viernes, 7 de agosto de 2015
El fallecimiento de Friedrich Engels
Reproducimos un texto de homenaje de Lenin ante el fallecimiento del gran pensador y militante revolucionario amigo y copartícipe de la obra teórico y práctica de Karl Marx.
¡Qué antorcha de la razón se ha apagado!
¡Qué gran corazón ha dejado de latir!
Nikolai Nekrásov
El 5 de agosto de 1895 falleció en Londres Friedrich Engels. Después de su amigo Karl Marx (…), Engels fue el más notable científico y maestro del proletariado contemporáneo de todo el mundo civilizado. Desde que el destino relacionó a Marx con Engels, la obra a la que ambos amigos consagraron su vida se convirtió en el fruto de su actividad común. (…) Marx y Engels fueron los primeros en demostrar que la clase obrera, con sus reivindicaciones, es un producto necesario del régimen económico actual quien crea y organiza inevitablemente al proletariado al mismo tiempo que la burguesía. Demostraron que la humanidad se verá liberada de las calamidades que la azotan actualmente, no por los esfuerzos bienintencionados de algunas nobles personalidades, sino por la lucha de clase del proletariado organizado.
Marx y Engels fueron los primeros en esclarecer en sus obras científicas que el socialismo no es una invención de soñadores, sino la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas dentro de la sociedad contemporánea. Toda la historia escrita hasta ahora es la historia de la lucha de clases, del cambio sucesivo en el dominio y en la victoria de una clase social sobre otra. Y esto continuará hasta que desaparezcan las bases de la lucha de clases y del dominio de clase: la propiedad privada y la producción social caótica. Los intereses del proletariado exigen que dichas bases sean destruidas, por lo que la lucha de clases consciente de los obreros organizados debe ser dirigida contra ellas. Y toda lucha de clases es una lucha política. (…) estos puntos de vista eran completamente nuevos. A la sazón había muchos hombres con talento o sin él, muchos honestos y otros no, que (…) no percibían el antagonismo existente entre los intereses de la burguesía y los del proletariado. (…) no admitían siquiera la idea de que los obreros actuasen como una fuerza social independiente. Por otra parte, hubo muchos soñadores, algunas veces geniales, que creían que bastaba convencer a los gobernantes y a las clases dominantes de la injusticia del régimen social existente para que resultara fácil implantar en el mundo la paz y el bienestar general. Soñaban con un socialismo sin lucha. (…) Contrariamente al miedo general ante el desarrollo del proletariado, Marx y Engels cifraban todas sus esperanzas en su continuo crecimiento. (…) Podrían expresarse en pocas palabras los servicios prestados por Marx y Engels a la clase obrera diciendo que le enseñaron a conocerse y a tomar conciencia de sí misma, y sustituyeron las quimeras por la ciencia. He ahí por qué el nombre y la vida de Engels deben ser conocidos por todo obrero (…).
Engels nació en 1820, en la ciudad de Barmen, provincia renana del reino de Prusia. Su padre era fabricante. En 1838, se vio obligado por motivos familiares, antes de terminar los estudios secundarios, a emplearse como dependiente en una casa de comercio de Bremen. Este trabajo no le impidió ocuparse de su capacitación científica y política. Cuando era todavía estudiante secundario, llegó a odiar la autocracia y la arbitrariedad de los funcionarios. El estudio de la filosofía lo llevó aún más lejos. En aquella época predominaba en la filosofía alemana la doctrina de Hegel, de la que Engels se hizo partidario. (…) La fe de Hegel en la razón humana y en los derechos de ésta, y la tesis fundamental de la filosofía hegeliana, según la cual existe en el mundo un constante proceso de cambio y desarrollo, condujeron a los discípulos del filósofo berlinés que no querían aceptar la realidad, a la idea de que la lucha contra esa realidad, la lucha contra la injusticia existente y el mal reinante procede también de la ley universal del desarrollo perpetuo. Si todo se desarrolla, si ciertas instituciones son remplazadas por otras, ¿por qué, entonces, deben perdurar eternamente el absolutismo del rey prusiano o del zar ruso, el enriquecimiento de una ínfima minoría a expensas de la inmensa mayoría, el dominio de la burguesía sobre el pueblo? La filosofía de Hegel hablaba del desarrollo del espíritu y de las ideas: era idealista. Del desarrollo del espíritu deducía el de la naturaleza, el del hombre y el de las relaciones entre los hombres en la sociedad. Marx y Engels conservaron la idea de Hegel sobre el perpetuo proceso de desarrollo, y rechazaron su preconcebida concepción idealista; el estudio de la vida real les mostró que el desarrollo del espíritu no explica el de la naturaleza, sino que por el contrario conviene explicar el espíritu a partir de la naturaleza, de la materia... Contrariamente a Hegel y otros hegelianos, Marx y Engels eran materialistas. Enfocaron el mundo y la humanidad desde el punto de vista materialista, y comprobaron que, así como todos los fenómenos de la naturaleza tienen causas materiales, así también el desarrollo de la sociedad humana está condicionado por el de fuerzas materiales, las fuerzas productivas. Del desarrollo de estas últimas dependen las relaciones que se establecen entre los hombres en el proceso de producción de los objetos necesarios para satisfacer sus necesidades. Y son dichas relaciones las que explican todos los fenómenos de la vida social, las aspiraciones del hombre, sus ideas y sus leyes. El desarrollo de las fuerzas productivas crea las relaciones sociales, que se basan en la propiedad privada; pero hoy vemos también cómo ese mismo desarrollo de las fuerzas productivas priva a la mayoría de toda propiedad para concentrarla en manos de una ínfima minoría. (…)
Estos sólo deben comprender cuál es la fuerza social que por su situación en la sociedad contemporánea está interesada en la realización del socialismo, e inculcar a esa fuerza la conciencia de sus intereses y de su misión histórica. Esta fuerza es el proletariado. Engels lo conoció en Inglaterra, en Manchester, centro de la industria inglesa, adonde se trasladó en 1842 para trabajar en una firma comercial de la que su padre era accionista. (…) no se limitó a permanecer en la oficina de la fábrica, sino que recorrió los sórdidos barrios en los que se albergaban los obreros y vio con sus propios ojos su miseria y sufrimientos. (…) Como fruto de sus observaciones y estudios apareció en 1845 su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra. (…) fue el primero en afirmar que el proletariado no es sólo una clase que sufre, sino que la vergonzosa situación económica en que se encuentra lo impulsa inconteniblemente hacia adelante y lo obliga a luchar por su emancipación definitiva. Y el proletariado en lucha se ayudará a sí mismo. El movimiento político de la clase obrera llevará ineludiblemente a los trabajadores a darse cuenta de que no les queda otra salida que el socialismo. A su vez, éste sólo será una fuerza cuando se convierta en el objetivo de la lucha política de la clase obrera. (…)
Engels se hizo socialista solo en Inglaterra. En Manchester se puso en contacto con militantes del movimiento obrero inglés y empezó a colaborar en las publicaciones socialistas inglesas. En 1844, al pasar por París de regreso a Alemania, conoció a Marx, con quien ya mantenía correspondencia. En París (…) Marx también se hizo socialista. (…)
De 1845 a 1847 Engels vivió en Bruselas y en París, alternando los estudios científicos con las actividades prácticas entre los obreros alemanes residentes en dichas ciudades.
Allí Engels y Marx se relacionaron (…) a la “Liga de los Comunistas” que les encargó expusieran los principios fundamentales del socialismo elaborado por ellos. Así surgió el famoso Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, que apareció en 1848. Este librito vale por tomos enteros: inspira y anima, aún hoy, a todo el proletariado organizado y combatiente del mundo civilizado.
La revolución de 1848 (…) determinó que Marx y Engels regresaran a su patria. Allí en la Prusia renana, asumieron la dirección de la Nueva Gaceta Renana (…). Los dos amigos eran el alma de todas las aspiraciones democráticas revolucionarias de la Prusia renana (…) contra las fuerzas de la reacción. (…) éstas triunfaron. Nueva Gaceta Renana fue prohibida, y Marx (…) fue expulsado del país; Engels, participó en la insurrección armada del pueblo, combatió en tres batallas por la libertad, y una vez derrotados los insurgentes se refugió en Suiza, desde donde llegó a Londres.
También Marx fue a vivir a Londres; Engels no tardó en emplearse de nuevo (…). Hasta 1870 vivió en Manchester y Marx en Londres, lo cual no les impidió estar en estrecho contacto (…) intercambiaban sus opiniones y conocimientos, y continuaban elaborando en común el socialismo científico. En 1870, Engels se trasladó a Londres y hasta 1883, año en que murió Marx, continuaron esa vida intelectual compartida, plena de intenso trabajo. Como fruto de la misma surgió, por parte de Marx, El Capital, la obra más grandiosa de nuestro siglo sobre economía política, y por parte de Engels, toda una serie de obras más o menos extensas. (…) De estos trabajos (…), El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Ludwig Feuerbach, (…) sus magníficos artículos sobre el problema de la vivienda, y finalmente, dos artículos, cortos pero muy valiosos, sobre el desarrollo económico de Rusia.
Marx murió sin terminar en forma definitiva su grandiosa obra sobre el capital. Sin embargo, estaba concluida en borrador (…). Engels emprendió la ardua tarea de redactar y publicar los tomos II y III. (…) le exigieron muchísimo trabajo. (…) “Al lado de Marx –escribió a un viejo amigo suyo– siempre toqué el segundo violín”. Su afecto por Marx mientras vivió y su veneración a la memoria del amigo desaparecido fueron infinitos. Este luchador austero y pensador profundo, tenía una gran sensibilidad.
Durante su exilio (…) se dedicaron no sólo a la labor científica. Marx fundó en 1864 la “Asociación Internacional de los Trabajadores” (…). También Engels participó activamente en sus tareas. (…) Después de la muerte de Marx, Engels siguió siendo el consejero y dirigente de los socialistas europeos. A él acudían (…) tanto los socialistas alemanes, cuyas fuerzas iban en constante y rápido aumento, a pesar de las persecuciones gubernamentales, como los representantes de países atrasados. (…) Todos ellos aprovechaban el riquísimo tesoro de conocimientos y experiencias del viejo Engels. (…) Con su muerte los revolucionarios rusos han perdido al mejor de sus amigos.
¡Memoria eterna a Federico Engels, gran luchador y maestro del proletariado!
V. I. Lenin
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