sábado, 7 de noviembre de 2015

Macri presidente, ¿el Espíritu Santo a Educación?



Victoria Morales Gorleri fue secretaria de Bergoglio durante una década. Activa militante contra el aborto y estrecha colaboradora de la Iglesia, la actual legisladora porteña puede cumplir un papel central en las políticas educativas de un gobierno de Cambiemos.

Comúnmente, a la hora de observar el vínculo, en el plano educativo, entre la derecha católica y el macrismo, las miradas se dirigen hacia el ministro Esteban Bullrich, protagonista, por caso, de numerosas intervenciones en la Universidad Austral, casa académica del Opus Dei en el país. Sin embargo, para mensurar la penetración que alcanza la perspectiva de la Iglesia, el objetivo debe dirigirse a la legisladora Victoria Morales Gorleri, presidente de la Comisión de Educación porteña.
Hija del militar retirado Claudio Morales Gorleri, formado en la Universidad del Salvador y director de la Maestría en Historia de la Guerra en la Escuela Superior de Guerra “Tte. Gral. Luis María Campos”, la legisladora fue durante diez años secretaria de Jorge Mario Bergoglio, en momentos en que éste era el arzobispo de Buenos Aires. Allí, formó parte de la Vicaría General de Educación (VGE). A principios de este año, entrevistada en el programa Diálogos con Valor, espacio de la Asociación Cristiana de Jóvenes en Radio Plural, Morales Gorleri sostuvo que Francisco está realizando “una revolución amorosa, de paz. Eso es lo que Francisco nos vino a traer, el Espíritu Santo lo ilumina. He tenido la oportunidad de verlo tres veces desde que asumió el pontificado y, sinceramente, yo veo al Espíritu Santo”.
El vínculo de la legisladora con la VGE se mantuvo, tal como lo demuestra el programa Escuela de Vecinos. Esta iniciativa de Bergoglio fue diseñada por aquélla y respaldada por la cartera que dirige Bullrich, con el fin de llegar a los jóvenes de las escuelas secundarias. Bajo la idea de alcanzar nuevamente un ámbito que, fuera de lo privado, parecía escapársele, Francisco hizo lo propio desde el Vaticano, usando como antecedente Escuela de Vecinos para darle forma a Scholas Occurentes, que ya se encuentra en 70 países de los cinco continentes.
Nicolás Balero Reche, uno de los asesores de Morales Gorleri e integrante de La Macacha, agrupación juvenil que responde a la presidente de la Comisión de Educación, trazó con precisión qué busca la legisladora, cuyo mandato concluye en diciembre y que en varias oportunidades aseguró que quiere ser ministra: quiere “reflejar los valores de la Iglesia en la política (…). Es una militancia extraña, es una militancia desde la Iglesia en la política, específicamente en el partido del PRO”.
El brazo de Morales Gorleri se extiende hasta el Ministerio de Educación porteño, pues hace un lustro situó a Beatriz Jáuregui al frente de la Dirección General de Educación de Gestión Privada. Entre otras cosas, a ambas las une la militancia contra el aborto.
Justamente, en 2012, Morales Gorleri encabezó el ataque contra el fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre la interrupción del embarazo en mujeres violadas. El Tribunal superior dictaminó, en el caso de una joven de 15 años, que había sido abusada por su padrastro, un oficial mayor de la policía de Chubut, que podía abortar sin necesidad de autorización judicial previa ni temor a sufrir una posterior sanción penal.
En esa ocasión, la legisladora preparó un proyecto para detener el tratamiento del elaborado por Carmén Polledo, también macrista. En los fundamentos, la exsecretaria del Papa sostenía que “la repercusión del fallo de la Corte Suprema de Justicia, a pesar de no ser vinculante jurídicamente, hizo que dichas iniciativas parlamentarias fuesen reflotadas por algunos sectores políticos. Y es en este contexto político y sólo frente al avance de dichos proyectos de ley, que me veo en la necesidad de presentar una iniciativa parlamentaria propia, que salvaguarde los derechos de los niños por nacer”.
Luego, echó mano a los ya clásicos argumentos de la cúpula católica sobre el aborto: “Así como este proyecto busca la protección de las mujeres violadas, también busca proteger los derechos de la vida de los niños por nacer, en concordancia con diferentes Tratados Internacionales de rango constitucional y el Artículo 63 del Código Civil, que afirma: Son personas por nacer las que no habiendo nacido están concebidas en el seno materno. Por lo tanto, en la decisión de abortar existe una colisión de derechos. Para poder salvaguardar el derecho del niño por nacer, es necesario que la práctica sea lo más estricta posible y permita comprobar que la violación efectivamente se produjo”. Sin embargo, la Legislatura porteña terminó aprobando el proyecto que comparte el mismo criterio que el fallo de la Corte.
Quizá por todo esto no sorprenda que este año cuando el PRO impulsó, en la Legislatura porteña, la cesión de propiedad de una veintena de inmuebles al Arzobispado de Buenos Aires, Morales Gorleri lo justificó: “Hace muchos años que la Iglesia Católica está desarrollando en estos terrenos tareas sociales con población de alta vulnerabilidad”, a lo que añadió que “sería hipócrita desconocer que el Estado no ha llegado a esos lugares”.
En este sentido, en los últimos proyectos en los que intervino trataron sobre “el permiso de uso y ocupación con carácter gratuito” de predios al instituto parroquial Ceferino Namuncurá y a la Congregación Oblatos de la Virgen María.
En plena campaña electoral entre Scioli y Macri de cara al balotaje, nombres como el de Victoria Morales Gorleri pueden pasar desapercibidos para millones de votantes. Pero no debería ser así. Al igual que Juan Manuel Urtubey, el posible canciller de Daniel Scioli si gana el 22 de noviembre, que impuso el dictado de catecismo y el rezo a la virgen en todas las escuelas públicas salteñas; la disputa entre el Frente para la Victoria y Cambiemos tiene un fuerte olor a incienso.

Julián Maradeo
Colaborador especial

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