jueves, 27 de agosto de 2015

La derrota de los desaparecedores de Alicia López o la reparación más esperada

Una escuela santafecina llevará su nombre

Un día de noviembre o diciembre del 76 (¿tal vez finales de octubre?), dejamos de ver a Alicia López. Había llegado a la Cuarta el 21 de octubre y ya venía golpeada, violada, humillada en las formas más perversas que hoy cuesta imaginar y estuvo con nosotros en ese centro clandestino de detención, torturas y exterminio que se disimulaba entre las paredes y los patios de una “inocente” seccional de la Policía Provincial, en la esquina de Bv. Zavalla y Tucumán, o sea justo enfrente de la escuela pública Nº 5 López y Planes que es la escuela adonde yo había hecho la primaria y a la vuelta del viejo Mercado de Abasto, frente del cual había vivido por veinticuatro años, hasta la noche que un grupo de tareas del Ejercito Argentino asaltó la casa de mi vieja, la misma que habían dinamitado parcialmente en diciembre del 75 y comencé a irme de Santa Fe, lo que realmente sucedería a finales de 1977, después de dos secuestros y sucesivas “estadías” en la Cuarta.
La primavera vez en la celda grande que daba al patio y que lindaba con la celda más chica, tumba le decíamos, en que metieron a patadas a Alicia aquella noche de octubre en que nos conocimos. En la Cuarta estaba prohibido todo. Como diría tiempo después el jefe del penal de Coronda: aquí está prohibido cantar, hacer gimnasia, comunicarse con el lenguaje de las manos, etc. y todo lo que no esté explícitamente permitido está prohibido. Y sin embargo, de una u otra manera, de modos que no termino de recordar, rompíamos ese mandato: hablábamos por las paredes cuando los guardias se alejaban de la zona de los calabozos, nos pasábamos algo de la comida que nos daban o conseguíamos y sobre todo, nos sosteníamos en el aire de un modo que la física no podría explicar.
Alicia venía del noreste, allí había ido con su marido a sumarse a las Ligas Agrarias y desde una revistita apostaba al conocimiento como instrumento de liberación, enseñaba a venerar los libros, amaba a su compañero y criaba a sus tres hijos. Descendía del tronco familiar del mismísimo Brigadier Estanislao López y se me ocurre que no le perdonaron nunca ese “acto de traición” de alfabetizar indiecitos descalzos, de pensar el compromiso con los pobres como el mejor modo de seguir a Jesús y de apostar a un proyecto colectivo de transformación de la realidad. Esa invencible sonrisa que recuperaba por ratos, entre desmayos por debilidad y las golpizas que recibía antes de ser violada de nuevo, y que todavía me pregunta, desde el piso de ese breve espacio que hay entre mi celda y el baño, José ¿ ya es hora de volver?.
Y yo creo que sí, que ya puede volver…
Ya derrotamos el discurso de Videla de que los desaparecidos están de joda en Copacabana o en Varadero o en ningún lado, como decía el General. Ya todos saben que Alicia estaba allí, en esa sucia tumba del fondo de la Cuarta donde el Jefe Facino, el mismo que luego fue jefe de Comando Radioeléctrico y luego Jefe de la Comuna propuesto por el Partido Justicialista y votado por la ciudadanía que prefería los tours de compra a Porto Alegre que saber quien es Alicia.
Ya derrotamos el discurso de Alfonsín de que represores y reprimidos eran Dos Demonios que habían asolado la pacífica República Democrática, que nunca mató indios en la Campaña del Desierto ni obreros en la Patagonia Rebelde ni expulsó inmigrantes con la 4144 ni prohibió pensar distinto con la Ley Anticomunista ni creó en el Norte Santafecino, a pedido de La Forestal, ese grupo de tareas que primero se llamó Los Cardenales y luego Los Pumas.
Nadie hoy se anima a decir que Mario Facino y Alicia López son dos caras de la misma moneda como decía el primer prologo del Nunca Más, casi todos saben que la Cuarta era parte de un plan sistemático, largamente pensado y organizado con la ayuda del Comando Sur del Ejercito de los EE.UU. que formó a casi todos los oficiales represores incluido al jefe de inteligencia del área Santa Fe que se llamaba Marcellini y solo porque el juicio tardó tanto, se murió antes de llegar al banquillo de los Facino.
Atrás quedó la década de la vergüenza del menemismo que pretendía olvidar todo para que olvidemos lo principal: las causas que llevaron a Alicia y a los compañeros a la lucha y las causas que llevaron a Facino y a Videla a cometer un genocidio que no es otra que los privilegios que lograron los grandes grupos económicos que hoy se paran al lado de la Iglesia y La Nación para pedir que se paren los juicios y que vuelvan a Alicia al sitio de lo invisible que es el único que no les molesta.
Alicia puede volver porque fracasaron todas las maniobras jurídicas que demoraron su juicio y que la apartaron de los compañeros que compartimos la Cuarta en aquella primavera del 76. Y hay que decirlo: en el 2009 sacaron a Alicia del Juicio a Brusa para no cargarle al Señor Juez Torturador la molestia de explicar la muerte de una maestra.
Pero en el 2010 si que vino el Juicio y los compañeros volvieron a poner el cuerpo, sin importarle que todavía no se sepa bien quién mató a Silvia Suppo o que el Tribunal Oral sea el mismo que se negó a juzgar a Brusa por pudor judicial, que sus señorías son muy pudorosas y no queda bien juzgar a un par, o sea a un ex Juez que fue torturador, o sea que les duele el juicio a los torturadores más que las torturas, o no?
Pero hay un tiempo nuevo en la Argentina y hasta la señora Jueza que indagaba por la “femenina” cuando preguntaba por Alicia, terminó diciendo lo que habíamos dicho por treinta años: que Alicia estaba en la Cuarta y que allí la mataron y desaparecieron hasta hoy que quiere volver y nos pregunta si ya es hora.
Y yo que le digo: Que sí, que ya es hora de volver.
Pero, si va a volver, ¿adónde debería volver?
Alicia ya está con sus hijos y sus sobrinas, con su compañero y sus nietos, con sus compañeros de lucha y de prisión, con los que luchan contra la impunidad y con los que quieren patrialibreyamericana; entonces, ¿no sería bueno que vuelva con sus chicos del norte, con los que todavía necesitan una estufa en su escuela y un plato de comida para que las ideas no sean flaquitas como era la maestra cuando llegó a la Cuarta?
Digo, ahora que volvió, ¿no es hora de que haya escuelas Alicia López, jardines de infante Alicia López , merenderos Alicia López, peloteros Alicia López, plazas, barcos, barriletes, salas de computación y laboratorios de física Alicia López, estudios musicales y un sol Alicia López de esos que se ponen los niños en la sonrisa.
Eso, que vuelva y sea sonrisa de un niño, eso sí que sería justicia.

José Ernesto Schulman

[N. de E.] Desde el martes 25 de agosto la escuela de Enseñanza Media para Adultos Nº 1328, Av. Facundo Zuviría 4363 de la ciudad de Santa Fe, lleva el nombre de Alicia López.

José Ernesto Schulman es secretario nacional de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Blog del autor: cronicasdelnuevosiglo.wordpress.com

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