sábado, 21 de noviembre de 2015

Votar en blanco para honrar la historia y la memoria de nuestros treinta mil



Durante muchos años se discutió qué fue la dictadura, y en respuesta a por qué fue necesario llevar adelante un genocidio que tuvo como consecuencia la desaparición de 30.000 junto al robo de 400 de sus bebés.

Existieron distintos relatos: fue una “Guerra”; teoría de los dos demonios, o la que resaltaba una épica militante de las organizaciones guerrilleras.
Muchos sacamos la conclusión que las Fuerzas Armadas y de Seguridad habían sido el brazo armado, tanto el empresariado nacional como internacional, que junto a la Sociedad Rural habían golpeado los cuarteles para pedir orden, que la dictadura fue un plan genocida cuyo objetivo era desarticular la organización obrera y popular que disputaba el poder y un cambio social.
En los últimos años se pudo, como parte de un proceso, contar y explicar mejor que los desaparecidos no eran “ciudadanos” en “general”, e incluso que no eran unos locos “idealistas”, sino militantes políticos, sindicales y juveniles de un proyecto de sociedad diferente, con relaciones sociales, económicas, políticas, culturas diferente; por una sociedad sin explotación y opresión, es decir una pelea contra el sistema capitalista.
Sin embargo hoy Estela de Carlotto salió a criticar a quienes llamamos a votar en blanco en el balotaje, diciendo que de esta manera nos olvidamos y deshonramos a nuestros desaparecidos.
¿Cómo puede afirmar Carlotto, sin desvirtuar la lucha de nuestros padres, que el proyecto de sociedad por el que dieron la vida los 30.000detenidos desparecidos, hoy los representaría Scioli?
Quienes consideramos que lo que existió en nuestro país fue un genocidio “de clase” (contra la clase obrera y sus intereses), y retomamos las banderas de lucha de nuestros padres, quienes pretendemos mantener un hilo de continuidad con esa generación de desaparecida llamamos a “votar en blanco” porque no aceptamos la “teoría” del “mal menor” como lo entienden algunos, y porque somos consecuentes con mantener la independencia política de los trabajadores de aquellos intereses opuestos, tenga el nombre que tenga.
Nosotros, los que peleamos en las calles con los jóvenes, con los trabajadores, con las mujeres que luchan por sus derechos. Los que nunca hemos abandonado las calles por “luchar” desde los escritorios, Ministerios, ni ser parte del Estado ni de ningún Gobierno, y por ello mantuvimos nuestra independencia política, tenemos mucho para perder gane quien gane. Pero lo que no vamos a perder es la confianza en nuestras fuerzas y en nuestras convicciones.
Hace años discutimos, frente a un sector de organismos de derechos humanos, que ser parte del gobierno y el Estado tiene como consecuencia, una práctica donde se empieza a no denunciar (y menos enfrentar) todo los ataques a cualquier libertad democrática.
Si bien son correctas las críticas que Estela le hace a Macri, también es cierto que Scioli no es alternativa. Votar en blanco no es “borrarse de la historia” como dice Carlotto, sino justamente, es honrar la historia de los 30.000 desaparecidos.
Para nosotros lo que Carlotto llama “borrarse de la historia” es haber perdido la independencia política del Estado y del gobierno, no denunciar ni luchar por la aparición de Julio López, no exigir la apertura de los archivos de la dictadura, el silencio ante los ataques a la libertades democráticas como la sanción, bajo este gobierno, de la Ley Antiterrorista, es perder la memoria y terminar llamando a votar a un candidato como Scioli, que estuvo en contra de la Anulación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

María Victoria Moyano
Nieta restituida | CeProDH

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