El pasado jueves 19 se realizó en Córdoba la presentación del libro “La disputa por la dignidad obrera. Sindicalismo de base fabril en la zona norte del Conurbano Bonaerense 2003-2014” de Paula Varela, doctora en Ciencias Sociales, investigadora de CONICET y docente. La Izquierda Diario entrevistó a su autora.Luciana Torres
La presentación del libro “La disputa por la dignidad obrera” se realizó en la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba. Contó con la presencia de Fernando Aiziczon del Observatorio de Conflictos de la UNC y del staff de la Revista Ideas de Izquierda, de Sergio Folchieri, obrero metalmecánico y ex candidato a senador
por el Frente de Izquierda. Entrevistamos a la autora, Paula Varela, quien además es militante del PTS.
¿Por qué elegiste escribir sobre esto, y particularmente la experiencia de FATE?
- La decisión de escribir el libro se debió a una necesidad de retomar el estudio acerca de la relación de la clase obrera con la política. Cuando comencé la investigación veníamos de la década del los ‘90, con una fuerte impronta en donde la única relación entre la clase obrera y la política fue la política clientelar en los barrios. Y ahí había sido acotada la posible relación entre política y clase obrera.
Cuando se recupera la vida sindical, lo que pensábamos preguntar es cómo se restituye el vínculo entre la clase obrera y la política en la Argentina. Y el sindicalismo de base es un fenómeno donde se empieza a reconstruir. En este marco, el caso de FATE se retoma porque es la primera muestra fabril de sindicalismo de base.
¿Cuáles son las potencialidades y límites del sindicalismo del base?
- En términos de potencialidades, el sindicalismo de base abrió una posibilidad de pensar una forma de organización y acción sindical opuesta por el vértice a la forma que propone la burocracia sindical peronista. La experiencia de la democracia, de la asamblea, de la acción directa, la experiencia por ejemplo de unidad entre los trabajadores efectivos y contratados, la propia experiencia de diálogo con la izquierda son elementos que el sindicalismo de base tiene y que, como decíamos, son opuestos a la burocracia sindical peronista que de hecho no se renueva hace decenas de años.
Entonces eso ya es una experiencia conquistada, no sólo para aquellos que lo vivieron, sino también para los que se encuentran en la periferia de esas experiencias, colocándolas como parte de algo que puede apropiarse colectivamente, que se expande. Hay amplios sectores de trabajadores que no lo vivieron directamente pero que vieron la lucha de Kraft, del Subte, cuando se colocaron como luchas referentes, y antiburocráticas en todos los medios de comunicación. También es un hecho de que a partir de la lucha de Kraft, aparece el sindicalismo de base y su relación directa con la izquierda clasista ante millones de obreros que ven como las cámaras de televisión transmiten la elección de una comisión interna de izquierda anti burocrática.
¿Cómo ves a este sindicalismo de base en el nuevo escenario abierto, donde las medidas de ajuste y ataque a los trabajadores van ocurrir seguro?
- Sobre el futuro soy optimista, por el hecho de que no haya sido derrotada, porque no hubo grandes palazos, grandes derrotas del movimiento obrero en su conjunto, como puede ser una hiperinflación o lo que ocurrió en el 2001. Las experiencias son una gran acumulación para el movimiento obrero que se va a poner en marcha contra el ajuste. A la izquierda clasista nos pone ante el gran desafío de pensar cuál es la política con la que esta experiencia se potencia y se expande a diferentes lugares.
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