jueves, 27 de agosto de 2015

Tucumán: ¿en qué consiste el fraude de los acoples?



El sistema electoral denominado “acoples” fue establecido por la reforma constitucional de 2006, en reemplazo de la Ley de Lemas. Un cambio para que nada cambie.

Como parte de disfrazar el objetivo reeleccionista de la reforma constitucional de 2006 se planteó la reforma de la impopular Ley de Lemas. Esta Ley permitía a un partido presentar centenares de sublemas que competían entre sí, pero que sumaban el total de sus votos al Lema principal del partido. La Ley de Lemas tenía el objetivo de permitir competir a los diferentes punteros políticos con trabajo territorial, pero que al mismo tiempo sumara votos al conjunto. Así nadie sacaba los pies del plato y al mismo tiempo se aseguraba que todo el aparato territorial tuviera interés en “trabajar” para las elecciones.

La trampa de los acoples

Lo central de la reforma residió en liquidar la suma de sublemas, pero estableciendo que “Los partidos políticos, frentes o alianzas electorales podrán celebrar acuerdos para apoyar a un único candidato a Gobernador y Vicegobernador y/o Intendente de un partido político, frente político o alianza distinta, pudiendo unir la boleta diferentes categorías de candidatos con la categoría de Gobernador y Vicegobernador y/o de Intendente de otra lista distinta, sumándose la totalidad de los votos obtenidos por las listas en cada categoría”. Es decir que si antes un puntero podía participar de un sublema y aportar al Lema, ahora puede formar un partido (municipal o provincial), competir por el cargo legislativo y sumar al cargo ejecutivo. Resultado: se inscribieron 503 partidos y 25.000 candidatos, es decir, 1 candidato cada 44 electores.
En el caso del PJ y la UCR la trampa queda en evidencia. Los principales candidatos de los partidos acoplados a las fórmulas de Manzur y Cano son al mismo tiempo autoridades partidarias del PJ y la UCR. Ni siquiera intentan disimular que son partidos diferentes que logran una “alianza”.

Lo que esconden los acoples

Pero el fraude no está sólo en colapsar los cuartos oscuros. Como dijimos respecto a la Ley de Lemas, los acoples buscan que hasta el último puntero barrial tenga interés económico en “trabajar” la elección. Una gran parte de los incidentes del 23 de Agosto no sucedieron en las escuelas, sino en los barrios dónde los diferentes punteros competían por llevar a su “gente”. Si el voto cadena fue parte del viejo manejo clientelar, las nuevas tecnologías permiten evitar el robo de sobres. El puntero le entrega a cada persona un celular para que filme el momento en que pone el voto en el sobre y de esta forma se aseguran que la extorsión material no pueda ser evadida en el cuarto oscuro. Cada Legislador y Concejal cobra, además de una suntuosa dieta, decenas de miles de pesos en carácter de “gastos sociales”, es decir, la forma en que blanquean el sistema clientelar del régimen político. Incluso aquellos punteros no electos, son premiados luego con algún cargo político menor de manera que sigan “trabajando” para el “proyecto”.
Tanto la Ley de Lemas como su hija pródiga, la Ley de Acoples, sólo puede funcionar en una provincia sumida en la precarización laboral y la pobreza. Este verdadero ejército de punteros son entonces los responsables, además de garantizar votos, de mantener bajo control en cada barrio a los sectores más empobrecidos. Así como la burocracia sindical controla en las fábricas el descontento obrero, el puntero se encarga de disciplinar a quien cuestione las condiciones en que vive. El complemento de esta ecuación es la maldita policía, que reprime mediante el gatillo fácil permanentemente en los barrios y junto a los punteros y la complicidad judicial, organizan el gran delito. No por casualidad Tucumán es conocida por los casos de Marita Verón y Paulina Lebbos.

Por una Asamblea Constituyente

La crisis abierta frente a las fraudulentas elecciones del 23 de Agosto, sólo desnudaron el agotamiento de uno de los aspectos centrales de la Ley de Acoples que era mantener “unidos” a los diferentes punteros, principalmente del PJ. La alianza entre el radical José Cano y el peronista Domingo Amaya, hizo que la interna del PJ estalle en plenas elecciones.
Sin embargo lo que es necesario poner en cuestión es el régimen político que perpetúa la pobreza para lograr su sobrevivencia. Por este motivo desde el PTS en el Frente de Izquierda creemos que es necesario imponer una Asamblea Constituyente que además de acabar con el sistema de acoples, que tienen rango constitucional, de solución a los problemas estructurales de Tucumán y sobre los que se basa el verdadero fraude. Esta Asamblea debe, entre otras medidas, imponer el salario mínimo igual a la canasta familiar, el pleno empleo y el trabajo todo el año para los temporarios y el plan de obras públicas que termine con el hacinamiento. Además, y como se ve particularmente en el sistema de acoples, es central terminar con la casta política y judicial y todos sus privilegios, imponiendo que todo funcionario gane lo mismo que una maestra.
Por este motivo es fundamental impulsar la movilización independiente y contra cualquier pacto de gobernabilidad entre la UCR y el PJ, apuntando a que los miles que se movilizan contra el escandaloso fraude avancen a cuestionar los pilares fundamentales del mismo, es decir este régimen político podrido.

Juan Rovere
@juanroverepts

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