miércoles, 19 de agosto de 2015
Inundaciones y campaña sucia: todos manoseaos…
Scioli denunció una “campaña sucia” en su contra. Macri le dijo que “no se victimice”. La doble moral de políticos que no sufren ninguna consecuencia del desastre.
Cuando el agua que dejaron las inundaciones en gran parte del territorio bonaerense empieza a bajar, suben vertiginosamente los cruces entre Macri y Scioli por las responsabilidades. De fondo se encuentran las elecciones de octubre ylas estrategias para la elección.
Scioli y el kirchnerismo en bloque salieron a denunciar una campaña sucia del macrismo. Afirmaron que éste contaba con decenas de miles de cuentas falsas de Twitter que reproducían información distorsionada con el único fin de perjudicar al candidato presidencial del FpV. La distorsión se construía sobre un montaje de fotos de Scioli y Karina Rabolini vacacionando en Italia que corresponden a años anteriores, intentando presentarlas como actuales. A eso sumaban la publicación de imágenes de inundaciones de otros países como Costa Rica. Elisa Carrió y Laura Alonso, espadas femeninas de Cambiemos, retuiteaban hasta el cansancio esas imágenes y falsas denuncias.
El gobernador presentó este martes una denuncia en la Dirección Nacional Electoral (DINE), por “difamación y campaña negativa”. Según el sciolismo, la operación fue llevada adelante “50 mil cuentas de twiter con identidades falsas, con un complejo sistema informático”. La DINE informó a los medios "la existencia de una campaña de desprestigio (contra Daniel Scioli) por parte de integrantes de la alianza Cambiemos, mediante la generación y publicación de información e imágenes falsas a través de las redes sociales Twitter y Facebook".
Sin embargo, el montaje fotográfico no era necesario. Las imágenes recogidas por las familias damnificadas y todos los medios de comunicación, son suficientes para ilustrar los terribles padecimientos de decenas de miles de personas. Las imágenes de Costa Rica no engrosaban en nada la brutalidad de las que se transmitían en directo desde Luján o Areco.
Denunciar ese montaje no tiene más objetivo que disminuir la responsabilidad de Scioli en haber impedido o limitado las catastróficas consecuencias sociales. Pero también de salir al cruce de la imagen social que quedó ante sus desubicadas vacaciones en medio del drama de los inundados.
Como el efecto político podía arrastrar al resto del oficialismo, la interna peronista bajó un cambio. Aníbal Fernández, que había aportado su granito de arena en la “campaña sucia” (“¿Trajiste alfajores Daniel?"), ahora se convirtió en uno de los principales defensores del gobernador. Hasta que sacaron una foto juntos acompañados de policías egresados.
Hi-PRO-cresía
Macri respondió que el gobernador no podía victimizarse. “No tiene importancia de cuando son las fotos” dijo ante los medios, dejando entrever que la campaña sucia efectivamente existe. La mugre de la política burguesa puede aparecer en cada frase.
Sin embargo, el cinismo del candidato presidencial de Cambiemos no resiste un archivo. Cabe recordar que, en 2013, cuando se produjeron lluvias torrenciales de magnitud sobre la Ciudad de Buenos Aires, gran cantidad de barrios resultaron afectados y perdieron la vida 8 personas. Mientras ocurría el desastre, el jefe de gobierno porteño vacacionaba.
En ese entonces Macri declaró que “las inundaciones vinieron para quedarse y no se van a ir, estas lluvias violentas se están repitiendo producto del cambio climático y hay que hacer las obras, los planes hidráulicos hay que ponerlos en marcha definitivamente”. Como se ve, decir que el “enemigo es el cambio climático” no tiene nada de novedoso. Scioli debería pagar el correspondiente copyright.
Ya en este entonces, la Auditoria General de la Ciudad de Buenos Aires había denunciado que “las obras para aliviar inundaciones en los barrios de Belgrano, Villa del Parque, Villa Ortúzar, Agronomía y Parque Chas estaban "paralizadas" hace tres años”. Las consecuencias de las inundaciones llevaron a vecinos de la ciudad a realizar denuncias contra Macri y sus ministros. María Eugenia Vidal, que ahora recorre el Conurbano de charco en charco, cayó en la volteada.
De la misma manera, las acusaciones de “campaña sucia” del oficialismo causan gracia. Los ejércitos de trolls y expertos en redes sociales, no son más que la versión moderna de los métodos con que el PJ – y todos los partidos tradicionales – resuelven no sólo sus campañas generales sino sus propias internas. Con carpetazos, denuncias ciertas o inventadas, servicios de inteligencia, agencias publicitarias, gastan millones en operaciones políticas contra sus adversarios.
Sergio Massa, aunque en un principio fue parte del cruce de acusaciones, decidió tomar otra estrategia. Esta semana salió con un derechista spot donde promete mano dura si llega al gobierno, adelantando además que las fuerzas armadas saldrán a las calles a “combatir la inseguridad” e impondrá las “cárceles fábrica”.
Desidia estatal
Lo que salta a la vista como común denominador es el uso de la tragedia que viven decenas de miles de personas para dirimir la puja hacia las elecciones de octubre. Pero también en ambos casos aparece la desidia estatal como determinante de las consecuencias sociales del temporal.
En esta entrevista a la geógrafa Patricia Pintos queda en evidencia una de las causas que llevan a este desastre: la falta de control sobre las urbanizaciones en barrios cerrados. Barrios que se construyen a la vera de cursos de agua, causando efectos duraderos, y en parte imprevisibles, sobre los cauces correspondientes.
La desidia hacia los intereses de la mayoría obrera y popular es, al mismo tiempo, celeridad para actuar como garante de las ganancias capitalistas, en este caso de grandes grupos inmobiliarios y constructoras. Resulta evidente que la burocracia política que dirige el Estado gestiona en interés de esos grandes capitalistas y no del conjunto de la población trabajadora.
La profunda denuncia de esa casta política y los intereses para los que gobierna ha sido uno de los ejes de la campaña de Nicolás del Caño y el Frente de Izquierda en estas elecciones, denuncia que captó la simpatía de una importante franja de la población.
De allí que cualquier salida duradera, en ambos distritos y en todo el país, implicaría la planificación y ejecución de las obras necesarias pero bajo control de los trabajadores y los vecinos afectados en cada caso. Solo así se puede privilegiar un interés legítimo por solucionar los problemas estructurales que conllevan estos desastres.
Eduardo Castilla
@castillaeduardo
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