Después de un prolongado conflicto que incluyó la represión de la policía de la provincia disparando a los trabajadores, el Soeail selló un acuerdo laboral. Apoyaron a Morales y se sienten defraudados por el gobernador de Jujuy.
“Es muy duro negociar con Ledesma, y parece que más aún después de que el sindicato se presentó como querellante en la causa contra (Carlos Pedro) Blaquier por delitos de lesa humanidad, pero la asamblea también se había endurecido”, dijo a Página/12 Rafael “Cuchi” Vargas, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma (Soeail). En la provincia donde sigue presa la dirigente de la Tupac Amaru Milagro Sala los acuerdos paritarios de los trabajadores del azúcar llegan después de cortes de ruta y balas de goma. “La policía provincial actuó como si fuera privada, del lado de adentro de la empresa”, describió sobre el operativo represivo que siguió a la decisión de los obreros de parar por tiempo indeterminado. “No conseguimos todo pero mejoramos el básico y los tiempos de trabajo, que de alguna forma ayudan a los trabajadores temporarios”, apuntó.
–¿Por qué el acuerdo no fue aprobado en la asamblea?
–Teníamos mandato para negociar y definir, la empresa no quería ceder y nosotros fuimos con una postura más firme. No serán los números que ganan en otros ingenios pero tampoco podíamos seguir tan bajos. Quedamos con los 11.400 de básico y 16.200 en la tira final, que incluye la antigüedad, horas extras, adicionales por polifuncionalidad y sumas no remunerativas, como el bono Bicentenario. En la asamblea de la semana que viene podía pasar cualquier cosa, como profundizar las medidas fuerza, la empresa no quiso que pasara a mayores.
–¿Pero lo acordado es menos de lo que ustedes pedían?
–Sí, aunque no es muy grande la diferencia. Conseguimos mejorar los tiempos de trabajo de la gente temporaria. De los 4400 trabajadores que tiene la empresa, el 60 por ciento son temporarios. Unos 380 de todas las fincas eran eventuales y logramos que sean temporarios, pero la empresa les da entre cinco y seis meses de trabajo nada más. Las empresas tercerizadas que se fueron no cumplían con las leyes laborales ni pagaban las horas extras pero sí llegaban hasta los 10 meses. Siguen siendo un dolor de cabeza los tiempos laborales pero al menos ahora logramos que sean siete. El otro tema es que con 15 años de antigüedad se garantiza un mínimo de 10 meses de trabajo, ahora conseguimos que les den el mismo tiempo con 13 años en la empresa. Además, ya habíamos logrado que todos los que tienen 62 años pasen a ser permanentes, y ahora bajamos a 60 años. Y estamos peleando el premio de zafra, que de seis jornales pasaron a ocho, y que no se computen como inasistencias los accidentes o las enfermedades.
–¿Pierden el premio si se enferman?
–Sí, tenemos que pelear una por una, es muy dura Ledesma.
–Este conflicto cobró visibilidad cuando fueron reprimidos, hace dos semanas. ¿Cómo había comenzado?
–En las asambleas delegados habían planteado el paro por tiempo indeterminado, y cuando fue aprobado arrancamos concentrando en el portón de ingreso. Se decide ir a uno de los accesos que tiene la empresa, donde está la planta de gas y entran los camiones de caña. Ahí había policía de la provincia actuando como policía privada, estaba del lado de adentro de las instalaciones de la empresa. Hubo forcejeos y empujones, luego disparos hacia el aire y se armó una batalla campal. En los videos no se ve que una parte de nuestro grupo se mete en camino interno, ahí había otro grupo de Infantería que muele a palos a los changos y los acribilla a balazos de goma.
–¿Esto endureció aún más la situación?
–La gente indignada se fue a manifestar a la ruta, entendiendo que el Gobierno había formado parte de esa represión, hizo catarsis en forma espontánea. El corte no estuvo planeado pero luego la asamblea lo avaló y duró ocho días. En esos días tuve oportunidad de hablar con el gobernador (Gerardo Morales) y con el ministerio de Trabajo pero la asamblea estaba durísima, caló hondo la represión y la forma en que fueron tratados los trabajadores. El gobernador en campaña política había estado acá en el sindicato y nosotros lo apoyamos.
–¿Y qué sintió ahora?
–Uno siente una cachetada. Sin mezclar los tantos, nos hemos mantenido fieles a las necesidades de los trabajadores. Veníamos de un gobierno de (Eduardo) Fellner que nunca nos había recibido, habíamos intentado explicarle nuestros problemas. Gerardo parecía una persona potable y razonable, varios sindicatos lo apoyaron, hasta que llegó Macri. Cuando se habló de darle respaldo a él dimos un paso al costado. Esto nos deja una enseñanza.
–¿Cuál?
–Dependemos de nosotros mismos al final, por más que confiemos en que vamos a tener un gobierno con equidad, parece que no. El que tiene plata es el que manda.
–Morales dijo que en Jujuy no se cortan rutas o habrá multas.
–Podrá boconear lo que quiera, nosotros no fuimos denunciados antes de sus declaraciones, nos está condicionando y dando el veredicto de lo que va a decir la justicia, sin siquiera haber hecho la parte administrativa. No tuvimos oportunidad de presentar nuestras pruebas ni de saber de qué se nos acusa. Parece que es muy temperamental. Recién mañana (por hoy) me tengo que presentar en el juzgado de San Pedro. Y si avanza con los seis mil pesos que nos quiere cobrar de multa el viernes les comunicaré a los compañeros cómo se judicializa la protesta. Seguramente van a venir a buscar el voto, esto es una rueda que gira, y lo vamos a estar esperando. Además, lo dijo antes del acuerdo, como una herramienta más de presión para meter miedo y condicionar la negociación.
–¿El levantamiento del corte fue una condición del acuerdo?
–Sí, la puso el ministerio para seguir negociando. Nosotros pusimos la nuestra, que no haya represalias.
Adriana Meyer
No hay comentarios:
Publicar un comentario