lunes, 23 de noviembre de 2015

Ajustado triunfo de Mauricio Macri

En una elección sumamente polarizada y habiéndose contabilizado el 99,03 % de los votos en el escrutinio provisorio, Mauricio Macri logró el 51,44 % y se impuso a Daniel Scioli que alcanzó el 48,56 %.

Los resultados del balotaje confirmaron el giro a la derecha del escenario político que ya habíamos visto en la elección de octubre. Los comicios generales habían actuado como una especie de plebiscito para el gobierno de Cristina Kirchner donde la mayoría de los votos fueron para la oposición. El oficialista Frente Para la Victoria había ganado con el 37,08 % mientras que Cambiemos obtuvo el 34,15 % y la UNA de Sergio Massa el 21,39 %.
Con este ajustado triunfo, Mauricio Macri no encuentra un escenario fácil. Si bien el PRO intentará seguramente hacer acuerdos de gobernabilidad, Cambiemos no cuenta con mayoría en ninguna de las cámaras. El FpV es primera minoría en Diputados y mayoría en el Senado. Scioli ganó, aunque ajustadamente, en la provincia de Buenos Aires donde en octubre resultó electa María Eugenia Vidal. Además, el frente de las gobernaciones aparece diversificado: 12 provincias pertenecen al FPV, 4 al PJ no kirchnerista, 3 radicales, 2 del PRO y 3 de otras fuerzas políticas. Durante la campaña, el grueso de la burocracia sindical se había alineado con el oficialismo, con la excepción de Hugo Moyano que jugó con fuertes gestos a favor de Macri.
Sumado a esto, como afirmó Nicolás del Caño cuando se conocieron los resultados, “el triunfo de Macri no es un cheque en blanco para el ajuste contra el pueblo trabajador”. Además de los votos blancos y nulos que decidieron más conscientemente darle la espalda a los dos candidatos derechistas, es evidente que con el derroche de demagogia que llevó adelante Scioli, sobre todo en el último tramo de la campaña, un porcentaje considerable de los apoyos que logró proviene de trabajadores y de sectores populares que rechazan el ajuste.
Tanto la exagerada demagogia “anti-ajuste” de Scioli, como los silencios de Macri sobre sus verdaderos planes, son a su manera un “homenaje” a una relación de fuerzas que manifiesta que los trabajadores y el pueblo no están dispuestos a retroceder y dejar avasallar sus conquistas.
Tanto con los que respondieron al llamado del Frente de Izquierda a votar en blanco o nulo, como con muchos de aquellos que optaron por Scioli como el “mal menor” (opción que no compartimos, porque el candidato del FpV también se preparaba para un ajuste), nos encontraremos en las calles para resistir los ataques que más temprano que tarde llevará adelante Cambiemos.

La demagogia oficial y la “nueva derecha”

La aparición, durante el día del balotaje del titular de la empresa FIAT, Cristiano Ratazzi, mostrándose en los medios de comunicación como fiscal de Mauricio Macri y la presencia de la esposa del detenido dirigente opositor venezolano Leopoldo López, en el bunker de los triunfadores confirma qué tipo de fuerza es Cambiemos. La alianza del PRO con el viejo aparato de la UCR y que le permitió a Macri extenderse en todo el país, ha posibilitado la emergencia de Cambiemos, una “derecha moderna” que se presentó como de “gestión”, que se propone gobernar para los intereses de los grandes empresarios como lo ha venido haciendo por 8 años en la Ciudad de Buenos Aires.
Analizando los resultados es evidente que una parte mayoritaria de los votos de la coalición derechista de Sergio Massa fueron para Cambiemos, aunque considerando el ajustado resultado final, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, una porción considerable optó por Scioli.
Como dijimos ante el resultado de octubre, si llegamos a esta situación ha sido por el camino político que adoptó el oficialismo durante la llamada “década ganada”. En su fin de ciclo el kirchnerismo decidió encumbrar como candidato presidencial a Daniel Scioli, una figura que poco tenía que envidiarle a Mauricio Macri. Scioli también es un hijo político de Menem. En octubre el gabinete que había anunciado incluía a derechistas como el represor de trabajadores en la Panamericana, Sergio Berni o Alejandro Granados, un “sheriff” amigo del gatillo fácil como Ministro de Seguridad.
Ya en campaña ante el balotaje, Scioli intentó tardíamente polarizar con Cambiemos diciendo que Macri preparaba un ajuste y que él mismo se postulaba como el garante de los derechos de los trabajadores conseguidos durante la llamada “década ganada”. Si este tipo de campaña tuvo éxito en Brasil, en el balotaje entre Dilma Roussef y el empresario Aécio Neves aquí no alcanzó para dar vuelta el impulso a favor de Cambiemos. Aunque le permitió a Scioli remontar relativamente la derrota política del 25 de octubre y llegar a un final ajustado.
Mientras el candidato del FpV proponía el aumento del mínimo no imponible del impuesto al salario y el 82% móvil –a la mínima- para los jubilados. Scioli también decía, al igual que antes lo había dicho Sergio Massa, que estaba dispuesto a sacar el Ejército a la calle para “combatir el narcotráfico”. Afirmaba, para quien lo quisiera escuchar, que iba a ser “impiadoso” con los piquetes. Los hombres que sonaban para su cartera económica también eran ajustadores que ya habían sido parte del hundimiento del país bajo la Alianza. Al mismo tiempo que tenía un discurso “anti-ajuste”, enviaba a Juan Manuel Urtubey a negociar con los fondos “buitre”.
A esto también contribuyó que el candidato de Cambiemos no se presentó como un representante de esa política de ajuste. Por el contrario, durante los últimos meses Macri moderó su discurso, pasando crecientemente a un relato vacío pero donde sostenía la continuidad de algunas de las principales medidas económicas que el gobierno de Cristina Fernández reivindica como parte del “modelo”: la AUH, la estatización de las AFJP y la recuperación de Aerolíneas o YPF. Al mismo tiempo, ocultó a sus asesores económicos que representaban una política claramente neoliberal, como es el caso de Carlos Melconian.

Más de 600 mil votos blancos y nulos

El Frente de Izquierda convocó en el balotaje a votar en blanco o nulo. En un escenario inédito fueron más de 623 mil votos (según el escrutinio provisorio). En su mayor parte, fueron quienes mejor interpretaron que los planes económicos que intentarían Macri o Scioli, en un contexto de agotamiento del “modelo” y de crisis económica mundial, tendrían a los trabajadores y a los sectores populares como blanco. Para ellos el voto fue su primera medida de resistencia.
Pero, como dijimos, en sectores importantes de los trabajadores y la juventud, incluidos muchos compañeros y compañeras que respetan las peleas y la coherencia del Frente de Izquierda, se inclinaron por el “mal menor”, con la ilusión que su voto contribuía a frenar el ascenso de la derecha y un ajuste salvaje.
A todos ellos, el Frente de Izquierda los convoca a unir fuerzas por la defensa de los derechos de los trabajadores.

Redacción LID

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