lunes, 25 de julio de 2016

“Perón eligió uno a uno a quienes integraron la cúpula de la Triple A”



A raíz de la 3ª edición de Insurgencia Obrera, La Izquierda Diario habló con Andrea Robles, autora de “La Triple A y la política represiva del gobierno peronista”, anexo incluido en el libro.

Vos sos autora del apartado dedicado a la Triple A en Insurgencia obrera. Ahí afirmás que Perón fue su creador ¿en que se funda?
En la documentación disponible y en que su secretario privado, José López Rega, fuera el brazo ejecutor. Perón elige uno a uno los integrantes de la cúpula de la Triple A, una organización que se encargó de asesinar en el término de dos años a 1.500 personas, en su mayoría por su vinculación a la izquierda, peronista o no.
A López Rega, su secretario, además de la jefatura del Ministerio de Bienestar Social, donde funcionará el comando general de la Triple A, con arsenal de armas y todo, lo asciende de cabo a comisario de la Policía Federal (PF) en apenas un día. Un ascenso meteórico que varios historiadores señalan que no tiene precedente en la fuerza.
Además, mediante el decreto 362/1974, Perón asciende a Morales y Almirón, otros de los cabecillas, que habían sido separados de la PF por delitos de contrabando, trata y, legalmente, ocupan la jefatura de la custodia de Isabel Martínez de Perón, la vicepresidenta.
Otro de los hombres claves de la Triple A fue el comisario Alberto Villar. Integró la custodia presidencial a inicios de los ‘50. Especializado en contrainsurgencia, en 1971 participó del comando de represión de las huelgas y movilizaciones cordobesas conocidas como el Viborazo. Y un año después estuvo al frente del secuestro de los cuerpos de los fusilados de Trelew, cuando los velaban en la sede del Partido Justicialista. Es pasado a retiro durante el gobierno de Cámpora y vuelve al servicio a pedido expreso de Perón para asumir el cargo de subjefe de la Policía Federal (1475/1974). Villar, que pocos meses después ocupa la jefatura de la PF, conforma los comandos paraestatales de la Triple A junto al Comisario Luis Margaride, éste último también nombrado por otro decreto de Perón (1476/1974), quien se destaca en su foja de servicios por su participación en la represión política sindical. Es decir, a su muerte, Isabel ya tenía toda la estructura creada para intensificar la acción de la Triple A.
Vos realizaste el trabajo en base a distintos materiales de la época, ¿Por qué Perón la crea? ¿Cuál era el objetivo de la Triple A?
Es un momento marcado por el ascenso obrero y la efervescencia de la juventud. El rol que viene a jugar Perón es muy distinto del que esperan quienes fueron a recibirlo a Ezeiza y los millones que lo votan en 1973. Este movimiento de masas viene de derrotar a la dictadura militar de Onganía en las calles y quiere avanzar en recuperar lo perdido, se abre una situación peligrosa para el dominio de la burguesía.
La Revolución Cubana, la resistencia peronista están presentes en el espíritu de época. Esta situación se refleja también en el creciente peso que van adquiriendo las corrientes y fenómenos políticos más radicalizados, como Montoneros y la tendencia peronista de izquierda que era mayoritaria dentro de ese movimiento. También con la izquierda del ERP, una organización político-militar, con estrategia guerrillera.
Por su parte, el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) era trotskista y, aunque era una fuerza menor en relación a otras, centraba su intervención en los sectores más avanzados del movimiento obrero, también en la juventud.
Pero de conjunto, con diferentes perspectivas, pugnaban de una u otra manera por un cambio radical que expresa ese espíritu del movimiento de masas.
Como en toda situación revolucionaria, también había grupos de tipo fascista de ultra derecha solventados por las patronales y el Estado, que en la Argentina, por cierto, tienen una larga tradición. En los ’70, proliferaron las agrupaciones de ultraderecha peronista ligadas, entre otros, a la burocracia sindical. El mismo José Rucci, Secretario General de la CGT, creó la Juventud Sindical Peronista, donde hizo sus “primeras armas” su homólogo actual Hugo Moyano.
La vuelta de Perón se inscribe entonces en el intento de la burguesía por cerrar esa situación, aprovechando el prestigio de su figura, revitalizado por 18 años de exilio. El Gran Acuerdo Nacional, inaugura esta “política de contención”, sustentado en la figura de Perón, el Pacto Social y una política represiva basada en leyes, decretos y la creación de la Triple A. Perón buscará depurar el peronismo de su ala izquierda e impedir que la vanguardia de centenares y centenares de miles se fusione con el movimiento de masas, y particularmente se desarrollen las tendencias claras a la independencia de la clase obrera que ya, a inicios de 1974, empiezan a cuestionar el Pacto Social.
Durante los pocos meses que duró el gobierno de Perón, la Triple A cometió decenas de asesinatos –como la Masacre de Pacheco o el del sacerdote Mujica–, atentados y voladuras de locales que jamás fueron investigados. La figura inmaculada de Perón es un mito. En sus gobiernos siempre se encargó de neutralizar toda expresión independiente de la clase obrera. Y para ello, toda vez que fue necesario, no dudó en utilizar –como amenazó públicamente en esos años– todos los medios a su alcance.
No es cuestión de demonizar, no se trata del único gobierno que asume enarbolando las banderas “nacionales y populares” o del “socialismo” desde un lenguaje de “izquierda” o “centro izquierda” para en su nombre liquidar las tendencias radicales o revolucionarias desde el interior. La historia del siglo XX tiene muchos ejemplos. Desde la Revolución alemana de 1918-19, pasando por la Guerra Civil española de la cual se acaban de cumplir 80 años que, al tratarse de una de las revoluciones más importantes del siglo pasado (nosotros al respecto publicamos una obra de León Trotsky que la muestra de cuerpo entero), da cuenta de esto de manera aumentada. Perón no fue tan lejos. Y de hecho se encargó mediante gestos, declaraciones y leyes de mostrar su verdadero cometido y por ende el de la Triple A.
¿Por qué el Instituto del Pensamiento Socialista vuelve a reeditar Insurgencia Obrera?
El debate de los 70 sigue siendo sumamente actual. Desde mi parecer por varias cuestiones. Una inmediata: mucho de los actores centrales de esa época no solo viven sino que muchos están en funciones o tienen en los ’70 parte de su prontuario. Se han publicado recientemente varias investigaciones que prueban los vínculos que tenía en esos años la familia Macri con López Rega y la logia fascista italiana Propaganda due (P2), de la que como se sabe también eran miembros el Almirante Emilio Massera, el General Carlos Suárez Mason y el propio Perón.
En los años del kirchnerismo se extendió un nuevo “relato” sobre los setenta. Se oculta que Perón creó la Triple A y también que fueron los trabajadores quienes enfrentaron al gobierno peronista de Isabel y su plan de ajuste brutal, provocando la caída del Ministro de economía Rodrigo y, también, del Brujo López Rega, el brazo ejecutor de la Triple A. No fue un golpe “antiperonista”, sino que el golpe apuntó a una clase obrera que justamente comenzaba hacer su experiencia con el peronismo.
Aquí también está la operación de construir mitos, preservando al peronismo como “partido de la contención” e impedir que se conozcan los hechos objetivos de uno de los hitos más importantes del pueblo trabajador y la juventud. Los más de 30.000 desaparecidos, como se sabe en su mayoría trabajadores, fueron en parte para cortar los lazos de esa tradición con las nuevas generaciones. Y este libro por sus características, basado en una profusa investigación, entrevistas y documentos, permite apropiarnos de este capítulo clave de nuestra historia, en sus luchas cotidianas y discusiones, reabriendo el debate desde otro punto de vista.

Andrea Robles
CEIP León Trotsky

Ficha técnica

Insurgencia obrera en la Argentina 1969-1976. Clasismo, coordinadoras interfabriles y estrategias de la izquierda

Ruth Werner, Facundo Aguirre y contribuciones de Andrea Robles, Mónica Torrás y Walter Moretti

edicionesips@gmail.com

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