jueves, 20 de agosto de 2015

El que esté a favor levante la mano… dura



El Frente Renovador no quiere perder terreno en la campaña hacia octubre. Mientras Massa sale con un spot de mano dura, el diputado Moyano se presenta a defender a los policías que quieren armar un sindicato “para defender sus intereses”.

En estos días la Corte Suprema convocó una audiencia para tratar la demanda de una organización de policías que reclama su reconocimiento “gremial”. Los miembros del Sindicato de Policías de Buenos Aires (SIPOBA) convocaron no sólo a sus “pares”. También invitaron a ponerse la gorra a legisladores y sindicalistas que se presentaron como “amicus curiae”, terceros que aportan algo al debate de un fallo.
Uno de ellos fue Facundo Moyano, el diputado de Frente Renovador y Secretario General del Sindicato de Peajes. Moyano insistió en que “la sindicalización es un salto de calidad” para la seguridad de la ciudadanía, y “la mejor manera para canalizar conflictos”.

“Una política de seguridad seria”

En su intervención, Facundo comentó que ha presentado un proyecto de ley sobre el tema. Como sus argumentos en la audiencia fueron tan preocupantes como escuetos, fuimos a las fuentes.
El proyecto está firmado también por el dirigente del gremio de Canillitas Omar Plaini y la candidata del espacio “Progresistas” de Stolbizer, Victoria Donda.
En el proyecto, como decíamos, Moyano exige para las fuerzas de seguridad plena “libertad sindical para defensa de sus intereses profesionales”.
Los fundamentos, mucho más extensos, resumen la concepción sobre la Policía que tienen los “renovadores sindicales” de Massa.
Moyano plantea que "una Política de Seguridad ’seria’ necesariamente debe incluir la protección laboral y la posibilidad de organizar y democratizar a las fuerzas de seguridad, que los agentes puedan obtener mejores condiciones de trabajo y de vida, como trabajadores que son, situación que además de la mentada democratización de la fuerza implicará el desarrollo de una moderna política de seguridad, modernizando y dando eficacia a la calidad del servicio que prestan”. ¿Policías trabajadores? ¿Darle eficacia al servicio que prestan?
Más abajo, el diputado massista desarrolla un poco más su concepción, no sólo de los policiales sino de los sindicatos en general: “la organización sindical propende a encauzar el conflicto, a mejorar el diálogo, a lograr mayores niveles de compromiso de los agentes con la institución empleadora”. ¿Mayor compromiso con la institución empleadora?
Finalmente, entre otros argumentos para convencer a sus pares de las bondades de los poli-sindicatos, dice que “existen numerosas experiencias válidas en el derecho comparado de sindicalización de las Fuerzas Armadas y de Seguridad tales los casos de Israel, Holanda y Estados Unidos”. ¿Israel y Estados Unidos dijo?

Función y conciencia

Los fundamentos de Facundo Moyano, heredados de muchos progresistas y derechistas que vienen defendiendo la sindicalización policial, no resisten mayor análisis.
Los policías no son “trabajadores estatales”. Como funcionarios del Estado burgués, actúan como un cuerpo disciplinado al servicio de los capitalistas y su propiedad privada. En este caso lo que importa no es su origen social sino la función que cumplen. Como señalaba León Trotsky: “es la existencia la que determina la conciencia. El obrero, convertido en policía al servicio del Estado capitalista, es un policía burgués y no un obrero. Por semejante escuela no se pasa sin quedar marcado”.
Los “intereses profesionales” que defienden las fuerzas de seguridad los reflejamos cotidianamente en este diario. Son parte de una institución que gestiona el gran delito, al que está profundamente asociada. La relación de policías, penitenciarios y gendarmes con la trata, el narcotráfico, los desarmaderos y hasta el secuestro extorsivo ha puesto en jaque a gobiernos provinciales. Su participación en la represión a conflictos sociales y laborales no tiene fisuras. Tampoco la violencia que ejercen sobre los pibes en los barrios pobres de todo el país.
En realidad esos “intereses profesionales” son los que mataron a Teresa Rodríguez, a Carlos Fuentealba, que liberaron la zona para matar a Mariano Ferreyra. Para muestra basta un botón: uno de los históricos voceros del sindicato policial afiliado a la CGT de Moyano (SINPOPE) es Salvador Baratta, un comisario acusado de participar de la masacre de Puente Pueyrredón y de la represión a los obreros de Kraft en 2009.
Mucho más claro que Moyano la tienen los obreros de Lear que denunciaron a los “gendarmes caranchos” y los choferes de la 60 que les cobran boletos a los que suben con chapa y uniforme.
La reivindicación de los policías de Israel y Estados Unidos debe haber sido un chiste que se traspapeló en el proyecto. Las fuerzas más racistas y militarizadas del mundo, con miles de denuncias por represiones y asesinatos de palestinos y negros, no pueden ser ejemplo de nada.

Irreformables

En 2013, cuando ocurrió el motín policial, la dirigencia sindical apoyó “el reclamo” pero “no los métodos”, y propuso a coro la “sindicalización”. No sólo las tres CGT, sino también las dos CTA. Víctor De Gennaro estuvo en la audiencia apoyando el reclamo, y Hugo Yasky viene pidiendo “un esfuerzo en concientizar a los trabajadores policiales en constituirse como un sindicato”.
El planteo de Facundo Moyano confirma que en este tema también las cúpulas sindicales juegan un rol nefasto: con sus apoyos a las “huelgas policiales” embellecen a las fuerzas represivas, con su proyecto de sindicalización busca mostrarlas como parte de la clase trabajadora. Terminan así fortaleciendo a uno de los brazos armados del Estado, al mismo tiempo que desarman a la clase que debe prepararse para enfrentarlo.
Su posición no sorprende. Su rol de “policía interna” del movimiento obrero la hermana al rol de la fuerzas de seguridad en la sociedad. Si en momentos “normales” se ocupan de “poner orden” dentro de la fábrica y las calles, en momentos de radicalización jugarán un rol mucho más feroz.
Lejos de estas ilusiones reaccionarias, los diputados y candidatos del Frente de Izquierda, Nicolás del Caño y Myriam Bregman explicaron por qué las fuerzas de seguridad son irreformables. Como plantean en su plataforma de campaña “las ‘fuerzas de seguridad’ y sus cómplices son quienes manejan el ‘gran delito’. Comisión investigadora independiente, y organización obrera y popular, para desbaratar las mafias organizadas desde el Estado”.

Lucho Aguilar

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