En noviembre del 2005 en la histórica reunión de Mar del Plata, cuando la IV Cumbre de las Américas, el intento de EEUU de hacer un gran mercado desde Alaska hasta Tierra del Fuego, fue derrotado y enterrado. Diez años después el libre comercio, de la mano de las grandes corporaciones multinacionales regresa amenazante mientras América latina vuelve a estar inmersa en la disputa interimperialista.
Para tener una idea de la magnitud de aquel triunfo popular sobre el imperio es necesario recordar que el proyecto de Asociación de Libre Comercio para las Américas (ALCA) constituía el primer proyecto global para la región luego de la frustrada Alianza para el Progreso presentada en la Conferencia de Punta del Este en 1961. Esto es EEUU necesitó cuatro décadas largas para germinar un nuevo proyecto que fue volteado en pocos años.
Significado
El ALCA fue un intento de extender el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN, NAFTA por sus siglas en inglés) firmado entre EEUU, Canadá y México al principio de los años ’90. Para c comprender su significado es necesario ubicarse en el escenario mundial y la nueva matriz de relaciones internacionales resultantes del colapso del bloque socialista y el fin de la política de enfrentamiento entre bloques. En ese nuevo escenario el flujo de intercambios comerciales sobre la base de los Estados-nacionales fue siendo reemplazado por el llamado “sistema global”, en el que se reabría la competencia entre las naciones y las diversas fracciones del capital a escala mundial. El ALCA entonces aparece como resultado de las disputas y contradicciones interimperialistas en el mercado mundial, constituyendo una política de Estado para los EE.UU.
Por otra parte se daba en el marco de una ofensiva general por reorganizar la dominación imperialista en la región. La profundización de la guerra en Colombia; el Plan Puebla Panamá; los fallidos golpes de Estado en Venezuela; la ruptura de relaciones de Uruguay con Cuba; el “soltarle la mano” a nuestro país en el marco de la más profunda crisis de nuestra historia, son las aristas más destacadas de esta ofensiva, de la que el proyecto ALCA formaba parte indisociable.
El proyecto se incorporaba así a la disputa por la forma de gestión futura del planeta. Por un lado los EE.UU. y sus socios que planteaban un capitalismo unipolar bajo su hegemonía y gestionado por las instituciones financieras afines. Por el otro un capitalismo multipolar impulsado por la UE y gestionado políticamente desde las Naciones Unidas con participación de sus propias instituciones financieras y multinacionales. Mundialización mercantilista, integración subordinada y militarización de las relaciones eran parte constitutiva del mismo.
Sin embargo el debate de estas cuestiones devino fuertemente politizador, y resultó ser un potente catalizador de fuerzas sociales y políticas muy diversas y plurales que permitieron articular un movimiento amplio a nivel continental. América latina fue la región que mas resistencias opuso al neoliberalismo y también desde donde se propusieron formas alternativas de integración.
Dos visiones
Diez años después dos visiones parecen intentar apropiarse de aquel histórico triunfo. Por un lado quienes miran los procesos desde el Estado y ponen el acento en que fue la decisión de tres gobiernos, Argentina, Brasil y Venezuela (presidencias Kirchner, Lula y Chávez) quienes voltearon el ALCA frente al mismísimo presidente George Busch (h). Por el otro desde el observatorio de los movimientos sociales se pone el acento en la denodada resistencia de los diversos movimientos en los países de la región.
En realidad fue una combinación de ambos. No se puede negar el papel jugado por los movimientos sociales y la articulación continental que lograron a través de los FSM de Porto Alegre. Este columnista en su carácter de integrante de la Auto convocatoria “No al Alca” recorrió el país denunciando el carácter secreto de las negociaciones, los contenidos de las mismas y sus consecuencias para los países y los pueblos -actividades organizadas por la Revista Realidad Económica y las Comisiones de Asociados de las sucursales del Banco Cooperativo- y participe en numerosas actividades en Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Pude entonces apreciar el carácter heterogéneo y diverso de los movimientos, que no pocas veces incluían también diversas fracciones del capital nacional.
Tampoco puede negarse el papel de los gobiernos en momentos decisivos. Aún cuando sus posiciones tenían aristas diferentes . Por ejemplo Venezuela, bajo la presidencia de Chávez, rechaza ba de plano su ingreso al ALCA, por el contrario Brasil, tanto bajo la presidencia de Cardozo como luego con Lula, no rechaza ba su ingreso , busca ba demorarlo, ganar tiempo para fortalecer el MERCOSUR y para que su s diversos sect ores productivos se reestructurara n para hacer frente a los desafíos que lleva implícito el libre comercio. Finalmente la reunión de Mar del Plata aceleró las definiciones.
Una década después
La derrota del ALCA dejó por un tiempo sin política para la región a los EEUU, lo que fue aprovechado por los gobiernos progresistas de Suramérica para avanzar en la creación de organizaciones supranacionales autónomas (UNASUR, CELAC, ALBA), que excluyen expresamente a los EEUU, que cumplieron papeles destacados en varias crisis políticas en la región.
Sin embargo la crisis mundial desatada en el 2008, aun sin solución a la vista, alteraría este curso político. La caída de los precios internacionales, problemas políticos internos y el crecimiento de las derechas junto con la presión imperialista están poniendo límites a estos procesos. En paralelo EEUU logró forjar la Alianza del Pacífico (AdP), un proyecto político-económico que cuestiona a la UNASUR. Con el MERCOSUR estancado -no logra superar su carácter de acuerdo aduanero al servicio de las multinacionales automotrices- el Brasil, sumido en una profunda crisis político-económica, apura la firma de un tratado de libre comercio con la UE -al que Argentina se resiste- mientras tiende puentes con la AdP.
En este cuadro el nuevo redespliegue de la política exterior de EE.UU, con la reciente firma del Acuerdo Transpacífico (TTP) con los países de la cuenca del pacífico y los avances del Transatlántico (TTIP) con la UE para frenar el avance de la China y Rusia y la nueva oleada de libre comercio, América latina se encuentra una vez más inmersa en una disputa interimperialista y nuestros pueblos ante nuevos desafíos.
Eduardo Lucita
Economistas de Izquierda
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