CTA hasta la izquierda agrupada en el FIT.
Fueron más de 25 mil personas las que tomaron el centro de la ciudad. En el resto del país las cifras fueron también significativas. En Neuquén se registró la movilización más importante de los últimos años, con cerca de 10.000 personas; en Córdoba fueron más de 2.000; en Rosario 3.000, lo mismo que en Mendoza; San Salvador de Jujuy fue recorrida por más de 2.000 personas y Salta por 1.500.
Más allá de las amenazas, aprietes y el miedo que generan los despidos masivos y persecutorios, amplios sectores de trabajadores estatales respondieron al paro y a la movilización. Lo hicieron a pesar de que UPCN -gremio mayoritario entre los estatales- viene dejando pasar los despidos como parte de la tregua que las CGT mantienen con Macri. Las movilizaciones fueron masivas en muchas ciudades a pesar de un calor sofocante.
Se demuestra que, a pesar de las dilaciones que venía llevando adelante la conducción de ATE, había y hay mucha bronca contenida y una fuerte disposición a encarar la pelea contra el ajuste y los despidos masivos.
El paro, y en especial las contundentes movilizaciones, fueron la expresión más clara de una resistencia que se viene notando en múltiples peleas puntuales que necesitan unificarse. Esa resistencia es dejada a la deriva por las conducciones sindicales burocráticas que le dan aire y una tregua al gobierno, a pesar de que éste ni siquiera se pone a tono con sus “expectativas”, como lo evidencia la limitada modificación en Ganancias que no conformó a nadie.
La gran movilización y el paro imponen a ATE y a las dos CTA una obligación: la continuidad del plan de lucha. Esa es la exigencia que venían realizando –desde antes de la medida- la izquierda y sectores combativos y anti-burocráticos dentro de los mismos estatales, como la Marrón Clasista, algo que dejaron claro en el piquete que protagonizaron ayer temprano.
En este marco, ATE Provincia de Buenos Aires convocó a un paro para el lunes 29 de febrero. Rechazan la propuesta salarial que hizo la gobernadora Vidal.
Pero si algo es evidente después de ayer, es que este primer golpe no puede ser el final sino el inicio de una política que ataque a fondo el ajuste y sirva para derrotar la llamada “modernización del Estado”. El conjunto de la dirigencia sindical tiene que abandonar la tregua y ponerse al frente de un plan de lucha para derrotar el ajuste.
¿Empezando a resistir?
La nota política de este miércoles fue la participación de organizaciones kirchneristas o cercanas al kirchnerismo en la movilización. Habían abandonado las calles hacía semanas, permitiendo que despidos, devaluación y ajustes pasaran sin más que alguna declaración política. La única “resistencia” parecía pasar por concentraciones públicas en algunas plazas.
Ayer las columnas de organizaciones como el Movimiento Evita, La Cámpora y la Túpac Amaru, así como la CTA dirigida por Hugo Yasky entre otras, aportaron varios miles de manifestantes. No solo las organizaciones estuvieron en la marcha. Se pudo ver también a Aníbal Ibarra y a legisladores de Nuevo Encuentro-FPV en la movilización, haciendo gala de una “combatividad” que no tienen.
Mientras estos sectores marchaban, sus referentes –como Agustín Rossi, Guillermo Moreno o el “Chino” Navarro “rosqueaban” en el Congreso del PJ, dentro de un peronismo que discute entre ser una oposición moderada o muy moderada al macrismo. Gran parte de esos gobernadores e intendentes vienen despidiendo masivamente al igual que lo hace Cambiemos. No parece que de allí vaya a venir alguna resistencia duradera.
Una posición independiente en la jornada
Sectores del sindicalismo combativo y la izquierda plantearon, desde temprano, una posición política independiente de la conducción de ATE, tanto en lo que hace a la cuestión del protocolo contra la protesta como sobre la necesidad de medidas contundentes contra los despidos.
La conducción de ATE rechazó y denunció el protocolo antipiquetes, pero producto de la presión del gobierno y los grandes medios de comunicación, reiteró hasta hoy que “no habría piquetes” en la jornada.
Pero el piquete masivo de la mañana no pudo ser reprimido, mostrando que se puedan hacer acciones contundentes como parte de la pelea contra el ajuste.
En ese marco, la izquierda defendió claramente el derecho a manifestarse, denunciando el carácter ilegal del protocolo de Bullrich. Lo que dejó de manifiesto la jornada es que, a pesar del discurso mediático, el protocolo tampoco cuenta con la legitimidad necesaria para reprimir la protesta social.
Esto plantea la posibilidad y necesidad de redoblar la ofensiva contra esa reaccionaria herramienta. Ya son cientos los pronunciamientos de rechazo de organismos de DDHH, personalidades de la cultura y de la política. La correcta denuncia de algunas organizaciones sindicales al protocolo no puede quedar, solamente, en el terreno de la pelea legal como sostuvo ATE.
Pero además, quedó en evidencia que se pueden profundizar las medidas de lucha contra el ajuste y los despidos. Fue en esa perspectiva que la Marrón Clasista impulsó el paro y la movilización en todas las dependencias estatales en las que es parte.
Precisamente lo que mostró el piquete de la mañana y las movilizaciones en todo el país es que se pueden redoblar las medidas de acción y lucha para tirar abajo el protocolo y derrotar la política de ajuste y despidos en el Estado.
Redacción LID
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