sábado, 28 de noviembre de 2015

Triaca ministro de Trabajo: otro heredero del sindicalismo menemista



El flamante ministro de Trabajo de Macri tiene una trayectoria particular. Estudió en el distinguido colegio Cardenal Newman, pero además es un heredero del sindicalismo de la “pizza y el champagne”.

No digan que no avisó. Mauricio Macri no podría haber encontrado un mensaje más claro de lo que piensa hacer con el movimiento obrero que nombrar al heredero de Jorge Alberto Triaca como “árbitro” entre los trabajadores y los empresarios.
Los más jóvenes no deben conocer a Don Jorge. Fue el símbolo más obsceno del sindicalismo amarillo. Durante la dictadura, fue “participacionista”: encabezó la Comisión de Gestión y Trabajo para dialogar con el gobierno militar, en contra de quienes emprendían las primeras medidas de oposición. Fue tan amigo de los milicos que lo invitaron a la asunción del genocida Mario Benjamín Menéndez como gobernador de las Malvinas. Peor: cuando declaró en el Juicio a las Juntas, negó conocer “casos de trabajadores desaparecidos”. Durante los 80, siguió siendo participacionista: no quiso saber nada con las medidas de fuerza que convocaba Ubaldini contra el gobierno de Alfonsín.
Pero su época de oro llegó con Menem, de quien fue el primer Ministro de Trabajo. Desde allí fue parte fundamental del proceso de privatizaciones, que dejó en pocos meses 570 mil trabajadores estatales en la calle. Para entonces ya cargaba con juicios por malversación de fondos y sobrepagos.
Semejantes favores arruinaron a miles de familias obreras pero beneficiaron a la suya. En los 90 Triaca era propietario de un haras y costosos caballos de carrera. Hasta llegó a gerenciar el restaurant del aristocrático Hipódromo de San Isidro. El punto cúlmine fue cuando en 1992 se convirtió en el primer dirigente sindical en ser aceptado por el super exclusivo Jockey Club Argentino, el mismo que las masas peronistas identificaron con la revolución fusiladora de 1955.
Pero nadie puede decir que Don Jorge caía en aquella tentación que Amado Olmos denunciaba en muchos sindicalistas: “esos dirigentes que han adoptado las formas de vida, los automóviles, las casas, las inversiones y los gustos de la oligarquía a la que dicen combatir”. Don Jorge nunca ocultó a qué clase aspiraba a servir. Lo aclaró un día en una entrevista televisiva: "el verso de la marcha peronista que dice ’combatiendo al capital’ es sólo una licencia poética".

Un fiel heredero

Usted se puede preguntar qué culpa tiene el flamante ministro Jorge Triaca, heredero de Don Jorge, de semejante trayectoria. Bastante.
Gracias a la esforzada entrega de Don Jorge, su hijo pudo estudiar en el Colegio Cardenal Newman, donde estudian los chicos bien de la burgesía “nacional”. Como Mauricio. Siguiendo las costumbres de las familias bien, se graduó en la Universidad de San Andrés como Licenciado en Ciencias Económicas, para más tarde realizar un posgrado sobre “Regulación de Mercados”. Faltaba más.
Sus antecedentes le permitieron ingresar como consultor en el programa “Reforma de la Administración Pública” entre 1996-1998 (léase privatizaciones y desguace del Estado), respondiendo al Ministerio de Economía de Domingo Cavallo.
Hoy, Jorgito hace una lectura nostálgica de aquellos años, a los que llama “de la reconstrucción nacional”. Como plantea en su página personal, fueron “tiempos difíciles para el país, el sindicalismo argentino buscó en aquel momento articular con las fuerzas de la producción y el gobierno en busca de una concordia y una paz social que se pusiera al servicio de la reconstrucción nacional”.
También de las enseñanzas de su mentor. “Mi padre, sindicalista del plástico desde su juventud, luego Secretario General de la CGT, y posteriormente Ministro de Trabajo los años 89, 90 y 91, solía decir que hay que saber cuando golpear, cuando es hora de medir fuerzas, cuando negociar, y cuándo acordar, y que esta sabiduría intuitiva era precisamente la que distinguía al Movimiento Obrero argentino, que siempre supo cuándo llegaba cada momento”.
Más tarde, su carrera lo llevaría a integrar la Jefatura de Gabinete durante el gobierno de Duhalde, en la Coordinación de Créditos con Organismos Internacionales.

El elegido

Fue en ese momento, 2003, que decidió integrarse al proyecto que empezaba a trazar Mauricio Macri, otro conocido ex alumno del Cardenal Newman. Si Don Jorge había atravesado una larga transición entre el gremio del plástico y el Jockey Club, Jorgito comprendió temprano a qué clase social pertenecía.
De 2005 a 2009 fue Director Ejecutivo de la Fundación PensAR, el think thank de donde surgieron muchos de los cuadros del PRO, formados por los gerentes de empresa que hoy componen el gabinete de Cambiemos.
Como mayor logro político, Triaca se jacta en su página de haber comandado en Santa Fe la postulación del humorista misógino Miguel Del Sel como figura del PRO.
Con estos antecedentes personales y algunos antecedentes políticos que poco hablan de los derechos de los trabajadores, se convertirá a partir del 10 de diciembre en el próximo ministro de Trabajo. Reemplazará al amigo dilecto de José Pedraza y el sindicalismo peronista, Carlos Tomada.
Le ganó la pulseada al funcionario cordobés, Jorge Lawson. Macri tuvo que dar marcha atrás ante la presión sindical, que consideró al preferido del PRO como un "soldado de la Unión Industrial Argentina".

Primeros chispazos

Hugo Moyano fue el primero en quejarse del nombramiento del heredero de Don Jorge. En realidad Jorgito era el candidato que impulsaba el sector de "los Gordos", encabezado por Héctor Daer, Carlos West Ocampo y Armando Cavalieri.
No sabemos qué esperaba Moyano del heredero del Clan Macri, ¿que nombre a un defensor de los obreros como ministro de Trabajo?

Lucho Aguilar

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