martes, 18 de agosto de 2015
Inundaciones: la cara de la desidia, la indiferencia de la clase política
Los datos duros dicen que hubo más de seis mil evacuados en todo el país, que en algunas casas el agua superó el metro de altura y que en Lujan el río llegó a más de cinco metros. En Luján, los evacuados agregan el desprecio de funcionarios y punteros, el abandono y el intento de hacer “como si nada hubiera pasado”.
Podríamos tomar las imágenes de las últimas inundaciones y repetirlas. Familias evacuadas, que perdieron todo, que no tienen techo, ni abrigo y que pueden describir el frio, la desolación y el abandono con una mirada, sin emitir palabra. Ante cada “desastre natural”, como son las fuertes lluvias y las inundaciones, hay imágenes recurrentes. Cambia la geografía (puede ser Capital Federal, Lujan o Salto) y los políticos. Pero es casi igual.
Lo primero que hay que decir es que no se trata sólo del cambio climático y de inundaciones más fuertes. Algunos a vivas voces, otros “en off” dicen con todas las letras que el problema está vinculado directamente con la construcción de los countries y barrios privados en la zona y con los canales clandestinos construidos para que “el agua le vaya al de al lado”. El avance de la especulación inmobiliaria y la lógica individual empeoran situaciones de “desastre natural”, a lo que se suma la falta de obras estructurales y da como resultado inundaciones cada vez más graves para la población.
Lo segundo, lo que más rabia genera, es la desidia y el abandono. Hay familias que han sido evacuadas el jueves pasado y, hasta el día de hoy, casi una semana después, no contaban con calzado para sus niños y niñas. En los centros de evacuados intentaron silenciar la voz de quienes sufrieron el maltrato y el gobierno puso su energía para que no se supiera en qué condiciones se encontraban las familias, para que no hablaran con los medios de comunicación.
Ayer en Luján, en un recorrido por la escuela Normal y el Polideportivo, a quien escribe le impidieron el ingreso. “Tenemos orden de no permitir que pase nadie, tenemos orden de no dar información sobre los evacuados”. Al llegar a la Universidad de Luján, otro de los centros de evacuación, la imagen fue desoladora. “Estoy acá desde el jueves, nos dieron comida en mal estado, nos dieron una toalla para una familia de cinco personas y cuando pedimos calzado para los chicos dijeron que no era un local de ropa”. Las palabras de Magdalena, mujer, madre y luchadora impactan a quien la escucha. Junto a ella Marta, otra luchadora reitera a quien quiera oír el pedido de leche para su nieto de un mes, que nació sietemesino y precisa de una leche especial. La Municipalidad aseguró que era muy costosa.
Al entrar a un centro de evacuación, uno se da cuenta rápidamente quien es funcionario, voluntario, periodista, damnificado o quién se acercó solidariamente a dar una mano. En las aulas de la Universidad de Luján se veía estudiantes acompañando a las familias y empleados enviados por el municipio. Una mujer de alrededor de 35 años, a quien el agua parecía no haberla afectado, se acercó hoy con unas botas. Magdalena reiteró el reclamo de calzado para sus hijos. “Pichi, si te lo di ayer”. Las palabras fueron pronunciadas por la misma persona que había dicho, el día anterior que la Municipalidad no era un local de ropa.
En este centro, en donde la mano del Estado llegó a cuentagotas, llegaron autos el domingo. No traían ropa, alimentos o donaciones, sino que buscaban votantes para llevar a las escuelas.
El destrato, la violencia ante quien perdió todo, la indiferencia se mezclaron con el show mediático. Y es que la noticia de que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, se encontraba en Italia impactó desde temprano en todos los medios de comunicación. Y las imágenes de la impotencia se multiplicaron. Tanto así que a media mañana Aníbal Fernandez y Wado de Pedro recorrieron Luján y hablaron con los medios y, por la tarde, ofrecieron una conferencia de prensa en Casa de Gobierno.
En ambas notas, el candidato a gobernar la provincia fue consultado por la ausencia del actual gobernador. “No tengo juicio de valor. No soy el preceptor de Scioli. No me sacarán declaración por derecha ni por izquierda”.
No es nuevo que los funcionarios estén de vacaciones o en otra parte cuando sus “gobernados” se encuentran en la peor de las situaciones. Imposible olvidar para los vecinos y vecinas de la Ciudad de Buenos Aires la inundación del 11 de abril de 2009, que dejó varios muertos y en donde ni Macri ni su ministra de Desarrollo Social estaban en territorio porteño. Quien escribe aun recuerda el testimonio de la familia del nene de 14 años que murió en la Villa 21 durante el temporal y el testimonio desgarrador de una vecina del barrio Mitre que apuntaba a la construcción del DOT por la terrible inundación que dejó a una mujer de su cuadra muerta. El agua llegó al techo y no logró salir de la casa. Macri vacacionaba, pero hoy, como el show mediático ameritaba, dio una conferencia de prensa para brindar su ayuda frente a las inundaciones.
Las lluvias son parte de la naturaleza. La posibilidad de evitar que cada una de ellas genere inundaciones terribles es parte de la acción del hombre. Y la construcción de murallas, los canales clandestinos y la siembra directa son parte de la especulación, el individualismo y el avance de un modelo depredador. Frente a eso, la solidaridad se impone.
No debería ser solidaridad estatal ni el intercambio de frazadas de “quien trabaja con el candidato Botto (o con quien sea). Hombres y mujeres que sienten en lo más hondo la injusticia de quien perdió todo y se solidarizan aún existen. Pero también la responsabilidad del Estado. Esa volvió a estar ausente. Scioli y Macri, principales candidatos a definir el rumbo de nuestro país en los próximos años son expresión de eso. En el cierre de esta nota, el pronóstico del tiempo y el panorama político no son buenos. Esperemos que la lluvia amaine.
Carina Lopez Monja
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