El jefe de Gabinete, uno de los responsables políticos del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, apoyó esta mañana los dichos del candidato presidencial del Frente para la Victoria, quien ayer había sostenido su predisposición para reprimir piquetes de cara al ajuste que se propone implementar.
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, afirmó esta mañana que el candidato presidencial del oficialismo, Daniel Scioli, no se está alejando del Gobierno en este último tramo de campaña, a la vez que apoyó su anuncio de que llevará a cabo una política "anti piquetes".
"A mí no me gusta que haya piquetes, entonces ¿por qué callarlo? Nunca en mi vida dejé de expresar mi posición en contra de estas medidas", expresó Fernández, quien ponderó como "positivo" el anuncio de Scioli en ese sentido.
Para justificar su postura contra los piquetes, el jefe de Gabinete señaló que en "cualquier lugar en donde usted quiera encontrar una solución, la va a encontrar. Es cuestión de sentarse a buscar la alternativa", continuó. Esta mentira la conocen los trabajadores de Lear, de la Línea 60, de Emfer y tantos otros que en el último tiempo han sufrido la represión frente a sus legítimos reclamos cuando salieron a las calles luego de haber agotado todas las instancias para resolver sus demandas.
Ayer el candidato presidencial del Frente para la Victoria había afirmado en una entrevista televisiva que quiere “orden en las calles. No más cortes de calles, de avenidas”, y que él mismo enviaría a las fuerzas policiales para el desalojo de las protestas, “como muchas veces lo he hecho”.
El plan de ajuste que piensan implementar tanto Scioli como Macri en caso de llegar a la presidencia va para ellos acompañado de la necesaria represión para doblegar la resistencia a esos planes contra las condiciones de vida de los trabajadores.
La incorporación de Aníbal Fernández esta mañana a la campaña antipiquetes del Frente para la Victoria tiene un antecedente nefasto. El hoy jefe de Gabinete era Secretario General de la Presidencia durante el gobierno de Eduardo Duhalde y está señalado como uno de los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda, cuando fueron asesinados Maxi Kosteki y Darío Santillán el 26 de junio de 2002, en lo que fue una represión planificada para poner orden en el marco de la crisis de aquellos años. Aníbal Fernández fue entonces uno de los voceros que intentó ocultar el rol de las fuerzas de seguridad e instalar la teoría de que había sido una pelea entre piqueteros. Las pruebas documentales y la gran movilización popular dieron vuelta la historia en ese entonces.
Macri, al igual que Scioli, tiene alistados a sus propios represores en la Policía Metropolitana, como ya lo ha demostrado durante su gestión en la Ciudad de Buenos Aires en casos como el del Hospital Borda o el barrio Papa Francisco.
Contra ambos, el Frente de Izquierda llama a votar en blanco, preparando la resistencia para lo que vendrá.
Fernando Scolnik
@FernandoScolnik
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