lunes, 30 de noviembre de 2015
El Clarín del ajuste: devaluación del 40 % a días de asumir
Marcelo Bonelli, periodista de Clarín afín al nuevo gobierno, afirmó que las dos primeras medidas serán el dólar libre a 14 pesos y un aumento importante del mínimo no imponible en ganancias. ¿Cuándo? A partir del lunes 14 de diciembre.
Según publicó en Clarín.com un periodista allegado al equipo macrista de gobierno, Marcelo Bonelli, una de las dos primeras medidas que se implementarán luego de la asunción presidencial el 10 de diciembre consiste en llevar adelante el paso fundamental de todo plan de ajuste sobre los trabajadores que ha ejecutado históricamente la burguesía a lo largo de los años en Argentina: una fuerte devaluación.
Sin perder ni un segundo de tiempo, el ajuste “cantado” que iba a realizar quien resulte victorioso en las elecciones presidenciales terminará siendo aplicado por la nueva administración, casi con absoluta certeza, a partir del lunes 14 de diciembre, según los documentos técnicos “secretos” que circulan entre los funcionarios macristas. A la devaluación de la moneda local le llaman “unificación del tipo de cambio”, “sinceramiento”, “reacomodamiento” e incluso “corrimiento”, como ha sabido nombrarla sutilmente el actual ministro de Economía Kicillof. Pero los trabajadores necesitamos estar muy conscientes de qué significa: ajuste.
En los planes está liberar el tipo de cambio (levantar el famoso “cepo”) y elevar el mismo un 40 %, llevando el dólar a un precio local de 13 o 14 pesos, es decir, a una paridad similar al valor actual del dólar bolsa, según informó Bonelli.
El propio periodista, que expresa cabalmente la visión general del empresariado, explicó la segunda medida planeada que acompañará a la devaluación como una forma de “hacerla más digerible” por quienes serán los principales perjudicados, los trabajadores. Pero sólo para compensar a una pequeña franja, los que tienen el “privilegio” (en palabras de Cristina Fernández) de tener un ingreso mensual de 15 mil pesos y se ven perjudicados por el impuesto al salario, es decir el fragmento de contribuyentes del impuesto a las Ganancias que se ubica en la cuarta categoría.
Así, el presidente Macri cumpliría exactamente la misma promesa que formuló Daniel Scioli al iniciarse la carrera por el balotaje luego del 25 de octubre: el piso de Ganancias se elevaría a ingresos que se encuentren arriba de 30 mil pesos al mes que, cabe recordar, con una devaluación del 40 % ya no van a “valer” lo mismo que ahora. De esta manera la medida alcanzaría a cerca de un millón de trabajadores, mientras que para el 70 % de la población que percibe menos de 7 mil pesos al mes los anuncios de gobierno son nulos, profundizando así el intento de dividir las filas obreras.
Por otra parte, no debe olvidarse que se trata sólo de las primeras medidas del plan orquestado desde el “team” para atacar las condiciones de vida de la clase obrera.
Los anuncios brindados en los últimos días por el gabinete de gobierno se proponer “ir por más” en el mediano plazo e incluyen un importante tarifazo de los servicios públicos que impactarían proporcionalmente sobre los gastos de transporte, energía y otros servicios que son de consumo corriente por los asalariados, una ya garantizada quita y reducción de las retenciones a las exportaciones agrarias para beneficiar doblemente a las patronales del sector y al mismo tiempo lograr la entrada de dólares frescos para “pasar el verano”, una renegociación de la deuda con los buitres y nuevo endeudamiento externo para financiar el estrechamiento de las reservas dando lugar a nuevos mecanismos de acumulación en el sector financiero, una política monetaria restrictiva de la emisión de dinero junto a un ajuste del gasto, y posteriormente un desmantelamiento de políticas de fomento al consumo popular como los Planes Ahora 12 que se estima retirar en un plazo de 6 meses, entre otros mecanismos de “sinceramiento” de los mercados.
¿Por qué una devaluación afecta a los salarios?
Como venimos dando cuenta en La Izquierda Diario, la elevación del tipo de cambio (o devaluación) es una forma de beneficiar al conjunto del empresariado en detrimento de los trabajadores, y particularmente beneficia a los sectores vinculados con la exportación como los sojeros y el agropower. Al mismo tiempo, los empresarios que venden sus productos en el mercado interno ganan “competitividad” vía precios al encarecerse los productos importados, no obstante esta ventaja tiende a licuarse una vez que la inflación va reduciendo los efectos sobre el tipo de cambio real. Por ello es una particular preocupación del gobierno y las patronales frenar la aceleración de precios internos, y para ello el empresariado exige “moderar” los reclamos salariales.
Las devaluaciones por definición reducen el poder de compra de los asalariados, debido a que se realiza una modificación de un precio muy importante (el tipo de cambio) que comienza a generar una serie de desequilibrios internos y una carrera de los distintos sectores empresarios por “ganar” la rentabilidad disponible a partir de distintas remarcaciones de precios. Los únicos que no pueden elevar inmediatamente los precios de lo que venden son los asalariados, esto es, su salario nominal no se ajusta automáticamente por inflación. Por ello deben pelear por no perder poder adquisitivo y de ello dependen las negociaciones en las paritarias. Pero estamos en diciembre y para las paritarias faltan algunos meses, en el medio… se produce un ataque muy profundo sobre el salario real. Asimismo, nada garantiza que el próximo gobierno no intente imponer “techos” en las paritarias mediante acuerdos con las dirigencias sindicales burocráticas llamados comúnmente “Pactos Sociales”. Por ejemplo, con la devaluación de 2014, este perverso mecanismo fomentado desde el gobierno de Cristina Fernández y el ministro Kicillof generó una pérdida del salario del 5 %. Y peor destino tiene el 35 % de los trabajadores informales, los contratados, los tercerizados, que están por fuera de los convenios paritarios, o quienes tienen gran parte de su ingreso dependiendo de la ayuda del estado, que quedaría planchada hasta nuevo aviso.
Por ello es necesario para los trabajadores y sectores populares que emprendamos una fuerte resistencia al ajuste. En primer lugar, rechazar la devaluación que prepara el conjunto del empresariado que se alineará a las medidas antiobreras del gobierno actual y del entrante, exigir a las burocracias sindicales un plan de lucha para romper los techos a paritarias, y prepararnos para lograr que no impongan los costos del ajuste sobre nuestras espaldas, ¡que la crisis la paguen los capitalistas!.
Lucía Ruiz
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