viernes, 22 de julio de 2016

A pesar de los tarifazos, las tres CGT decidieron no llamar al paro



La mesa chica de las CGT se reunió para discutir la propuesta de triunvirato para conducir la central unificada. Descartaron llamar al paro a pesar de los tarifazos, la inflación y los despidos.

La “mesa chica” de las tres vertientes de las CGT se reunió ayer en el Auditorio de la Mutual de Trabajadores Camioneros, en la Ciudad de Buenos Aires.

Participaron de la reunión Hugo Moyano, Antonio Caló, Juan Carlos Schmid, Héctor Daer, Carlos Acuña, Mario Caligari, Omar Maturano y Andrés Rodríguez, entre otros. El gastronómico Luis Barrionuevo no participó por encontrarse fuera del país, pero envió en su representación a Acuña.
El temario de la reunión no estuvo atravesado por el debate sobre las medidas a tomar para enfrentar las políticas de ajuste, sino que su principal resolución fue ratificar la propuesta de conformar un triunvirato para ejercer la conducción de la CGT reunificada a partir del 22 de agosto próximo, fecha en la que se realizará el congreso ordinario de la central.
Luego de tres horas de deliberaciones, los candidatos que suenan más fuerte para integrar el triunvirato son Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña.
Esta resolución del encuentro actúa como un fuerte mensaje para los sectores que rechazan la idea de un triunvirato o buscan posicionar a otros dirigentes en la conducción. De hecho, no participaron del encuentro de ayer los representantes del Movimiento de Acción Sindical (MASA), ni quienes postulan al dirigente bancario Sergio Palazzo o al líder del sindicato de peones rurales, Gerónimo “Momo” Venegas. El interrogante sobre si estos sectores quedarán integrados en la CGT “unificada” quedará abierto entonces durante las próximas semanas.

Críticas sí, paro no

La "mesa chica" ratificó además que el próximo 5 de agosto se realizará en la CGT Azopardo un plenario de secretarios generales de las tres centrales que definirá las características que tendrá el congreso del 22 de agosto.
El moyanista Schmid dijo que "estamos afinando la confección de un documento que será puesto a consideración del plenario del 5 de agosto".
En esa instancia, las centrales sindicales darán a conocer un "documento político" conjunto que, según se adelantó, hará eje en la "difícil situación económica" que atraviesan los trabajadores producto del aumento en las tarifas de los servicios públicos y el "costo de la canasta familiar que va en aumento".
A pesar de este análisis de la situación política, la reunión de ayer descartó la realización de un paro general. En palabras de los voceros que transmitieron lo discutido, “hasta el momento los dirigentes gremiales han actuado con sabiduría y prudencia”. Al parecer, ésta misma seguirá siendo la actitud. El hecho de que muchos de los dirigentes de las centrales sindicales sean millonarios contribuye en mucho a que tengan más paciencia que las bases de sus gremios, que sienten cada día más el peso de los tarifazos.
Rodolfo Daer de la Alimentación había afirmado días atrás, en declaraciones a La Izquierda Diario TV, que “es necesaria la unidad para discutir lo que está pasando en el país. No puede convocarse a un paro con la fragmentación sindical”. De esta manera, buscaba legitimar la agenda de negociaciones sobre cargos que llevan adelante las cúpulas, mientras miles de personas se predisponían a salir a las calles en todo el país expresando su bronca contra los tarifazos. Desde la izquierda, referentes como Nicolás del Caño vienen planteando la exigencia de que las centrales sindicales convoquen a un paro nacional para frenar los aumentos en los servicios públicos.
Se observa una coincidencia en el discurso de las cúpulas sindicales, ya que todos prometen una mejor situación de las organizaciones obreras para luego de la unificación del 22 de agosto.
Sin embargo, lo que está de fondo es que las cúpulas de las centrales sindicales usan la fuerza de los trabajadores como moneda de cambio para negociar sus propias prebendas. Ante un gobierno nacional que enfrenta una situación de gran descontento por los tarifazos, la “paz social” se vende a un alto costo. Concretamente, se trata de renegociar la entrega por parte del Estado de los millonarios fondos de las obras sociales.

Fernando Scolnik
@FernandoScolnik

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