El gobierno de Puerto Rico no afrontó el pago de la deuda de la compañía de electricidad estatal (El Cronista Comercial, 13/7). Luego defolteó vencimientos de la Corporación para el Financiamiento Público. Con escasos fondos garantizó los pagos al Banco Gubernamental de Fomento (El País, 2/8). Estos impagos selectivos son sólo la punta del iceberg. En los próximos meses Puerto Rico afronta pagos por 5 mil millones de dólares. La deuda total es de 73 mil millones.
Las advertencias sobre este quebranto resonaron en el Congreso norteamericano. Sectores demócratas pidieron la inclusión de Puerto Rico en la ley de quiebras norteamericana y reestructurar su deuda del mismo modo que la ciudad de Detroit en 2013 -la deuda de la isla cuadruplica la de Detroit. La propuesta fue defendida por representantes del Estado de Illinois, que junto a los Estados de Nueva York y California se encuentran entre los más endeudados. Pero, los republicanos, que dominan el Congreso, rechazan la inclusión de Puerto Rico en la ley de quiebras, actualmente prohibida por su status de Estado Asociado. Temen que se generalice entre los Estados endeudados norteamericanos los pedidos de default. Contra lo que muchos análisis predican, el defol portorriqueño, al igual que el griego, puede contagiarse y ser potencialmente explosivo: el 53 por ciento del mercado estadounidense de deuda municipal gestiona bonos portorriqueños imposibles de pagar. El mercado de la deuda estatal y local norteamericana se encuentra en los 3,7 billones de dólares. "Puerto Rico es el eslabón más débil de una cadena de insolvencias que se prepara en los distintos niveles sub-estatales de Estados Unidos" (Prensa Obrera, 1370, 2/7).
Argentina y Puerto Rico
Una porción importante de la deuda se encuentra en manos de los mismos fondos buitre que operan con la deuda argentina. El mayor volumen y segmentación de la deuda de Puerto Rico llevó a un analista del Financial Times a afirmar que los entreveros judiciales de la deuda Argentina "serían un paseo por el parque en comparación con los problemas que ocasionará un default de Puerto Rico". Los buitres apuntan a una reducción del déficit que le permita al gobierno portorriqueño afrontar los pagos sin quita.
Luego de diez años de recesión, sin embargo, la estrategia del capital tiene un solo eje y es un ajuste catastrófico, siguiendo las clásicas recetas del FMI. Luego de aumentos en el IVA y reformas laborales, el ajuste se concentra en la educación: los fondos buitre pidieron que se cierren escuelas y se despidan maestros para cubrir los pagos. Esto incluye la venta de edificios públicos por 4.000 millones de dólares. "El gobierno de Puerto Rico ya ha cerrado casi 100 escuelas este año y reconfigurado 500 más, así se deben haber cerrado 60 en el año anterior" (The Guardian, 28/7). El 56% de los niños portorriqueños vive en la pobreza y la emigración al continente no cesa.
La relación colonial a la que Estados Unidos sometió a Puerto Rico se encuentra en una crisis terminal. El ajuste en curso no pretende volver a la época en la que industrias químicas y petroleras se asentaron en la isla para explotar los beneficios fiscales propios de la economía del Estado Asociado. En 2006, Bush decidió terminar con el régimen de promoción industrial que regía en la isla y demolió el incipiente desarrollo industrial. Recesión, estancamiento, desempleo creciente, caída de inversiones, derrumbe de la recaudación y endeudamiento conformaron un circulo vicioso. La crisis actual fue "manufacturada" por Estados Unidos (The Whashington Post, 13/7) que mantuvo libre de impuestos la deuda portorriqueña convirtiéndola en una "espiral mortal".
La cuestión nacional
La sumisión colonial de Puerto Rico no le permite acceder a una salida capitalista típica a la crisis en que se encuentra. No puede devaluar su moneda, ni puede hacer un acuerdo con el FMI. Mientras espera sin éxito acceder a una reestructuración de la deuda, el gobierno de la isla trata de obtener inversiones por parte de las burguesías latinoamericanas y europeas. A 98 años de la declaración de asociación entre Puerto Rico y Estados Unidos, la crisis capitalista internacional plantea la expulsión del imperialismo del continente y la independencia de Puerto Rico en la perspectiva de su unión a una América Latina socialista.
Martín Corbatta
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