Entrevista al economista político Julio Gambina
Julio, hoy hay muchos temas, los diarios hacen referencia a la caída del real, a la baja de la bolsa en China, pero quiero correrme de esos titulares para tratar de analizar algunas situaciones que se están planteando en el ámbito productivo, en el ámbito de la industria argentina.
Esta semana hemos visto el conflicto de Cresta Roja, que se ha solucionado favorablemente para los trabajadores, pero hemos escuchado pronunciamientos, por ejemplo, del sindicato de la carne, señalando que la industria avícola estaría en crisis, hemos recabado declaraciones del senador Pereyra, dirigente de los petroleros privados, que dice que hay que ajustarse el cinturón, en el ámbito del SMATA han firmado un acuerdo salarial a la baja que sería el más bajo de todos los ajustes en las convenciones colectivas, del orden de 22% anual, y luego la situación en la industria láctea con el paro de ATILRA en apoyo a los tamberos. ¿Qué análisis hacés de esta situación?
Creo que el dato que puede explicar esta situación del sector industrial de la Argentina es que hace casi dos años que hay recesión. Cuando se habla del crecimiento de la economía Argentina se explica por la expansión de la producción agraria, por la extensión en el área de los servicios, especialmente el tema de los bancos, pero junto con la expansión de la producción agraria y de la extensión de los servicios, lo que hay es una fuerte caída de la industria.
Al mismo tiempo, para dar otro dato macroeconómico, cuando se habla del crecimiento de la inversión en general se habla de la inversión pública y no de la inversión privada. El sector productivo industrial es mayoritariamente privado, y por la inversión como una decisión política del Estado lo que fundamentalmente crece es la industria de la construcción, por los créditos para vivienda que estimula el Procrear, desarrollado por el gobierno en el último tiempo. Mientras que la inversión en lo que se llama bienes de capital, o sea maquinarias, herramientas, equipos, eso está en retroceso, es un dato negativo de acuerdo a los datos oficiales del INDEC.
Lo que estamos diciendo es que hace dos años prácticamente, todo el 2014, una parte del 2013 y lo que va del 2015, hay dificultades muy serias para el funcionamiento del sector industrial, que a la vez ha sido el sector que ha explicado cuestiones económicas y políticas muy importantes de los últimos años. El repunte de la economía argentina del 2002 al 2007 corresponde al sector industrial, es lo que explica la caída del desempleo y la expansión del empleo industrial, principalmente.
Al compás de las negociaciones colectivas que se han desarrollado todos los años, todos los sindicatos muestran un crecimiento de su membresía, eso tiene que ver con la reactivación industrial, eso les dio un mayor poder de negociación. Pero hace dos años que el sector industrial argentino tiene problemas en su conjunto, el más visible de todos es el que señalabas recién, con el SMATA firmando ajustes a la baja, respecto de los demás acuerdos. Esto tiene que ver con un sector emblemático en la industria argentina que es el automotriz afectado por la crisis mundial, porque más del 70% de los autos que se arman en Argentina, como parte de la reactivación industrial, van al exterior, para ser más precisos el 50% se venden en Brasil.
Vos empezaste diciendo que no hablemos ni de Brasil ni de China pero indefectiblemente tenemos que mirar para ese lado, no es que Brasil empezó con sus problemas ahora, viene con problemas económicos muy serios y ni siquiera estoy hablando de los problemas de corrupción que hoy ocupan la primera plana de los diarios, sino de los problemas económicos entre los que se ubica la menor capacidad de compra de automotores, que se exportan desde la Argentina.
Por eso SMATA dice que hay que preocuparse, porque lo que les preocupa a los sindicatos que han crecido en miembros en los últimos años, ya no es solo el salario de los trabajadores, sino que empiezan a preocuparles el empleo y quizás más emblemático todavía es el caso de TECHINT, que hizo un acuerdo con las organizaciones sindicales para poder licenciar trabajadores y negociar la disminución del ingreso salarial y ahora la discusión está en postergar la aplicación del acuerdo de ajuste salarial por paritarias producto de la crisis económica.
El tema de fondo para poder entender lo que pasa en todos estos conflictos, tiene que ver con el funcionamiento de la economía mundial, la crisis, su impacto en la Argentina y las cuestiones específicas en cómo se desarrolla la política económica en nuestro país. Para ponerlo en otras palabras, para que Cresta Roja pueda seguir funcionando y satisfaga en la coyuntura las expectativas del conflicto social, eso se resuelve vía subsidios y facilidades que obtienen las empresas por parte de los Gobiernos provinciales y nacional. Si observás el conflicto de la línea 60, que sin ser una cuestión del sector industrial, también está mostrando que en el fondo está el tipo de negocio que imaginan los empresarios y los inversores.
El sector industrial está reclamando una fuerte devaluación
En el caso del transporte es clave el subsidio estatal y te diría que el sector industrial que acaba de hacer una reunión muy importante en Córdoba, cuyos datos se están dando a conocer hoy en los medios de comunicación, lo que están haciendo es una fuerte presión para ajustar el tipo de cambio y que eso haga competitiva nuevamente a la producción industrial argentina.
Recién decíamos que la gran expansión del 2002 al 2007, principalmente en el sector industrial, fue uno de los temas que explica el crecimiento económico productivo industrial de la Argentina, porque la devaluación de enero de 2002 favoreció la competitividad del sector productivo, pero amplió los niveles de pobreza, de miseria, de insuficiencia de los ingresos de los sectores populares en la Argentina.
A veces decimos que el máximo de pobreza o de desempleo se dio en la crisis del 2001, no es así, el máximo de pobreza y desempleo se dio en mayo de 2002 como consecuencia de la devaluación, que fue la solución para la crisis productiva del país que venía de una fuerte recesión económica productiva entre 1998/2001. La devaluación fue la solución para hacer rentable las inversiones de capitales, en grandes, medianas y pequeñas empresas.
Hoy estamos asistiendo a una nueva crisis del sector productivo y en general la receta que están planteando los empresarios a distinto nivel es la devaluación, que es una forma de ajustar para resolver los problemas de rentabilidad de los inversores y con un costo social difícil de ponderar en el presente, por eso algunos sindicatos que no tienen vocación combativa generan negociaciones para favorecer la expectativa de los sectores empresarios y muchas veces en acuerdo con el propio Estado.
Dos proyectos capitalistas para superar la crisis y un tercer camino anticapitalista
En tu respuesta en dos o tres oportunidades mencionaste la economía mundial. Estuve leyendo tu última nota “El rumbo económico en campaña electoral” y me quedé con lo siguiente: “[…] fue designado como nuevo economista jefe del FMI el estadounidense Maurice Obstfeld catedrático de la Universidad de California en Berkeley, integrante del equipo de consejeros sobre economía de Barak Obama y un destacado neokeynesiano como los más conocidos Paul Krugman, Joseph Stiglitz, Nouriel Roubini y Kenneth Rogoff”. Paralelamente estuve leyendo otro artículo del uruguayo Raúl Zibecchi, quien señala que Grecia demostró que ya no existe más el Estado Nacional, ni la soberanía, ni la democracia y el proyecto de la burguesía internacional, del capitalismo internacional, es la receta que se aplicó en Grecia. Ahora, dicho esto, en tu artículo abrís el juego a la idea de que habría dos proyectos capitalistas a nivel mundial. Me gustaría que explicaras un poco esto.
Son dos proyectos de política económica que tratan de expresar visiones de por dónde debe salir de la crisis mundial el capitalismo contemporáneo, para decirlo sencillamente, una es la política económica ortodoxa tradicional que todos llamamos neoliberal. Esa es la que se pone de manifiesto sobre todo en Europa con la hegemonía alemana y que se aplica sobre Grecia, un ajuste clásico. En la Argentina tiene su expresión, también acá hay economistas tradicionales neoliberales que plantean que hay que ir a un ajuste ortodoxo, explícito, que hay que achicar el gasto público, disminuir el déficit fiscal. Mientras que la otra posición, neokeynesiana, se inspira en la crisis del ´30, diciendo que se salió con una fuerte intervención del Estado, con incremento del gasto público, con emisión monetaria y, por lo tanto, hay que repetir ese aprendizaje y esas políticas. Eso tiene correlato en la Argentina y, sobre todo, es el pensamiento del actual ministro de Economía.
En la política económica que lleva adelante la Argentina la crítica neoliberal por derecha es que hay un elevadísimo déficit fiscal, ya no hay superávit fiscal, hay emisión monetaria más allá de su correlato en la producción y eso es lo que propone el neokeynesianismo. En el artículo digo que los neoliberales se expresan en la Unión Europea y en la hegemonía alemana y el neokeynesianismo en la política de Estados Unidos de fuerte intervención del Estado que lidera Barak Obama y que incluso personas como Paul Krugman, que habitualmente leemos en los medios en Argentina, lo corren a Obama por izquierda diciéndole que todavía es poca la intervención del Estado en Estados Unidos para sacarlo de la crisis, que significaría sacar de la crisis a la economía mundial.
Lo que yo planteo es que en el marco del orden capitalista lo que queda claro son estas dos políticas económicas, que cada una tiene su propia receta de cómo se sale de la crisis y eso obstaculiza la discusión sobre un tercer camino posible, alternativo, no capitalista. Es lo que no se animó a poner en discusión Syriza en Grecia, de ahí la expectativa, el sentido del voto que llevó a Syriza al gobierno en enero de este año que respondía a una política contra el ajuste, pero con un sentido mayoritario de no salirse de la Unión Europea ni del Euro.
Algunos defienden la posición de Alexis Tsipras, porque dicen que no tenía ese mandato, por eso es que no había plan B o era el que intentó el exministro de Economía, Varoufakis, que fue renunciado recientemente en plena crisis, y que consistía en emitir euros virtuales, pero fue rechazado por el propio Gabinete presidido por Tsipras.
Entonces, lo que Grecia pone de manifiesto claramente es que en el orden capitalista hay dos formas de salir de la crisis, o la ortodoxa neoliberal que nosotros sufrimos en la década del ´90 en Argentina o en tiempos de la dictadura militar, o una medida neokeynesiana, neodesarrollista que es el camino mayoritariamente asumido actualmente por los países de América Latina, y lo que eso esconde es la posibilidad de un rumbo distinto que requiere, por supuesto, un debate ideológico y político muy profundo para que la sociedad acompañe, pensando en la sociedad griega, en la sociedad argentina, o el pueblo de Brasil.
Hay que ser solidarios con las luchas, pero lo esencial es tener un proyecto alternativo
¿Cuál es la respuesta que se le va a dar a Brasil ante la crisis económica actual? Una es la salida por derecha o una perspectiva de carácter alternativa que supone ir contra el poder económico que organiza la economía en Brasil o en Grecia o en Argentina. Por eso es interesante que en el momento de crisis mundial, lo que también aparece y es muy importante para nosotros, y de ahí la importancia del artículo de Zibecchi que mencionás, es que también hay crisis de alternativas y la gran dificultad para nosotros, para vos como comunicador, para mí que estudio estos temas y que ambos intervenimos en el movimiento popular es si le encontramos una salida a la crisis de alternativa política, a la crisis de representación política que se expresa en la diversidad de izquierdas que se presentan a elecciones, en la diversidad de izquierdas que no se presentan a elecciones, en la diversidad de fragmentación de una izquierda política y social que interviene en distintos ámbitos en Argentina, pero que no termina de expresar o manifestar un plan que sea atractivo para la disputa social más general.
Inclusive, como señalabas al principio, situaciones concretas como la de los aceiteros, luego la lucha de los trabajadores de Cresta Roja que estaban a punto de perder 5.000 puestos de trabajo y la de la línea 60 que ya cumple un mes, sin embargo, las solidaridades de otros sectores de trabajadores han sido relativas.
Se pueden contar muchas experiencias de solidaridad, de ayuda financiera, de sostenimiento de esas luchas más allá de lo que ocurre dentro de la empresa, pero la realidad es que no hay un clima generalizado que convoque a pensar una respuesta integral, porque hoy en Argentina está empezando a haber, más allá de un problema de ingresos, problemas de empleo, por eso se generaliza una política social masiva, no universal, que condena a millones de personas a vivir con ingresos de subsistencia.
Lo que hay que pensar es que no alcanza con luchas que pueden ser muy heroicas e incluso muy visibles e importantes para quienes las protagonizan, que además de luchar hay que solidarizarse pero, sobre todo, tener un proyecto alternativo que discuta lo sustancial de esta etapa donde no se puede salir con recetas ni neoliberales ni neokeynesianas que lo que resuelven en todo caso son las condiciones para la rentabilidad del capital.
Si leen los diarios hoy van a ver que el reclamo empresario del encuentro industrial en Córdoba es generar nuevas condiciones para la rentabilidad de las empresas, lo que les preocupa es la ganancia, que las inversiones tengan una retribución acorde con las expectativas del sector empresario, no está en el centro de la cuestión la recomposición del ingreso de los trabajadores y sus familias, sino que el eje central es la rentabilidad.
Hay crisis capitalista en China, en Brasil, en Grecia, en Estados Unidos cuando hay dificultades para la valorización del capital, hay crisis capitalista cuando hay límites o dificultades para la rentabilidad empresarial. China ha llegado a su máximo una expansión de tres décadas, inspirada durante el último tiempo en la expansión del negocio inmobiliario y eso genera crisis y dificulta y limita el proceso de rentabilidad de los capitales y por eso el capitalismo mundial convoca a ajustes, ajustes como el de América Latina en los ´90, como el que se impone ahora en Grecia, que en definitiva es el mecanismo de salida de los problemas de rentabilidad de las grandes empresas.
Mario Hernandez
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