Un 12 de julio de 1780 nacía Juana Azurduy. Joven rebelde, a los 17 años fue expulsada del convento al que la había enviado su familia. Años después, se convertiría en una valiente luchadora por la independencia del Alto Perú.
No hay otro capitán más valiente que tú
La valentía y rebeldía de Juana mostraron sus frutos desde que era muy joven. Con tan solo 17 años, fue expulsada del convento al que la envió su tía luego del fallecimiento de sus padres. Allí duró poco menos de ocho meses. ¿El motivo? Las reuniones clandestinas que organizaba junto a otras internas para aprender sobre la vida de Tupac Amaru. Este líder indígena, que lideró la llamada “Gran rebelión” -uno de los mayores levantamientos anticoloniales del siglo XVIIl- sería una gran inspiración durante toda la vida de Juana.
El español no pasará, con mujeres tendrá que pelear
Y así fue. Azurduy fue la capitana de un batallón propio, “Los Leales”, junto a quienes ganó treinta y tres batallas a los españoles.
Para 1812, Juana y su compañero, Manuel Padilla, llegaron a reclutar 10.000 milicianos que pusieron bajo las órdenes de Manuel Belgrano. El 2 de agosto de 1814 Azurduy dirigió una de sus tantas batallas, embarazada de 9 meses. Entonces fue parte de la conquista del cerro Carretas asesinando a un oficial español y tomando el pueblo realista. Una vez asegurado el triunfo, Juana comenzó a tener contracciones y dio a luz a su cuarta hija, en pleno campo de batalla.
Quizás por esto, Estela Bringuer imagine, en su ficción literaria sobre Azurduy, el siguiente diálogo con Padilla: “¿Es de mujeres sólo tener hijos, perderlos y cruzarse de brazos mientras tantos se unen para liberarnos? ¿Qué justicia proclamáis si continuáis esclavizando y excluyendo a la mujer de todo ideal?”.
Quiero formar en tu escuadrón
El 3 marzo de 1816, Azurduy dirigió un cuerpo de jinetes que incluía varias mujeres. Con éste, logran tomar el estandarte del general español, La Hera, y recuperar armamento que habían perdido en una derrota, unos años antes.
Quizás haya sido más que mero azar lo que permitió que el 8 de marzo, Azurduy, aquella mujer revolucionaria, liderara el ejército que tomó el cerro de Potosí. Esa valentía la hizo merecedora del uniforme militar entregado por Güemes, un privilegio impensado para una mujer en esos esos años.
Padilla, fue asesinado meses después de este reconocimiento, cuando la salvó de un ataque en pleno combate, ni más ni menos que en Chuquisaca, su pueblo natal. Los españoles lo decapitaron y exhibieron durante meses su cabeza en la Plaza de la Laguna. Para Juana, la liberación del yugo español de los pueblos del Río de La Plata y del Alto Perú, fue su motor; la fuente inspiración de su valentía. Ese odio y el orgullo de haber compartido junto a su compañero aquel camino, la llevó a reconstruir sus fuerzas y, junto a algunos de los “Leales”, entrar a La Laguna a recuperar, la cabeza de Manuel. No estaba dispuesta a permitir que la cabeza de aquel compañero, con el que había luchado codo a codo, se convirtiera en un trofeo colonial.
Préstame tu fusil, que la revolución viene oliendo a jazmín
La Chuquisaca que la vio nacer ese 12 de Julio de 1780, no sería la misma nunca más. Imposible, luego de ser arrasada por la fuerza, la valentía y el espíritu revolucionario de Juana, la flor del Alto Perú. La versión de Juana Azurduy que buscaron rescribir y apropiarse los gobiernos populistas latinoamericanos -quitándole todo el sentimiento libertario y verdaderamente emancipador que la atravesó- es materia de otro artículo. Lo que quisimos mostrar aquí, a más de dos siglos de su nacimiento, es a la capitana que enfrentó hasta su muerte -a los 82 años-, la opresión y la masacre coloniales.
Cecilia Mancuso
Dirigente Juventud PTS | @CeciMancuso
Juana Azurduy
Letra: Felix Luna
Flor del alto Perú
No hay otro capitán
Mas valiente que tu
Oigo tu voz
Mas alla de jujuy
Y tu galope audaz
Doña juana azurduy
Me enamora la patria en agraz
Desvelada recorro su faz
El español no pasará
Con mujeres tendra que pelear
Juana Azurduy
Flor del Alto Peru
No hay otro capitán
Más valiente que tu
Truena el cañón
Préstame tu fusil
Que la revolución
Viene oliendo a jazmín
Tierra del sol
En el Alto Perú
El eco nombra aún
A Tupac Amaru
Tierra en armas que se hace mujer
Amazona de la libertad
Quiero formar en tu escuadrón
Y al clarín de tu voz acatar
Truena el cañón
Préstame tu fusil
Que la revolución
Viene oliendo a jazmín
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